Capítulo 39
Llegue al instituto sintiéndome incómoda y rígida, Pam y Adri revolotearon a mi alrededor con un millón de preguntas del porqué de nuestra ausencia, al percatarse de mi estado de ánimo decidieron no seguir, pero yo sabía por la mirada de Pam que no lo dejaría por mucho tiempo.
Comencé a inquietarme cuando tocaron el timbre de entrada y no había señales de Jane, Ken ni tampoco del innombrable. Cuando estábamos comenzando el segundo periodo, estaba a punto de pedir permiso y salir a averiguar qué sucedía con esos tres cuando de repente aparecen en la puerta pidiendo disculpas mientras Jane un poco ruborizada por la vergüenza de llegar tarde, camina con la cabeza gacha hacia su lugar.
Quiero preguntarle una y mil cosas, pero sé que no es el momento, veo de reojo a Ken que sin inmutarse por el rostro severo del profesor se dirige a paso de tortuga hacia su asiento, al innombrable no le doy ni una mirada.
La mañana continua de la misma monótona manera que cualquier otra, a la hora de receso las cuatro fantásticas, acaba de ocurrírseme, salimos a sentarnos a nuestra mesa habitual, pero eso quiere decir, junto al innombrable, por lo que las convenzo de que vayamos a sentarnos bajo mi gran y hermoso amigo, el árbol.
Comemos en silencio, como si hubiera un acuerdo tácito, estábamos bien con eso, hasta que llegados a los últimos minutos del receso, el innombrable apareció por nuestro refugio, cosa que me enfado mucho, no quería verlo, esperaba que al no llegar a la mesa entendiera que no me apetecía verlo. Al parecer él no comprende las indirectas.
- ¿Jane… puedo hablar contigo? – la mano que llevaba una manzana a mi boca se queda estática por un momento en el aire, el irrefrenable dolor vuelve a aparecer, pero lo empujo al fondo otra vez. Jane se gira hacia mí y yo solo me encojo de hombros y sigo comiendo mi manzana. Ella se levanta y va hacia donde se encuentra el innombrable y sin una mirada hacia mí se alejan.
El dolor amenaza con desbordarme así que hablo con las chicas de cualquier cosa, necesito con desesperación distraer mi mente para no caer en la histeria.
Jane no regresa para el fin del receso, así que caminamos hacia el aula. Luis viene por Pam y se van juntos a charlar mientras el profesor viene, estos dos le huelen a algo más. Jane esta cerca con el innombrable. Traidora. Ya quiero que vuelva a su asiento y me cuente que se traen ambos.
- Lizzy… - Adri me toca el hombro suavemente. Me giro hacia ella que se encuentra en el asiento de Jane. – se que algo paso entre tú y Uriel, todo el mundo lo sabe. – ¿qué? Mi mirada debe ser de incredulidad, porque ella me ofrece una sonrisa suave, así es ella, todo suavidad. – tal vez tú no te enteras pero la gente los observa, a ti y a Uriel. Y sé que no quieres hablar de ello, pero siento que a veces no cuentas conmigo, no es por ti, es mas porque yo no estoy allí para ti, pero quiero que sepas que ya no seré mas una estatua escuchando, actuaré.
Sin dudarlo la abrazo fuerte, claro que sé que puedo contar con ella, lo que sucede es que tiendo a no confiar mucho en las personas, eso incluía a mis amigas. Me cuesta mucho confiar, no me gusta que la gente sepa lo vulnerable que puedo ser, no quiero que conozcan mis puntos débiles, pero aquí esta Adri mostrándome su cariño, dándome su hombro para apoyarme, lo que me hace recordar un pensamiento que tuve hace poco.
- ¿Sabes que hace rato estaba pensando que nosotras éramos como los cuatro fantásticos? – nos separamos y sonreímos.
- ¿Enserio? – pregunta con una sonrisa extraña.
- Sí, yo sería la antorcha humana por eso de mi genio, que se enciende y no hay quien lo apague – ambas reímos – Jane seria la mujer elástica por eso de su carácter flexible.
- Pam seria la Mole, impone mucho con su simple presencia – me susurra mientras ríe de su broma – y yo sería… - su sonrisa se apaga – la mujer invisible – dice con voz desanimada.
- Exacto, la que muy pocos ven, pero que aparece en el momento indicado. Eres extraordinaria – le tomo la mano y la acaricio entre las mías, cada una de mis palabras son sinceras, no expreso mucho mis sentimientos, cosa que debería cambiar, pero eso no quiere decir que no la quiera. – se que debería tomarte más en cuenta y lo siento por eso, quiero que sepas que tu también cuentas conmigo, para lo que sea. No dudes en molestarme, adoro ser molestada por mis amigas. – le doy mi sonrisa más rompecorazones.
Y de hecho si tenía muchas cosas que contarme, resulta que hay un chico en el coro de la iglesia, al que pertenece, que últimamente ha estado coqueteando con ella. (Ella no sabía que estaba coqueteando con ella hasta que se lo dije) que incluso se había ofrecido a acompañarla a su casa, cosa que ella no acepto, pero que misteriosamente el día de ayer cuando se iba a casa él apareció junto a ella y la acompaño en silencio todo el camino. Cuando entro en su casa corrió a la ventana para verlo, él se quedo parado frente a su casa por un rato y cuando se fue, regreso por el camino por el que habían venido.
Ya lo dije, es la mujer invisible, pocos la perciben, pero cuando lo hacen, es porque se dan cuenta de lo maravillosa que es.
Al final, con muchos minutos de retraso el profesor al fin llega y todos tomamos nuestros asientos, Jane al fin vuelve a su lugar, rápidamente escribo en un papel y se la doy cuidadosamente.
¿Qué pasa entre tú y el nuevo?
Tarda un poco de tiempo en responder, lo que me desespera mucho.
¿Hablas de Uriel?
¿Hay otro nuevo?
Ok. Nada importante.
¿Nada importante, dice?
ERES MI HERMANA Y ESE TIPO HASTA ESTA MAÑANA ERA MI NOVIO, NO ME DIGAS QUE NO ES NADA IMPORTANTE, JANE, NO ES GRACIOSO.
Obviamente mi enojo con Uriel lo estoy pagando con Jane, pero de repente estoy sintiendo un sentimiento muy feo, que me carcome por dentro, no quiero poner atención a ello, así que cuando Jane me toca el hombro para pasarme el papelito de vuelta, la ignoro y me muevo hacia adelante para que no pueda tocarme. De allí en adelante le pongo toda mi atención a los maestros y evito a toda costa hablar con Jane, no me gusta lo que mi mente está maquinando y no quiero hablar cuando todo en mi mente es confuso y demasiado violento. En estos momentos soy una bomba que quiere hacer mucho daño.
Minutos antes que el reloj marque la salida le mando un papel a Pam, para que entretenga a Jane mientras yo hago mi salida cobarde, ella solo me responde con un levantamiento de ceja, pero no dice más. Luego le mando otra nota a Adri para que me acompañe en mi brillante escapatoria, no pregunta nada solo asiente, tengo mucho que hablar con ella. Al momento de tocar el timbre recojo mis cosas a toda prisa y salgo disparada hacia la salida, solo volteo para hacerle señas a Adri que me sigue de cerca, cuando estamos en el pasillo corremos tomadas de la mano hasta la salida, ya allí caminamos mas tranquilamente.
A varios pasos del instituto siento un deseo muy fuerte de ver hacia atrás y aunque no quiero hacerlo, el impulso es más fuerte que yo, así que volteo para encontrarme con la mirada penetrante de Uriel que me mira con una promesa en los ojos. Pues yo también voy a comunicarle mi promesa con los míos, la que al parecer le quedo bastante claro cuando su mirada se apaga.
No voy a dejar que crea que me tiene tan fácilmente, se que tal vez las cosas no están tan equilibradas entre nosotros, pero eso no quiere decir que voy a aceptar cualquier cosa, solo porque viene de una persona a la que quiero mucho.
Sé que tal vez parezco una neurótica, muy probablemente lo soy, y que estoy exagerando las cosas, pero es que así soy yo, Uriel no sabía a lo que se metía cuando decidió relacionarse conmigo, ni siquiera yo lo sabía.
Señorita rencorocita a la vista…
Me parece que estamos a punto de conocer una parte de mi personalidad que había estado durmiendo por mucho tiempo.
Lo siento Uriel, tu despertaste a la bestia…
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