
Capítulo 15
NOÉ:
Sí, ahora que al parecer mi futuro comenzaba a brillar y comenzaba a tener seguridad en mí mismo vuelvo a ver a Naiya. Desde que me llamó avisando que vendría a la ciudad sentí como mi mundo se hubiera parado, reconozco que aún me acuerdo de ella como también mi sonrisa desaparece y todo se hace trizas de pensar que no veré a mi hijo, porque supuestamente no me toca verlo. Qué injusto lo veo todo, necesito ver a mi hijo, deseo estar con mi pequeño y no puedo estar con él. Tan sólo me tengo que conformar con verlo cuando la ley me lo diga. Pego un puñetazo a mi mesa empezando a sentirme rabioso. Y lo peor de todo que me tengo que encontrar a Naiya esta noche en el desfile, pero lo que peor llevo es que tengo que guardar las apariencias y mostrar mi mejor sonrisa cuando por dentro la impotencia y la cólera va recorriendo lentamente por mis venas. En ocasiones no sé en que me convertido o que hecho mal para tener que merecerme todo esto. ¿Acaso este es mi castigo por el todo el mal que he cometido? ¿Tener que vivir lejos de mi hijo perdiéndome cosas con él mientras otro hombre ocupa mi puesto haciendo esas cosas que yo quiero hacer con mi pequeño? Andrés, pronuncio a la vez que pienso en todo lo me estoy perdiendo por ser tan desgraciado y no haber sabido mantenerlo a mi lado, ni a él ni a su madre. Este es mi castigo, esta es mi condena y día a día la voy pagando. Agacho mi cabeza dejando que mi dolor se transforme en lágrimas a la vez que contemplo la foto de mi hijo.
Un par de horas después, llego al salón, vestido para la ocasión y preparado para mi encuentro con Naiya, comienzo a saludar algunos socios, para no variar comenzamos hablando de todo un poco hasta que veo de aparecer a Naiya con su marido. Sin poderlo remediar una furia comienza a brotar en mi interior, aprieto los puños de la misma rabia que siento de verlos tan felices y a mí me tiene apartado de mi hijo. Ante la gente nos saludamos como si nuestra rivalidad no existiera, pero todo es puro teatro, existe y tendrá que existir hasta que pueda tener a mi hijo a mi lado.
Le estrecho la mano a Caden que nos saludamos con mucha antipatía, se pensará el capullo este que aún siento algo por su mujer, pues mira se equivoca, pero disfruto viendo como se pone celoso. Qué malo soy.
A continuación saludo a Naiya con dos besos, seguidamente le pregunto por mí hijo, ella me hace un resumen de lo que ha hecho estas semanas haciéndome entrega de una foto. Agarro la foto con mucho coraje. En vez de viajar con mi hijo para poder verlo me hace entrega de una foto. Cierro mis ojos aguantando las ganas de reprocharle todo el dolor que me está causando. Pero claro si hablo seré yo el malo, porque hasta mis padres se ponen de su parte, a mí como si me parte un rayo en dos.
Pasamos los tres juntos hacia el salón, el desfile va dar comienzo y tengo ganas de ver el trabajo realizado por Sancho y Marisa. Marisa, sí, ella es la única que me saca de mis casillas pero al mismo tiempo me siento feliz con ella. Lo que si tengo claro es que no voy a cometer el mismo error dos veces, iré despacio demostrándole cuanto la amo, porque el día que nos entreguemos uno al otro ese día no la dejaré ir.
Después de un par de horas, el desfile finaliza y por fin puedo ver a Marisa, como deseo en este momento abrazarla y decirle el buen trabajo que han realizado. Aunque quisiera no puedo, estoy rodeado por mis padres, hermana, el marido de Naiya y ella que se ha sentado a mi lado. Le hago un gesto con la cabeza mientras le aplaudo, más no puedo hacer aunque me muero de ganas de salir tras ella y dejar todos mis problemas a un lado. Para nada estaría bien que me fuese así como así. Aunque si por mí fuera, mando todo esto al diablo para ir tras Marisa y ser por una vez en los últimos años de mi vida feliz.
Tras volver a recibir las felicitaciones de los socios y valorar el desfile, con disimulo me aparto de mis padres y el matrimonio feliz; Naiya y Caden, comienzo hablando con un conocido, mientras caminamos hacia el salón donde pondrán la cena miro para todos lados con disimulo buscando con la mirada a Marisa, pero no la veo, comienzo a preocuparme, hasta que de pronto la veo entrando agarrada del brazo de su hermano. No lo puedo ocultar, comienzo a sentirme más tranquilo e incluso más relajado, pero hay algo en sus ojos que me dicen lo contrario.
MARISA:
Pues allá voy, algo más relajada en compañía de mi hermano, pasamos dentro del salón, mi hermano comienza a saludar a varias personas presentándome a su vez, los hombres y mujeres que se encuentran en el corrillo me felicitan por mi trabajo. Por su puesto yo no tardo en ruborizarme. Con disimulo busco a mi amiga o a Sancho, estar aquí de pie de derecho hablando de lo mismo me aburre un poco. Como veo que mi hermano tiene poca prisa en que vayamos a disfrutar del cóctel, me disculpo para buscar un camarero y que me de una buena copa y de paso a mi amiga. Pero mira por donde que con quien me topo es con Noé.
—Buenas noches Marisa, tome le traigo una copa de champagne, quiero brindar con usted por el buen trabajo que ha realizado, la felicito.
Perfecto va ser una noche muy entretenida.
—Gracias señor jefe por alargarme, pero debo decirle que no todo el mérito ha sido mío.
—Para mí si lo ha sido, Marisa, eres una magnifica diseñadora y tienes mucho talento. Poco a poco lo vas demostrando y me alegro que estés en mi empresa para demostrarlo. Gracias Marisa.
—¿Qué? Acaso me avisas porque temes que me vaya a otra empresa Noé.— Pronuncié su nombre con retintín, o más bien con enfado. El caso que no sé qué era exactamente lo que me ocurría para comportarme como una adolescente celosa. ¿Celos? ¿Quién ha dicho celos? La voz de mi hermano me sacó de mi laberinto de confusiones, Edu y Noé se saludaron no muy simpáticos diría yo, hasta que apareció Naiya agarrada de la mano de su marido.
Inmediatamente Edu y Naiya se abrazaron y éste saludó a su marido con un fuerte apretón de manos. Seguidamente mi hermano me presentó a mí, sí como si tuviera muchas ganas de darle dos besos a Naiya.
—Naiya te acuerdas de mi hermana Marisa, hoy a sido la protagonista del desfile.—Las palabras de mi hermano hicieron que sonriera, él siempre tan atento y lleno de halagos hacia mí. No es porque sea mi hermano, pero es el mejor hombre del mundo.
—Por su puesto, como no me voy acordar de Marisa, vaya que guapa estas, y siento lo de tú prometido espero que ya te encuentres mejor y lo hayas superado.
—Sí, gracias ya me encuentro mejor, si total un hombre como él no merece una lágrima mía.—Miré a Naiya de arriba a bajo pensando cual era el motivo por el cual Noé no ha podido olvidarla. Después Naiya empezó hablando del desfile dándome la impresión que le estaba dando celos a Noé con su marido puesto que no dejaba de besarlo y acariciarle su pecho. Pero en una ocasión que miré a Noé me di cuenta que él no la estaba mirando a ella, si no a mí. Me quedé un poco alucinando ¿No se supone que ella es la mujer que lo trae por el camino de la amargura? Pues que diablos hace comiéndome él con los ojos. Mira a mí que me venga alguien y me explique que está pasando aquí, porque yo no me entero de nada.
Durante la cena me senté junto a Noé, puesto que a él no le importaba que lo hiciera, yo más bien me senté para quitarme la curiosidad que me estaba matando de saber que ocurre entre estos dos. Durante la cena podía observar como Noé sonreía y pasaba todo el rato de Naiya y su marido centrándose en mí. Yo para no variar me sentía a gusto con sus atenciones.
—Si me disculpas voy al baño. En cinco minutos vuelvo. —Le digo a Noé.
Esperando que me tocase para entrar en el baño, Naiya me llamó, haciéndome entrar en el baño de minusválidos.
—Se puede saber que te pasa Naiya para que me a corrales de esta forma.
—Marisa, lo que te voy a decir, te lo digo por tu bien, aprecio mucho a Edu y a tí también. Por tú bien y si quieres seguir mi consejo, aléjate de Noé, aléjate cuanto antes puesto que te hará mucho daño.
—Oh, vaya Naiya, gracias por tu sinceridad, y por avisarme del daño que me puede causar Noé.
—Haz lo que quieras Marisa, yo te avisado luego no vengas con qué te ha lastimado.
—Y lo que tú le has hecho, acaso eso no cuenta. Acaso no cuenta como él tiene que vivir con el sufrimiento de estar lejos de su hijo.
—No sé que te haya podido hablar Noé, pero te digo que todo lo que le ocurre se lo ha buscado él solo, yo intenté hacer las cosas bien, por el bien de mi hijo, pero su actitud fue la causante de que las cosas estén así entre nosotros.
—Bravo Naiya. Por lo que veo Noé es el culpable de todo. ¿Y tú, es que acaso no has hecho nada malo? Por que hasta donde yo sé tú le ocultaste tu embarazo, fuiste tras él, Noé estuvo a tu lado cuando diste a luz a tu hijo y te pidió una segunda oportunidad, cosa que tú te negaste. ¡Wuauu! Naiya qué pasa que tú no cometes errores. O te resulta más fácil hacerte la mártir y echarle la culpa a Noé cuando una pareja es de dos.
—Haz lo que te de la gana Marisa. Si tanto lo defiendes, ahí lo tienes, tú misma te darás cuenta de la clase de hombre que es.
—Para. Solo te voy a decir una cosa Naiya, piensa lo que estás haciendo con tu hijo, ese niño no tiene porque pagar los errores de los mayores, si Noé ha demostrado que quiere estar con su hijo tú no debes impedírselo, date cuenta que ese niño es tan suyo como tuyo. —Naiya me mira con odio, de la misma manera se marchó sin dirigirse de nuevo a mí.
Al salir del baño vi a Noé apoyado en la pared, me paré enfrente de él, necesitaba saber si había actuado bien o no al defenderlo ante Naiya, o ella puede que lleve razón, una razón que quizás me duela, pero como se suele decir, escuchar las verdades duelen y a nadie nos gusta que no las digan.
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