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Plus Año Nuevo

N/A: Esto es un flashback de Sakura de pequeña que podría revelar algunas cosillas y que les regalo por ser navidad y que los adoro con todo mi corazón, ¡disfruten!

-¡Mami! ¡Mami! -repetía la pequeña con insistencia, haciendo que su progenitora negara con resignación y voltease a verla con la sombra de una sonrisa en sus labios.

-¿Deseas algo, Sakura-chan?

-Si -infló sus regordetas mejillas con reproche-. Hoy es 31 de diciembre, tenemos que ir donde la abuela, falta poco para la noche, no la podemos hacer esperar.

La ilusión en su mirada y tono de voz eran tanta, que su madre parpadeó un par de veces con sorpresa, en ocasiones lo apasionada de Sakura le tomaba por sorpresa, y es que era ese tipo de niña ponía empeño, esfuerzo y amor en cualquier actividad que hiciera, sin embargo, dentro de su impresión, no pudo evitar sentir una punzada de dolor en su corazón, aquella era la primera navidad sin su adorada madre, y su pequeña no hacía más que aumentar su culpa por no tener el valor de contarle. Mebuki no había mencionado la muerte de su abuela a Sakura, y es que quería evitarle a toda costa el dolor que sufriría de saberlo.

-Este año no iremos con la abuela, cariño -le dijo con duda, sin saber exactamente con qué respuesta le saldría su hija.

Pero contra todo pronóstico, la pequeña simplemente asintió sin verla y salió a paso calmado de la pequeña estancia decorada. La rubia no pudo ocultar su sorpresa, y decidió tomar un pequeño descanso de la cocina, salió de dicho lugar y se estiró varias veces, llevaba un tiempo considerable preparando una hermosa cena que sería deleitada por ella y su hija, y es que Mebuki Haruno había perdido a su esposo cuando Sakura apenas y tenías un par de meses, era duro para ambas, pero ella intentaba a toda costa que su pequeña niña no sintiera dolor por el reciente fallecimiento de su abuela.

De pronto, un sonido cortó el silencio del lugar, extrañada observó el reloj, apenas eran las ocho y cuarto, con rapidez fue a la pequeña mesa ratona donde se encontraba el artefacto y atendió con un simple "¿aló?".

«¡Mebuki! ¿Eres tu? Soy yo, Ennoshima»

-¿E... enno? ¿Pero por qué llamas de pronto? ¿Sucede algo?

«Claro que si, ¿cómo no has podido contarme la muerte de mi tía? No está bien que ocultaras algo así, no fuiste capaz de llamarme... ¿creías que no vendría?»

El reproche que Mebuki fue capaz de percibir en la voz de su primo le dejó anonadada, por lo que simplemente guardó silencio, aferrándose al teléfono como si su vida dependiera de ello. No obstante, se vio obligada a hablar cuando escuchó un carraspeo al otro lado de la línea.

-Y... yo... lo lamento, pero ha sido algo muy duro para todos. Muy pocos fueron los que asistieron al funeral, entenderás que no fue algo de lo que me gustaría hablar, y el hecho de que hayas estado o no, no cambia en nada lo sucedido -murmuró mordazmente, sin reparar en la pequeña curiosa que se asomaba entre las rendijas del barandal de la escalera.

«¿Cómo está Sakura?»

-Bien, no he encontrado el momento de decírselo. Apenas a pasado una semana, ¡no veré como mi hija llora en año nuevo!

«Debes decirlo, mientras más esperes será peor para ella. Sé que es una niña, pero ella entiende, y sabrá que no sólo tendrá que luchar contra el dolor de perder a su abuela, sino también el que su madre se lo haya ocultado.»

-¿Ah, si? Ilumíname, dime como le explico a mi hija que su abuela ha muerto -Pero recibió respuesta, ya que un pequeño grito sonó detrás de ella, con rapidez volteó al lugar de donde provenía, y observó a su hija con un terror digno de quien se encuentra cara a cara con su peor pesadilla.

Sakura le envió una mirada llena de lágrimas inocentes a su madre, quien culposa bajó un poco la mirada, impidiéndole ver como la poseedora de exótica cabellera rosa abría la puerta de su hogar y salía corriendo sin dirección fija, minutos después Mebuki subió la cabeza, encontrándose con la soledad en toda la casa y una puerta abierta que decía más que mil palabras, con pánico salió de su cálido recinto, azotando la puerta tras de ella, encontrándose con que no había rastros de su hija alrededor.

La pequeña corría sin dirección fija a medida que pequeñas lágrimas salían de sus lagrimales hasta perderse en su recorrido por su rostro, no había explicación para sus acciones, y poco después comprendió que podría verse envuelta en un grabe problema. Paró su carrera, y comprobó una vez más lo evidente, si, se encontraba perdida.

Nuevamente se echó a llorar, esta vez cayendo en el frío y lleno de nieve suelo, estuvo ahí algunos minutos, sintiendo como sus músculos se entumecían a causa del frío, se lamentaba de haber salido de su cómoda morada, y aún más de no tomar algún abrigo, pero se entendía, no es que con nueve años ella pudiese pensar en los peligros de sus decisiones con claridad.

De pronto, sintió como alguien tocaba su hombro. Se volteó con rapidez, temiendo encontrar algún monstruo como aquellos de los libros que su madre le leía cuando se portaba mal, pero en cambio, encontró a un hombre pelirrojo, de dulces ojos café y sonrisa risueña, limpió sus lágrimas y le observó más de cerca, desde su punto de vista, pareciera que en dichos ojos se encontrara algún desierto, como cuando vez dentro de una de esas esferas con agua y brillantina, cosa que le distrajo por completo de la situación que se encontraba viviendo.

-¿Te encuentras perdida?

Sakura asintió, con miedo de pronunciar mal alguna palabra y que el joven le abandonara. Sin embargo, el pelirrojo sonrió aún más y negó con la cabeza, viéndole con nostalgia, como quien contempla una foto de su juventud. Sin esperar más respuesta la tomó en sus brazos cual princesa y comenzó a caminar.

-¿Sabes? En esta ocasión estás más liviana... es cosa de edades supongo -Y cayendo en cuenta de lo dicho, sonrió una vez más-. Entenderás luego, no creo que sea pronto... pero me alegro de saber que te he encontrado nuevamente, Sakura.

-¿Cómo sabes mi nombre? -Su voz era baja y cautelosa, no sólo por estar con un completo extraño para ella, sino también porque el frío le hacía titubear, por suerte aquel hombre tenía una temperatura tan cálida que en cuestión de minutos su cuerpo volvió a la normalidad, era algo sorprendente e imposible, pero que para su perspectiva infantil entraba en lo catalogado como normal.

-Oh... eso tampoco lo sabrás hoy, sin embargo, te diré el mio, para estar en igualdad de condiciones. Me llamo Sasori, Akasuna No Sasori.

La infante sonrió al escuchar su nombre, sin saber que apenas llegara a su casa todo quedaría en el olvido. Y así fue el recorrido a la casa de la niña, lleno de historias sobre un amor casi imposible, ángeles y demonios, y más de un acto heróico hecho por el protagonista de todas ellas. La niña no preguntó como aquel joven sabía dónde vivía, tampoco como abrió la puerta sin tener una llave, sólo dejo que sucediera, apenas cruzaron el umbral de la puerta el sueño invadió a Sakura, y en cuestión de segundos cayó como una roca.

El ángel le observó con dolor, mientras una pequeña lágrima con destellos dorados caía por su mejilla, le dejó en el cómodo y mullido sillón de su casa, tocó su frente alterando sus recuerdos, necesitaba hacerle creer que había sido un sueño, por más que doliera. Y después de lograr su cometido estuvo durante horas enteras contemplando a la bella durmiente.

Mebuki llegó media hora antes de las doce, y vió con esperanza a su hija dormida, la abrazó con fuerza, logrando despertarla en el acto. No había reparado en el hombre de gran tamaño que se encontraba en la habitación, pero Sakura, al ser despertada, si. Luego de que su madre se hubiese disculpado mil y un veces con ella por guardar el secreto, y asegurado de que su niña no tenía ninguna herida, fue que prestó atención a sus raras acciones.

-Hola... -dijo Sakura y con las manos hizo un saludo hacía Sasori, quien sonrió y asintió, era momento de partir.

-¿A quién le hablas, mi niña?

-Al héroe, estaba en mis sueños... él... ¡él me ha traído! -Y para probar que no mentía, lo señaló, la rubia observó el lugar con sumo cuidado, buscando a quien debía de agradecer, pero no encontró a nadie.

-¿Estás segura de qué hay alguien?

-Si... Míralo mami, él sonríe, tiene ojos lindos... oh, ya se va, ¡adiós! -agitó su pequeña mano hacía él, quien en un abrir y cerrar de ojos desapareció. Mebuki negó, de seguro otro de los amigos imaginarios de su hija, pero no había tiempo para poner su atención en tan irrelevante, desde su punto de vista, detalle.

Aquella noche ambas cenaron con tranquilidad, sabiendo que la mañana siguiente tenían una conversación pendiente de todo lo que había ocurrido.

¡Happy new year! Bien, sé que faltan algunas horas para eso... ¡pero aquí está el plus que tanto esperaban!

Espero que les guste, si tienen alguna teoría de qué ocurre me lo pueden decir, y si no... ¡pues se enterarán pronto de lo que realmente sucede!

Ahora, les venía con una propuesta. Sé que estoy tardando mucho en actualizar, y es por eso que me pregunto, ¿estaría bien si subiera un nuevo capítulo cada dos semanas? Aunque les digo que mi internet es pésimo, así que si llego a ausentarme, o es por eso, o es que la escuela [porque vuelvo el 8] me tiene colgada.

Bueno... yo iré a bañarme que luego comen en mi casa sin mi :'v

Para que vean cuanto las amo, actualizo hasta en noche vieja 7w7r

Este capítulo o especial, como deseen decirle, va dedicado a... ¡JaiAckerman99! He intentado durante varios minutos poner el "@" para mencionarte, pero alv. Realmente me alegra leer tus comentarios, todos son geniales y me suben los animos para seguir con esta historia rara <3

Iré dedicando capítulos a quienes siempre votan y comentan, que si las veo 7w7

Esposa de Sasori, fuera por fiestas :3

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