Rechinando mis dientes me monté en un taxi dirección hacia la empresa donde trabaja mi hermano. Y como buena sabueso que soy me encontré en la oficina de mi hermano, a él, a Naiya y su marido hablando tan tranquilamente. No lo puede aguantar y con todo mi coraje pasé dentro plantándome en mitad contemplándoles con odio.

―Marisa, ¿Se puede saber a qué has venido?―Me pregunta mi hermano como si hubiera ido a hacerle un regalo.

―A qué me expliques porque tú amiga Naiya tiene que mangonear en mi vida, porque una cosa es que sea tu amiga y otra muy distinta que se meta en mí vida.

―Marisa no te pases.―Me advierte mi hermano retándome con la mirada.

―Tranquilo Edu, es normal que piense así, no la culpo. Pero quiero que sepas Marisa que a pesar de estar enfadada conmigo, todo lo que hago es por tu bien. Contra antes te alejes de Noé mejor será para ti. Él no es un hombre que te convenga, te lastimará y sufrirás mucho. Lo único que estoy haciendo es evitar que pases por lo que yo pasé.

―Mira Naiya, guárdate tus consejos por donde te quepan. Admite que tú también le hiciste daño a Noé. O qué pasa cuando él te dijo que lo esperases vas y acabas acostandote con Víctor, para luego después acabar buscándolo. Porque que quieres que te diga,  tú sólita te metiste en la boca del lobo, y ahora lo culpas. ―Le hago frente a Naiya, no soporto que siempre esté le echando las culpas a Noé cuando ella también tuvo su parte de culpa. La veo que alza su mano con las intenciones de darme una cachetada, la veo venir y la paro.

―No Naiya, no te equivoques, conmigo no. Estás haciendo todo esto para lastimar a Noé, todo esto lo haces por ti, porque aunque estés casada con tú marido aún sientes algo por Noé. Porque si no como me explicas que estés haciendo todo esto. Nadie te ha dicho que yo quiera a Noé, y según tú me estás protegiendo,no cuela Naiya qué quieres que te diga.

―Basta ya Marisa. No sabes lo que dices, ahora mismo discúlpate con Naiya.―Me grita mi hermano.

―¿Y porque tengo qué hacerlo? Es que acaso he hecho algo malo.

―Te está ayudando y tú vas y se lo agradeces de esta manera, eres una cínica.

No puedo creer que mi hermano me esté insultando de esta forma y todo por darle la razón a su amiga en vez tratar de entenderme a mí. Giro mi cabeza ambos lados evitando pujar mis lágrimas hacia afuera. Siento como las manos de hermano tiran de mí llevándome hasta otra sala.

―Esto ha sido demasiado Marisa. No sé qué te pasa, pero te advierto que si no cambias de actitud te vas para el pueblo de nuevo. Yo no voy a pasar más vergüenza por tu culpa.

―Serías capaz de hacerme una cosa así Edu. Estarías dispuesto a mandarme de nuevo con papá y mamá sabiendo todo el dolor que me han causado. Edu, tú mejor que nadie sabe todo lo que me hicieron sufrir, sabes perfectamente que ellos destrozaron mi juventud, que soy una inexperta, ajena a todo lo que me rodea gracias a ellos. Y tú te estas comportando igual. ¿Por qué Edu?―Ya no pude soportarlo más y mis sollozos se deslizaban por mis mejillas. La mirada de mi hermano se transformó y dándome la espalda me lo confesó. Amaba a Clara la hermana de Noé y no quería que yo tuviera algo con su hermano puesto que Clara ya se lo había advertido.

―Eres un egoísta Edu, miras por tus intereses sin importante lo que yo sienta. Lo siento Edu...pero me acabas de defraudar, pensaba que mi hermano me entendería y estaría a mi lado pero no de esta forma. Si me tengo que ir al pueblo me iré, ya veré como lo hago para salir adelante.―Despacio dejando atrás a mi hermano me marché caminando por los pasillos sin un rumbo fijo. Al salir a la calle paré un taxi y me fui para la casa de Lisa, necesitaba que alguien me escuchase, llamé pero no se encontraba, no me di cuenta que estaría en la oficina.

Llamé a Sancho y quedé con él en una cafetería. A la media hora Sancho pasó y sentándose enfrente mía intranquilo me agarró de mis manos mirándome con ternura.

―Sancho no puedo más, qué es lo que estoy haciendo mal para que todo el mundo me trate como una incompetente.

―Marisita no hables así de ti mi dulce niña. Tú no eres ninguna ignorante, eres inteligente y dueña de tu vida. Lisa me ha contado lo de tú hermano, y creo que está siendo muy duro contigo, no debe tratarte así.

―Mi hermano es un egoísta, lo está haciendo porque ama a Clara la hermana de Noé y al parecer ella le ha dicho que si salgo con Noé ella se aleja de mi hermano, y por su puesto mi hermano prefiere mandarme de vuelta al pueblo antes que perder a una mujer que no lo respeta que se acuesta con todo tío que se le antoje y cuando no tiene a nadie busca a mi hermano. Pero claro él eso no lo ve, solo ve lo que quiere.

―Es muy injusto lo que te está haciendo. Pero sé que no me debo de meter donde no me llaman, pero Marisa... ¿Tú sientes algo por Noé?―La pregunta de Sancho me pilla por sorpresa, en realidad no sé qué contestar, puesto que ni yo misma sé lo siento por Noé, solo sé que cuando estoy con él es como si estuviera en otro mundo, es como si todo lo malo que me ocurre él se pusiera por medio y me estuviera protegiendo de todo mal. Pero...si debo contestarle a Sancho, no estoy segura que responderle.

―Tranquila Marisita, no tienes por qué contestarme, solo te digo que sigas tú corazón, y el amor es como un sentimiento más al cual no podemos huir y sin ese sentimiento no somos quien somos. Marisita, ahora estás confusa, entiendo que Noé ha cometido mucho errores, como yo con mi Arturo. Y sabes, a pesar de mis errores él me ha perdonado porque me amaba pero yo no supe ver ese amor y sabes cuándo lo he visto.

―No.

―Ahora que él no quiere saber nada de mí. Y es lógico puesto que yo no he sabido valorarlo y quererlo como se merece. Y si digo que no me arrepiento de todo el daño que le causado seré un mentiroso, cobarde, por no haber sabido entenderlo y casarme con él. Pero ya todo ha acabado y nada será igual, el continuará con su vida y yo intentaré seguir con la vida a pesar de los recuerdos me atormenten.

Sancho llora ante mí como un niño, es tan triste ver a un hombre llorar y arrepentido que lo único que puedo hacer es abrazarlo y tratar de consolarlos mutuamente.

Al final del día y después de haber estado con mis amigos me sentía algo más aliviada, pero todo cambió cuando llego a casa de mi hermano. Al pasar me hace que me siente en el sofá, hago lo que me dice sin entender lo que está ocurriendo. Mis ojos se clavan en una carpeta amarilla, observo como mi hermano se sirve una copa de vino y me dice que ese es mi despido en la empresa Bellety. Noé me ha despedido.

― ¿Cómo?―Pronuncio sin dar crédito a lo que mi hermano me dice. Como puede ser que Noé me haya hecho una cosa así, él queme dijo que me protegería y ahora me despide ¿Pero porque lo ha hecho?

Agarro la carpeta con mis manos temblorosas para asegurarme que mi hermano dice la verdad. Y para mi mala suerte, efectivamente Noé me ha despido, no solo me ha despedido si no que me ha apartado de su vida cuando él me dijo...Dios mío pero como he sido tan estúpida y lo he creído.

―No ves como Naiya y yo llevamos razón. Si de verdad te quisiera no hubiera firmado ese documento no sin antes acabar peleando con Naiya. Ella te ha defendido Marisa, él no está interesado en ti. Entiendo que estés dolida pero solo deseamos tu felicidad. Ahora descansa mañana te espera una entrevista con Rufino, verás cómo vas a trabajar mejor con él.

Si mi querido y egoísta hermano piensa que me voy a estar con los brazos cruzados va para rato. Cuando veo que son las pasadas las doce de la noche, me aseguro que Edu duerme como un tronco, agarro mi chaqueta y me voy para la casa de Noé.

Agradezco a las paginas amarillas por facilitarme esa información. Una vez que el taxi me deja en el portal del edificio, busco el nombre de Noé, cuando lo localizo pulso el timbre. Al rato su voz pregunta y casi sin aliento le respondo que soy yo y que necesito hablar con él.

Dentro de la casa de Noé, comienzo preguntándole porque me ha despedido.

― ¿Cómo?

―Con la boca Noé. Qué porque me has despedido hermoso.

―Marisa yo no te he despedido. Tú sigues trabajando en Bellety, además el único que puede despedirte es Sancho, no yo. Tú trabajas bajo las órdenes de Sancho, él es el que decide, yo solo trato que se cumpla el trabajo y mis empleados realicen correctamente su trabajo.

―Noé, mi hermano me ha entregado una carpeta donde tú firma está plasmada y en ese documento está escrito mi despido.

―No Marisa, te explico. Dentro de Bellety hay varios socios, y uno de ellos es Sancho. Diríamos que Sancho es tú jefe y no yo. La empresa es mía por supuesto pero como las cosas iban tan mal necesitaba que varios socios me ayudasen para rescatarla y poder sacarla adelante, y Sancho es uno de ellos. Por eso le pedí que te contratase él con el sello de Bellety.

―Madre que lío, pero lo único que me ha quedado claro es que tú no eres mi jefe y no veas que alivio.

―Vaya no pensaba que te caía tan mal para que no quisieras que fuese tu jefe.

―Noé es que me enfrentado a Naiya, a mi hermano y...

―Tranquila Marisa, no has sido la única que se ha enfrentado a ellos, yo también he mantenido una conversación con Naiya y solo quiero que sepas Marisa que aceptaré tus decisiones pero me alegro que hayas venido y lo hayamos aclarado puesto que yo creía que te ibas de la empresa.

―Me iré siempre que Sancho me despida. Y mira que me cae demasiado bien asique lo siento pero me pienso jubilar en tú empresa.―Noé me abraza contra su pecho dándome un pequeño beso en mi coronilla. Vale, acepto que Noé no es tan mal hombre como yo pensaba y que tanto a él como a mí nos están incordiando. ¿Pero porque lo hacen?

a) Mi hermano porque quiere estar con Clara y por supuesto ella no quiere que todo quede en familia.

b) Pero y Naiya...¿Por qué narices está haciendo todo esto?

c) Porque aun siente algo hacia Noé, porque es una toca pelotas celosa o simplemente quiere hacerle pagar a Noé todo lo que él le hizo.

Sinceramente no tengo ni idea, lo único que sé es que Noé no se comporta tan mal conmigo y por lo que me ha contado él también ha sacado la cara por mí cuando Naiya le dijo que yo quería irme de la empresa. Ya hay que ser mentirosas ¿no?

Pero en estos momentos prefiero olvidarme del trío matamoros y centrarme en recibir el contacto de sus labios, la exquisitez de sus dulces besos y la suspicacia de sus caricias rodeando mi silueta. De pronto mi piel comienza consumiéndose por los mimos de Noé, necesito más de él, ambiciono más pero hay algo que me para cuando me tumba y siento su dureza en mi vientre. «Que no lo hecho nunca». Me pongo roja de pensarlo. Y con la menor delicadeza posible le doy un empujón excusándome que tengo la regla. Veo como él se echa a reír y continua besándome mi cuello susurrándome que no le importa si no podemos hacerlo, solo me desea y será paciente.

Joder mi madre, es que acaso llevo un cartel en la frente donde pone que soy virgen, o simplemente porque le echado esa mentirijilla de nada me lo habrá dicho. Bueno da igual, el caso que continuo saboreando sus besos excitándome cada vez más, ya hay que ser idiotas, pero no me encuentro preparada para hacerlo. Tengo miedo, aunque con Noé no lo tengo, me siento segura de mí misma, aun así necesito tiempo.

Esa noche dormí con Noé, al despertarme me sonó el móvil, era mi hermano. Le respondí y por supuesto la pelea comenzó.

―Mira Edu, no crees que ya soy suficiente mayorcita como para saber lo que hago.

―Te largas Marisa, te vas hoy mismo para el pueblo, ya he hablado con papá y vendrá a buscarte.

―No estarás hablando en serio. Yo no quiero irme para el pueblo, tengo trabajo, amigos...no me puedes hacer esto Edu, me vas a volver a condenar.

―Tú sola te lo has buscado. Ven a mi casa en diez minutos. Chao.

Me quedé fija mirando el móvil dejando que mis lágrimas saliesen solas, Noé poniéndose de cuclillas agarrándome de las manos me preguntó que me ocurría. Empecé a contarle lo sucedido y como mi padre me trata.

―No quiero volver a irme a casa de mis padres. Noé mi padre es un hombre rencoroso, no sabe lo que es escuchar y nunca me ha tratado bien. Siempre me ha tenido bajo sus órdenes, debía de obedecerlo o me golpeaba si le contestaba. Él fue quien me buscó como novio al miserable de mi prometido, y no fui feliz. Concretamente Noé no sé nada de la vida, toda mi juventud me la he pasado estudiando encerrada en casa y si salía debía hacerlo con Juan. No quiero irme Noé, no quiero volver a pasar por lo mismo.

―Y no volverás a pasar por lo mismo. Yo mismo iré contigo a casa de tú hermano y aunque arda Troya te quedarás en la ciudad, aquí está mi casa y aquí estoy para ayudarte. No te dejaré sola Marisa, haré lo posible para darte esa felicidad que tanto deseas y que tanto te la mereces. Ven vayamos a casa de Edu.

―Noé estás seguro...

―Por ti estoy más que seguro. No consentiré que te lastimen y que hagas algo que no quieres hacer, nadie te puede obligar, tu eres dueña de tu vida y tú eres la que decides lo que quieres o no, pienso que nadie puede elegir por ti, tratándote como una mujer estúpida cuando tú no lo eres. Yo creo en ti Marisa. Dame tú mano, vamos tenemos un pelea que afrontar.

En ese momento no sabía si reír o llorar, lo único que sabía era que junto a Noé me encontraba más segura de mí misma, más fuerte y decida para echarle coraje y plantarle cara a mi hermano y mi padre. Ellos no me van a intimidar y menos manipular como si fuera una marioneta. Lo que  sí tengo claro es que quiero seguir trabajando junto a Sancho, seguir saliendo a bailar junto a Lisa y sobre todo estar cerca de Noé.