Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 26

Llegué a la finca de Noé con mi pulso acelerado, hasta me costaba respirar de tan solo pensar que es lo que le ocurre  a Noé exactamente.
Tras saludar a Luisa y hacerme un resumen de lo ocurrido, me acompañó hasta la habitación  donde se encontraba Noé.

Al entrar con gesto involuntario me tapé la boca abriendo los ojos al máximo, ver aquella escena me mataba por dentro.
Allí se encuentra el hombre que quiero sentado en mitad de la oscuridad mirando por una ventana con un vaso de brandy en la mano.

¿Qué haces aquí Marisa?—Me pregunta sin apenas mirarme.

Noé...He venido para ayudarte.

Pues ya te puedes largar por donde has venido y llévate tú compasión contigo.—Las palabras de aquel hombre eran frías y duras. Jamás hubiera imaginado que Noé tocase fondo tan rápido. Y por un lado yo me siento culpable porque su estado esté así; tan deprimente.

Noé déjame ayudarte, me duele mucho verte así. Por favor dime qué necesitas.

Qué te vayas joder, que me dejes solo que no quiero ver a nadie y menos dar lástima a nadie. No te das cuenta Marisa que este es mi castigo, esta es mi penitencia por todo el daño que he causado por lastimar a las personas que me han querido.

Hablas de Naiya. ¿Verdad?

Ella fue a quien lastimé más por dejarme llevar por mi ego y no escuchar mi corazón.

Pero míralo por otro lado Noé, si ella se casó con otro hombre, quizás sería  porque el vuestro destino estaría que no estuvieses juntos. Tampoco es necesario que te hundas de esta forma.—Intenté poner una mano en su hombro pero fui incapaz, verlo en ese estado conseguía que mis lágrimas brotasen por sí solas desgarrando una pequeña parte de mi corazón por culpase aún de lo que le hizo a Naiya. ¿Y yo qué? ¿Acaso mis sentimientos hacia él no contaban?

De acuerdo Noé me voy, pero antes quiero decirte que...—Mis sollozos me impedían continuar hablar, pero aún así trato de esconderlos—Que no me das ni chispa de pena, que el hombre que veo ahí sentado compadeciendose por haber cometidos errores, puesto que todo el mundo los cometemos, se está destruyendo por no querer ver la realidad, por no luchar para salir adelante dado que si quieres puedes volver a caminar. Pero claro es más sencillo vivir asqueado que pedir ayuda. Adiós Noé.

Me giré despacio agachando mis ojos hacia el suelo oprimiendo mis sollozos para no demostrarle que sufro por él. Al llegar a la puerta su mano agarró mi brazo. Intenté poner resistencia pero sus palabras envueltas en amargura y llanto me hicieron girarme y clavar mis ojos en los suyos que se hallaban rajaos en agua.

Lo siento Marisa, siento mucho todo... soy un cobarde por no saber valorarte y todo lo que haces por mí.

Mira Noé, entiendo que estar así sentado en esta silla de ruedas no debe ser nada fácil. Pero por favor, déjame ayudarte.

Solo el amor puede hacer que me levante de esta silla.

Yo...Noé no estoy preparada para el amor, al igual que tú he sufrido mucho y lo más lamentable que creí en su palabra cuando me decía cuanto me quería. Y todo era una mentira. Una mentira que tuve que ver con mis propios ojos para ver la realidad. Y si Noé se sufre, y mucho. Pero por otro lado pienso que fue lo mejor que me pasó y ahora solo deseo vivir lo que me perdí estando a su lado.

Marisa, haces bien, yo lo que menos deseo es atarte a mí. Pero te digo que tú eres así de bonita y especial, y durante este tiempo he esperado mi segunda oportunidad y no voy a dejarte ir. Esperaré cien años si es lo que deseas.

—Noé...Yo no sé qué decirte...

Shuussch! Ahora no digas nada, pero solo te pido que nunca me olvides.

Nunca lo haría aunque quisiera, si el supiera que mi corazón volvió a latir gracias a él. Pero prefiero callar y dejarme llevar por el momento. Saborear sus besos, dejar que sus manos acaricien mi cuerpo logrando extremecerme a la vez que un gemido sale de mi boca. Despacio lo guío hacia la cama, allí le ayudo a quitarse la parte de arriba. Sus ojos brillan como dos estrellas, sus dedos me halagan y mi cuerpo se va llenando de deseo hacia él. Pero entonces me acuerdo que una es virgen aún. De nuevo mi miedo vuelve aparecer y con disimulo me aparto de él. Nerviosa me levanto jugando con mis dedos mientras pienso que explicación darle.

Tranquila Marisa, yo no voy a hacer nada que tú no quieras hacer.

Es que...No sé si esto está bien yo acostándome con mi jefe—Joder que tontería acabo de decir. Golpeo mi frente con mi mano mientras escucho su risa detrás mío.

Marisa, en estos momentos no soy tu jefe, somos dos personas que desean entregarse uno al otro.

Si claro, para ti es fácil para mí no, porque soy virgen. —Ala, se me escapó. Acabo de confesarle a Noé mi secreto. ¿ Y ahora qué hago?

¿Eres virgen? ¿Acaso me estás tomando el pelo? No tienes mejor excusa que darme Marisa siente tú rechazo—-La voz de él sonaba que estaba muy enfadado. Pero era verdad, nunca lo he hecho, tengo miedo y tampoco esperaba está reacción. Cómo podía ser que minutos antes me hablase con tanta ternura y ahora me esté acusando de mentirosa echándome a gritos de la habitación.

No quise continuar hablando con él puesto que no me escucharía. Era perder el tiempo y por ello decidí irme. Pasé a la cocina donde se encontraba Luisa con un niño en brazos jugando con el.

—Ya te vas Marisa.—Me dijo la mujer clavando sus ojos tristes en mí.

—Pues si Luisa, al parecer no me va escuchar y solo quiere hundirse por ser un cobarde y no querer luchar para salir adelante. He hecho lo que he podido Luisa, hasta meter la pata.

—Mi niña no digas esas cosas, por favor quédate, Noé te necesita ahora más que nunca.

—Mi hijo no necesita a nadie.—Luisa se quedó plantada agachando su mirada y yo no pude disimular que la madre de Noé me cae mal, no. Lo siguiente.

—Tranquila señora ya me iba.

—Tú no te cansas de lastimar a mi hijo, acaso no tienes vergüenza para venir hasta aquí después de lo que le hiciste. Si mi hijo está sentado en esa silla de ruedas es por tu culpa.

—Acaso no se cansa de repetir lo mismo. Yo no tengo la culpa de nada, yo no le pedí a Noé que se pusiera delante mío. Y sí, quiero ayudarlo y no pienso dejarlo solo.

—Vete ahora mismo de aquí donde no pueda verte y estés lejos de mi hijo.—Las palabras empezaban a subir de volumen cruzando nuestras miradas con rencor.

—Marisa vete por favor.—Me pidió Naiya amablemente intentando poner paz.

—No me iré de aquí hasta que Noé me lo diga.
De
—Marisa no seas cabezona, Lucía está muy enojada contigo aunque sé que tú no tienes culpa de nada, pero entiende su sufrimiento.

Miré por última vez a la madre de Noé antes de agarrar mi bolso y marcharme, pero la voz de Noé hizo que me quedase quieta mirando hacia todos lados sin saber qué decir.

La voz de Noé me sobresaltó, él con cara de pocos de amigos se enfrentó a su madre haciéndola callar, puesto que se estaba metiendo en su vida y juzgando me sin conocerme.
Naiya que se encontraba sentada, se levantó interponiéndose entre su madre y él. En esos momentos noté como un leve pero intenso pinchazo en mi interior que me hizo de reflexionar e irme de allí.

La luna brillaba intensamente, fijé mis ojos en ella mientras recordaba el motivo por el cual había llegado hasta allí. Me detuve en un hermoso jardín de rosas rosas y corté una para luego lanzarla a una fuente enfadada conmigo misma.

