Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34

Derrumbada y sintiéndome como una miserable, dejo caer mis lágrimas descubriendo en mí lo idiota que había sido puesto que ni idea tengo de como he podido permitir que Juan me tocase.
Llena de impotencia y culpabilidad me dejo levantar con la ayuda de mi madre y mis amigos. Nadie dice nada, solo se escuchan palabras alentadoras y mis sollozos.
Abatida, me dejo guiar por mis amigos hasta la casa de mi hermano.
Una vez que se han ido todos y me he dado un ducha mi madre habla conmigo.

—Maria Isabel hija, que ha sido lo que ha pasado.

—Mamá me siento tan culpable y desgraciada por haber estado tan borracha y no saber qué era lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

—Hija, no llores más. En parte tú no has tenido la culpa, ese miserable sabía lo que estaba haciendo. Desgraciado, como lo odio.

—Lo peor ha sido ver la reacción de Noé. Mamá he arruinado todos nuestros planes.—Comienzo de nuevo a llorar en los brazos de mi madre hasta que llega mi hermano, por supuesto molesto y muy enfadado.

—Edu...lo siento mucho yo...—Empiezo a expresar mi dolor intentando convencer a mi hermano. Pero él no dice nada, sus ojos cargados de odio apretando sus puños llenos de sangre ya me dicen todo.

—Eduardo hijo, no te enfades con tú hermana, ella sólo ha sido una víctima de ese desgraciado.

—No la justifiques mamá, y menos que achaque lo que ha sucedido al alcohol. Lo único que puedo hacer es protegerla, por eso le dado dos puñetazos a ese  cabrón, pero te pido que no trates de convencerme de algo que ha sucedido porque ella lo ha permitido.

Mi hermano llevaba más razón que un santo. Toda la culpa de lo ocurrido no la tengo masque yo.
Maldigo una y mil veces llorando de impotencia golpeando la almohada repitiéndome la misma pregunta: ¿Porqué?

Al día siguiente mis amigas vienen a visitarme, quieren saber cómo me encuentro. Nos tomamos unos cafés mientras me cuentan lo sucedido y resuelven mis dudas.

—Haber que yo me entere, vosotras visteis al hijo de su santa madre hablando conmigo sabiendo que no quiero saber absolutamente nada de ese bicho y vais y no hacéis nada. Pues qué clase de amigas hacen eso.—Grito molesta ante la mirada de sorpresa de ellas.

—Che, para el carro bonita. —Empieza hablando Esmeralda.—Punto 1, nosotras te avisemos, pero la niña no nos escuchó porque  estabas más borracha que el pato Donald, y lo segundo: tú madre le dijo cuatro cosas a ese sinvergüenza. ¿Y sabes lo que hizo?
—Niego con la cabeza—Pues reírse de tú madre y darle un empujón que apoco si se cae de culo sino la llegamos a coger. Por eso llamemos a Noé por miedo de que hiciese algo. No para que te metieras a enrollarte con él en los servicios. —Finaliza la conversación Esmeralda agarrando su bolso molesta. Intento hablar con ella, pero todo lo que me digan es poco.  Yo tengo la culpa de lo sucedido. Por ello debo hacer todo lo que pueda para conversar con Noé e intentar que me escuche.

Ya he perdido la cuenta de las veces que lo he llamado a su móvil, las veces que he ido a su oficina incluso me presentado en su casa. Y siempre me encontrado con lo mismo. Su negación a no quererme ver.
Y lo que más rabia me da es que no puedo estar sin él, me muero por su amor y lloro buscando una razón para poder acercarme a él y que deje de jugar conmigo de esta manera, si él supiera que mi corazón está dañado por querer alejarse sin querer saber nada de mí. Solamente le pido que me escuche, entiendo que esté molesto conmigo, pero necesito mirarle a los ojos para decirnos las cosas de frente, pero este silencio me está consumiendo ya no sé ni que hacer, ojalá pudiera echar el tiempo atrás para poder reparar mi error.

Mientras los días transcurrían, yo intentaba volver a mi rutina, volver a centrarme en mis diseños y conformarme con ver desde lejos a Noé. A pesar de haber coincidido en alguna reunión, solo hemos hablado de trabajo, después Noé deja de hablarme consiguiendo que vuelva a caer en mi arrepentimiento y mis ganas de recuperarlo a pesar de esquivarme. Intento por todos los medios llegar hasta él, pero nada de lo que hago sirve y ya he comenzado a agobiarme con esta situación, estoy cansada de ir tras él para que no me escuche, a veces me planteo que nunca debí de enamorarme. Total, no puedo dejar de pensar en él, y cual cosa me hace recordarlo, tampoco puedo dejar de soñar con él y encima ojo lo que me cuesta volver a mi rutina. En ocasiones pienso que todos mis esfuerzos no sirven para nada porque no obtengo respuesta por parte de él. Desde luego soy tonta por seguir empeñándome en creer que me dará una segunda oportunidad, me duele mucho admitirlo, pero a pesar de todo yo me niego a olvidarlo y pienso que a pesar de todo y todo lo que me cueste olvidarlo debo continuar con mi vida, por ello he aceptado ir con Sancho a Milán donde nos esperan unas semanas de desfiles donde presentaremos nuestros nuevos diseños.

Me encuentro en mi habitación empacando unas cuantas cosas mientras escucho a mi madre darme sus consejos. Le sonrío a la vez que la abrazo, qué haría sin mi madre y esa manera de hacer que me sienta tan bien. Seguidamente voy a despedirme de mi hermano, pero su frialdad es notable, aún sigue enfadado conmigo. Agarro mi maleta y bajo hacia la calle donde me espera Sancho para irnos juntos al aeropuerto.

Horas más tarde, estoy volando hacia Milán. Espero que por los menos estos días que nos esperan de trabajo pueda dejar de pensar en el pasado para reconcentrarme en el presente, el futuro solo Dios lo sabe.

Durante el viaje Sancho me ha contado todo lo referente al evento que se dará lugar en Milán. Por supuesto estarán los mejores diseñadores, algunos ya los conozco y otros me gustaría conocerlos, para mí ya es demasiado poder estrecharle la mano a mis ídolos, aquellas personas que han hecho que esté ahora aquí, en Milán en una de las mejores ciudades de moda en un hotel preparando lo que será nuestro debut.

Durante la noche apenas he dormido de los nervios, por la mañana muy temprano me encontraba desayunando junto a Sancho y con Susan Porch,otra diseñadora y muy amiga de Sancho. En ese momento me encontraba tan entusiasmada de poder ofrecer mis diseños que hasta lloro de la misma emoción. La noche cae, estoy agotada pero el cansancio vendrá después, ha sido un día de locos, hemos dispuesto de poco tiempo para los ensayos y ahora estamos preparando a los modelos para que salgan a la pasarela.

Las primeras en salir son las modelos de tallas xxl, a continuación las modelos de lencería, ropa informal y finalizamos el desfile con una colección de vestidos de fiesta tanto para mujeres delgadas como para mujeres plus size.

Nada más finalizar el evento, saludo una a una nuestras modelos que se hallan muy contentas por el resultado de que los invitados han visto el desfile y eligan algunos diseños, para poner la guinda salimos Sancho y yo junto a todos los modelos entre aplausos de los espectadores. De nuevo pude sentir esa sensación de sentirme especial y saber que mi trabajo y esfuerzo es recompensado. Es agradable ver como los invitados se levantan y te saludan preguntándote referente a tus diseños y por supuesto te dan sus tarjetas para mantener alguna reunión contigo. Más feliz y dichosa no me puedo encontrar.

A continuación Sancho y yo nos dirigimos hacia los jardines del hotel donde han comenzado con el cóctel.

―Sancho por tu santa madre no me sueltes de la mano, que estoy super nerviosa y no quiero meter la pata.

―Venga ya Marisita, si estoy ya lo tienes dominado. Ahora te voy a presentar a Agust Nian, es un empresario de una cadena de ropa y está interesado en algunos diseños, después te presentaré a Carolina Herrera sé que te hace ilusión conocerla.

―¿En serio? Voy a conocer a Carolina Herrera, por dios esto es demasiado. Gracias Sancho por ayudarme.

―Marisita, a mí no me des las gracias, no solo te he tomado cariño si no que te debo mucho, si no hubiera sido por ti, creo que aun estaría llorando por Arturo, ese miserable que solo quiso aprovecharse de mí haciéndome creer que me quería cuando todo era mentira, él solo le interesaba mi cuenta corriente.

―Sabes lo que te digo, que has hecho muy bien en darle una patada en el culo, anda y que le den morcilla.

―Ya, pero mira a que costa. Aunque ahora me alegro y ya no pienso en el pasado. Ahora tengo otras inspiraciones y si encuentro de nuevo el amor, bien recibido, si no, pues a vivir la vida que son dos días.―Con una bella sonrisa, Sancho me ofrece una copa de champagne, mientras me presenta a Carolina Herrera. Hablamos un rato con ella, que maja que es. A continuación empezamos hablando con varios invitados hasta que mis ojos se posan en una silueta. Ahí está vestido con un traje chaqueta gris perla hablando con varios hombres más. Aunque quisiera no podía apartar mis ojos de Noé, no solo se veía sexy con este traje, eran sus gestos, su manera de desenvolverse lo que hacía que mi pobre corazón latiese con tanta intensidad.

Un rato después, ambos estamos uno enfrente del otro. Mi boca se reseca, mis nervios afloran y este loco corazón hace bam-bam. Noé sigue charlando con los invitados hasta que por fin sus ojos se posan en mí. Pero esos ojos verdes tan llenos de vida con ese toque de brillantez que me miraba semanas atrás, ahora son oscuros y fríos. Puedo llegar a pensar en todo lo que habrá sufrido por mi culpa, y es lógico que su semblante haya cambiado cuando me vea. Me humedezco mis labios intentando no mostrar mi dolor y por supuesto mantener la compostura a pesar de que mis piernas me flaquean rezando para mis adentros para que todo esto se acabe cuanto antes y poder salir huyendo.

Ni siquiera me despedí de Sancho, nada más acabar la velada salí corriendo del lugar hacia mi habitación. Quería estar a solas conmigo misma y mi conciencia.

Creía haber superado el mal trago, pero al ver de nuevo a Noé y esa forma tan destructiva de mirarme ha conseguido que mi mundo se derrumbe de nuevo dando comienzo a mis dudas. Desde luego porque hay algunas personas que le cuesta menos superar lo malo y a mí me cuesta el doble. Debería ser más valiente y mirar para adelante, pero no lo soy. Puede que sea más fuerte en otras cosas, pero en temas relacionados con el amor pienso que soy muy cobarde por no congelar todo lo que ha sucedido y poner punto y final para continuar con mi vida.

En fin,  lo mejor que puedo hacer en estos momentos, además de estar martirizándome, es irme a dormir para poder estar descansada, a partir de mañana nos toca hacer más desfiles en distintas ciudades de Italia. Espero que estos días no vuelva a toparme con Noé, si no voy acabar para el arrastre.

―Sancho se puede saber qué horas son estas.―Le pregunto algo mosqueada viendo la cara de satisfacción, al parecer la ciudad de Turín le ha sentado bien a mi amigo.

―¡¡Schuu!! Caya Marisita, ahora en el avión te cuento con pelos y señales. Pero ha sido la mejor noche que pasado con Giovani. Dios este hombre me ha hecho de viajar a Marte, no solo ha sido sexo, Marisita creo que me enamorado.

―Sancho no, por favor. No más dramas. Vámonos para el aeropuerto y deja de chochear anda.―Le doy un pequeño empujón en su hombro mientras agarramos nuestras maletas dirección al aeropuerto, en Roma nos espera la última semana de trabajo, y como soy así de creyente le dicho a Sancho que no pienso irme para España sin pasar por la ciudad del vaticano y ver al papa. Por lo menos espero que alguien me limpie mis culpas ya que Noé no es capaz ni de dirigirme la palabra salvo en cuestión de trabajo.

Admito que estas últimas semanas han sido de locos, a la vez tan maravillosas, no solo por haber sido tan bien acogidos mis diseños, si no por haber conocido a gente importante que están dispuestos a contratarme puesto que están interesados en mi trabajo. Aún no puedo salir de mi asombro, estoy tan ilusionada que me gustaría compartir este momento con él. Lo veo desde la distancia hablando con una mujer muy bonita, después esta la agarra del brazo y se dirigen hacia donde estoy yo junto a más invitados. Plantados enfrente mía se hallan Noé con esa bella mujer, comienzo a examinarla muriéndome por dentro de los celos. Figura delgada, cabello largo rojizo, será de bote, ojos grandes azules, piel blanca, su porte es correcto y se ve atenta con los invitados. Pero la muy petarda no suelta a mi Noé. Percibo unos insufribles celos que me malcomen por dentro cruzándose por mi mente miles de imágenes de como abofetear a esa petarda y a Noé. Pero cuando veo como Noé le sonríe susurrándole algo al oído, hace que termine por derrumbarme. La verdad puede llegar a superar la ficción, y en este momento yo ando sobrando. Solo hemos cruzado palabras referente al trabajo, cuando le preguntado por nosotros, ha esquivado la pregunta volviendo a observar a su acompañante agarrándola de la cintura. Los observo unos minutos la buena pareja que hacen. Sin duda ella es perfecta para él, mientras que yo solo le traído problemas y aunque lleve un hermoso vestido solo soy una chica de pueblo que soñaba con esta noche.

Sin apartar mis ojos de ellos, y ser testigo de cómo Noé la trata tan caballeroso, complaciéndola en todo y sobre todo como le roza sus mejillas, se acarician sus manos. Cierro mis ojos intentando tranquilizarme, todo lo que estoy viviendo esta noche hace que me plantee que ya es hora que comience a desengañarme de todo este cuento, puesto que mi vida ya no hay cabida para el amor.

Busco a Sancho para despedirme de él, en dos días regreso a España, el sábado se casa Lisa y por nada del mundo me perdería su boda. Lisa ha sido una amiga muy especial, ha estado conmigo en los buenos y malos momentos y ahora a pesar de haberse cancelado mi boda, quiero asistir a la suya y ser testigo de su felicidad junto a Hugo.

Llego a mi habitación, me cruzo de brazos observando por la ventana la ciudad, lo bella que es y la forma de cómo han transcurrido estos días. Me siento muy orgullosa y feliz por todo lo bueno que me ha pasado respecto a mi trabajo, pero él, solo me ha prestado atención para tratar asuntos del trabajo, en algunas ocasiones he llegado a ilusionarme volviendo a creer que lo nuestro ha quedado atrás y vamos a volver juntos a España. Pero visto lo visto, mis esperanzas han quedado fallidas, mi corazón está hecho añicos y mi moral por los suelos. No lo puedo evitar, mis lágrimas me dan la bienvenida agolpándose, dentro de mi pecho un dolor insufrible y mis fuerzas se debilitan haciendo que caiga al suelo derrotada.

Lloro amargamente escondiendo mi cabeza en mis rodillas cruzándome de brazos. Estoy sola, no tengo a nadie que me consuele, como puedo me levanto me voy para el baño para darme una ducha, espero que el agua pueda limpiar mi tristeza de algún modo.

Al día siguiente, no me encuentro bien, pero tampoco puedo irme sin haber visto la ciudad del vaticano. Me cambio de ropa, al salir al pasillo  me topo con la mujer que vi anoche con Noé. Para mi mala suerte se monta conmigo en el ascensor. Intento aplacar mis celos, pero esque la jodía contra más la miro más envidia me da de lo guapa que es. No me extraña que Noé haya acabado la noche con ella. Esa idea golpea fuerte mi corazón, muevo la cabeza para ambos lados negándome a mí misma que pueda  haber alguna posibilidad entre Noé y yo.

―Buenos días, usted es María Isabel. Creo recordar que la vi anoche en la fiesta.

No si encima va resultar educada.―Buenos días, sí soy yo. Mucho gusto, como se encuentra.

―Muy bien gracias. Le puedo preguntar algo, si no le molesta.

―Por supuesto dígame.

―¿Noé y usted se iban a casar?―Joder, esto si que no me lo esperaba y ahora que le respondo.

―Esto...sí, ¿porque lo pregunta?

―Noé me lo contó hace días, por cierto me llamo Mery, soy una vieja amiga.

―Ya y confidente por lo que veo.

―Sí, Noé y yo nos contamos todo, siempre hemos tenido esa familiaridad para contarnos nuestros problemas. En estos momentos yo estoy travesando por mi divorcio y hace tiempo que me alejé de las pasarelas. Anoche Noé volvió a contratarme, y estoy muy feliz de que me haya dado una segunda oportunidad después de haber tenido una vida algo desequilibrada.

―Bueno por lo menos alguien le ha dado una segunda oportunidad, porque a mi ni ha querido escucharme, mire me alegro mucho por usted.

―Espera Maria Isabel, solo quería decirte que Noé te sigue amando, en este momento se encuentra afligido y deshecho en pensamientos que no lo llevan a ninguna parte. Le he pedido que te busque, porque dos personas que se quieren no se merecen estar separados. Pero su orgullo se lo impide, y me da mucha pena que estéis atravesando este río de tristeza.

―Lo sé, pero yo ya estoy cansadita​ de intentarlo, si quiere algo que me busque él.

―Maria Isabel, sé por lo que estás pasando, y debo decirte que yo perdí a mi primer novio para siempre. El murió y siempre me he culpado por haberme peleado con él y no haber aclarado las cosas, por ser una orgullosa y no haber dado el primer paso, nunca supe si de verdad me amaba o no. Nunca pude escucharlo de sus labios, él me abandonó para siempre y yo tuve que continuar con mi vida quedándome esa duda. Por favor Maria Isabel, piénsalo, si de verdad merece la pena ser tan orgullosos y no pararse por un minuto a expresar lo que uno lleva aquí adentro. El orgullo en ocasiones puede ser nuestro peor enemigo.

―Gracias por todo y confiar en mí, lo tendré en cuenta. Ahora debo de irme voy a visitar al papa. Espero verte en otra ocasión.

―Yo también lo deseo, por favor cuídate y piensa en lo que te he dicho.

―Por curiosidad, Noé te lo contó...

―No María Isabel, entre Noé y yo nunca habido nada, solo nuestra amistad y el cariño que nos tenemos.

―Lo siento...gracias por la aclaración y encantada de haberte conocido.

―No importa, igualmente te deseo lo mejor María Isabel.

Me despido de Mery algo abochornada por haber pensado lo que no es, en verdad se ve buena mujer y por lo que me ha contado todos tenemos nuestra pequeña historia.

Por la noche voy derecha hacia mi habitación, estoy súper agotada, después de pasarme horas de pie derecho haciendo cola para poder ver al papa, nos dicen que no se encontraba, nos atendió un obispo el cual le conté un poco mis penas y el hombre me dio su consejo a su vez aconsejándome que rece un par de rosarios.

Muchas ganas de rezar no tenía, pero lo hice para que me diese la valentía de ir hasta la habitación donde se aloja Noé y expresarle mis sentimientos.

Me monto en el ascensor y subo hasta la octava planta, busco la habitación y me paro enfrente de ella pensando en lo que voy a decirle. Agarro todo el aire que puedo soltándolo despacio, me recompongo y cuando estoy a punto de tocar la puerta me quedo paralizada. Si toco la puerta estaría haciendo lo que hizo Naiya, estoy buscando al hombre que amo pero yo también tengo mi puntillo de dignidad y no pienso hacerlo. Si de verdad él me ama que me busque, lo esperaré, por supuesto que esperaré que él hable conmigo y poder aclarar las cosas. Pero ahora lo mejor que puedo hacer es irme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro