Narra Jack

Tomé mis cosas y salí de la estación, sorprendido por el mundo que se abría ante mis ojos. El aire me traía un aroma a libertad, nueva vida. Para ser sincero ansiaba poder ser independiente en algún momento de mi vida.

Quedé sorprendido por lo amplio que es el reino, varios locales comerciales a la salida de la estación vendiendo variedad de pescado, dulces y recuerdos; más allá divisaba los puertos donde llegaban barcos y cruceros de todos los tamaños.

Mientras recorría las calles, entre toda la gente, me era inevitable mirar a las mujeres que pasaban a mi lado, todas las noruegas se ven hermosas ¿Cómo es posible que estos hombres pasen ignorándolas? Sin embargo, la mayoría iban platicando con amigas, viendo su celular o mirando el mar, gracias a eso no notaron mi mirada. Tras mucho esfuerzo tratando de ver hacia adelante, seguí mi camino.

En 15 minutos llegué a un departamento en renta que algunos días antes encontré por internet, era modesto pero amueblado y quedaba cerca de la universidad, 10 minutos caminando para ser concreto, con el dinero que junté en mi trabajo los fines de semana y otro poco que mis padres me prestaron, pagué el mes de renta.

Acomodé mi ropa, puse mis zapatos y tenis en los cajones de abajo, sacudí los muebles y revisé que el drenaje en el baño funcionara; una vez instalado me dí un baño, me vestí con una camisa de manga larga azul, pantalones de mezclilla negros y unos zapatos informales negros, tomé unas cosas y salí a la calle, en 2 meses entraba a la universidad y si quería ser independiente, debía poner manos a la obra.

Así que caminé por las calles, estaba atardeciendo.