Capítulo 8
Edu se metió en el baño intentando aclarar sus ideas, en parte su hermana llevaba razón cuando decía que Clara se estaba aprovechando de su bondad para ser su paño de lágrimas. En un principio a Edu no le importaba puesto que le gustaba Clara. Había pasado mucho tiempo desde que se conocen, y la vida de Edu se había quedado estancada a consecuencia de sus sentimientos hacia Clara. Él no la veía como una amiga, si no como algo más.
Algo más aliviado salió de la ducha, Marisa seguía esperándolo con sus brazos en jarras para empezar el interrogatorio.
Marisa & Edu
-Marisa, es que no tienes sueño hermosa.
-No, no. Ahora mismo me vas a decir quien es esa mujer.
-Marisa, no le des más vueltas a lo mismo. Anda ve y duérmete de una puñetera vez y llevate tus preguntas contigo. Que sueñes con lo angélicos rica.
Vamos desde luego mi hermano se pasa siete pueblos el muy capullo este, mira que dejarme a mí con la intriga. Pero como me puede hacer una cosa así.
Pues parece ser que por la mañana todo seguía igual, mi hermano me preparó el desayuno, se había marchado con las mismas sin sacarme de mi duda, pues bueno a mí no me queda de otra que coger mis cosas y marcharme también para mi trabajo.
Una vez que llegué al trabajo me encontré con Lisa. Me volví a disculparme contándole lo que ocurrió con mi hermano. Lisa se lo tomó a risa. Me alegro que se lo tomara tan bien, tras quedar en vernos a la hora de la comida se marchó cargada con unos expedientes para una reunión que iba a tener lugar dentro de una hora.
Al llegar al estudio, saludé Sancho, hoy lo encontré mas cabizbajo.
Por su expresión en su rostro, llena de melancolía, pude hacerme idea de lo que le ocurría. Tuve que morderme la lengua para no preguntarle, esperaba que fuese él quien me lo contase.
-Ay Marisita. Qué desgracito que soy.
-Tranquilo Sancho, que no le quitas el puesto a Maria de la O.
-Arturin no quiere verme, rompió anoche conmigo.-Sancho escondió su cara entre mi pecho a la vez que lloraba arrepentido por haber sido tan idiota y cobarde al no casarse con Arturo. Yo trataba de consolarlo, dándole consejos y de vez en cuando tomándonos un mojito.
-Sancho, como nos descubra el jefe que estamos medio borrachos fijo que vamos al paro.
-Uch, es verdad de echo yo veo hasta Lisa parada en mitad de la habitación. -A los dos nos entró la risa floja hasta que Lisa me pidió que la acompañe a la oficina de Noé.
-Marisa, Sancho ¿pero qué estáis haciendo bebiendo chupitos de mojito a estas horas? ¡Ay madre la que se va liar!-La pobre de Lisa se veía todo apurada entregándome un vaso de agua, mientras a mí me daba por reír.
Algo más relajada caminé junto a Lisa hasta la oficina de Noé.
-Por favor Marisa, dentro hay más personas, no hagas el ridículo.
-Te doy mi palabra de leonor. No haré el ridículo. -Otra vez me dió por reír.
-Buenos días - Saludé lo más sería que podía permanecer.
-Adelante Maria Isabel. Pase, le presento a varios ejecutivos. - Me decía Hugo susurrándome al oído el nombre de todas aquellas personas, entonces sentí como mi cuerpo se tensaba al ver a una chica castaña, ojos verdes mirándome con ojos de asesina, apreté mis puños saludándole con la misma falsedad que ella.
-Clara ella es Maria Isabel la diseñadora de los nuevos modelos que van a salir esta temporada.
Me senté en una silla echando chispas por mis ojos, ni podía creerme que esa mujer fuera la que me confesó mi hermano que ama y ella estuviera jugando con los sentimientos de mi hermano.
La reunión fue un desastre, apenas escuché lo que decía Noé, puesto que me la pasaba fulminando y tirándole indirectas a la tal Clara. Al final de la reunión Hugo me acompañó hasta el estudio, no hizo falta de que me dijera nada para saber qué había metido la pata por no colaborar en la reunión. Hice una mueca y pasé dentro para abrazarme a Sancho y dejarme llevar por mi tristeza.
-Pero Marisita qué te ocurre. Ahora porqué estas tú llorando.
-Pues...-Empecé a contarle a Sancho lo que había sucedido con esa tal Clara hasta que escuché como se reía a carcajadas.
-Pero Marisita, en menudo fregado te has mentido hermosa. As estado incordiando a Clara la hermana de Noé. Mira que te veo mañana a primera hora apuntandote al paro.
Ostras. Eso si ha sido una sorpresa. Un segundo. Clara es la hermana de Noé. Será hijo de mi madre mi querido hermano. Ahora entiendo porque me lo ocultaba, porque está enamorado de la hermana de Noé. Pero verás este como me va ha escuchar.
A la hora de la comida, salí del edificio echa una furia. Llamé un taxi y fui derecha hacia la oficina de mi hermano. Al llegar pregunté a una pelirroja recepcionista por mi hermano y ésta me indicó donde podía encontrarlo.
Me monté en el ascensor junto a otro hombre joven. Muy buen mozo por cierto.
-Hola soy Mateo, disculpe pero la noto alterada le ocurre algo.
¡Uchs! Además de guapo es educado. - Yo soy Marisa. Pues si, mire resulta que me ha engañado mi hermano y vengo a que me dé una explicación.
-Si me permite le doy un consejo antes. Tranquilicese antes, si ahora pasa y le suelta la bomba, no escuchará y las cosas irán a peor. Si me permite le invito a un café.
-Vale. -Sonreí tímidamente sin poder dejar de mirar a sus hermosos ojos grandes negros.
Mateo me llevó a la zona de pausa, donde había mesas y sillas y máquinas expendedoras de café y zumo.
Con nuestros cafés en la mano nos sentemos en una mesa. Mateo me contó que trabajaba como diseñador gráfico desde hace dos años. Yo le hablé del motivo por el cual estaba trabajando en Bellety, explicándole mis diseños.
Después de un rato hablando con Mateo me sentía más tranquila. Me despedí de él con dos besos en la mejilla, no me iba quedar yo con las ganas de arrearle dos besos a ese bombón de hombre.
Llamé a la puerta de la oficina de mi hermano pero no contesta. Giré el pomo percatándome que la puerta está abierta. Pasé con sigilo mientras admiraba su oficina hasta que me percaté de unos ruidos que procedían desde el baño.
Hice oreja...Y la madre que parió a mi hermano, pero este tío no para de chingar o qué.
-Eduardo haz el favor de salir de ahí.-Golpeaba la puerta echando espumarajos por la boca.
Pero la cosa no acabó ahí. No sólo tuve que enfrentarme al enfado de mi hermano por haberle interrumpido en mitad del asalto. Sino que detrás de él salió la tal Clara.
-¿Tú? -Pronunciemos las dos unísono.
-Eduardo qué hace esta mujer aquí en tú oficina. ¿Eh? Es que tenéis que estás fornicando como conejos ¿oke?
-Mira bonita, no te voy a consentir que me hables así. Eduardo me ha dicho que no quiere saber nada ti y que le molesta tú presencia porque eres una pesada.
-Edu... enserio le has dicho eso. Enserio soy un estorbo para ti.-Tuve que girarme deprisa y salir de allí al notar que mis primeras lágrimas me avisaban del dolor que me había producido las palabras de esa mujer.
-Marisa no, escúchame...
Ni quería mirar a mi hermano, me había dolido mucho que esa lagarta dijera que soy un estorbo para mí hermano. Y mucho menos me lo esperaba de mi hermano. ¿Porqué no me habrá dicho mi hermano que quería privacidad? ¿Lo estaré molestando tanto para no haberse atrevido a decírmelo por el mismo?
Me encontraba tan herida y lastimada que empecé a caminar sin rumbo ¿Y ahora me pregunto yo donde voy a ir si no tengo dónde quedarme?
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