Capítulo 92: Confrontación.
— ¡Valentino!
Y cuando pensó que su día no podía ser peor, llegó ella.
— Agh-... —ese sonido ahogado salió de su boca cuando sintió como Abigail lo embistió, quitándole el aire, para luego colgársele encima— ¿Qué carajos? —preguntó con una voz débil por la falta de aire.
— ¡Te extrañe! —exclamó Abigail, muy melosa, demasiado para su gusto.
— ¡Suéltame!
Sintió las miradas llenas de incredulidad y molestia de los estudiantes que había a su alrededor, mirando como era "demasiado cercano" con esa chica teniendo una novia. Esas miradas sólo empeoraron su estado de ánimo.
— Awww, que cruel eres —hizo un puchero al ver como se alejaba de ella.
—...
Tuvo ganas de gritarle unas cuantas cosas, pero se contuvo. En su lugar sólo se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el club de artes marciales, a esta hora Aylin ya debía estar a punto de terminar y Abigail no era tan descarada para acosarlo frente a ella... ¿No?
Pues se equivocó, porque, otra vez, Abigail lo siguió...
‹Maldita sea, sólo vete› pensó, muy molesto e incómodo, pero sus deseos no llegaron a Abigail.
Llegó un punto en la persecución en que Valentino estaba básicamente corriendo mientras ella lo seguía, pero esta persecución fue abruptamente interrumpida cuando chocó con algo, o, mejor dicho, alguien.
— ¡Fíjate por donde...! —al ver a Arnulf frente él el tono de molestia de Valentino fue apagándose de manera gradual— Vas...
A pesar de que Valentino era más alto que Arnulf por un par de centímetros, el joven italiano aun no olvidaba cuando lo hizo enojar y terminó con un diente roto...
En un claro contraste de apariencias, junto a Arnulf estaba Aylin, quien rápidamente fue usada como escudo por Valentino ante esta situación.
— Tanto tiempo sin verte —dijo Valentino, abrazándola de golpe.
—... Nos vimos hace tres horas —respondió Aylin, sin mostrar la más mínima intención de corresponder el abrazo.
— No importa.
La expresión de "¿A este que le pasa?" fue bastante obvia para cualquiera que la viera en ese momento, aunque Arnulf y Shun no lucían muy cómodos ante esta extraña escena.
— Nos vemos más tarde —se despidió Shun, mientras que Arnulf se adelantó un poco para "darle espacio" a la chica, aunque sólo fueron unos pocos metros.
Entonces, una conocida voz se hizo presente en la escena.
— ¡Valentino!
— Agh...
Aylin notó que el cuerpo de Valentino se tensaba al escuchar esa voz y ponía una expresión llena de desagrado. Era obvio que esa chica era la razón por la que él actuaba tan raro, sin embargo, no hizo nada, sólo se quedó ahí, dejándose abrazar con una expresión plana, mientras veía a Abigail venir y poner una expresión de disgusto al ver el abrazo entre los "novios".
París se colocó la mochila en la espalda, sintiendo desde ya su cuerpo reclamándole el entrenamiento de hoy, pero, pudo notar que ahora el dolor era menos.
‹Ya es tarde› suspiró.
Había sido un día difícil, para todos. Sólo quería ir a dormir...
Pudo ver que no era el último en salir, Beatriz estaba terminando de tomar sus cosas con una expresión... complicada, por así decirlo. Decidiendo que no quería lidiar con ella, esperó a que ella terminará y se fuera primero.
Una vez vio que había al menos unos 5 metros de distancia entre ellos, París salió del club de artes marciales con dirección a las escaleras. Bueno, ese era el plan original...
— Abigail, vinis...
Las palabras de Beatriz, que tenían un poco de ilusión al inicio al pensar que su hermana había ido a buscarla, fueron cortadas a la mitad al notar con cierta extrañeza e incluso algo de miedo la situación delante de ella. Ahí estaba esa chica, Aylin, con ese chico que a su hermana le gustaba detrás de ella, y frente a ambos estaba su gemela, Abigail.
‹No va a meterse en problemas, ¿No es así...? › se cuestionó, notando como la situación lucía tensa por decirlo menos.
‹ ¿Qué está pasando aquí? › se preguntó París, llegando a la escena poco después que Beatriz, notando que Valentino parecía... asustado.
— ¿Qué estas mirando? —preguntó Abigail con un tono pasivo-agresivo, notando que Aylin, en silencio, estaba fluctuando su mirada entre ella y Beatriz.
Como si la estuviera juzgando, Aylin mostró una mirada que denotaba decepción cuando su mirada se posó nuevamente en ella— Nada...
A pesar de su respuesta, era obvio para cualquiera que estaba comparándola con su gemela, y de la misma forma era obvio aquello, era obvio que ella había perdido en esa comparación.
Eso la enfadó.
— Como digas, chica bandana —Abigail trató de demostrar que no estaba afectada intentando hacerla enojar, pero no le funcionó.
— Si, es linda mi bandana ¿No? —comentó Aylin, sin ninguna señal de molestarse.
— ¡Agh! ¡Eres tan desesperante! —exclamó, finalmente perdiendo la realmente poca paciencia que tenía— ¡No se como Valentino pudo fijarse en ti!
Valentino, al ver la mirada que Abigail le dio al decir eso, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Suspiró— ¿No puedes esperar al menos a que terminemos para lanzártele encima...? —cuestionó Aylin con una voz cansada, aun siendo usada como escudo.
Apretó los labios— ¡Lo que yo haga o termine de hacer no es asunto tuyo, no tengo porque sentirme avergonzada!
— Claro que no, ese es el trabajo de tus padres —le restó importancia.
Al ver una pequeña sonrisa formarse en los labios de Valentino al escuchar esta respuesta, Abigail se enojó más.
— ¡Vete a la mierda!
— Claro, ¿En qué parte vives?
Beatriz notó entonces que Abigail estaba a punto de perder el control, así que decidió intervenir— Abi, creo que deberíamos-...
Beatriz tomó el brazo de su hermana, intentando terminar con esta incómoda situación y ya no meterse en más problema con esa chica, pero Abigail tenía otros planes.
— ¡No te metas en esto! —le gritó, apartándola bruscamente, ignorando que casi la hace caer al suelo.
Abigail ignoró a su hermana y volvió a mirar a Aylin, quien miró con más preocupación a Beatriz que su propia hermana. Un destello de malicia apareció en esos ojos color miel y, entonces, habló.
— Mi madre siempre me dice que sea amable con los demás. Tú... bueno... Es obvio que no has escuchado de la tuya desde hace años.
—...
De un momento al otro, la temperatura del ambiente bajó varios grados.
‹ ¿Su madre...? › repitió París en su mente, sin entender esas palabras.
‹Creo que esta enojada› pensó por su parte Valentino.
‹Esto es mala idea› se dijo a si misma Beatriz, sabiendo que hacer enojar a Aylin era mala idea.
Ninguno de los tres entendió realmente a lo que Abigail se refería, pero la mala intención en sus palabras indicaba que había algo que no sabían.
Pero, tan pronto como el frio llegó, se fue.
Aylin sonrió— No sé de lo que hablas, pero... las chicas que hablan mal de los demás no son nada lindas —sentenció.
— ¿Acaso ya lo olvidaste? Perro callejero.
— Lamento informarte que no eres lo suficientemente bonita para poder tratarme así —agregó, sin borrar su sonrisa.
Entonces, Abigail tuvo suficiente.
*¡Plaf!*
Aylin no se movió cuando Abigail la abofeteó, de hecho, no mostró ninguna emoción hasta que sintió algo correr por su mejilla.
— Ah, sangre...—dijo, notando que Abigail aprovechó de rasguñarla cuando la golpeó.
Valentino, como si fuera un deja vu, sintió como la presión le bajaba al ver la sangre en la mano de Aylin, a quien se aferró para no desmayarse. Por otro lado, París se paralizó en su lugar al ver esa agresión hacia Aylin y Beatriz... ella palideció al ver a su gemela hacer esto.
‹Esto va a terminar mal›
Abigail, por su parte, mostró una sonrisa triunfal al ver su trabajo, pero...
— Recurrir a la violencia es lo mismo que admitir tu derrota —declaró Aylin, sin mostrar realmente interés en la chica delante de ella, sólo miraba con cierta curiosidad la sangre en su mano.
— ¡Eres una-...!
— ¿Qué está pasando aquí? —una tercera voz interrumpió el intercambio entre ambas chicas.
Abigail volteó lentamente, notando a un profesor alto y pelirrojo mirándola con reprobación, a su lado, su gemela le daba una mirada de "te lo dije".
No fue hasta ese instante que notaron que el maestro Barry estaba ahí y parecía haberlo visto todo por la mirada que le estaba dando a Abigail. Tal parecía que Arnulf, sospechando que las cosas se pondrían feas, le había llamado.
— Harman, Vogel, a la oficina de la directora.
Sin darle importancia, Aylin se apartó de Valentino y dio un paso adelante— Si~, si~.
A pesar de que el profesor sólo llamó a las dos involucradas, todos tuvieron que dar su testimonio a la directora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro