Capítulo 12
—Edu muévete, no te quedes ahí parado como un espantapájaros.
—Marisa qué ocurre para que estés así de nerviosa.—Me hace parar mi hermano mientras me abraza para que me relaje, pero en ese momento solo pensaba en Lisa. Me separé bruscamente de mi hermano y tiré de él para que me acompañase a la calle y buscar a Lisa.
Fuera en la calle, empecé a llamar a Lisa hasta que mi hermano me hizo de callar y continuar buscándola en silencio.
Estaba aterrada, atacada de los nervios y las últimas personas que esperaba encontrarme era con Zipi-Zape. (Noé y Hugo).
Lo esquivé sin apenas mirarlos, pero mi jugada no me salió tan bien como yo esperaba, puesto que Noé se puso delante mía.
—Marisa que tal.
—Mal. Muy mal. Ya lo sabes adiós.
—Espera un momento. ¿Porqué estas así?
—Por mi amiga, Sergio se la llevado en contra de su voluntad y la estamos buscando, Noé tengo miedo de que ese gilipollas pueda hacerle algo.
—¿Donde está Lisa?—Preguntó Hugo muy preocupado.
—Venid, he oído algo en este callejón.—Dijo mi hermano con su respiración entrecortada.
Comencemos los cuatro a caminar hasta el callejón, y efectivamente era la voz de Lisa. Primero fue Hugo el que se adelantó, sorprendiendo al desgraciado de Sergio, tras él lo siguieron mi hermano y Noé mientras yo me quedé a pocos metros mirando como Hugo le daba varios golpes seguidos casi sin darle tiempo a Sergio para ver que se defendiese, mientras mi hermano y Noé lo separaban.
Seguidamente fui corriendo hacia donde se encontraba mi amiga para abrazarla e intentar tranquilizarla.
—Tranquila Lisa ya todo está solucionado. —Le dije a Lisa abrazándola fuerte mientras ella se deshacía entre sollozos muerta de miedo.
—Lisa ¿estas bien?—Le preguntó Hugo examinándola para atraerla hacia él y abrazarla consolándola.
—Marisa ya está todo solucionado, Noé ha llamado a la policía y se lo han llevado, ahora queda que Lisa ponga la denuncia, ese bastardo no volverá ha lastimar ha nadie más.—Me contaba mi hermano mientras íbamos caminando hacia su coche. Miré por encima de mi hombro y vi como Lisa estaba más tranquila junto a Hugo y yo también, gracias a la Virgen de Guadalupe que ese gilipollas no le llegó a hacer nada a mi amiga.
A continuación fuimos a la comisaría donde se habían llevado a Sergio y allí Lisa declaró lo sucedido y una vez hecha la declaración pudimos salir de allí para dirigirnos hacia la casa de Lisa.
Esa noche junto a mí hermano, decidimos quedarnos con Lisa, por nada del mundo la dejaría sola.
Después de hablar durante un buen rato los tres, nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente le pedí, más bien exigí a Lisa que se tomase el día libre, ya me encargaría yo de hablar con el jefe.
Tras despedirme de mi amiga, mi hermano me acompañó hasta el trabajo, me despedí de él y comencé a caminar hacia la oficina de Noé para contarle lo sucedido con Lisa.
—Buenos días jefe. —Saludé a Noé una vez que llegué a su oficina
—Buenos días Marisa, como se encuentra. Y Lisa como sigue.
—Yo bien, algo más tranquila. Y Lisa se ha quedado en casa. Quería yo...
—Me parece bien que se tome el día libre, le vendrá bien descansar.
—Muchas gracias por tú compresión Noé. Ahora debo de irme.
—Espera un momento Marisa.—Me para Noé cuando estaba dispuesta ha irme.—Marisa, quería que supieras que anoche no pasó nada entre la mujer con la que me viste y yo, si accedí a salir con ella fue por la insistencia de Hugo.
—Noé, a mí no me tienes que dar explicaciones de tu vida, no soy nada tuyo, no tienes por qué.
—Marisa, me gustas mucho, y quiero hacer las cosas bien.
—Noé, tú no estás hablando en serio. Apenas me conoces y mírame, yo no soy esas modelos delgadas y elegantes con las cuales puedes presumir.
—¿Porqué hablas así de tí misma?
—Porque es la verdad. Sólo quiero decirte Noé que yo no soy esas mujeres que están deseosas por meterse en la cama contigo. No te voy a negar que no eres atractivo pero entre tú y yo hay un muro que nos separa. Además estoy segura que conocerás mujeres mejores que yo.
—No digas tonterías Marisa. Tú eres preciosa tal y como eres. Y si me gustas es por como eres, para mi eres hermosa, divertida, encantadora. Reúnes muchas cualidades de las qué tú no quieres ver Marisa.
—Si lo veo, y veo que tú eres un hombre de negocios y yo solo soy una modista con aspiración a ser diseñora de mi propia ropa. Siento decirte esto Noé, pero tú a mí no me gustas.
—¿Lo dices en serio?—Noté como los dedos de Noé rozaron mis acaloradas mejillas haciendo que mi respiración se alterarse y yo me confunda cayendo bajo el embrujo de sus ojos mirándome con tanta dulzura.
Agradezco a San Pablo por haber echo que su teléfono sonase y rompiera esa burbuja que lentamente se iba creando a nuestro alrededor.
Salí casi corriendo de la oficina de Noé, si hubiera permanecido un minuto más hubiera cometido un error. El error de besarlo y poder tocar su piel bajo su ropa. Aún así, tengo miedo. Miedo de que esta atracción se vuelva en deseo y acabe en los brazos de él. Y...ese es mi temor, que ni me lo pensaría después de haberme enterado que le gusto.
No y no. Sacudí mi cabeza quitándome esa absurda idea de como un hombre como Noé vaya a interesarle una mujer como yo.
Durante todo el día me he cruzado con Noé y por un lado me alegro, me volcado tanto en mi trabajo y preparando el desfile que apenas he pensado en el.
Al llegar a casa de Lisa, la encuentro con un aspecto peor que la novia cadáver.
—Lisa, qué te ocurre, ¿por qué tienes los ojos hinchados y estás pálida?
—No ha venido, Marisa. Hugo no se ha preocupado por mí. Ni un sms, ni una llamada nada. Marisa que hago, está angustia me mata lentamente.
—Lisa lo primero date una ducha, mientras preparo algo de cenar y después hablamos. —Al minuto Lisa se levantó y se marchó para el baño.
Un rato después mi cena ya estaba casi terminada cuando escuché a mi amiga sentarse en la mesa algo más relajada.
Mientras cenábamos comencé ha aconsejarle que debe hacer su vida e intentar fijarse en otros hombres, puesto que Hugo muestra poco interés hacia ella.
Por fin en toda la noche pude ver a mi amiga sonreír y haciéndome prometer que lentamente irá pasando de Hugo para centrarse en otros hombres, tardará algún tiempo en quitarse esa espina, aún así confío en ella y sé que algún día podrá olvidarse de ese hombre que ciegamente nos enamoramos. Y la única manera de olvidar ese amor es cuando nos lastiman. Tenemos que llegar hasta ese punto de tener que sufrir para valorar a esa persona, si de verdad merece nuestro amor o no.
NOÉ & HUGO
Tan sólo eran las once de la mañana cuando Hugo pasó a mi oficina con cara de velorio.
Nada más verlo sabía que algo le ocurría, y podía imaginarme que se tratase de Lisa.
—Siéntate Hugo, ¿como estás?
—Que quieres que te cuente, que cada vez estoy más confundido con Lisa.
—Explícate.—Le digo mientras tecleo algo en mi ordenador.
—No sé tío, Lisa me confunde, de siempre la he visto muy tímida, modesta y calladita. Pero cuando me dijo que siempre ha estado enamorada de mí, pensé que alucinaba. Pero anoche cuando la vi intentándose librar de ese desgraciado, sentí como un odio se fue apoderó de mí.
Incluso cuando se abalanzó a mis brazos sentí como un sentimiento de culpa.
—Lo que te pasa Hugo, es que nunca has conocido a una mujer que te ame y cuando Lisa te lo confesó sentiste miedo. Hugo, porqué no le das una oportunidad a Lisa en conocerla. No has pensado que bajo esa descripción hay una mujer con un pasado, con miedo y alegrías y con un corazón bondadoso.
—Si Noé, llevas razón. Pero ese es mi temor, Lisa no es como las mujeres con las que salgo. Tengo miedo de hacerle daño, que sufra por mi culpa.
Jamás me lo perdonaría y menos cómo la miraría a la cara después de haberla lastimado.
—Y qué piensas hacer, huir como un cobarde. Huir de tus sentimientos por miedo ha cagarla.
—Será eso. Pienso que lo mejor es poner distancias y que piense lo que quiera de mí.
—Así no solucionas las cosas Hugo. Debes de arriésgate para comprobar si estabas en lo cierto o no.
—Gracias amigo.
En ese momento sonó mi teléfono, teníamos una reunión muy importante, hice una señal a Hugo para agarrar mi maletín e irnos para que diera comienzo la reunión.
Miré al cielo resignado y con la esperanza de que en el próximo desfile me permitiesen sacar los modelos que propuso Marisa. Sé que va ser complicado, muy difícil pero espero convencerlos y darle esa sorpresa a Marisa.
Marisa
Había pasado cerca tres días y no había visto a Noé por ningún lado. Por una parte lo agradezco el no verlo, puesto que deseo ser fuerte ante mis sentimientos, pero el problema que cuando estoy cerca de él mi cerebro parece no estar de acuerdo con mi cuerpo.
Me encontraba nerviosa, era el primer desfile que ayuda ha organizar. Sancho estaba algo triste, Arturo no asistiría. Al parecer las cosas entre ellos no se solucionan y aunque Sancho quiera aparentar que todo va bien, sé que echa de menos a Arturo.
En una hora dará comienzo el desfile y entre yo y Sancho revisamos los detalles para que todo salga perfecto.
Mis nervios comienzan a centrarse en mi estómago, todo es nuevo para mi, idas y venidas de gente, de prendas colgadas en sus percheros, peluqueros y maquilladores dando el último retoque a los modelos... y todo con prisas. Aquello parecía un caos.
El presentador da comienzo al desfile.
Una a uno van saliendo los modelos desfilando la ropa de primavera-verano.
El desfile tarda aproximadamente unas dos horas y media, y debo admitir que todo a salido muy bien incluso los diseños que yo diseñé han salido a la pasarela, más feliz no puedo estar.
El desfile acaba y yo no me puedo creer que vaya a salir junto con Sancho para saludar al público. Me siento tan feliz, tan contenta de que mis diseños sean aprobados por la gente que ha venido a ver el desfile. Entonces mis ojos buscan a Noé, pero no lo veo.
Salimos de la pasarela entre aplausos para ir a continuación a una fiesta que se dará después.
Acompañada por Lisa y Sancho nos dirigimos hacia el cóctel, con disimulo observo a cada persona que hay hablando en grupo, Sancho se disculpa debe atender algunas personas. Mientras Lisa y yo nos quedamos solas con una copa de champagne hablando de lo bien que ha ido el desfile. Hasta que dos hombres elegantes con acento a extranjero se ponen a nuestro lado presentándose.
—Buenas noches bella dama, soy Valentino Lanús. Y me encantaría poder hablar con la diseñadora de esa ropa tan fantástica que podido presenciar.
—Hola soy María Isabel. Bueno yo solo he colaborado.—Digo con timidez ante el italiano.
—No sea tímida bella ragazza, sé que esos diseños son de usted y me gustaría poder ver más diseños, son fabulosos, me han gustado mucho.
—Esos diseños ya están en prueba. No puede conseguir nada y la señorita trabaja para mi.—Interrumpe Noé que no tengo ni idea de donde ha salido.
Presencio como los dos hombres se retan con la mirada, al final es Valentino quien con una sonrisa me extiende su mano entregándome una tarjeta a su vez que se despide de mí conforme ha venido en compañía del otro hombre.
—¿Se puede saber qué te pasa?—Le pregunto a Noé algo molesta por su actitud.
—Tú y yo tendremos una conversación después. Lo que debes hacer es no hablar con ningún hombre que te se arrime. Pienso que lo mejor que puedes hacer es irte a casa.—Después de soltarme el discurso Noé se marcha dejándome confundida y sorprendida.
Miro a Lisa y esta me dice que nos vayamos, no le apetece ver cómo Hugo flirtea con otras mujeres.
Hago caso a mi amiga, y nos vamos de la fiesta pero no para casa, para otra disco para terminar la noche.
Al poner un pie en la calle mi cuerpo se queda rígido, mis ojos se abren a más observando la escena que estoy presenciando.
Mascullo improperios, Lisa me agarra de mi brazo echándome hacia atrás.
Fulmino a mi amiga que niega con la cabeza diciéndome: «No lo hagas»
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro