Capítulo 62: Uniforme.
Bostezó, sintiendo ganas de volver a su cama e ignorar absolutamente todo, sin embargo, otra parte de él le recordaba que si se quedaba en casa tendría que lidiar con su padre.
— Mochila... cuadernos... lápices —murmuró, revisando que no le faltara nada en su mochila, la cual tuvo que limpiar ya que había un montón de basura en ella, además de arreglar unos cortes que no entendía como se hicieron en ella. Menos mal puso el despertador temprano. ‹Tendré que estar en la maldita ceremonia de inauguración› pensó mientras bajaba a desayunar. No tenía ganas de escuchar la charla aburrida de la directora— ¿Qué miras? —gruñó al ver como París miraba sus manos, llenas de banditas por culpa de pincharse con la aguja al arreglar su mochila.
— Tienes una mancha —declaró París, apuntando a su americana negra, la cual tenía una gran mancha en la solapa.
La expresión de Valentino al notar dicha mancha sólo podía describirse como fastidio, sorpresa y... miedo— ¡No puede ser! —gritó, sintiendo ganas de tirarse el cabello ¡¿Cómo era posible que no la hubiese notado?!
La academia Belial era bastante exigente con su código de vestimenta, los alumnos siempre tenían que venir impecables y no hacían excepciones, esto es algo con lo que Valentino había tenido que lidiar todos estos años, pero incluso él sabía que no podía ir a la ceremonia de apertura con ningún tipo mancha en el uniforme. Este día todos siempre iban con su uniforme impecable, lleno de las insignias que la academia le daba a sus alumnos por logros en ámbitos académicos, deportivos y extracurriculares.
Por ello, París estaba usando un blazer cruzado con seis botones mientras que Valentino usaba una americana, esas sutiles diferencias entre sus uniformes decían que París era un estudiante de honor mientras que Valentino era... "promedio", por decirlo de algún modo...
En el momento en que llegaran a la academia estas diferencias se harían incluso mayores, pues debido al miedo que causaba que los broches y demás adornos se cayeran, la mayoría no se los colocaba hasta poco antes de entrar a la ceremonia.
Por su parte, Valentino no tenía ninguna clase de logro en su historial ni era parte de algún equipo, así que él sólo debía asegurarse que su ropa no se ensuciara... y falló.
— No se quita —murmuró para sí frente al lavamanos, completamente frustrado ¿Por qué diablos no se quitaba?
En ese momento, Valentino quería gritar de frustración. Llegar con el uniforme manchado a la ceremonia de apertura era lo peor que podías hacer si no querías ser severamente regañado y castigado a penas iniciado el semestre, y él no quería lidiar con el maldito regaño y castigo que le caería por ello. Si tan sólo tuviera un adorno para cubrir la mancha...
— ¿Señorito? —al escuchar esta voz, Valentino saltó del susto. Había estado tan concentrado en tratar de limpiar la mancha que no había notado que la sirvienta se había asomado por la puerta abierta del baño.
‹ ¡Espera! › en ese momento, cayó en cuenta de algo— ¡Annie, ¿Puedes limpiar esto?! —preguntó, realmente desesperado.
— Si puedo, ¿Por qué...? —la cara de incredulidad de la sirvienta era clara, como si se estuviera cuestionando si quien estaba delante de ella en este momento era Valentino.
— ¡Sólo hazlo! —gritó, al borde de las lágrimas.
— Está bien...
Por los siguientes cinco minutos, Valentino miró muy de cerca como Annie limpiaba su americana, desde que le echaba para limpiar la mancha y otras más que resultaron estar más camufladas, hasta el momento en que ella dejó la prenda en la secadora.
Y así, por los siguientes 80 minutos, Valentino se quedó mirando fijamente como su americana daba vueltas en la secadora bajo la mirada incrédula de su gemelo y la sirvienta.
— Se tarda demasiado —se quejó, impaciente, viendo a la prenda dar y dar vueltas.
— Si quiere puedo colgarla afuera —propuso Annie, viendo la expresión de pánico que el joven puso al escuchar eso.
— A-Así está bien...—declinó.
Afuera la nieve cubría las calles por varios centímetros, era un hecho que si dejaba la ropa fuera esta no sólo no se iba a secar, sino que, todo lo contrario, se iba a congelar.
Cuando la secadora dejó de dar vueltas, Valentino de inmediato la sacó y se la colocó, algo apresurado ya que estaba algo atrasado. No podía ir a la academia en su motocicleta, no quería morir, así que iba a tomar un uber...
— Te tardaste —dijo París, con una expresión neutra.
...Con su gemelo.
— Ya vamos —resopló, acomodándose la mochila.
Ninguno tenía ganas de jugar a la suerte con la nieve y salía más barato pagar un viaje entre dos, además, si iban a chocar que fuera el auto de otra persona.
Escuchó al conductor y a su gemelo hablar, pero no les prestó atención, en ese momento estaba más concentrado en lo cálida que estaba su ropa por haber estado en la secadora y en lo lento que estaban avanzando, a este paso no iba a llegar a tiempo.
Cuando finalmente llegaron a la academia, Valentino salió corriendo del auto con dirección a la puerta, quedaban sólo 5 minutos para la maldita ceremonia y de ninguna manera iba a tragarse una reprimenda de una hora por atrasarse. Mostró su Gipa a los guardias y corrió al auditorio, que estaba abarrotado de gente a este punto.
— Llegué —suspiró con alivio, sintiendo el aire frio aun en su nariz y sus manos. Debió haber traído guantes.
Como era de esperar, la mayoría de los alumnos presentes llevaban diversos adornos en sus uniformes, si mal no recordaba podías ver muchas cosas de la gente si le veías el uniforme hoy, pero realmente nunca le prestó atención a esto...
‹ ¿Aylin vendrá con su uniforme...? › pensó por un momento mientras intentaba calentar sus manos, recordando que jamás la había visto usando el uniforme como el resto, ¿Cómo no la regañaban? ‹A mí me regañan por ponerme mal la corbata› recordó, poniéndose de mal humor al rememorar todos los regaños que había tenido por cosas así.
Exactamente a 9:30 la directora, una anciana que no quería aceptar que ya estaba vieja, subió al escenario del auditorio y comenzó a dar un discurso "motivacional" al cual no le prestó atención, era exactamente el mismo que había escuchado desde que había entrado aquí. Luego, vino la charla del consejo estudiantil; hizo una mueca al ver a Rebeca Miller ahí, llena de adornos en su uniforme, hablando de cosas que no le importaban.
‹ ¿A qué hora se acaba esto? › se preguntó, desviando su mirada de la presidenta del consejo estudiantil, notando la presencia de Shun, el chino, a su derecha, y a la izquierda... ‹ ¿Eh? ›
Junto a Rebeca, había una chica de piel blanca, cabello negro y ojos azules, vestida con un blazer blanco que estaba lleno de todo tipo de adornos. Eran tantos que Valentino no pudo evitar preguntarse si esta chica tenía vida social...
‹Espera...›
Su mente finalmente hizo "clic" y comenzó a buscar con la mirada a alguien en la multitud, encontrando después de unos momentos a su objetivo: una chica de unos 16 años estaba vestida con un blazer blanco, de ojos azules y cabello negro, quien al notar su mirada le devolvió una mirada llena de fastidio. Definitivamente esa era María.
‹Entonces...›
La imagen de Aylin usando el uniforme femenino de manera normal fue una imagen un poco fuerte para Valentino, ¡Esa no se parecía nada a la Aylin que había visto todo este tiempo! Todo lo contrario, lucía muy... linda.
‹ ¿Por qué no se viste así? › se cuestionó, realmente se veía más linda vestida así que como una tomboy.
Antes de darse cuenta, al estar hundido en sus pensamientos, el tiempo paso... rápido, antes de darse cuenta estaba yendo a los salones con su nuevo horario y compañeros. Pero, simplemente no pudo dejar de hacerse esa pregunta...
— Aylin —la llamó al verla en el receso, aun con su uniforme, pero tenía su habitual bandana y chaqueta con ella.
— ¿Mm? —"respondió" ella, mirándolo con curiosidad mientras tomaba una leche con chocolate. Aunque tenía todas esas cosas en el uniforme, lucía como de costumbre, como si no le importaran ni en lo más mínimo sus logros...
— Yo... quería preguntarte algo...—de pronto, se sintió nervioso al sentir la mirada de Aylin sobre él después tanto tiempo, al punto en que le costó expresar su duda— ¿P-Por qué nunca usas tu uniforme...? —bajo la mirada, intentando evitar su mirada— Tu realmente luces linda con este y...—mierda, ya había comenzado a hablar de más.
Aylin, sin inmutarse con sus palabras, lo miró un segundo antes de responder— No quiero ser linda.
— ¿Eh? —esta respuesta descolocó a Valentino por completo, tanto que levantó la mirada, sin entender su respuesta.
— No quiero ser linda, porque eso atraería a chicos como tú —agregó, ignorando por completo la reacción que esas palabras causaron en él— Si no tienes nada más que decir, me retiro —dijo, haciendo un pequeño gesto de despedida para luego retirarse, dejándolo solo.
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