Capítulo IV: Por un café
Amaneció al día siguiente
Los primeros rayos del sol entraron por la ventana y se posaron en el rostro de Jack, despertándolo de su sueño. Tomó su celular de la mesita que se encontraba al lado de su cama y vió la hora: las 8:00 am.
El chico sonrió y se levantó con un aire optimista mirando a su alrededor - buenos días Arendelle, desde hoy seré parte de tu sociedad- mencionó para sí mismo.
Tomó una toalla de su cajón y entró al baño, en media hora se encontraba vestido, tomó su celular, cartera, las llaves de su departamento y salió cerrando la puerta tras de sí.
Recorrió las calles admirando como la gente de Arendelle iniciaba sus labores matutinos, los comercios abrían, los pescadores se alistaban en sus barcos con sus impermeables, llevando cañas y grandes redes, los carros invadían las calles, todo un escenario de la vida cotidiana y él estaba a punto de unirse a ella.
Llegó a las 8:50 am a las puertas de su nuevo trabajo, distinguió a algunos empleados barriendo el local mientras su jefe abría, al escuchar los pasos de Jack, giró hacia él.
- ¡Jackson, muchacho! Bienvenido, pasa por favor, te presentaré con tus compañeros de trabajo
- Gracias señor Dahl y buenos días- respondió Jack, siendo guiado por el hombre.
Pese a ser sencillo, el lugar realmente era encantador, consistía en una instalación con puertas de pino talladas al estilo renacentista y manijas plateadas, entrando había dos divisiones con mesitas circulares y cuatro sillas en cada una, formando dos pasillos a los lados y uno en medio de ellas por donde los empleados podían circular con las órdenes, al final del pasillo se encontraba la barra donde se elaboraban cafés y bebidas diversas, por detrás de la barra estaban las puertas de la cocina que emanaba un perpetuo olor a muffins. Además, en las esquinas había mesas más grandes con sillones color marrón rodeándolas. Por fuera una pequeña terraza con otras 10 mesas y rodeada de jardinería daba la apariencia de un restaurante de Europa central.
El señor Dahl dirigió a Jack hacia los empleados que se encontraban barriendo la entrada, dos hombres de unos 35 años de edad pelirrojos, tan idénticos que Jack supuso eran gemelos.
- Flim, Flam, les presento a Jackson, será parte de nuestro equipo a partir de hoy.
- Mucho justo, llámenme Jack- saludó el joven
- El gusto es nuestro, bienvenido- dijeron ambos en un tono alegre
Después entraron al local donde en la barra distinguió a una chica de cabello marrón limpiando vasos y copas con rapidez, aparentaba unos 30 años, a su lado en la caja un joven de cabello marrón oscuro, con escasa barba y espaldas anchas se encontraba acomodando los vasos, aparentaba una ligera edad mayor a Jack.
- Vanessa, Eugene, él es Jackson, su nuevo compañero.
Jack los saludó de la misma manera -pueden decirme Jack, mucho gusto- los compañeros devolvieron el saludo, aunque Eugene añadió con un tono burlón - ¿Jack? ¿Así como Jack Skeleton?- Mientras sonreía de lado con cierto aire de superioridad.
- Emmm sí, sólo que me llamo Jack Frost- respondió el peliblanco seriamente al notar la burla del chico.
- ¡Fantástico! Tenemos a un esqueleto congelado con nosotros- rió burlonamente.
- Mmmmm- frunció el ceño Jack.
- Ya Flynn ¡compórtate! ¿No sabes que fue elegido entre otros candidatos por su experiencia laboral?- le respondió Vanessa a Eugene logrando calmarlo.
- Jaja, esta bién- se frotó los ojos con las manos mientras dejaba de reír -como tu digas compañera-
- En cuanto a ti Jack, sé bienvenido, los días han estado algo movidos por las vacaciones, puedes pedir nuestro apoyo si lo necesitas- respondió la mujer al ojiazul, el cual asintió con una sonrisa.
Caminó junto a su jefe alejándose de la barra, quien notó la incomodidad del chico por lo sucedido.
- No le hagas caso, Jack, Eugene tiene poco con nosotros, vino de Alemania y no logra dejar atrás su forma de ver el mundo-
- De acuerdo señor Dahl, trataré de llevar un buen trato, pero espero que se comporte- dijo con más tranquilidad.
Entraron finalmente a la cocina, donde un joven de cabello marrón despeinado y una linda chica de ojos azules y cabello rubio suelto luciendo una trenza por un lado acomodada con un broche de figuras de cráneos, se encargaban de encender la plancha, el horno y acomodar panes, ambos lucían de la misma edad que Jack.
Voltearon a ver a los recién llegados.
- Hipo, Astrid les presentó a Jacks... Jack, será nuestro nuevo miembro del equipo-
Ambos jóvenes se acercaron de manera alegre y cordial.
- Mucho gusto Jack, mi nombre es Hipo y ella es mi novia Astrid- dijo el joven extendiendo la mano a Jack.
- Mucho gusto Jack, Astrid, Hipo es mi novio, pero yo soy quien cocina mejor- dijo riendo la chica.
- Jajaja que buen chiste, tu sabes que hago mejores sándwiches, amor- contestó orgulloso Hipo provocando una graciosa pelea de quien era mejor preparando los bocadillos.
- Jajajaja, mucho gusto chicos, espero podamos formar un excelente equipo- contestó sonriendo el peliblanco.
- Muy bien chicos ya son las 9:00 am, así que a trabajar- anunció el señor Dahl
Jack fue a su puesto de mesero junto con Flim y Flam, listo para iniciar el día.
Pasó un mes
Narra Jack
Llevaba un mes laborando en el lugar y todo ha salido de maravilla, la gente llenaba el lugar sobre todo por las mañanas y mitad de la tarde, los fines de semana estaba prácticamente abarrotado, con filas de espera lo cual hacía que los hermanos Flym y Flam sudaran llevando interminables órdenes, lo encontraba divertido, pues a pesar de ser mayores evidenciaban poca experiencia como meseros. Eugene pese a ser un insoportable, no llegaba más allá por lo que aprendí a tratarlo, aunque molestara, descubrí que le apodan Flynn Rider en honor a uno de sus libros favoritos. Vanessa me ha tratado como una verdadera amiga, me ha demostrado su apoyo, incluso me enseñó a preparar bebidas que no conocía. Hipo y Astrid pronto se convirtieron en los amigos que no había tenido, en nuestro descanso bromeábamos y tenían una historia para contar cada día. Disfrutaba cuando grupos de niños se reunían a tomar malteada, les llevaba la orden y bromeaba con ellos, me gusta hacer felices a los niños, quizá sea una razón por la que elegí pedagogía.
El sueldo del trabajo me ha permitido mantener mis gastos y pagar la renta del departamento, además de que cuento con el viernes como día libre, lo suelo usar para pasear por los puertos y observar el mar. Todas las noches llamo a mis padres y Emma para avisarles que me encuentro bien y relatarles de mi día, cada vez que llamo a Emma me pide cuando vuelva a casa llevarle una crepa de fresas como las prepara Hipo.
En fin, todo ha salido como lo esperé y falta menos para entrar a la universidad, creía que no podía ser más felíz.
Termina de narrar Jack
Anna observaba a su hermana desde la puerta de su alcoba, espiando desde la puerta entreabierta, la observaba firmando documentos y tratados comerciales, junto a varias carpetas pendientes al lado, logró ver como el cansancio en su rostro se hacía presente, en un momento, dejó caer su pluma y colocó los codos sobre su escritorio, dejando caer su cabeza sobre sus manos.
- "Pobre Elsa"- pensaba Anna - "todo el día ha estado tan ocupada con sus deberes reales que apenas pudo darse tiempo para comer, pero ella me pidió que le permitiera estar sola para concentrarse en su trabajo, es la mejor hermana que puedo pedir, desde que fallecieron mamá y papá ella ha sido la única que me ha cuidado, no al grado de una madre, pero ha visto por mí, trata de que yo esté bien ¿será acaso que?"-
El pensamiento que surgió en su mente la hizo abrir sus ojos celestes como platos para después cerrarlos con pesar - "se preocupa tanto en hacerme sentir segura, en ocasiones debe cansarse de ser fuerte y no tiene a alguien que le haga sentir protegida, cuidada, que sea una figura de seguridad para ella. Ojalá yo fuera la hermana mayor para poder hacerla sentir mejor, pero me tocó nacer después"- una idea hizo que sonriera -"sé como puedo ayudarla a sentirse mejor"- retrocedió unos metros en el pasillo en silencio, y tomando su celular, entró a su habitación, al poco rato salió, dirigiéndose nuevamente a la puerta de su hermana.
Al escuchar pasos acercándose, Elsa retomó su posición apartando los mechones rubios que cayeron sobre su cara. Unos golpes llamaron a su puerta y dijo con voz serena - adelante- Anna entró moviéndose con gracia hacia ella, la chica pelirrubia la volteó a ver divertida.
- Hola hermanita ¿qué tal ha ido tu tarde?- preguntó Anna con una sonrisa encantadora
- Pues... bien Anna, solamente un poco ocupada- dijo con cierto desgano la joven reina.
- Bueno, te tengo una sorpresa- dijo Anna tomando sus trenzas en sus manos -¿Qué te parece si el día de mañana vamos a desayunar y tomamos la mañana libre?-
Elsa miro a Anna durante un segundo, mientras una sonrisa se formaba en sus rojos labios - ¿Hablas en serio Anna?- preguntó con una ligera emoción.
- Sí, iremos a visitar el centro del reino, ¿qué te parece? Será una salida de hermanas, nos lo merecemos.
- De acuerdo hermana, muchas gracias- dijo Elsa abrazando a su hermana menor.
Continuó firmando los papeles hasta que terminó justo a tiempo para cenar e irse a dormir tras tomar un baño. La idea de salir de la rutina al día siguiente la emocionaba.
Al día siguiente
Jack despertó con pesadez, la noche anterior había invitado a Astrid e Hipo a conocer su departamento, estuvieron brindando, viendo televisión (aporte de Hipo) y bromeando entre ellos, sin embargo, Jack había bebido una cerveza de más y cayó profundamente dormido.
Buscó a tientas su celular y observó la hora: las 8:30 am. Sus ojos se abrieron como grandes faros, como movido por un golpe se levantó rápidamente, cogió su camisa a medio abotonar y salió en dirección a su trabajo. Al llegar sus compañeros observaron su aspecto divertidos.
- Jack, que bárbaro, ¿acaso te lamió el pelo una vaca?- Dijo Eugene sin poder evitar una risa, siendo silenciado por la mirada fulminante de Vanessa.
- Es verdad Jack, te ves deplorable- contestó Flim - ¿Qué te sucedió?-
- Pues, me quedé dormido- dijo el joven rascándose la cabeza.
- Qué bárbaro muchacho, pero ve a arreglarte a casa, porque hoy tenemos una reservación muy especial y debes estar presentable- respondió Flam.
- ¿Una reservación muy especial?- repitió Jack arqueando una ceja.
- Si - dijo Flim - ya lo verás por ti mismo chico, por ahora ve, que no hay tiempo que perder.
Jack lo miró con algo de inquietud sin entender a que se referían, aun así, se dio media vuelta y corrió hacia su departamento.
En cincuenta minutos Jack se encontraba bañado, vestido y de vuelta en las puertas de su trabajo.
Eugene lo vió y sonrió divertido - vaya que el agua transforma a la gente- le dijo. Jack lo ignoró y preguntó:
- ¿Cuál es esa reservación especial de la que hablan?- preguntó algo inquieto
- Pues será mejor que lo veas por ti mismo, Jack- dijo Vanessa mirando hacia la puerta
Jack volteó y quedó boquiabierto ante lo que sus ojos veían.
Narra Jack
Observé entrar a dos chicas al local, una de ellas con cabello naranja peinado en dos trenzas, pecosa y de ojos de color celeste, vestía una blusa de manga larga color púrpura, un pantalón de mezclilla verde y tenis del mismo color, pero la otra chica fue la que se llevó toda mi atención, una linda rubia platinada, con el cabello recogido en una cola de caballo, ojos azules verdaderamente hermosos, con pecas pálidas y delgados labios rojos. Su figura era encantadora, esbelta, un poco más alta que la otra chica, vestía una blusa de color blanco, pantalones azules y unos converse color blanco. En cuanto entraron Flim y Flam se inclinaron en reverencia -bienvenidas, su majestad- dijeron con un tono de respeto, ella rió algo apenada por la formalidad. En ese momento, lo comprendí aumentando más mi sorpresa, había escuchado antes de partir que una joven reina y su hermana gobernaban el reino de Arendelle, no había buscado más detalles al respecto, pero jamás imaginé que la reina fuera una chica tan joven y hermosa, con una sonrisa cautivadora que no podía dejar de mirar.
Nunca antes había visto a una mujer con tal belleza, pero el pensar que se trata de la realeza me intimidó. Tomaron asiento en una mesa de la terraza para estar al aire fresco.
Termina de narrar Jack
Flim y Flam observaban la reacción del joven peliblanco y se miraron con un gesto malicioso.
- ¿Qué esperas muchacho? Ve a tomar su orden- dijeron
Jack salió de sus pensamientos, mirándolos - esperen ¿que? no, este... tomaré otra mesa, vayan ustedes- dijo con nerviosismo.
- Ya tenemos muchas mesas, Jack. Además llegaste tarde, así que te toca- respondió Flam, despreocupado.
El joven se quedó sin palabras ante tal comentario, así que respiró y se dirigió hacia la mesa de las hermanas.
Se encontraban platicando tranquilamente, cuando vieron al muchacho acercarse.
- Buenos días majestad- dijo con una reverencia
- No se preocupe por las formalidades- dijo Elsa con una sonrisa y un poco apenada
- De acuerdo, jeje -"que voz tan encantadora" pensó - mi nombre es Jack y seré su mesero, ¿están listas para pedir?- dijo controlando su nerviosismo
- Mucho gusto Jack- mencionó Anna - soy Anna y ella es mi hermana, la reina Elsa.
Jack se sorprendió por la amabilidad y ligereza que mostraban las chicas, lo que logró tranquilizarlo un poco.
- ¡Anna!-
- ¿Qué? Es la verdad, eres la reina ¿o no?- dijo la pelinaranja encogiéndose de hombros, ante el silencio de ambos peliplateados.
- Me gustaría pedirle por favor un frappé de vainilla y un sándwich de pollo - dijo Anna, mientras Jack anotaba la orden.
- ¿Y para usted majestad?- dijo con un tono formal Jack.
Elsa rió en voz baja - puede llamarme Elsa, no se preocupe por la formalidad- dijo
- De acuerdo, Elsa- dijo Jack, con un leve sonrojo que trató de ocultar- por favor háblame de tú- dijo sonriendo
- Muy bien, Jack- devolvió la sonrisa Elsa. Escuchar su nombre de los labios de Elsa, hizo a Jack sentir un escalofrío en su espalda, la miró sonriendo un instante y logró apreciar más sus ojos, había un brillo especial en su mirada, verlo le transmitía tranquilidad, pero a la vez era enigmático, como si reflejaran un pesar reprimido desde hace tiempo.
- "Su mirada es aún más hermosa"- pensó el joven- "todo sería perfecto si pidiera malteada de fresa con chocolate, es mi favorita. Pero dudo que eso ocurra".
- Pediré un baguette de jamón con queso....- Jack salió de sus pensamientos y empezó a anotar. -...y una malteada de fresa con chocolate".
Jack casi rompe su pluma de tan fuerte que apretó su puño por la sorpresa, mientras sus ojos se abrían más de lo normal y su aliento se cortaba por unos segundos.
- Este, sería todo por favor- dijo Elsa un poco extrañada por la expresión del chico.
- ¿Estás bien?- dijo Anna, observándolo
- ¿Eh? S-sí, disculpen. Enseguida traigo sus pedidos- dijo Jack tratando de controlar su nerviosismo, con un tono rojo en su cara.
Dio la vuelta y entró, un poco apenado por no controlar sus nervios
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