Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25

Había pasado dos semanas desde que hablé por última vez con Noé y a pesar de intentar ser yo misma y dejar mis penas a un lado, en la oscuridad de la noche vuelvo a rendirme ante mi tristeza pensando una y otra vez: ¿Cómo Noé se ha enamorado de mí? ¿Y desde cuando me fijé yo en él, cuando se suponía que iba a dejar que transcurriera un tiempo tras haber sido engañada por mi ex prometido? Otro que tal baila, maldito desgraciado, me alegro que esté en la cárcel por un par de años por intentar llevarme al otro barrio.

En estos precisos momentos me encuentro haciendo mi maleta, en dos días marcho hacia París junto a Sancho donde nos esperan varios desfiles y en uno de ellos se volverá a exhibir mis diseños. Aún no me  creo que uno de mis sueños se vaya hacer realidad. Pero todo en esta vida no puede ser completo, y cuanto daría por compartir mi felicidad junto a mis padres y Noé. Pero en estos momentos me encuentro separada de ellos a pesar de querer hacerme la valiente, hay, en lo más profundo de mi corazón se halla ese hueco que solo tus seres queridos saben ocupar, pero el mío está vacío, justo como me siento en estos momentos. Tan solo me queda mirar hacia adelante si deseo que mi presente esté listo para obtener un futuro, precisamente es hay donde me incono si deseo volver a ser yo misma para ir poco a poco recomponiendo me para continuar con mi vida.

El día por fin ha llegado, a pesar de todo lo ocurrido no me lo puedo creer, es como un cuento de hadas hecho realidad.
Aquí estoy montada en el avión junto a Sancho, él me comenta todo lo referente al desfile y los diseñadores que van a estar presentes. Aquello era demasiado para mí, mi sonrisa no podía estar más llena de felicidad.

Aún me acuerdo cuando empecé a coser y hacer mis primeros diseños soñando despierta que algún día llegaría a este lugar presentando mis diseños. Pero para una chica como yo ese sueño estaba muy lejos de mi alcance. Y ahora, años después me encuentro sentada junto a Sancho unos de los mejores diseñadores volando hacia París. La ciudad del amor y de la moda. ¿Acaso hay mejor combinación?

Al llegar al hotel de no se cuantas estrellas, pero muchas debería de tener para toparme con los mejores diseñadores de alta costura, presentadores de distintas cadenas de televisión y algún famoso que no llegué reconocer puesto que estaba como Alicia en el país de las maravillas y no podía dejar de alucinar ante todo lo que me rodeaba.
Sancho comenzó a presentarme algunas celebridades, aquello era demasiado, pero era verdad, por lo que siempre he trabajado y ahora más que nunca pienso demostrar mi esfuerzo y talento. Por supuesto esperando buenos resultados.

Al día siguiente comenzaba el desfile tuvo lugar en los pasillos desnudos del Museo de los Archivos Nacionales. Algo casi extravagante en una industria donde los shows se han convertido en efectistas superproducciones.

Sancho y yo comencemos a preparar a los modelos para que saliesen a la pasarela, todo eran prisas, nervios y lo peor de todo no podía salir nada mal.
En esa ocasión tanto Sancho como yo apostemos por pequeños vestidos-pañuelo y micro minifaldas rematadas por larguísimas colas. Al paso de las modelos, las sedas se hinchaban sinuosas, los volantes temblaban como hojas y el tafetán emitía su característico crujido al rozar el suelo. Las prendas emanaban la magia de la alta costura, ese mundo irreal en el que habita 1% de la población y donde los vestidos que se realizan por encargo, cuestan lo mismo que un coche de alta gama. Algo ilógico puesto que hay tantas familias que no tienen ni para comer o llegan a fin de mes con apuros. Sentí un pequeño pinchazo de pensar en la realidad y mientras nosotros estamos ahí ante ese público exigente mostrando nuestros diseños para cuando acabase el desfile nos contratasen e ir poco a poco ascendiendo. Podría sonar egoísta por mi parte, pero cuando empiezas una carrera es a lo que aspiras y por lo que te esfuerzas y luchas. Si lo consigues o no, eso es cuestión de suerte.

Horas más tarde el desfile finalizó por esa noche, puesto que duraría unos cuantos días más. Tras finalizar el desfile, agarrada de la mano de Sancho, subí a la pasarela para darnos a conocer bajo el clamoroso aplauso de los allí presentes. Nada más terminar todo, los invitados y los diseñadores fuimos hacia un gran salón donde se serviría una cena y nos daría la oportunidad de conocernos entre nosotros. Y por supuesto, allí estaba yo, junto a Sancho que le pedí que no me dejase sola puesto que estaba sudando como un pollo y tan emocionada de ver a los diseñadores más famosos del mundo y lo mejor de todo estrecharles la mano y hablar referente a nuestro trabajo. Por favor que alguien me pellizque que hasta el corazón se me va salir del pecho con tanta alegría. Entonces un pensamiento cruzó mi mente, justamente las palabras de Noé; Te deseo que obtengas mucho éxito, pero llegará el día que te irás olvidando de mí puesto que estar rodeada de gente importante hará que yo deje de existir y desaparezca los momentos que hemos vivido.

Noté un pequeño pinchazo en el lado izquierdo de mi pecho, bajé mis ojos hacia el suelo encontrándome perdida. Esto era lo que siempre soñé, poder llegar a lo más alto, pero de que me servía si no tenía junto a mí a las personas que quiero.

Las semanas transcurrían demasiado deprisa puesto que no dejábamos de visitar distintos desfiles y visitar algunos países. Gracias a que por fin lleguemos a Madrid, y allí tras el desfile finalizó todo y mi vida volvería a ser "normal", a excepción que ahora nuestros clientes nos han pedido que le hagamos vestidos de gala, trajes de novia hasta vestidos para niñas y ropa para niños.

Pero antes de regresar a mi trabajo, decidí ir a visitar a mis padres, en los últimos meses no he sabido nada de ellos, y a pesar de su manera de ser, son mis padres, mi familia.

Al llegar al pueblo, pude respirar paz, poder pasear por las calles con tranquilidad y sentarme a charlar con mis vecinos me causaba mucha tranquilidad.
Pero al llegar a casa, toqué la puerta y la primera en recibirme fue mi madre.
Ella nada más verme se abalanzó a mí dándome ese abrazo que tanta falta me hacía y echaba de menos. Verme de nuevo envuelta en los brazos de mi madre fue romper a llorar dado que me sentía querida de nuevo.

—María Isabel, hija mía.—Las palabras apenas le salían a mi madre de lo feliz y emocionada que se encontraba.

—Mamá ¿Como estás?—Le pregunté mientras pasábamos juntas a casa.

—Ahora que te veo hija mucho mejor. María Isabel, he sufrido mucho de pensar que ese desgraciado de Juan pudiera hacerte algo malo.

—Y casi lo consigue, si no hubiera sido por No..El señor Robles que se puso delante.

—Cuanto siento lo que le ha sucedido, leí en el periódico que estaba muy mal.—Mi madre volvió a llorar, mientras yo le decía que en estos momentos se está recuperando y volverá a caminar.

Giré mi cabeza hacia otro lado tragándome mis propias lágrimas, y mis mentiras. En todo este tiempo no he sabido nada referente a él, he querido sacarlo de mi mente, pero ni eso he sido capaz.
Agarrada a mi madre pasé dentro del salón donde vi a mi padre leyendo el periódico. Él ni se inmutó con mi presencia, daba igual que mi madre le llamase la atención para que al menos pudiéramos hablar.
Solté el aire acumulado en mis pulmones y resignada fui a donde mi padre se hallaba sentado.

—Papá, creo que debemos hablar ¿No crees?—Miré a mi padre fijamente sintiendo una pequeña cólera de ver como su silencio me afectaba de algún modo.

—No tengo nada qué hablar contigo, tan solo te digo que la vergüenza y tú descareza por estar con ese hombre que solo quiere aprovecharse de ti, como ya lo ha hecho, hace que todas tus acciones caigan sobre mí y acabe abochornado.

—¿Qué quieres decir? Explícate.
Mi padre golpeó la mesa fuerte furioso, desde su altura y alzando su voz empezó hablando.

—Maldita sea, que hecho yo de malo para tener que estar en boca de todo el mundo. Qué clase de mujer eres que te vas a un hotel a revolcarte con un hombre que paga por eso. Pero eres tan tonta que no te das cuenta de nada. Me alegro que Juan lo pusiera en su sitio.—Las palabras acusatorias de mi padre me hervían por dentro. Quería contener mis lágrimas, pero ante la acusación de mi padre me resultaba muy difícil, pero tampoco me iba a callar.

—Eso es mentira—Grité frustada.—Para que te enteres ningún hombre me ha tocado y el desgraciado de Juan al cual tú quieres mucho, quería dispararme a mí no a Noé. Él está postrado en una silla de ruedas por defenderme, porque me quiere.

—Ja,ja,ja. ¡Ay, hija mia! Pero que idiota eres cada día que pasa. A mí, ha mi edad me vas a engañar. Ese tipo tiene lo que se merece y tú haz el favor de irte de mi casa.

—Tranquilo que me voy, si he venido ha sido para poder hablar contigo esperando que te alegrases de mi éxito. Pero veo que tú mentalidad sigue donde la dejé y no creo que cambies. Ahora no me voy sin antes decirte, que si tú te avergüenzas de tus hijos es porque no nos mereces. Adiós padre.

Salí furiosa de mi casa notando como mi madre tiraba de mí suplicandome que no me fuese. Aunque quisiera no podía, mi padre no me entendía, no se sentía para nada orgulloso de mí y lo peor de todo yo para el era una mujerzuela.

Tras despedirme de mi madre y quedar en volvernos a ver, me monté en mi auto y comencé a conducir dirección a la ciudad. Deseaba descansar, poder aliviar el dolor que mi padre me causa, cuando una llamada inesperada me hizo de parar. Se trataba de Luisa, la mujer que cuida la casa de Noé en el campo.

—Hola Luisa ¿Cómo se encuentra?

—Marisa, siento molestarte, pero si no fuera urgente no lo haría. Por favor tienes que venir a la finca, llevo unos días que no veo bien a Noé y hoy se ha caído de la silla por intentar levantarse. Marisa no quiere hablar con nadie, incluso se ha vuelto agresivo.—Escuché las lágrimas de Luisa sin poderme creer todo lo que me estaba contando.
Despacio dejé caer mi móvil mirando al vacío dejando rodar mis gotas de amargura que oprimían mi pecho avisando del dolor que se siente cuando quieres a una persona y no deseas que nada malo le ocurra.
Por eso, me limpié con la palma de mi mano mi rostro, puse el gprs con la dirección que me dio Luisa y comencé a manejar hasta la finca de Noé.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro