Capitulo I: Gran expectativa
Finlandia año 2018
En una humilde vivienda con un amplio jardín a la entrada, se encontraba en su habitación un chico peliblanco y de ojos azules de 19 años, su nombre es Jackson Overland Frost. Estaba recostado en su cama escuchando música en su celular, a ratos miraba la hora de reojo en su reloj de pared. Su silencio fue cortado brevemente por una voz femenina del otro lado de su puerta.
- ¡Jackson! Se acerca la hora y no querrás perder tu tren ¡no olvides tener todo listo!-
- ¡Claro madre! ¡Enseguida voy! – Respondió con singular emoción el joven.
Narra Jack
Me levanté de mi cama tras escuchar la voz de mi madre, cogí mis audífonos y observé mi cuarto mientras recordaba lo ocurrido en estos últimos 3 años:
- La medalla y diploma a la excelencia académica por tercer año consecutivo se otorgan a ¡Jackson Overland Frost! – me levanté de mi asiento después que el director dijera mi nombre.
Recogí mi medalla y diploma entre el aplauso de los asistentes al acto académico que marcó el término de la preparatoria, mientras daba la mano a los profesores del claustro, los cuales tras el saludo se las frotaron para calentarlas, desde que tengo memoria mis manos han sido más frías que las de otra persona. Volví a mi lugar viendo a mis compañeros aplaudir y sonreírme, le respondí con una sonrisa, sin embargo, por dentro sabía que su aplauso era simbólico más que afectuoso. Verán, durante la preparatoria para mis compañeros fui el nerd del salón, el que obtenía las mejores calificaciones y tenía la aprobación de los profesores por participar en clase, quizá esa fue la razón por la que todos hicieron sus grupos de amigos excluyéndome cuando intentaba sacarles un tema de conversación, convivir o simplemente integrarme a ellos.
Las mujeres de igual forma se comportaban muy superficiales, eran cortantes o frívolas, llegué a sentir atracción por algunas de ellas, posteriormente fracasé en llamar su atención.
Sólo dos personas que esa etapa me dejó puedo llamar amigos, el profesor principal de nuestra clase, un viejo alto de grandes barbas llamado Nicolás y su sobrina, nuestra joven profesora de arte, la señorita Tooth. Ambos resolvieron siempre las dudas que tenía y me demostraron su apoyo incluso para cosas de la vida, al grado de considerarlos un segundo padre y una segunda hermana, respectivamente.
A falta de amigos, cuando no estudiaba dediqué mis tiempos libres al patinaje en hielo, aprender a tocar guitarra y un poco de gimnasio, los fines de semana trabajé como mesero en un restaurante de mi ciudad.
Suspiré ante esos recuerdos mientras echaba el último vistazo a mi cuarto, tomé mi maleta, el estuche de mi guitarra y abrí la puerta. Mis padres y mi hermana de 12 años Emma me esperaban en la sala.
Termina de narrar Jack
Jack esbozó una sonrisa mirando a su familia. – Estoy listo- mencionó.
- “Hijo, estamos muy orgullosos de ti, me alegra ver cómo te estás convirtiendo en un hombre de provecho al dar este paso tan grande en tu vida”- Dijo el señor Overland tomando por los hombros a su hijo.
- “Esta casa se sentirá sola sin tu presencia, te extrañaremos mucho”- exclamó con emoción su madre.
- “¿Ahora con quien iré a patinar? ¿Quién me preparará mi cena tan rica cuando mamá y papá trabajen hasta tarde?” – comentó con un puchero la pequeña Emma.
Jack no pudo evitar una tierna sonrisa ante la expresión de su hermana – “Esta bien Emma, te diré como puedes prepararlo por ti misma y si no, puedes aprender de mamá, ella es muy buena cocinando también”- cerró los ojos sonriendo.
- “Dices eso porque no viste cuando el pastel de carne se le quemó el mes pasado”- Su madre se quedó sorprendida ante el comentario – “tuvo que hacer otro antes que llegaras de la escuela”
- “¿Con que esas tenemos señorita? Pues la siguiente semana tu preparas uno a ver si te sale mejor”- sentenció la señora Overland.
- “Mmmp”- sacudió con enojo sus brazos Emma que fue imposible no reír al ver su ceño fruncido.
Media hora después la familia se encontraba en la estación de tren, Jack había guardado sus cosas en el equipaje correspondiente.
- “¡Mucho éxito y ánimo hijo, sabemos que lo lograrás!”- El padre de Jack abrazó a su hijo con fuerza –“Gracias papá, los echaré de menos”- Contestó el peliblanco.
- “Mi bebé”- los ojos de la señora Overland mostraron lágrimas acumulándose “Qué daría por que no crecieras, eres un ángel que siempre alegró nuestro hogar” – Abrazó a su hijo mientras sollozaba en su hombro.
- “Mamá, te prometo que estaré bien, tranquila, les hablaré seguido”
Si su mamá lloraba, no se diga de la pequeña Emma, que gritaba con pesar mientras veía a su hermano –“¡Jack! Quédate un rato más con nosotros ¡Por favor! ¡No quiero llegar a ser grande como tú y tenga que irme!”- Con una mueca conmovida, Jack sobó el cabello marrón de su hermana –“No me voy pequeña Emma, no si me aguardas y me conservas aquí”- señaló su pecho – “Hermano, prométeme que estarás bien” – “Claro que lo estaré”- respondió Jack. Su hermana se paró de puntitas y le dio un gran abrazo.
Pasajeros con destino a Arendelle, Noruega: favor de abordar- anunció el encargado de la estación.
- “Los echaré de menos, nos vemos pronto” – dijo Jack despidiéndose de su familia mientras entraba al vagón.
Narra Jack
Me senté en mi lugar asignado y el tren se puso en marcha, agité mi mano a mi familia a través de la ventana mientras miraba el andén alejarse. Saqué mi celular y me coloqué los audífonos mientras escuchaba a Nightwish, cerré los ojos, lo que está sucediendo es increíble. Me inscribí en la carrera de pedagogía de la Universidad de Arendelle hace 3 meses, tras realizar un examen de admisión al mes me enteré que fui admitido, estallaba de emoción. Es la universidad con mejor enseñanza en toda Europa y el imaginar el iniciar una nueva vida en el reino me emociona aun más. Cuando dí la noticia a mis padres, su reacción fue similar a la mía, al contrario mi hermana, bueno ella negaba que fuera cierto, supongo que esperaba tener a su hermano con ella todo el tiempo. Ya lo aceptará. Me pregunto cómo será el reino de Arendelle, mientras meditaba esto me quedé dormido.
Termina de narrar Jack
En otro lugar, dos meses antes, una joven pelirrubia de 20 años abría sus ojos atónita mientras veía su computadora.
- “Fuí… admitida”- exclamó con sorpresa mientras llevaba sus manos a la boca.
Se oyeron pasos apresurados en el pasillo y la puerta de su habitación se abrió para dar paso a una chica pecosa de 18 años y cabello naranja, quien en dos zancadas se colocó enfrente de la chica.
- “¿Qué dijiste?” – preguntó casi con un susurro abriendo sus ojos al máximo.
- “Fuí admitida, ¡admitida! ¡por fin! – gritó de emoción cada vez más fuerte, mientras sus ojos azul hielo brillaban como dos luceros recién formados.
- “YAAAAAAAAY ¡felicidades Elsa!!!!! ¡Sabía que podías!!!!!- Anna abrazó a su hermana mientras saltaban de alegría.
- Universidad de Arendelle, aquí voy- dijo la joven ojiazul con las manos en sus mejillas sonriendo ampliamente.
De vuelta al tren…
Jack se encontraba dormitando, cuando fue despertado por un ruido metálico, seguido de la voz en los altavoces.
-“Señores pasajeros, hemos llegado al reino de Arendelle, Noruega. No olviden recoger sus pertenencias”
Jack respiró el aire de ese país nuevo para él, mientras se formaba una sonrisa de esperanza en su rostro –“He llegado”-
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