Bueno pues allá voy. Me paro enfrente de Noé con mis brazos cruzados mirándolo fijamente a la cara mientras él apenas se ha movido de su sitio. Vale, tengo la paciencia justa para pasar el día, y ahora mismo no estoy para estar muy calladita. Quizás me esté metiendo en camisa de once varas, pero como soy así no pienso callarme y más quedándome con la duda de saber quien lleva razón, si Noé o Naiya.

—A ver Noé, necesito que me expliques que es lo que pasa entre tú y Naiya. Y, quiero la verdad, puesto que acabo de hablar con ella. Así que empieza hablando que no tengo prisa.

—Vaya si no sabía que estaba ante una jueza. Sinceramente no sé qué deseas saber, pero si quieres que te cuente mi versión no tengo ningún problema en contártela  ya estoy cansado de estar callado y tener que aguantar como todo el mundo me critica e incluso me culpa de todo. 

—Algo habrás hecho para que todo el mundo esté en tu contra ¿No lo crees?

—Llevas razón, ven vayamos fuera y hablemos.

Desde luego no esperaba la reacción tan pacífica y tranquila de Noé y más que se sincere conmigo cuando casi ni nos conocemos. Bueno yo voy a permanecer calladita y lo escucharé, porque no hay nada en el mundo que me haga de querer saber más acerca de este hombre. Salimos para un jardín, la temperatura es cálida y caminar bajo un manto de estrellas a cual más brillantes junto a Noé es muy romántico o  por lo menos para mí lo es. 

Tomamos asiento en un banco uno junto al otro, pero yo no quiero servirle de cura, quiero mirarlo a sus hermosos ojos y ver si es sincero o no. Por lo tanto me giro y nuestras miradas se chocaron sintiendo como mi corazón da un vuelco y más cuando siento sus manos entrelazadas con las mías. 

—Marisa lo que te voy a contar es la verdad, y espero que después de escuchar mi versión sepas la clase de hombre que soy. Aun así quiero decirte que tras haber cometido tantos errores, he aprendido arrepentirme y no hay día que no cargue con esa culpa de haberla lastimado tanto. Si quieres saber si amé a Naiya, la amé con todas mis fuerzas, nunca había conocido una mujer como ella, tan ingenua, tan dócil y bondadosa. Pero entonces yo no pensaba así, yo pensaba tan solo en divertirme y cuando tuviera edad de casarme hacerlo. Pero Naiya fue muy importante en vida, diríamos que me transformó, que no había día y noche que no dejase de pensar en ella, pero al mismo tiempo tenía miedo. Y como un cobarde acaba lastimandola y todo por mi ego de hombre de haberme enterado que me traicionó.

—No entiendo, como que te traicionó.

—Todo comenzó con una apuesta, una apuesta que hizo que yo me fuese enamorando más de ella, que aprendiera lo que se siente poder ser querido y cuando lo puede escuchar por sus labios fue como si mi mundo dejase de existir y tuviera que entregarle mi corazón a ella. El día que me confesó que era virgen, para mí fue una alegría, una satisfacción de saber que la mujer que más amo la hiciera mía por primera vez y por supuesto casarme con ella. De hecho a pesar de mis meteduras de pata a consecuencia de mis celos de ver como ayudaba a Victor, un hombre paralítico que también estaba interesado en ella y eso me causaba celos y dolor al mismo tiempo. Desesperado por luchar por ella, viajé hasta una finca donde tengo una pequeña casa abandonada, hablé con los obreros para que la reformasen lo más rápido posible, cuando la tuvieran lista la preparé para que nuestro encuentro y su primera vez fuera especial para los dos. Incluso le compré un anillo de compromiso, no quería perderla la amaba demasiado y solo quería hacerla feliz. Pero cuando volví me encontré que ella ya había hecho el amor con Victor. Aquella noticia por su puesto no me prestó nada bien y más cuando yo le pedí que me diese tiempo para poderla hacerla mía. Tras enterarme que le había dado a otro hombre lo que yo tanto deseaba comencé de nuevo a transformarme, comencé a preguntarme que había hecho de malo para que ella acabara en los brazos de otro, me sentía culpable por no haberla entendido, culpable por no haber hecho las cosas bien desde el principio con ella. Me sentía tan mal conmigo mismo que lo único que deseaba era que ella fuese feliz y como un cobarde me alejé de ella para que fuese feliz con Victor.  

—Pero ella se acostó contigo y quedó embarazada. ¿Por Qué no te dijo nada?

—Sinceramente no lo sé, lo único que te puedo decir es que yo desde aquella tarde que pasamos en el hotel decidí marcharme de viaje e intentar olvidarla, alejarme de nuevo para que ella fuese feliz. Y bueno en ese viaje conocí a Elsa, por su puesto Elsa no era Naiya, no sé si fue por el alcohol, o simplemente por la desesperación de que me encontraba solo, le propuse matrimonio a Elsa, pero todo fue una locura. Apenas la conocía, pero Elsa ocuparía el puesto de Naiya y de algún modo lograría olvidarla. Pero nuevamente me equivoqué. De vuelta de mi viaje, me fue a buscar para pedirme dinero. Aquello me enfureció, no entendía si estaba con Víctor un hombre rico porque venía a mí a pedirme dinero, también llegué a pensar que venía a buscarme. Reconozco que la provoqué para saber qué era lo que quería de mí, y pude comprobar que ella seguía sintiendo algo por mí, pero era tarde, yo ya estaba casado con Elsa. Otro error que cometí.  Después me enteré que estaba embarazada, que no tenía nada y que vivía con una mujer mayor. Embarazada pensé. Por un lado me alegré pero por otro no sabía que debía hacer, estaba entre la espada y la pared. Intenté hacer las cosas bien y cuando nació mi hijo le pedí una segunda oportunidad, estaba dispuesto a divorciarme de Elsa y hacerla feliz, pero mis planes se fueron al garete cuando se negó. 

—Noé no entiendo porque traes esta pelea puesto que está vuestro hijo por medio. Un niño que no tiene la culpa de nada, creo que todos nos equivocamos pero también debemos saber perdonar para no dañar a otras personas, y en tu caso debes tragarte tu orgullo y pedirle perdón a Naiya si deseas estar junto a tu hijo.

—Tú crees que después de haberle hecho tanto daño, me va ha perdonar. Yo pienso que no, puesto que no me he portado correctamente con ella y al final para qué, para acabar en los tribunales y perder a mi hijo después de habérselo arrebatado. Marisa me merezco todo lo que me está pasando, de algún modo el daño que causamos a otras personas acabamos pagándolo de alguna manera, y este es mi castigo el cual estoy pagando estando lejos de mi hijo por no haber sido mejor persona. 

—Si hubo ese amor entre vosotros, pienso que te perdonará, donde hubo fuego siempre quedan cenizas.

—Ya. Pero tú crees que me perdonará.

—Siempre que abras tú corazón y seas sincero, estoy segura que te perdonará. Además por intentarlo no pierdes nada.

—Lo haré siempre que tú estés a mi lado, Marisa. Dirás que estoy loco, pero durante este tiempo que he estado solo me he dado cuenta de muchas cosas y una de ellas es desde que te conocí tú eres mi segunda oportunidad. No soy un hombre perfecto, pero intentaré luchar por ti y demostrarte lo que siento hacia ti. 

—Noé—Fué lo único que pude pronunciar antes de que nuestros labios se rozaran y poder sentir la melodía de nuestros corazones palpitando.

Agarrados de la mano comenzamos a caminar hasta llegar al auto de Noé, él como todo un caballero me abrió la puerta no sin antes dame un beso que hacía que sintiera un pequeño fuego por dentro que me enloquecía.

Durante el trayecto podía apreciar el bello rostro de Noé y la manera de como me miraba con esos ojos verdes pícaros con un toque de brillantez acompañados por sus caricias, si digo que todo lo que me hacía no me hacia indiferente estaría mintiendo. Admito que todo lo que Noé me hace sentir no lo ha conseguido mi ex novio durante el tiempo que estuve con él. Pienso que Noé está despertando en mí interior sentimientos que pensaba que no existían.

Tras despedirme de Noé pasé a mi casa donde me esperaba mi hermano sentado fusilando me con los ojos. No sé, pero me podría imaginar que me esperaba una pelea con él.

—¿Se puede saber qué pretendes Marisa con meterme donde no te llaman?—Desde luego la cara de mi hermano era de tener pocos amigos y más la manera con la que me habla.

—Edu calmate hermoso y dime que es lo que hecho yo ahora.—Le decía mientras tomaba asiento en el sofá, pero ni tiempo me dio cuando mi hermano me agarró del brazo mirándome fijamente a los ojos cargados de rencor.

—Te prohíbo que vuelvas a ver a Noé, ese tipo es un miserable y no le voy a permitir que juegue contigo, solo te aviso, si vuelves a verlo tú y yo vamos a tener más que palabras.

—¿Acaso me estás amenazando porque Naiya ha ido con el cuento de lo que le dicho en los baños?

—Estás avisada Marisa, si te vuelvo a ver junto a Noé te puedes ir olvidando de que soy tu hermano.

—Suéltame. Edu no te conozco, qué te ocurre para que me hables de esta forma. Demasiado sabes que Noé es mi jefe y tengo que verlo si o si. Además yo no tengo culpa de lo que le hizo a Naiya, pienso que todos aunque nos hayamos equivocado necesitamos que nos perdonen y crean de nuevo en nosotros.

—Qué tonta eres Marisa, no te das cuenta que lo mismo que te está haciendo a tí se lo hizo a Naiya y por supuesto no voy a dejar que pases por lo mismo, tú eres mi hermana.

—Edu, te quiero mucho, sé que eres mi hermano y me protegerás de todo hombre que quiera lastimarme, pero te has parado a pensar que yo también quiero equivocarme, sufrir, reír...No puedes meterme en una cúpula para que no sufra. Edu no crees que gracias a papá ya he pasado bastante tiempo encerrada en un mundo de ignorancia y al cual por ese desconocimiento he sufrido en manos de un hombre que me engañaba con besos amargos y palabras bonitas. No crees Edu que debo aprender por mí misma, que si Noé me hace sufrir será porque yo me enamore de él, si no hay sentimientos entre nosotros no tengo porque sufrir.

Veo como mi hermano se gira dándome la espalda, lo conozco demasiado bien para darme cuenta que está enfadado, que me quiere y no desea que nada malo me ocurra, pero también debe entender que debo equivocarme para aprender y hacerme una persona fuerte, puesto que de los errores se aprende.

Minutos después mi hermano me abrazó en silencio, no hace falta que me diga nada tan solo con el gesto de que me abrace y me mire con ternura sonriendo sé que me ha comprendido y puedo contar con él. Nos rozamos la nariz y me da un beso en mi cabello antes de decirme que ha hablado con Rufino Paeza, el dueño de una gran empresa de textil y está interesado en qué trabaje para él. Por lo cual empezaré a trabajar para el la semana próxima,y que él ya se encargará de avisar a Robles para tenerme preparado el despido.

No pude dar crédito a las palabras de mi hermano, de qué demonios me estaba hablando y porque se comportaba de esa manera. ¿Cómo podía hacerme una cosa así sin pedirme permiso? Me quedé tan aturdida que no supe reaccionar, solo pude mirar al suelo  y dejar que mis lágrimas rodasen por mis pómulos pensando en qué había hecho de malo para que mi hermano me la jugase de esta manera.

En toda la noche pude dormir, temprano me desperté para hablar con mi hermano pero me fue imposible dado que acabemos en una discusión. Desesperada fui a casa de Lisa necesitaba desahogarme con alguien. 

Al llegar con mi rostro mojado mi amiga me abrazo invitándome a pasar a su casa. Sentadas con una tila en la mano le narraba a mi amiga lo que me contó Noé y lo que después me tenía preparado mi hermano. 

 —Marisa, tengo algo que decirte que me enteré anoche, intenté buscarte para comunicártelo pero ni yo ni Sancho te vimos.

—Dime Lisa no me dejes con esta incertidumbre.

—Naiya habló con tu hermano, al parecer estaba molesta y ella fue quien le propuso a tu hermano que trabajases en otra empresa.

No podía ser cierto, no podía ser verdad lo que me estaba sucediendo pero lo que menos podía creerme es que me tratasen como una idiota. Y eso si que no se lo iba a permitir a nadie. Ya había estado demasiado tiempo viviendo en el mundo de la inexperiencia y torpeza para que nadie me tenga en cuenta y hagan lo que quieran conmigo. Si Naiya está todavía en el país, va saber quien soy yo, porque no pienso quedarme callada, antes muerta que sencilla.