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10. NO QUIERO SER UNA FRESITA

Valentina en multimedia.

CATALINA POV'S:

Para ir a la fiesta de bienvenida decidí llevar puesto un vestido que era una combinación de negro y rosa muy hermoso, me llegaba hasta la rodilla y tenía aplicaciones muy llamativas. El vestido no llevaba tiras y era ajustado al busto.

Lo acompañé con unas zapatillas. Se veía un poco raro, pero me encantaba cómo me quedaban ambas cosas. No quería ir ni muy informal ni formal, más bien un punto medio.

Me alisé el cabello y me maquillé el rostro con ayuda de Beily, quien era la experta en estos temas.

—Ya estás —dijo mientras me daba permiso de levantarme de la silla—Estás hermosa —añadió y me dio un leve abrazo.

Me acerqué al espejo cuando nos alejamos un poco y confirmé lo que mi hermana acababa de decir. Realmente estaba hermosa y me veía muy bien. El vestido se ceñía a mi cuerpo y el maquillaje no era para nada exagerado.

—Gracias hermanita —dije con una amplia sonrisa en el rostro.

—¡Cata! Llegaron por ti —gritó mi madre desde la planta inferior.

—Suerte y por favor, consíguete un chico —susurró lo último mientras me guiñaba un ojo.

—El amor es cosa del demonio —dije mientras caminaba hacia la puerta.

—No dejes que papá te mienta, cariño —me sacó la lengua y cerró la puerta de mi habitación para ir a la suya.

Bajé las escaleras a paso rápido y al llegar al final de estas, mi madre me miraba con una bella sonrisa y con la cámara fotográfica entre sus manos.

Amaba tomar fotos de nosotros. Siempre decía que los más lindos momentos se recuerdan mejor mediante con fotografías.

—Estás preciosa. Aún recuerdo cuando te vi por primera vez. Mírate ahora, has crecido muy rápido —dijo aguantando las lágrimas.

Mamá podía ser muy sentimental cuando se lo proponía. Le di un abrazo de consuelo y me fui a la sala luego de sonreír para que me tome más de una foto.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó mi padre con tono firme—¿Quiénes son tus padres? —siguió él—¿Cuántos años tienes? ¿Cuáles son tus intenciones con Cata? —Mi padre lo miraba amenazante mientras elevaba la voz con cada nueva pregunta.

Antonio estaba sentado y algo asustado por el interrogatorio que estaba teniendo. Hasta podría jurar que está temblando.

—Papá déjalo en paz, él es solo mi mejor amigo —interrumpí a papá antes de que siga con sus preguntas—Además esperamos a nuestras amigas —dije saludando con un beso en la mejilla a Antonio.

—Bueno. —Mi padre se puso de pie y se retiró a regañadientes de la sala. No sin antes hacerle un gesto amenazante a Antonio.

Papá es muy sobreprotector, no solo conmigo, también con Beily. Aunque a veces sea lindo que actúe de esa forma, suele exagerar.

Con mucho dolor tuvo que aceptar al primer enamorado formal que tuvo Beily. Sin embargo, cuando se enteró que terminaron, confesó que se sentía aliviado.

El ex de mi hermana no era tan agradable como hubiésemos querido. Era un rockero y absorbía mucho a Beily. Menos mal ella se dio cuenta a tiempo y le puso fin a su relación.

—Estás muy linda —dijo Antonio luego de centrar su atención en mí.

Mis mejillas cambiaron de color por su inesperado comentario. Era inevitable sonrojarme por cada cumplido, sobretodo, cuando no los recibía a diario.

—Gracias, tú te ves muy apuesto. —Le guiñé el ojo de manera divertida.

Me senté en el sofá y golpeé levemente el espacio a mi lado para que Antonio imite mi acción. Y así lo hizo.

Mi mejor amigo empezó a charlar sobre varios temas mientras esperábamos a las chicas.

—¿Te pondrán en el grupo otra vez? —preguntó curioso.

—¿Qué grupo?

Estaba un poco perdida en cuanto a la pregunta. No sé si era porque estaba algo desconcentrada y nerviosa.

—El de los intelectuales. —Me miró como si fuera algo obvio.

Lo olvidé... Almendra, Antonio, Ryan y yo pertenecíamos a un grupo llamado "Los Intelectuales".

Fue creado con la finalidad de cumplir con la norma que gracias a Valentina se estableció en la escuela. En la que se supone que todos los alumnos somos de un tipo y debemos pertenecer a un grupo específico, sin tener opción de socializar tanto con las personas de los otros grupos.

Lo sé, es una regla tan absurda como la obsesión de Valentina por el rosa, pero como su tía era la directora, cada cosa que pedía se hacía.

—Aún no lo sé. —Lo miré dudosa—Quiero iniciar un debate —dije tímida y dejándolo con la boca abierta por la sorpresa.

Era una idea que estaba planeando en mi cabeza desde que me enteré que vendría, pero no sabía que tanta posibilidad había de que funcionase.

—¿Y contra qué o quién? —preguntó interesado en el tema

—Contra Los Populares.

Mi amigo estaba aún más sorprendido, si es que eso era posible.

—No es que quiera decepcionarte con esto, pero dudo que nosotros podamos vencerlos. Es como si ellos dominaran la maldita escuela —frunció el ceño mientras movía sus manos de manera graciosa.

En eso tenía mucha razón. Los Populares tenían gran poder sobre la escuela. Sabía que sería difícil, pero mi yo interno quería arriesgarse.

—Sí, pero si todos nos juntamos, podremos con ellos —afirmé segura—Solo es cuestión de querer y hacer —dije esperando que acepte lo que estaba a punto de pedirle—¿Aceptas formar parte de Los Retadores? —Le propuse.

Necesitaba que Antonio formara parte de esta idea loca. Él era una pieza fundamental y no podría hacer esto sin su ayuda.

—¿Ya le pusiste nombre? —Sus ojos se abrieron más de la sorpresa, pero en sus labios relució el rastro de una sonrisa que se le estaba formando.

—Tal vez esta idea lleve en mi cabeza más tiempo del que pensé.

—Acepto —dice al fin y me ofrece su mano para estrecharla.

Una carcajada se escapa de mis labios por su formalidad, pero eso no es impedimento para hacer lo que me pide indirectamente así que termine estrechando mi mano con la suya.

—Ahora debemos convencer a Almendra y Ryan. — Moví mis manos emocionada.

Era un plan arriesgado; sin embargo, si tenía a mis mejores amigas cerca sentía que podía lograr hasta lo imposible.

—No creo que sea difícil —dice Antonio

Otra vez eso. Hay algo que me ocultan sobre las chicas y Los Populares. Desde que llegué hay ciertos comentarios que me hacen pensarlo.

Además, ¿por qué las chicas aceptarían de inmediato?

Sobre todo Almendra, ella es pacifista y suele tenerle miedo a meterse en conflictos o enfrentarse a alguien, peor aún, si hablamos de Valentina y Los Populares, quienes podrían hasta destruirnos y hacer que nos boten de la escuela si es que así lo querían.

Luego de pensarlo y tener esa duda vagando en mi mente, decidí ignorar el comentario de Antonio. Sabía que si le preguntaba me contaría y no quería que las chicas se enojen con él por eso.

[...]

Horas después y ya en la fiesta, me encontraba incómoda y algo aburrida. Debía admitirlo, esto no es como lo esperé.

Estuve bailando con mis amigas y también con Antonio. Juro que la estaba pasando bien, pero luego decidieron abandonarme.

Mis mejores amigas me dejaron sola junto a Antonio hace más de diez minutos. Estábamos hablando como siempre y riéndonos, pero de pronto se nos acabaron los temas de conversación. Ahora estamos sentados a un lado de la pista de baile.

Me centro en mirarlo disimuladamente. Él es de tez clara tiene unos bellos ojos tan marrones como su cabello. Es algo alto, aunque somos casi del mismo tamaño.

Dejo de mirarlo y la incomodidad y nervios, vuelven a mí. Todo porque él, en el pasado, me gustaba y todo es tan raro ahora que ya no sé ni qué somos. Es decir, Antonio siempre ha sido mi mejor amigo, pero justo antes de que me mude íbamos a tener una especie de relación.

Así que no bromeo cuando digo que mi vida dio un completo giro de 180 grados cuando me mudé. Por eso, no me emocionó demasiado la idea de mudarnos cuando mis padres biológicos me lo propusieron.

Sin embargo, más que una propuesta era solo un aviso. En sí la decisión de mudarnos no estuvo en mis manos.

Ahora todo entre Antonio y yo era, en gran parte, incómodo.

Cuando estábamos en mi casa, antes de venir, no me sentía igual con la idea de quedarme a solas con él porque tenía que contarle del plan que tenía, pero ahora es raro porque hay asuntos del pasado entre nosotros sin solucionar.

No hemos hablado del tema desde que me fui y tengo cierto temor de que me pregunte sobre ello. Yo ya no estoy segura de mis sentimientos en este momento. Solo quiero disfrutar de tener mi vida de nuevo y a mis amigas en ella.

—Creo que debería ir a buscar a Almendra y Ryan. — Me puse de pie con algo de torpeza, dispuesta a marcharme.

—Sí claro, te espero —dijo sin más.

Yo giré y caminé hacia la multitud de la pista de baile en busca de mis amigas, pero no las hallaba por ningún lado. Parecía que se habían escondido en un lugar súper secreto o algo así.

Estaba a punto de voltear para regresar donde Antonio cuando choqué con un mozo que llevaba muchas bebidas, este las botó haciendo que me resbale y casi caiga al suelo.

¿Por qué digo casi?

Porque alguien me agarró de la muñeca impidiendo mi impacto contra el suelo. Y me jaló hasta que pude ponerme de pie de manera correcta nuevamente.

—Disculpa, no me di cuenta —dije mirando al mozo y este solo suspiró ante mi comentario.

—No hay problema —contestó de lo más serio y se retiró.

<< Perfecto, ahora me odia. >>, fue lo que vino a mi mente mientras lo veía irse.

Es ahí cuando caí en cuenta que todos me estaban mirando y hasta la música había parado. Parecía que había llamado demasiado la atención.

—Pueden volver a lo suyo —grité y todos siguieron bailando apenas volvió a sonar la música. Agradecí internamente al dj por ello.

—¡Ay gracias a Dios que no ensucié mi vestido! —exclamé para mí misma, pero alguien pareció oírme.

—¿A mí no me agradeces?

Giro y miro al dueño de aquella voz. Un chico un poco más alto que yo, de cabello color algo marrón y rubio a la vez, y ojos marrones se encontraban mirándome con atención.

A decir verdad, es muy guapo.

—¿Eh? —pregunto haciéndome la desentendida.

—Te salvé la vida —explica —Si no fuera por mí ya estarías en el suelo.

Olviden lo de guapo. Su egocentrismo quita toda la gracia que tiene.

—Sí, gracias —ruedo los ojos

<< Vaya estúpido. >>

Estaba a punto de irme, pero me detuvo. Parecía que este chico no entendí lo que era respetar el espacio de las personas.

—¿Ahora qué quieres?

Miré su mano, la cual sujetaba con algo de fuerza mi antebrazo y devuelvo mi mirada a su estúpida cara.

<< ¿Quién mierda se creía este idiota? >>

—Empecemos de nuevo —dice suavizando un poco su agarre, pero sin soltarme—Soy Richard Miller, mucho gusto, seguro eso ya lo sabías. Tú, bella dama, me acompañarás a un lugar —dijo con rapidez y me jaló del brazo.

<< Ahora cree que es mi jefe el muy estúpido egocéntrico. >>

Mi cerebro apenas captaba lo que estaba ocurriendo. Ya me estaba cansando de este chico y mi paciencia estaba llegando al límite.

—Espera —dije, pero él hizo caso omiso—¡Dije espera! —grité, pero otra vez me ignoró.

Moví mi muñeca con el fin de lograr soltarme, pero no fue más que un intento fallido.

Salimos del gimnasio del colegio, donde era la fiesta y caminamos hacia un salón. En este había un cartel escrito con un plumón negro: LOS POPULARES.

<< Mierda, ¿a dónde me había traído este egocéntrico chico? >>

—Hey, ¿qué haces? —Traté de llamar su atención—. Debes saber que yo no pertenezco a ese grupo, ni me llevo bien con los que sí —dije ya molesta antes de entrar.

Intenté soltar su agarre por segunda vez, pero tenía más fuerza que yo por lo que no pude lograr nada.

—Eso no importa mientras estés conmigo nada pasará, linda —dijo en tono coqueto antes de entrar—Ya llegué —habló cuando estábamos ya dentro y de inmediato se prendió la luz del salón.

Vi a Valentina ahí, también había un chico más, si no me equivoco es Henry Parker, uno de Los Populares. Hace años no lo veía, pero estaba casi segura que era él. Ah, y también pude ver a Ashley, la hermana de Almendra.

—Richard, al fin —le habla Henry al rubio que me había traído en contra de mi voluntad.

Al fin sé el nombre del señorito egocéntrico.

—¿Ella? —preguntó con mala cara Valentina cuando me vio a lado del tal Richard. Él solo asintió y me pusieron una especie de pañuelo para cubrir mi rostro al igual que las otras dos personas. Fue entonces cuando empezaron con algo tipo ritual, pero no satánico. O eso creo.

<< ¡Huye Cata! Creo que te quieren matar. >>, era lo que no dejaba de repetirme en mi mente.

—Están aquí reunidos hoy para formar parte del grupo más importante de la escuela: Los Populares.

Cuando escuché eso, de inmediato me saqué el estúpido pañuelo y lo tiré al piso. Aquel estaba completamente loco si creía que yo iba a ser uno de ellos. Completamente loco.

—¿Qué pasa? —preguntó el estúpido.

—Ni siquiera te conozco, pero si algo tienes que saber es que jamás seré una popular, simplemente no formaré parte del grupo de fresitas y estúpidos egocéntricos que tienen—dije con asco y estaba a punto de irme, pero una conocida y chillona voz me interrumpió.

—Sabía que eras una cobarde, Catalina, siempre lo has sido— dijo Valentina con una sonrisa de superioridad— Eres muy poca cosa para ser popular —movió sus caderas exageradamente mientras se acercaba a mí un poco.

—No es miedo ni cobardía, Valentina, solo no quiero ser una fresita como tú —la señalé—Mucho menos un egocéntrico —dije mirando al rubio—Me niego a ser una más de tu grupito estúpido, yo me largo.

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