—Marisa espera.—Oí decir a Noé.

—Qué quieres Noé.

—Quédate por favor, no deseo que te vayas.

—Tranquilo no me da miedo conducir de noche, ahora pasa dentro tienes visitas.

—Me da igual que estén o no. Yo solo quiero que una persona esté a mi lado. Y esa eres tú.

—Porque haces todo esto Noé. Porque minutos antes me echabas de tu vida y ahora no quieres que me vaya.

—Porque te quiero Marisa, porque tú eres la mujer que necesito en mi vida, porque eres tan bonita, tan especial que por mi egoísmo voy acabar perdiendo a la mujer de la cual me he enamorado y me desvelo cada noche pensando en ti recordándote cada instante del día.
Por favor Marisa, dame una segunda oportunidad, déjame que te demuestre mis sentimientos, déjame luchar por ti.

Joder mi madre, y ahora qué hago yo sí estoy como una idiota llorando de la misma emoción de escucharlo decir esas cosas tan bonitas por mí.

Pues allá voy. Me lanzo a sus brazos poniéndome de cuclillas para dar paso a lo que sentimos. No hace falta decir más, solo con percibir la embriaguez​ de la llama de nuestro amor para mí es más que suficiente.

Pero al levantarme, mis ojos quedaron fijos en Naiya que se encontraba fusilandome con sus ojos.
Alcé mi cabeza con orgullo empezando lo que sería una batalla.

—Que, Naiya ¿te se ha perdido algo?

—Venía a buscar a Noé, pero veo que lo estás consolando.

—¿Y tú dónde te has dejado a tú marido?—Le reprochó Noé girando su silla para enfrentarla.

—En breve vendrá con mi hijo.

—Y el hijo de Noé también.—Respondí defendiendo a Noé.

—Te doy un consejo Marisa, no te metas en asuntos que no son de tu incumbencia.

—Pienso que al igual que Caden se mete porque es tu marido, Marisa es mi novia y también se mete donde la llaman. Ahora me voy quiero ver a mi hijo.—Noé empezó a empujar la silla y yo me quedé parada fulminándola.

—Naiya, si te jode que Noé haga conmigo cosas que contigo no hizo, yo no tengo culpa. Tú tienes tú familia y un hijo en común, desde mi punto de vista deberías ser más razonable y actuar como es debido.

—Al parecer Noé no te ha contado toda la historia.

—Si, hija si, me la sé cómo los diez mandamientos, no te preocupes. Pero pienso que deberías sentarte y hablar con él por el bien de vuestro hijo. Pero estás inconando tú odio a través de tú hijo, un niño que no tiene la culpa de nada para vengarte de Noé.

—Guárdate tus consejos y aplicarlos en ti misma, falta te hacen.

—Gracias por tus consejos, ahora me voy con mi novio.

De pronto sentí su mano agarrándome fuerte el brazo.

—Vete ahora mismo de aquí por las buenas.

Suéltame, yo no me iré de aquí porque tú lo digas.

—Si quieres que Noé vea a mi hijo, vete si no haré que no lo vea y será por tú culpa.

Aterrorizada miré a Naiya que elevaba su labio. Era una situación muy complicada no sabía qué hacer y lo único que pude hacer fue irme de la finca como una cobarde sin haber echo nada malo.

Con lágrimas en los ojos conducía pensando en Noé y en mi repentina huida y lo peor de todo, que es lo que le habrá dicho Naiya sobre mí.
Sentí como mis fuerzas me abandonaban, mi llanto aumentaba y mirándome una y otra vez en el espejo retrovisor preguntándome una y otra vez desde cuando era yo tan cobarde.
Me limpié la cara de mala leche regañándome a mí misma por ser tan imbécil.

Ya había callado bastante, ya había dejado que todos me tratasen como una idiota, opinando por mí bajo mi silencio como si yo no tuviera ni voz ni voto. Pero a no, esto ya se acabó.
Agarré mi móvil y llamé a Noé necesitaba hablar con él y explicarle lo ocurrido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro