Capítulo 30
★Dedicado a los lectores★
MARISA:
Admito que me encuentro muy feliz al lado de Noé. En estos días que he permanecido junto a él, he podido darme cuenta de como mis sentimientos han ido cambiando sintiéndome cada vez más cautivada por sus encantos llegando a trastornarme de tal manera que ni yo misma hallo la lógica a todo lo que me sucede. Incluso cuando me debo de separar de él llego a contar los minutos para poder estar de nuevo juntos.
Me encuentro tumbada en mi cama pensando en Noé, rozando con mis dedos mis labios sintiendo aún el sabor de sus besos, despacio recorro mi cuerpo temblando a la vez que me imagino como será hacer el amor con Noé, dejarme seducir por él a la vez que llego al paraíso con todo lo que me hace sentir.
Percibo como mi corazón bombea más deprisa, mis nervios se han formado en mi estómago en pocos segundos, cierro lentamente mis ojos para volver a recordar la imagen de este hombre que tan flechada me tiene sin pasar por alto lo derretida que me encuentro cuando me dejo llevar por él. Me levanto de la cama y comienzo a caminar hacia la ventana de mi habitación, desde mi posición puedo ver las luces de la ciudad, pongo una mano en el vidrio apoyando mi frente para pensar en mi pasado, en mi vida anterior antes de conocer a Noé y como él me la ha cambiado sin darme cuenta.
Aún puedo recordar esas terribles imágenes de Juan en la cama con otra mujer de cómo me sentí en ese momento, me sentía tan insignificante que pareciese que fuese muy tonta por no haberme dado cuenta de nada de lo que estaba sucediendo. Después, el rencor se fue apoderando de mí, por supuesto no deseaba volver a ser tan ingenua y estúpida. Pero lo que sí tenía claro cuando llegué a la ciudad, fue que iba hacer todas aquellas cosas que siempre deseé y que me prohibieron por la vida de monja que llevaba. Poco a poco he ido consiguiendo parte de todo lo que deseaba, pero lo que no he podido hacer ha sido anteponerme al amor. Puedo acordarme del primer día que vi a Noé y como sus ojos verdes me hechizaron llegando a plantarle cara, incluso intentaba resistirme a cada uno de sus galanteos, pero era imposible poder rechazar cada uno de sus agasajos a juego con esa mirada tan cálida y llena de ternura. Pues sí, admito que estoy enamorada perdidamente de Noé y pienso que ya es el momento de entregarme a él, y darme el gusto de poder sentir lo que es que te amen.
Esta mañana me he levantado de muy buen humor, aunque me siento un poco apenada por Sancho, al final las cosas entre él y Arturo no se han solucionado, por lo cual le propuse que se marchase de viaje por unas semanas. Un viaje alguna isla caribeña no le vendría mal e incluso podría descansar y pensar en todo.
Por lo cual, tras la ausencia de Sancho, me toca preparar los diseños del próximo desfile y para no variar lidiar con Naiya. ¡Qué suplicio de mujer!
Tras saludar a Lisa y quedar con ella en comer juntas como ya es habitual siempre que podemos para ponernos al día, paso a la oficina de Naiya con la intención de ponernos al día sobre los diseños y verificar el desfile.
―Buenos días Naiya―Digo nada más pasar dentro y verla con varias fotos esparcías en la mesa.
―Buenos días Marisa, acabo de recibir estas fotos de los próximos diseños y no me agradan nada. Mira este detalle de los vestidos. ¿Dónde está tu profesionalidad?
«Buah, mal empezamos hermosa.»―A ver Naiya, por supuesto que he visto los detalles de los vestidos, porque yo misma los diseñé y justamente es lo que nuestras clientas aclaman y les gusta. Por lo cual no voy a cambiar nada referente a mis diseños, y justamente esos van a salir a la pasarela.
―Eso es lo que tú te piensas.
―Por supuesto que es lo que pienso y al ser mis diseños van a salir en ese desfile te guste o no.
―¿Acaso me estás desafíando, Marisa?
―No, solo te estoy diciendo que tengamos la fiesta en paz y me dejes de hacer mi trabajo.
―Tú trabajo está mal hecho, por lo cual deberás abandonar de inmediato el proyecto y dedicarte a otro.
― ¿Cómo? Ah, no. Yo trabajo para Noé y él es el que deberá darme ordenes no tú.
― No me hagas de reír Marisa, pero acaso te has visto. Te piensas que por estar con él tienes derecho a pasar por encima de los demás. Pues que quieres que te diga, te estás equivocando mucho y si eres inteligente sabrás que te está utilizando prometiéndote cosas que jamás va hacer, solo son bonitas ilusiones que te está haciendo creer para luego darte de lado.
―Naiya no te voy a consentir que me hables así. Qué me estás queriendo decir.
―Que Noé está hiriendo tus sentimientos para luego despreciarte porque tú no significas nada para él, tan solo ha visto en ti una ingenua que lo está ayudando para salir del trauma en el cual él solo se ha metido.
―Porque eres tan cruel Naiya. ¿Qué te he hecho yo para que me tengas tanto inri? ¿Es que acaso Noé no tiene derecho a una segunda oportunidad? Es que porque a ti te haya lastimado, piensas que seguirá haciéndolo como si se tratase de un monstruo, un hombre sin sentimientos. Pues lamento decirte que no es así, Noé es el hombre más maravilloso que he conocido y me hace feliz.
―Yo ya te avisado Marisa, siento que no pueda hacer más para abrirte los ojos, espero que el día que descubras quien es realmente Noé Robles no derrames lágrimas de dolor, si no de felicidad.
―Ese día vendré a decirte que soy la mujer más feliz del mundo porque estoy al lado del hombre al cual amo. Mientras tanto déjanos en paz.
―Tú misma. Pero por el momento debes dedicarte a otro proyecto de este ya me ocuparé yo misma.
―De acuerdo me marcho para dedicarme a otra cosa. ―Miré por unos instantes a Naiya intentando adivinar qué es lo que realmente le pasa. Por un lado puedo llegar a comprenderla porque sufrió por culpa de Noé, pero también ella debe entender que también le ocultó cosas a Noé. Aún así yo no conozco a ese Noé del cual ella está describiendo, yo he conocido a un hombre arrepentido que hasta hoy me ha demostrado su amor. Pero por otro lado, me cabe la posibilidad de que Noé pueda lastimarme a mí también.
Camino dirección al taller cuando me encuentro de enfrente a Lucía y Julio. Los padres de Noé, desde luego este día se está poniendo interesante.
Cuando nos encontramos a la misma altura, los tres nos miramos algo molestos. Julio, como siempre me saluda preguntándome por mi trabajo, del cual yo no tardé en decirle lo ocurrido con Naiya. Y como ya imaginaba, Lucía no tardó en comenzar hablando defendiéndola como si ella fuese tan perfecta y los demás seamos unos ineptos que no sabemos hacer nada.
Harta ya de escuchar como la defiende dejando a los demás por inútiles comenzamos a discutir, pero en esta ocasión la que sale mal parada soy yo. Las palabras de Lucía transpasan cada parte de mi cuerpo al decirme que su hijo no está interesado en mí puesto que yo soy una mujer humilde que no tiene nada que ofrecerle, salvo mi cariño para sacarlo de la pequeña depresión donde estaba sometido,y ahora al estar recuperado él volverá a tomar su vida. Por su puesto me tiró por cara lo ocurrido, si Noé está así es por mi culpa. Y para dar la conversación por finalizada sus padres me dejan claro que nunca van aceptar la relación entre yo y Noé.
Mientras ellos se marchan yo me quedo quieta sin poder moverme atormentada por todo lo que me han dicho, repitiéndome una y otra vez que he hecho de malo para que me juzgues de esta forma sin conocerme, sin apenas darme la oportunidad de conocernos. Tan solo se han limitado a juzgarme severamente sin dejarme decir lo que yo tanto deseo gritar a los cuatro vientos: Amo a Noé, lo quiero con todo mi corazón. Pero no sé si será buena idea que nuestra relación continué, puesto que no sé si mi corazón podrá resistir este dolor que está dentro de mí para poder seguir soñando si él no está a mi lado.
LISA:
Desde el día que hablé con mi tío, todo me resultaba muy confuso, tanto que tengo que decirle a Hugo que nos casemos. No puedo ni imaginarme verme sola de nuevo.
Aún recuerdo cuando mi madre dejó de preocuparse por mí para dedicarse a esa vida de libertinaje acabando en el mundo de las drogas y con ello la llevó a la prostitución. Tras el divorcio y enterarse mi padre de la vida que llevaba mi madre, me recogió en su hogar. Por su puesto mi padre rehízo su vida con otra mujer. Una mujer infame, que tan solo disfrutaba infernando entre mi padre y yo llegando a conseguir que mi padre me echase de casa y todo porque esta mujer le contó que me había pillado acostándome con mi profesor de apoyo de biología. A pesar de intentar convencer a mi padre que aquello era falso, él no me creyó y sin ningún miramiento me votó de casa. Pasé varios días en la estación del tren hasta que mi tío vino a recogerme.
Mi tío fue el único que me creyó intuyendo que mis padres me habían destrozado la vida de alguna forma. Sin volver ha mencionar nada referente a mis padres, él me acogió en su casa dándome una educación y ese cariño que tanta falta me hacía ya que nunca había obtenido por parte de mis padres. Mi tío ha sido un hombre comprensivo, siempre le ha gustado ayudar a los más necesitados, por eso se hizo sacerdote. Y como tal, siempre ha procurado evitar que un hombre me engañe, siempre me ha advertido sobre ello y ahora siento que mi mundo se demuele lentamente por no saber con exactitud qué es lo más correcto que debo hacer. Amo a Hugo como nunca he amado a ningún otro hombre, por ello le entregué lo más apreciado de mí. Mi virginidad, y ahora después de haber dado el paso me siento confundida.
En este momento creo que ya es hora de hablar con Hugo y poder escuchar de su boca lo que me tenga que decir. Cruzo mis dedos rezando para que todo quede en un mal pensamiento.
Después de haber hablado con Marisa marcho para mi puesto de trabajo, examino lo que debo hacer y tras buscar los expedientes que debo entregarle a Hugo me dirijo hacia su oficina. Toco la puerta resoplando al mismo tiempo que trato de estar más segura de mí misma cuando en realidad me siento como un flan, los nervios me matan y no sé que es lo que me espera tras hablar con Hugo.
Nada más entrar en su oficina lo busco con mi mirada. Ahí está tan guapo como siempre con su traje chaqueta que le sienta como un guante. Tras darnos los buenos días camino para su escritorio, no me da tiempo de dejar las carpetas encima de la mesa cuando él se levanta rodeando su escritorio, rodea mi cintura atrayéndome hacia él dándome ese beso tan dulce que tanto me gusta.
―Buenos días mi princesa, como estás―me pregunta con ese brillo en sus ojos marrones consiguiendo que casi me desmaye ante tanta galantería.
―Muy bien ahora que estoy en tus brazos mi amor.―Vuelvo de nuevo a besarlo, admito que nunca me canso de probar sus apasionados besos.
―Esto...Hugo...―Empiezo hablando algo titubeante y nerviosa, en realidad no sé ni cómo decirle que no puedo estar ni un momento sin él porque lo quiero a morir y cada sueño que tengo es por amor y por ello me gustaría que nos casáramos.
―Dime mi preciosa―Me dice casi en un susurro a la vez que juega con un mechón de mi cabello.
―Hugo...yo había pensado que...
―Dime Lisa.
―Qué puesto que llevamos tiempo juntos...esto me preguntaba si al igual que yo, tú habías pensado en que diéramos un paso más en nuestra relación.
―Lisa mi amor, yo estoy loco de amor por ti, pero no crees que estamos bien así como estamos. O...es que me quieres decir algo que no sé. Espera...¿No estarás embarazada?
―No, claro que no.
―Uff, qué alivio. Lisa mi amor, ahora no pienses en eso, todo vendrá a su paso, deja tiempo al tiempo.
―Claro.―Fue lo único que pude responder ante su declaración. Sabía perfectamente que ha Hugo le daba alergia el matrimonio, pero tampoco esperaba que fuese tan directo y evasivo. Tragándome mis ganas de llorar me despedí de él para ir directa a un servicio y ahí poder llorar por amor y todo el sufrimiento que me causa Hugo. ¿A caso le cuesta tanto trabajo expresar sus emociones y dar el paso?
Pero claro, le cuesta porque él está acostumbrado andar con unas y otras sin importarle nada tan solo divertirse y ahora ¿Por qué me hace tanto daño y no es más valiente y me propone en matrimonio si de verdad me quisiera?
Logro recomponerme para dar comienzo a mi día trabajando. Para no variar debo ir hasta el salón donde las modelos ensayan en la pasarela antes del debut del desfile que se dará en pocos días. Como era de esperar Hugo está en primera fila observando con detenimiento a las modelos. Algunas incluso las más descaradas le guiñan un ojo, le sonríen o lo devoran con la mirada.
Unos terribles celos han empezado a fluir dentro de mi ser, avanzo hasta ponerme al lado suyo, le hago entrega de las carpetas hablándole con profesionalidad evitando una clara discusión..
―Hugo le traigo estos dossier para que los revise y los firme. ―Mi voz es tajante y mi comportamiento es algo frío. Pero no lo puedo remediar, después de haber hablado con él esperando lo contrario a lo que había pensado me siento traicionada y ahora ver como estas mujeres posan ante sus ojos con sus cuerpos semidesnudos devorándole con la mirada hace que me sienta muy celosa.
―Muy bien Lisa, déjeme que los revise para que pueda llevárselos.
Mientras Hugo anda distraído leyendo los documentos, una de las modelos camina como una gacela hacia él. Hace su pose y con mucha descareza se gira preguntándole con voz mimosa si le queda bien el conjunto de lencería.
Hugo alza su mirada y tras unos minutos observándola de arriba abajo, le dice que sí en un tono un poco baboso para mi gusto. Cierro los ojos apretando los labios de la rabia que siento de ver la escena, pero no puedo soportarlo más. De malos modos lo agarro por su brazo obligándole a que me mire.
―Vaya no sabía que te gustase ese tipo de lencería para que se te cayera la baba como se te cae. O te gusta más ella.
―Por favor Lisa, ¿me vas a montar una escena de celos?
―Acaso debo responderte.
―Por favor sigue con tú trabajo que yo sigo con el mio, cuando te tranquilices hablamos.
―No Hugo, no tengo nada que hablar contigo. Y sabes porque, porque no hay nada que explicar. Nadie tan solo yo tengo la culpa de haberme fijado en ti llegando a enamorarme como una tonta pensando una y otra vez que será de mí si algún día debo alejarme por ser tu un golfo que solo le gusta divertirse y andar cada día con distinta mujer para acabar con ella en la cama. Pero sabes lo que te digo Hugo, que conmigo eso no te va funcionar puesto que no te lo voy a permitir. Yo puedo ser algo ingenua pero no soy ninguna ilusa. Soy una mujer que se valora a sí misma y con esto quiero decirte que no me mereces.―Enfurecida me giro sobre mis talones y salgo de la sala sintiendo unos ojos marrones clavados en mí.
Por la noche me reúno con Marisa, al parecer ella tampoco ha tenido un buen día. Después de ponernos al día sobre nuestros corazones rotos decidimos ir a un local de moda para beber y poder desahogarnos en alcohol. Una vez que entramos en el local vamos directas hacia la barra, nos pedimos dos cervezas pasando de las miradas de varios hombres que no dejan de comernos con los ojos. Cuando llevamos un rato lamentando nos se une a nosotras Esmeralda.
―Hola chicas ¿Cómo estáis?―Nos pregunta Esmeralda al igual que nosotras anda llorando por los rincones por Eduardo.
―Yo acabo de romper con Hugo porque es un imbécil que no sabe ni lo que quiere, solo es un golfo que cuando ve una mujer bonita facilona no se lo piensa y yo creía que había cambiado, pero solo han sido ilusiones mías...―Comienzo a llorar de nuevo.
―Yo porque he tenido otra bronca con Naiya, me ha echado del trabajo y encima me he topado con los padres de Noé dejándome claro que soy una marioneta en manos de su hijo y ellos nunca me van aceptar.
― ¿Pero porque hablan así Marisa si ni siquiera te conocen?
―Pues fíjate que esa misma pregunta me la hago yo. Pero chica que quieres que te diga que no le encuentro a esto ni pies ni cabeza y lo peor de todo que voy y le suelto a Noé que todavía quiero al payaso de Juan.
―Pues mira que andamos bien las tres.
―Cuenta Esmeralda que te ha pasado esta vez con mi hermano.
―Que soy una tonta, es que no sé porque nos tenemos que fijar en los tíos que no nos convienen y contra más dolor nos causan más lo queremos. Mira que hay que ser tontas ¿no? Pues nada yo no escarmiento. Sabes que os conté que no volvería a buscar a Edu, pues como soy así de payasa, lo he llamado no sé, para quedar en buen rollo y porque no, intentar algo. Pero nada el muy capullo me ha dicho que ha hecho ya planes. ¿Y sabéis con quién?
―Con la pija estúpida de Clara.―Respondemos Marisa y yo al mismo tiempo.
―Exacto. Y como veréis una ya como que se cansa de ser tan gansa. Asique chicas, dejemos aún lado los malos amores y vamos a una disco que han inaugurado hace poco y disfrutemos de la noche ya tendremos tiempo para seguir deprimiéndonos.
Tras proponernos Esmeralda ir a la disco, decidimos hacerle caso, para qué pasarla la noche llorando cuando por un momento podemos desquitarnos bailando y bebiendo como insensatas que se piensan que el dolor se va quitar por un periodo de tiempo, si luego volverá la lucidez y volveremos a desquitarnos llorando.
Al llegar a la disco fuimos derechas a la barra, tras flirtear con el camarero y pedirnos nuestras bebidas fuimos derechas hacia la pista de baile. En ese momento sonaba la canción: «Despacito, de Luis Fonsi»
Las tres nos pusimos a mover nuestras caderas en plan sensual hasta que Marisa se quedó de pronto parada mirando hacia el frente. Yo que me encontraba de espaladas me giré y me quedé tan sorprendida como ella al ver a Arturo besándose con una rubia.
―Pero...pero vosotras habéis visto eso. Pero como la gente puede llegar a ser tan hipócrita y falsa. Pero será cabrón.
―Marisa por favor contrólate.
―Lisa no puedo, pero tú sabes por todo lo que ha sufrido Sancho y mira el cabrón como anda enrollándose con mujeres cuando se suponía que era gay.―La verdad que yo también estaba algo desconcertada, puesto que sabía la historia y Arturo había dicho muy claro que él había estado antes con mujeres pero no sentía nada hacia ellas porque era homosexual. Y verlo ahí enrollándose con mujeres, a mí por lo menos no me cabe que sea gay. En ese momento me acordé de Sancho y en todo lo que le habrá herido por su engaño y mentira.
Agarro del brazo a mi amiga intentando que no forme un escándalo o aún peor que le pueda hacer algo, pero mis esfuerzos por convencerla son inútiles, incluso Esmeralda trata de impedírselo convenciéndola que pudiera ser bisexual. Aun así Marisa ni nos escucha y sale andando derecha hacia Arturo muy cabreada. Yo la sigo rezando por lo que pudiese pasar entre ambos.
___________________________________
Hola que tal estáis lectores, hace tiempo que nos nos dirigimos a ustedes, pero nunca nos olvidamos de agradecerles el tiempo que dedican en leer cada capítulo que escribimos, agradeciendo mucho vuestros votos y algún comentario que dejáis. Muchas gracias por seguir la historia y al igual que la 1 parte esperamos que os guste esta 2 parte puesto que la hemos querido hacer diferente.
Siempre estaremos agradecidas de que nos digáis que os está pareciendo y la votais. Queríamos dedicaros este capítulo a todos ustedes querid@s lectores.
Muy amables por seguir nuestra historia nos vemos en el próximo capítulo, hasta entonces que tengáis un estupendo día. 😘😘🤗🤗
*MIAN JOLLEL & NAIYA*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro