Jueves

El día siguiente fue un día de tinieblas para ambos, aún las dudas del día anterior ocupaban sus mentes, tanto que poco se podían concentrar en sus respectivas clases. De nuevo, no hubo hora libre para el grupo de Jack y Kristoff, por lo que las clases fueron ininterrumpidas.

Al terminar, Jack llegó totalmente cansado a su departamento. Aunque lo invadía la duda, decidió mandar un mensaje a Elsa deseándole una buena tarde.

Elsa lo recibió, pero no estuvo segura en responder, al fin y al cabo, sentía una mezcla entre molestia y pesar. Aunque el mensaje la hizo sonreír de forma tonta.

Jack se sintió desesperado, de pronto una idea vino a su cabeza. Así que tomó su teléfono de nuevo y marcó el número de alguien que conocía perfectamente y tenía más experiencia de vida que cualquier conocido.

-¿Bueno?- dijo una voz ronca

-Hola Nicolás, ¿cómo se encuentra?-

-¡Jack! ¡hijo! Que alegría escucharte- exclamó con alegría el viejo hombre -¿cómo te ha tratado la universidad?-

-Muy bien Nicolás, no ha sido muy pesada. Aun así echo de menos sus clases, junto a las de la señorita Tooth-

-Son distintas etapas, chico. Es cosa de acostumbrarse, por disciplina no me preocupo, pues te conozco- rió un poco

-Gracias Nicolás, oiga, quiero consultar con usted algo que me está sucediendo, se trata de… una chica- dijo con duda

-¿Cómo? ¿Una chica? Vaya, haber explícate hijo

Jack le explicó lo ocurrido tras conocer a Elsa, al llegar a la parte de lo ocurrido la noche anterior no pudo evitar soltar lágrimas –yo… no pude confesar lo que siento Nicolás... me invadieron los nervios y simplemente… no pude hablar… creo que… me intimida su posición- decía entrecortadamente

-Calma muchacho, primero que nada ¿sientes que hay algo entre ustedes?-

-No estoy seguro ahorita, pero… en ese momento… sentí una armonía como no había sentido antes-

-En ese caso, debes relajarte, escucha, una de las principales razones por las que se pierden oportunidades es el miedo a que la otra persona no sienta lo mismo, si juntamos con eso alguna posición o título que le dé importancia social, al menos a nuestros ojos, obtienes un miedo irracional a expresarte. Si realmente quieres que ella sepa, tienes que decirlo, pero para eso debes olvidar por un momento que ella es la reina y tratarla como una persona normal. Créeme que ella así se sentirá más cómoda-

-Eso es lo que hice Nicolás, pero por lo que pasó ayer, ¿Qué puedo esperar?-

-No te aseguro algo muchacho, pero debes confiar en ti. No todo está perdido-

El chico suspiró un poco aliviado y sonrió –gracias Nicolás, no olvidaré lo que me dijiste-

-Tranquilo Jack, muchacho. Bueno, tengo que colgar, necesito preparar una de las clases de mañana. Te deseo la mejor de las suertes- dijo en tono de ánimo

-Gracias Nicolás, tenga buena tarde-

-Igualmente, chico. Un abrazo-

Jack colgó el teléfono, ahora se sentía más tranquilo. Sin embargo, las preocupaciones sobre si Elsa volvería a hablarle de la misma forma o no, lo atormentaban. Tomó su teléfono y realizó otras llamadas, debía arreglar asuntos.

En el castillo de Arendelle

Elsa estaba en su habitación, no había cruzado palabra con Anna en todo el día, tenía pendientes y tarea, además tuvo que atender una junta con los embajadores de países vecinos por la tarde, donde acordaron financiar a los campesinos debido a la nevada. Sin embargo, tocaron a su puerta de forma insistente.

-¿Elsa? Necesito hablar contigo. ¡No creerás esto!- dijo la pelinaranja con un tono desesperado

La forma en que escuchó a su hermana hizo que la jovencita rubia se parara de su asiento, fue a la puerta tratando de quitar el pesar y cansancio de sus ojos, al abrirla se encontró con su hermana temblando de emoción.

-¿Anna? ¿Qué sucede?- le preguntó extrañada –estoy ocu…-

-¡Mira!- la interrumpió mostrándole un mensaje en el celular

Elsa leyó el remitente, abrió mucho los ojos -¡es nuestra prima!- siguió leyendo el mensaje.

-¿Estará aquí?- preguntó con emoción.

-¡Sí!- saltó Anna – ya mandé arreglar su habitación-

-¿Cuándo llega?- preguntó ansiosa Elsa

-Partió de Alemania al mediodía, por lo que no debe tardar- dijo Anna - por cierto, mañana tendré libre para acompañarlas a desayunar, tenemos que darle la bienvenida- dijo emocionada Anna –Elsa me retiro, tengo que comprar flores aromáticas que le gustan, para ponerlas en su ventana- dio media vuelta y se fue dando brincos.

-Sí… mañana- murmuró Elsa con desgano.

No quería pensar en ir a la cafetería, no se sentía preparada para ver de nuevo a Jack. Cabizbaja entró de nuevo a su habitación.
Dos horas después, a las 9 pm alguien tocó la puerta. Ambas hermanas bajaron a recibir a la recién llegada.

Amaneció al día siguiente.

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Decidí hacer este capítulo corto para que la historia se pueda percibir mejor.

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