Capítulo II~"REENCUENTRO INESPERADO"
Londres 15 de enero del 2010
— El sol sale por el Este iluminando el bello paisaje que ante mis ojos se abre, despertando a los pájaros que con su dulce trinar reciben el amanecer. Sí, esta sería una espléndida vista si no estuviera despierta desde las seis de la mañana cargando cajas y empaquetando flores —mascullé en voz alta para hacerme oir por mi madre y hermana.
— Pooor favoooor Flora es la enésima vez que te quejas. No creo poder oír un quejido más de vieja —se burló mi hermana menor Vanessa Montenegro o McAlister de casada. Con 27 años ya estaba en espera de su primera hija, tan alta como mi madre, pero con el pelo rojizo de mi padre. También posee un rostro resplandeciente, unos ojos azul celeste con un toque pícaro que hace a los hombres sus esclavos y una energía inagotable.
— Si hija por favor, solo hemos cargado unas pocas cajas —me dijo mi madre, lo cual me hizo mirarla con una mueca. Con solo 56 años, Samantha Montenegro o Samy como cariñosamente le decimos sigue igual a como recuerdo de toda la vida. Alta, con el pelo corto por los hombros, teñido de castaño ambiguo, un rostro expresivo con unas pocas arrugas por la edad, una bondadosa mirada que contiene unos intensos ojos azul oscuro y una encantadora sonrisa. Una trabajadora incansable, valerosa madre y cariñosa esposa.
No dije nada más, me dediqué a continuar con mi labor de empaquetar flores. Desde mi divorcio con Rodrigo Stwart, mi ex esposo, y mi regreso a vivir con mis padres en nuestra preciosa casa de Londres no había tenido un momento de tranquilidad. No me estoy quejando, la frecuente atención y preocupación de la familia y amigos me hace ver que no estoy sola y gracias a su colaboración no me hundí en la desesperación y la angustia. Pero a veces me gustaría se preocuparán un poco menos.
Ya han pasado casi dos años desde el divorcio, aunque parezca raro y si hace un tiempo atrás alguien me hubiera dicho que pensaría así, hubiera reído o llorado: decidí que la vida continua con o sin Rodrigo. Como se suele decir, lo que no te destruye te hace más fuerte y lo que este susodicho me hizo no solo me fortaleció, sino también me enseñó que en la vida uno no se debe fiar de nadie y quien no quiera estar a tu lado y no te sepa apreciar debería salir sin vacilación....
— ¿Flora me oyes? —me preguntó mi hermana sacándome de mis pensamientos.
— Perdona Vane estaba pensando. ¿Qué me decías?
— Vaya por Dios, no tienes remedio. Te decía si ibas a ir al club con Erika y Nohelia esta noche.
Al oir los nombres de mis mejores amigas sonreí. Erika de Avellaneda y Nohelia Villaverde son dos grandes amigas que siempre han estado a mi lado. Nos conocemos de toda la vida e incluso no decimos que somos amigas, sino hermanas porque así es como nos sentimos. Al decirlo la gente nos mira raro pues no podemos ser más diferentes.
Erica una mulata de Brasil que se trasladó a vivir aquí con su madre cuando tenía cuatro años, después de separarse sus padres, es sin duda alguna extrovertida, alegre y una persona con un inmenso corazón de oro. Nohelia es una morena de Hawái que vino a vivir con su abuela debido al hecho de que sus padres trabajaban y viajaban mucho y no tenían tiempo para ocuparse de una niña. A pesar de todo es risueña, una persona maravillosa con un gran corazón y una luchadora nata. Y yo, nacida en Londres con una gran familia unida, siendo inteligente, curiosa y trabajadora como mi madre.
— Ah, la verdad no sé, tengo que seguir con mi nueva novela. No he avanzado casi nada y debo terminarla —le dije.
— Esas son excusas, la realidad es que después de lo del cretino de tu ex no has querido volver a salir con ningún otro hombre y mucho menos ir a fiestas— me soltó de pronto— Pero sabes algo guapa, tienes que seguir con tu vida y encontrar a alguien más pues estoy segura, muy segura, de que ahí afuera hay un hombre esperando a verte salir de ese caparazón en donde te has recluido y encerrado; para poder demostrarte que ese imbécil no es el único hombre en la faz de la Tierra y que hay muchos, muchos más, los cuales te volverán a hacer creer en el amor. Quizás no conozcas a nadie en unos días o unas semanas, no obstante, puedo sostener que si te esfuerzas y miras a tu alrededor esa persona aparecerá ante tus ojos.
Después de semejante parrafada mi hermana me tiró dagas con la mirada, se volvió y salió del almacén donde estábamos trabajando dando un fuerte portazo. Yo me quedé anonadada sin saber qué hacer.
— No me lo puedo creer, ¿a esta qué le dio? De verdad tiene las hormonas bien revueltas, No sabía que el embarazo afectaba también al cerebro. Yo no estoy encerrada en un caparazón— le dije a mi madre.
— Flora querida, ¿alguna vez te dije por qué decidí ponerte ese nombre? — me pregunta mi madre de pronto. La miro confundida, no entiendo la pregunta.
— Pues no, en realidad nunca te he preguntado y ahora que lo mencionas ni tan siquiera me lo he preguntado yo misma— mi madre asiente.
— Te puse ese nombre porque cuando naciste y te tuve en mis brazos por primera vez, parecías un capullo empezando a salir de su seno maternal, tan pequeño y bello. Un pequeño capullo que un día, sabía, se convertiría en una resplandeciente flor con un brillo muy especial.
— Vaya, no sabía eso.
— Me lo imaginaba y la verdad mi flor de primavera, tu hermana tiene razón. Solo tienes 31...
— Casi 32— la interrumpí.
— Casi 32— se corrigió— Eres guapa, joven, tienes una gran carrera de la que estás orgullosa. Deberías disfrutar más y como dijo tu hermana, pero con palabras más bellas, continuar con tu vida. Así tendrás la mejor venganza que le puedas dedicar a Rodrigo. Además, debes conocer a alguien, si él no sirvió, si no supo apreciar lo maravillosa que eres y fue tan idiota de dejarte marchar sin detenerte, desde el principio no te merecía. Por lo tanto, vive, goza de los pequeños momentos y placeres de la vida, conoce a alguien especial y tan magnífico como tú capaz de hacer tu mundo tambalearse, que con solo verlo se te derrita hasta el cerebro y, sobre todo, solo te ame, bese y desee a ti.
Después de decir esto, sin dejarme contradecirla, fue a abrir la tienda "UNA FLOR PARA OTRA FLOR" que ha tenido desde el nacimiento de Vanessa y me deja pensativa. La verdad, soy guapa y más tras haber perdido los quilos engordados con lo del divorcio. Soy tan alta como mi madre y tengo el pelo rojo intenso que heredé de mi padre por la cintura y los ojos tan azul como ella, pero sin la picardía de mi hermana y la gran bondad de mi madre, aunque tenga un poco de esta última. Miré hacia la puerta del almacén cuando se abrió y le sonreí al rostro enfurruñado de mi hermana.
— Está bien iré al club. Llamaré a las chicas.
🌃👗🌃👗🌃👗🌃👗
Todavía no sé cómo me dejé convencer para esto, pero tras la conversación con mi madre y mi hermana decidí que tenían razón, excepto en lo de buscarme otro hombre, por supuesto, eso ni pensarlo. No volveré a darle a otro la oportunidad de acabar con mi felicidad y destrozarme mi ya roto corazón.
Asi que aquí estoy subida en un taxi con las locas de mis amigas, con un vestido hasta los muslos de color azul vivo con un escote en forma de V que combina con mis ojos e invita a los hombres a fantasear, unos tacones altos negros con perlas blancas-grisáceas y el pelo rojizo resbalándome en cascada por la espalda. Justamente estaba pensando eso cuando Erika me dijo:
— Estás guapísima Flora. Ese vestido te queda fabuloso, ¿no es verdad Noa?
— Sí, pareces una estrella de cine —corroboró y yo sonreí.
— Gracias chicas, son las mejores. Pero si yo estoy fabulosa que queda para ustedes, quitáis hasta el hipo— les respondí y ellas se echaron a reír, pero la verdad no mentía.
Erika con un pantalón vaquero verde claro y una blusa del mismo color, con mangas hasta los codos y escote en forma de corazón recubierto por perlas blancas, donde el pelo negro con betas rojas le llegaba y unos zapatos de tacón alto, no tenía nada que envidiar. Y Noa con un mono de color violeta vehemente que se ajustaba al cuerpo marcando sus pronunciadas curvas, con un tirante en el hombro izquierdo, el cual quedaba oculto por una chaqueta de un violeta menos llamativo y el pelo castaño llegándole un poco más arriba de la cintura ondulado en perfectos rizos, estaba de lo más sexi.
— ¿Vamos a ver preciosa mía y esa cara tan fea? — me preguntó Noa al ver como las miraba.
— La verdad, chicas, me quiero disculpar por mi comportamiento después del divorcio y por haber dejado de comunicarme con ustedes cuando estaba casada.
— No te preocupes, lo pasado, pasado está y además bien enterradito. Así pues, quita esa cara y vayamos a pasarlo en grande y a olvidarnos del infeliz de tu ex— me dijo Noa y por la expresión de Erika, estaba de acuerdo. Cuando el taxista paró nos bajamos decididas a pasarlo descomunalmente.
— No entiendo por qué seguís solteras, no obstante, si de algo estoy segura, es de que cuando encontréis a ese hombre especial será el idiota más afortunado del mundo por tenerlas. Solo espero que sepa apreciarlas.
Entramos y pude comprobar con mis propios ojos la belleza del lugar. Todo era de lo más festivo, con una pista ideal para bailar sin miedo y volverse loco y una iluminación de primera. El ambiente estaba tan animado y la música era tan buena que nos olvidamos de la prudencia y nos dejamos dominar por la locura. Tres horas después me acerqué a la barra a pedir algo de tomar, me encontraba muerta de sed y tenía la garganta seca.
En ese momento empezó a sonar Endless Love de Lionel Richie y Diana Ross. Me encontraba tarareándola y tomándome la copa que había pedido mientras pensaba en lo afortunada que era por tener a mis amigas-hermanas a mi lado cuando alguien se me acercó por detrás.
— Vaya, vaya pero que ven mis magníficos ojos, si es "Ojos de Sapo" en persona —dijo la voz detrás de mí, la cual reconocí al instante y no solo por el apodo. Me di la vuelta lentamente, sin prisa, esperando no fuera quien yo creía, pero no tuve esa suerte. Ante mí se encontraba el hombre que me hizo sufrir (debido a las maldades que me hacía por llevar espejuelos) en el instituto y la más grande tentación para las mujeres.
Para mi asombro y deleite (aunque jamás lo confesaría en voz alta) estaba más personificado. Llevaba puesto un suéter negro ajustado a un cuerpo bien formado, marcando unos bíceps de primera, seguido de unos jeans de mezclilla. Y para rematar tenía el pelo negro algo largo, cayendo algunos mechones sobre su frente, una cara bien definida, unas cejas correctamente formadas y unos ojos verdes penetrantes. Te invitaba a pecar y gritar peligro. Hummm interesante descripción dada las circunstancias ¿no les parece?
— No me lo puedo creer — mascullé en voz baja, no tengo ganas de hablar con este, no hoy. Por suerte me repuse enseguida. —Pero si es Juan Carlos Monterrey— dije imitando su voz, lo cual le hizo gracia— Todavía te dedicas a hostigar a chicas indefensas. — Él me miró alzando una de sus perfectas cejas y me hizo un repaso de arriba abajo tan lentamente que me puso la carne de gallina.
— La verdad, jamás, en toda mi vida, osaría usar el término indefensa al referirme a tí —me dijo cuando terminó de inspeccionarme —Al contrario, levantarías hasta a un muerto nena— lo que dijo me agradó, pero la siguiente frase lo cagó todo. — Eso, si no tuvieras tan malos modales para no saludar a un viejo amigo.
Lo miré incrédula, no podía creer lo que acababa de decir. En efecto, no había cambiado nada y seguía haciéndome rabiar como nadie.
— En primer lugar, tú y yo no somos amigos y en segunda no te conozco. Fuimos juntos a la escuela y me molestabas todo el rato — me detengo como si estuviera pensando en algo más— Ah, eres carpintero y has levantado tú solo una empresa. Con tan poca información no puedo llamarte amigo, ¿no te parece?
— Muy interesante tu forma de pensar — dice asintiendo con la cabeza antes de clavarme una mirada fiera— Es mucho decir viniendo de una escritora de novelas cursis y empalagosas— se mofó. Esa fue la gota que colmó el vaso, no iba a dejar a un engreído pretencioso burlarse de mí y encima criticar mis novelas, sin yo habérselo pedido.
— Escúchame bien payaso petulante y sabelotodo, yo no te he pedido opinión sobre mis novelas y para que te quede claro no son cursis ni empalagosas; son románticas y bellas, algo que un cenutrio como tú nunca entendería. Además, tú fuiste el que empezó esta conversación porque yo estaba de lo más tranquila tomando mi bebida a solas. Y aunque este fue un encuentro inesperado no quiero volver a saber de tí en mi vida. Así pues, guapo, púdrete— y sin más me di media vuelta alejándome mientras la canción terminaba y dejándolo con la boca abierta, ja, chúpate esa, mentecato; me uní a mis amigas para disfrutar del resto de la noche. Pero no deje de sentir el latido fuerte de mi corazón y esa extraña sensación producida por el reencuentro con mi primer amor secreto.
JUAN
"La verdad no pretendía enfadarla" pienso mientras la veo alejarse contoneando sus caderas. No pude evitarlo, el haberme reencontrado con la primera chica que amé de verdad y la cual perdí, por haber sido un estúpido y no saber comportarme y tratar como era debido, me desconcertó y me dejó fuera de juego. Joder, eso no me gustó nada, por lo tanto, mi comportamiento está justificado.
Aunque no fue un encuentro totalmente inesperado como ella dijo, sabía dónde estaría. Me había encontrado con Vanessa su hermana, cuando fui a comprarle unas flores a mi madre y como siempre se fue de la lengua y me dijo que la había convencido para ir al club con sus amigas y de paso me invitó a acudir para comprobar si ésta se presentaba. La verdad, quería negarme amablemente, no me apetecía nada hacer de chivo expiatorio, sin embargo, me dió curiosidad ver en que se había convertido la chica flacucha, tímida y con espejuelos redondos a la cual había bautizado como Ojos de Sapo para no dar a conocer mis verdaderos sentimientos.
Me alegro de haberlo hecho, sonreí para mis adentros; estaba de lo más guapa con ese vestido azul sagaz y los tacones altos. Además, aunque de poeta no tengo mucho, puedo decir que tiene un rostro tan magistral como los pétalos de una rosa en primavera y en este momento debo de haberme muerto unas cuantas veces, de tantos cuchillos que me ha lanzado con la mirada a la más mínima oportunidad; así pues, le envié una de mis mejores sonrisas burlonas, no quiero darle el gusto de demostrarle cuanto me afecta.
Lo sorprendente, fue la sombra de tristeza y cautela en esos preciosos ojos azules, estos siempre me han fascinado por lo vivos y curiosos que eran. Debió de haberle pasado algo realmente malo y apuesto toda mi empresa (a mí mismo claro porque como apostador nunca he tenido precio) de que es por la acción cometida por el lelo de su ex.
Estoy dispuesto a lograr que vuelva a ser la misma chica de antaño y de la cual me enamoré, aunque me cueste la vida (no literalmente claro está), no importa lo difícil del reto, de hecho, siempre he sido bueno con estos, y este lo voy a lograr, eso sí, lo primero en hacer es ganarme su confianza, pues dijo que no quería volver a saber nada de mí.
— Guapo no vienes a bailar —me dijo mi acompañante sacándome de mis descarrilados pensamientos. Una guapa morena con grandes pechos y espléndidas curvas con la cual me había encontrado al entrar, porque ¿qué es una fiesta sin una preciosa mujer para hacerla resplandecer?
— Por supuesto nena, después de ti —le dije y volvimos con el grupo; me dispuse a disfrutar del resto de la noche, la cual prometía ser de lo más interesante debido a los claros mensajes enviados por la morena de entre mis brazos. Eso sí, no le quité ojo de encima a la hermosa pelirroja que bailaba y tomaba como si el mundo se fuera a acabar, quería deleitarme con las magníficas vistas que sin saberlo me mostraba.
📖✏️📖✏️📖✏️📖✏️
Hola a todos, espero q les haya gustado el capítulo. Quiero decirles q por motivos escolares sólo podré subir dos capítulos cada semana. No se exactamente el día, pero me esforzaré por poder cumplir. En fin:
Qué les pareció Juan? Es un poco tonto por haber dejado ir a Flora verdad?
Nos vemos pronto, espero.
Mil besos, Nohelia💞
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro