Capitulo 29
NOÉ:
Habían pasado varios meses desde que tomé la decisión de operarme para poder caminar y ser ese hombre transformado. Y todo se lo debo a ella, a Marisa. Aún puedo recordar el primer día que la vi, por mi cabeza pasaron muchas cosas, pero jamás hubiera imaginado que llegaría a enamorarme de ella. Ni de ella, ni de otra mujer, puesto que mi vida ya estaba en el límite, había hecho cosas malas sin haberme puesto nunca a pensar en las consecuencias. Sinceramente solo me dejé llevar y actué de la peor manera. Y como todo en la vida, tarde o temprano se acaba pagando.
Pero a pesar de dar la espalda a la vida, y a todo lo que conlleva luchar, apareció ella como una hada volviendo a darme esa luz que tanto necesitaba en mis días oscuros. Y desde luego no hay día que este más feliz de haberla conocido y luchar por su amor.
Marisa es todo para mí, es la mujer que me aviva con su sencillez, me revoluciona cada parte de mí cada vez que la siento cerca y puedo deleitarme con sus besos y sobre todo, lo que más me gusta de ella es su espontaneidad y la franqueza con la que expresa todo lo siente. Sin duda mi cabeza no puede dejar de pensar en ella, y mi corazón late por ella y por hijo. Las dos únicas personas que amo y deseo compartir mi vida.
Después de mi sesión de terapia, marcho a la oficina, necesito hablar con Naiya y pedirle perdón a pesar de que es demasiado tarde, pero como se suele decir: Nunca es tarde si la dicha es buena.
Nada más entrar al edificio comienzo a saludar a todos los empleados, reconozco que me siento dichoso, que mis empleados se preocupen por mí. Tras terminar de hablar con algunos empleados me dirijo hacia mi oficina.
Al pasar me encuentro de frente sentada tecleando algo en el ordenador a Naiya. Miro para todos lados y la encuentro sola. Algo nervioso camino directo hacia donde se encuentra ella, rezando para mis adentros para que esta conversación sea condescendiente y no tengamos que ponernos de nuevo a discutir.
―Buenas tardes, Noé como te encuentras.
―Bien Naiya, y como tú te encuentras.
―Pues ya ves, aquí ando saturada de trabajo.
―Tampoco pretendo que todo el trabajo lo realices tú, sabes que ahora que vuelto debemos trabajar juntos.
―Para mi desgracia sí, pero te voy a dejar las cosas claras Noé.
―Espera un momento Naiya, antes de que comiences a echarme los perros, te pediría que me escuchases un poco y después hablas. Ante todo, no pretendo mantener una discusión contigo, sino todo lo contrario, ansío de poder llevarnos mejor tras pedirte que me perdones por todo el daño que te he causado. Sé que no tengo palabras ni excusas para tu piedad y menos trato de justificarme, puesto que ese daño no será muy fácil olvidarlo. Me gustaría que intentemos llevarnos bien por nuestro hijo, y dejemos a un lado nuestros rencores y odio. Yo estoy arrepentido y en este momento de mi vida en la cual quiero construir junto a Marisa, espero tener Andrés a mi lado más días de lo que hasta hoy estoy junto a él.―Veo como Naiya se levanta a la vez que suelta aire de sus pulmones algo agobiada.
―Noé, las cosas no son tan fáciles como piensas. Han pasado muchas cosas entre nosotros y lo peor de todo que me has lastimado demasiado, tanto que no sé si podré darte una segunda oportunidad.
―Por favor Naiya, inténtalo. Entiendo que puede ser difícil, pero entiéndeme tú a mí que estoy totalmente adolorido. Por eso te suplico que me perdones.
―No sé Noé.
―No lo hagas ahora, pero piénsalo por favor. Ahora te dejo tengo que supervisar el próximo desfile.
―Noé...Creo que no sabes nada.
―¿Qué es lo que debo saber?
―Yo...no sé como decírtelo...pero tú padre me pidió que me hiciese cargo de los próximos proyectos. Y como Sancho se puso mal pues...
―Echaste a Marisa.
―Sí. Bueno tampoco la despedí, simplemente le dije que se dedicase a otros diseños.
―Pero como has podido Naiya. Marisa es muy eficaz en su trabajo y podía haber sacado los diseños ante la ausencia de Sancho. No me lo puedo creer, pero que te ha hecho ella. Responde.―Sin darme cuenta alzo la voz, me encuentro resentido y enojado con Naiya. ¿Pero cómo diablos ha podido hacer algo así? Y Marisa, ¿porque no me dijo nada?
Como no obtuve respuesta por parte de Naiya me marché de allí malhumorado, necesitaba encontrar a Marisa, me urgía que me contase el motivo por el cual se ha callado y no me ha contado lo que Naiya le ha hecho.
La busco en el taller, en la pasarela, en la sala de las sesiones de fotos...no hay ningún rincón de la empresa que no busque pero ella no aparece.
Angustiado y pensando lo peor llamo a Lisa, ella debe saber dónde se encuentra. Seguidamente, tras hablar con Lisa y decirme donde está Marisa me voy para allá. Al parecer ha tenido que salir para tomarle las medidas de un vestido a una clienta. Mi impaciencia me supera, la llamo al móvil repetidas veces hasta que puedo por fin escuchar su voz.
―Marisa ¿Dónde estás?―Intento hablar lo más calmado posible.
―Hola señor Robles, estoy en estos momentos en casa de la familia Ariecha, no puedo hablar. ¿Desea algo?
Ante lo que me responde Marisa, me deja aun más irritado y desesperado por saber qué diablos está ocurriendo y porque me trata como si no me conociese de nada.
―De acuerdo te espero en la puerta hasta que salgas, no tengo prisa.―Le digo en tono seco y enfadado.
Durante un par de horas espero en la calle hasta que por fin veo a Marisa salir de la casa, puedo observar como mira para todos lados con algo de inquietud. Decido salir a su encuentro, en este momento no quiero discutir con ella, solo deseo estrecharla contra mi pecho y besarla para sentir que todo está bien. Pero mi mayor sorpresa es cuando intento agarrarla por su cintura, ella se para en seco dando un paso hacia atrás. Me quedo sorprendido y mirándola a los ojos busco alguna respuesta por su comportamiento.
―Marisa ¿Ocurre algo?
―No, ¿Por qué debía de ocurrir algo?
―No sé te encuentro algo extraña y fría conmigo. ¿Acaso te hecho algo malo?
―No.
―Marisa por favor, necesito que me digas que es lo que está ocurriendo. ¿Por qué Naiya te quitó del desfile y tú no me dijiste nada? Habla Marisa, necesito saber qué es lo que pasa para poder ayudarte.
―De eso se trata Noé. De nuestros mundos. Tú eres un hombre rico de negocios y yo solo soy una muchacha humilde que trata de ganarse la vida con su trabajo. Pero yo Noé no quiero favoritismos, no quiero ponerme la primera cuando fui la última en llegar, deseo ir abriéndome paso en mi carrera poco a poco.
―Marisa te estás equivocando. Si tú has trabajado organizando desfiles y has llegado hasta donde estás es gracias a tú esfuerzo y tú inteligencia. Yo no tengo nada que ver ni mi relación contigo.
―Noé, lo siento pero yo no puedo continuar contigo.
―¿Por qué Marisa?
―Porque somos muy distintos, además de que tú familia no me acepta. Ellos llevan razón, cuando yo te conocí estabas tocando fondo, yo fui como una medicina y ahora estás recuperado.
―Estoy recuperado gracias a ti Marisa. Porque no entiendes que te amo, que me da igual lo que diga mi familia.
―Pero ellos son parte de vida, yo...
―Tú eres mi familia y mi vida ahora Marisa. Para mí, las personas más importantes sois Andrés y tú, y si me tengo que enfrentar a mi familia para que entiendan que te amo, lo haré. Vaya que si lo haré.
―Pues no tienes por qué hacerlo puesto que yo no siento lo mismo por ti. Aún sigo queriendo a Juan a pesar de lo que hizo y...lo siento mucho Noé pero esto es lo que hay. Ahora si me disculpas debo seguir con mi trabajo.
Aquellas palabras fueron como un mazazo para mi corazón. No podía creerme que Marisa me hubiera dicho aquello. Me sentía desilusionado por haber creído que ella me amaba tanto como yo a ella. Incluso la hubiera respetado hasta que se hubiese entregado a mí. Pero veo que mis ilusiones llenas de amor no han salido como yo pensaba. Desconsolado vuelvo a montarme en mi auto, llamo a Hugo para irnos a tomar una copa, espero que el alcohol puedo curarme esta herida que me acaba de causar Marisa.
―Hugo qué desgraciados somos. Ahora que por fin habíamos encontrado las mujeres de nuestra vida, van y nos dejan.―Allí me encontraba, sentado junto a mi mejor amigo bebiendo whisky y llorando como niños tras haber sufrido un desamor.
―Yo no entiendo a las mujeres. Si vas de picaflor por la vida, eres un capullo y encima te desean, y cuando por fin encuentras a esa mujer que amas con el corazón, van y te dejan así como así. Todavía me acuerdo cuando Lisa me dijo que yo no soy el hombre que ella pensaba, que no la merezco.
―Y a mí Marisa porque somos de distintos mundos y mi familia no la acepta, como si ami me importarse lo que piensa mi familia, Hugo la quiero tanto que me duele aquí, en el lado izquierdo.
―Pues Noé, como no nos vayamos creo que a los dos nos va a dar un infarto, puesto que a mí también me duele el lado izquierdo, el derecho y el centro ni te cuento.
Como pudimos, Hugo y yo nos levantemos dejando un billete en la barra y nos marchemos hacia la calle para irnos a casa. O eso era lo que debíamos hacer.
Pero justo cuando el taxi pasó por la calle donde vive Lisa, Hugo lo paró, sin pensarlo se abajó y comenzó a correr hasta la casa de Lisa, yo iba detrás de él gritándole que parase.
Al llegar a la casa de Lisa, este toco la puerta gritando el nombre de Lisa, pero la puerta no se abrió y los vecinos nos llamaron la atención; o nos marchábamos o llamaban a la policía por el escándalo que estamos montando.
Volvimos a montarnos en el taxi, agradecí al hombre que nos esperase. Y cuando el taxista reanudó la marcha, se me ocurrió que Lisa estaría con Marisa en el piso de su hermano. Pues sin dudarlo nos marchemos hacia allí.
Nada más llegar al edificio, toquemos repetidas veces hasta que nos abrieron la puerta, sentí como mi corazón latía de nuevo puesto que iba a poder declararme a Marisa. Pero quien nos abrió la puerta fue Edu.
―¿Se puede saber que leches estáis haciendo aquí los dos y borrachos?
―Vengo porque necesito hablar con...―De pronto me quedo sin palabras cuando veo a mi hermana medio desnuda intentando buscar algo. En ese momento sentí que el alcohol me bajó a los pies. Aparté a Edu hacia un lado y fui hacia mi hermana.
―¿Se puede saber qué es lo que está ocurriendo aquí Clara?―Dije agarrando del brazo a mi hermana molesto.
―Ey, para Noé y suéltame, o es que acaso vas a venir ahora de super-hermano controlador.
―No voy de nada Clara, solo quiero que me digas que es lo que está pasando aquí.
―Creo que es evidente, me acabo de acostar con Edu, o acaso me lo vas a prohibir.
―No. Nunca me metido en tu vida, pero sabes que has podido contar conmigo y quiero que me digas si estas saliendo con Eduardo.
―Ja,ja,ja. ¿Pero qué me estas diciendo? Claro que no, solo somos amigos con derecho a roce.
―No me lo puedo creer. ¿Y tú Eduardo lo consientes?
―Para serte sincero Noé, acabo de quedar como un gilipollas, puesto que me lo venían avisando y yo seguía porque quería a Clara. Pero tras la declaración de esta noche, no quiero volver a ver a tú hermana.
Dicho aquello, miré a mi hermana pero al ver su estado de nervios y como se marchaba tan rápido no quise hablar con ella, lo haría después.
―Lo siento Noé, pero pienso que ya he sido demasiado gilipollas por aguantar que me humille de esta forma, y lo peor de todo que Marisa lleva razón.
―A eso he venido Edu, quiero saber dónde está Marisa, necesito saber que le pasa para que no quiera estar conmigo.
―Edu, voy a por un par de cervezas, creo que la noche va ser larga.―Hugo se marcha hacia la cocina para buscar un par de cervezas. Mientras tanto, yo continué hablando con Edu, de mi hermana precisamente.
―Desde luego chicos, mira que cuadro tenemos aquí los tres tirados en el sofá llorando por nuestras mujeres más borrachos que cubas.―Los tres nos echemos a reír con desgana, puesto que cada cual estaba sufriendo a su manera. Yo por Marisa, Hugo por Lisa y Edu por Esmeralda. Aún así, después de haber hablado con Edu y Hugo sobre mis sentimientos por Marisa, me quedaba en la duda saber: ¿qué ha sido lo que le ha llevado a querer separarse de mí Marisa?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro