Capítulo 11
A solas en su departamento frío y con poca luz, Noé miraba por la ventana que daba a la calle iluminada tan solo con la luz de las farolas pudiendo ver a los transeúntes y los vehículos que en ese momento se encontraban circulando y paseando por la calle.
Con su camisa medio desabrochada y un vaso de whisky en la mano se mojaba sus labios dejando entrar el licor amargo por su boca cerrando sus ojos al mismo tiempo para dar de nuevo la bienvenida a los recuerdos del pasado. A todo lo que hizo mal anteriormente y lentamente va pagándolo con su soledad y la desgracia de verse asqueado por no haber sabido valorar a Naiya.
Al abrir sus ojos, se encontró de frente con su rostro en el reflejo del cristal. Pero esta vez, había una excepción. Marisa.
Tan solo volver a recordarla, su corazón no tardó en bombear y por sus venas empezar a recorrer gotas de Esperanza.
El tiempo hacia atrás no se podía echar para reparar el daño y el dolor que le causó a Naiya por su falta de desconfianza y duda por ese amor que ella sentía por él, pero todo cambió cuando se enteró que lo más apreciado de una mujer se lo había entregado a otro hombre.
Celoso y cobarde, se limitó a lastimarla sin darle la oportunidad de escuchar sus palabras.
Despacio Noé dejó el vaso en la mesa, arrepentido con su cabeza gacha, deslizando sus dedos por la madera de la mesa pensando en Naiya, la madre de su hijo. Pero al mismo tiempo en Marisa, repitiéndose la misma pregunta: ¿Llegará Marisa amarlo?
Marisa
Qué noche más larga por favor. Si apenas he podido cerrar un ojo tan sólo por no poder dejar de pensar en Noé.
¡¡Arg!! Pero que diablos me está sucediendo que se ha metido en mi cabeza como un virus, un virus lleno de sentimientos y deseo de ayudarle.
Termino de desayunar y llamo a Lisa, espero que a ella las cosas con Hugo le hayan ido mejor que a mí.
Quedamos en que me pasaría por su casa para ir juntas al trabajo.
Al llegar a casa de Lisa, llamo y nada más verme se me echa encima llorando.
—Lisa, amiga. Oh no. —Es que ni sabía que decirle para que su llanto disminuyera, las palabras pareciesen que no me salían. Lo mejor que podía hacer era abrazarla muy fuerte y tratar de escucharla, lo que no entendía mientras me hablaba entre sollozos.
—Lisa hija mía, para de llorar que te vas a quedar seca.
—Marisa, anoche me dijo Hugo que solo quería ser mi amigo. Mi amigo, Marisa, como se puede ser amiga de un hombre al que amo. —Desde luego este Hugo más tonto no lo pudo parir su madre.
—Mírame Lisa y escúchame.
Punto uno: Vas a pasar dentro al baño, te vas a lavar la cara y después te voy a dar siete brochazos de maquillaje para que luzcas hermosa.
Punto dos: Eres muy bonita Lisa, y pienso que si Hugo te ha dicho lo de ser "amigos", a mi me suena como excusa. Por lo tanto, lo mejor que debes hacer es ir a tú bola. Aunque te cueste y te duela olvidarlo.
Hazlo por ti Lisa. Qué para llorar y sufrir por un hombre ya tenemos tiempo.
—Gracias Marisa por animarme. Dame otro abrazo porque no sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí.
—Por desgracia sé cómo te encuentras y trato de evitarte un disgusto.
—Eres tan buena, qué pena que el pastoraco de Juan no supo valorarte. Porque vales tu peso en oro Marisa.
—Tú también eres un encanto Lisa. Pero chica como no nos espabilemos nos van a dar todos los palos en el mismo sitio.—Ambas nos echamos a reír mientras nos dirigimos hacia el trabajo en el coche de Lisa, de camino le cuento lo que pasó anoche entre Noé y yo.
Lisa comienza a reírse, me quedo sorprendida ante su repentina carcajada, hasta que me aclara que me gusta Noé y quería catarlo con él. Comienzo a reírme por su comentario. Tanto que llegamos al párking de la empresa nos bajamos del auto sin poder parar de reír.
—Buenos días mis dulces princesas. Qué bonitas os veis sonriendo no como yo que no he dejado de comerme este melón que tengo encima de los hombros.—Nos dice Sancho mientras nos dirigimos hacia el ascensor.
Dentro del ascensor Sancho nos cuenta que las cosas con Arturo no mejoran, que él está empeñado en casarse, pero a Sancho le da pánico, terror... El matrimonio. Las dos lo abrazamos intentando animarlo. Desde luego parece que nos hemos puesto los tres de acuerdo para sufrir.
Y para el sufrimiento, qué mejor remedio que unos mojitos.
Abro el minibar y saco la botella y sirvo unos chupitos.
—Olé por nosotros. Así da gusto comenzar a trabajar.—Grita lleno de entusiasmo Sancho.
Lisa y yo no tardamos en reírnos a carcajadas, hasta que se tiene que ir.
Como siempre quedamos en vernos a la hora de la comida.
La mañana se me pasa volando, entre crear los nuevos patrones del nuevo proyecto y escuchar a Sancho decirle piropos a las modelos me lo pasaba genial. Pero toda risa tiene su fin. Y la mía se esfumó cuando escuché a dos modelos decir que habían quedado esa noche con Hugo y Noé.
Para disimular mi ira, me acerqué a Katy una de las modelos con la intención de que se probase el vestido para poder hacer oreja haber cual era el lugar y la hora donde se supone que habían concertado la cita. Cuando obtuve la información que necesitaba, me fui para David uno de los modelos para quedar esa noche.
Él muchacho muy amable aceptó, incluso me dijo que llevaría a un amigo.
«Ay que joderse lo que te hacen de hacer los celos», después me tocará ponerlo en primera posición en el desfile.
Tras contarle mi plan a Lisa, cosa que se negó en rotundo porque según ella estoy como una cabra, y por más que le decía que lo hacía por divertirnos, acabó aceptando.
Buff qué cabreo lleva Lisa, pero mira la jodía cuando le ha presentado David a su amigo Ismael, se le ha pasado el enfado rápido.
Bueno pues respiré hondo mil veces antes de sentarnos en la mesa para cenar.
Mientras caminaba hacia la mesa que el camarero nos indicó, pude cruzarme con la mirada de Noé que se hallaba sentado con una de las modelos.
Tomé asiento en mi lugar bajo la mirada asesina de Lisa.
—No sé qué hago aquí Marisa. Ahora qué pensará de mí Hugo.
—Vaya gracias. Pues sabes lo que te digo, que de vez de estar pensando en lo que piense Hugo sobre ti, piensa en divertirte como lo está haciendo él. O no lo ves como está a morreo limpio con Katy.
Me parece que poco ocupas tú su mente querida amiga.—No lo puedo evitar, y lo último lo suelto con retintín, en ocasiones Lisa piensa más en los demás que en ella misma.
La cena estuvo entretenida, los chicos fueron una gran compañía, pero nosotras fuimos unas acompañantes pésimas. Tanto que cuando acabó la cena se fueron casi sin despedirse de nosotras.
Lisa seguía con un careto de cabreo que le llegaba al suelo y yo hasta el mismísimo santoral de ver como la morena tonteaba con Noé.
—Bueno y ahora donde vamos.—Pronunció Lisa más enfadada cuando ya estábamos fuera del restaurante.
—Yo ... Pues a bailar. Tú no sé.
—Ah no. Hemos venido juntas y no me voy sin ti. Vale, me pasado ocho pueblos con mi enojo de ver todo el rato a Hugo besándose con Katy, pero tampoco estoy tan ceporra de dejarte sola.
—Echo. Ven vamos a una disco que me recomendó mi hermano, lo mismo no lo encontramos y todo.
Efectivamente, llamé a mi hermano y allí se encontraba por supuesto en compañía de Clara.
Al llegar a la disco busqué a mi hermano, pero era imposible localizarlo con toda la gente que había.
Desesperada, fui hacia la barra para pedirme una cerveza. Mientras esperaba que me la sirvieran alguien tocó mi hombro. Al girarme, mi cuerpo se contrajo llenándose de odio.
—Qué coincidencia María Isabel.
—Pues si, Sergio. Que buen que nos veamos.
—Oye déjame que te invite a una cerveza, aunque no sabía que bebieses. Digo... ya que con mi primo...
—Tú Primo ya forma parte del pasado.Y esto que ves es el presente.
—Ya veo. Ya lo veo, como los aires de la ciudad te han cambiado a mejor. Porque estás preciosa, bellísima...
Noté como Sergio estaba demasiado pegado para mi gusto a mí. Había poco espacio entre la barra y él. Tanto que su aliento golpeó en mi cara, sus manos rozaron mi cuello, y cuando lo hizo no dudé en darle un buen pisotón con los tacones.
Sabía que no intentaría nada, puesto que estábamos en un sitio público, por lo que le di otro pisotón dejándole muy claro que se apartase de mí.
A continuación agarré las cervezas y me fui en busca de Lisa que se hallaba hablando con un chico algo más joven que ella.
Me acerqué donde se encontraba, me presenté al yogurin, nada más verme el muchacho se marchó.
—Gracias por espantarme a mi Ligue de la noche.
—Lisa, reacciona ya. Qué te echo yo para que estés molesta conmigo.
—Nada, tan sólo dejarme llevar por tu estúpida idea de darle celos a Hugo con otro y lo único que he conseguido es que se burle de mí.
—¿Y tú cómo lo sabes?
—Mira este Sms. —Lisa me extiende el móvil y leo el SMS.
«Aunque la mona se vista de seda, mona se queda»
—Yo...lo... siento...
—Déjalo Marisa. Me voy, estoy agotada. Ya nos veremos.
Vi como Lisa se abría paso entre la gente hacia la salida, cuando alguien la agarró del brazo. Enfoqué mi vista hacia el tipo. Maldije repetidas veces mientras intentaba darle alcance a mi amiga, preocupada me topé con mi hermano. Agradecí a San Pedro por haberlo encontrado.
—Edu ven por favor, Sergio el primo de Juan ha salido a fuera con Lisa y temo que le haga algo.
—Haber Marisa. Respira. No me enterado de nada.
—Joder Edu que vengas a la calle.—Le grité a mi hermano a la vez que tiraba de él dirección hacia la calle.
Cada paso que daba más nerviosa me encontraba, conocía a Sergio y sabía que se le iba la mano con las mujeres. Eso me llevaba a pensar que pudiera hacerle algo malo a mi amiga, con la intención de vengarse de mí.
______________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro