Capítulo 61: Sospecha.
Sucio.
Sucio.
Se sentía sucio.
No importaba cuando intentaba, la sensación seguía ahí.
Llegó un punto París terminó haciéndose daño al intentar quitarse la suciedad que sentía, pero que, en realidad, no existía. Estuvo una hora en la ducha, y cuando finalmente salió su cuerpo estaba lleno de arañazos y sangre.
A París tener sus manos llenas de su propia sangre no le importó, en cierto modo le tranquilizo. Ya no había más suciedad...
— Duele...—murmuró viendo sus manos, las cuales estaban rojas por la manera en que las lavó.
No supo cuánto tiempo miró sus manos, pero después de un tiempo se levantó y se dirigió a su computadora, intentando contener sus ganas de llorar.
En esta situación, donde ni siquiera con su propia familia estaba a salvo, los videojuegos eran su única forma de escapar de la realidad.
「 ¡Feliz año nuevo! 」fue el anunció que salió apenas entró al juego.
Ese sólo fue el primero de muchas felicitaciones, en el juego el chat estaba lleno de ese tipo de frases, algunas estaban llenas de verdadera emoción, otros simplemente lo decían porque se sentían obligados a corresponder el saludo.
Él fue parte del segundo grupo.
‹ ¿Qué tiene de feliz? › se cuestionó, apretando los labios.
A las cuatro de la mañana, ahí estaba él, mirando a la pantalla con la mirada perdida, intentando desesperadamente olvidar quien era, olvidar que ocurría fuera de su puerta, olvidarlo todo.
‹ ¿Esto es feliz? › pensó, viendo la pantalla con un "ganador" en la pantalla ‹Pero... Esto es tan fatigante...› cerró los ojos y se cubrió la cara con las manos.
Por más que intentaba, sentía como lentamente era arrastrado al fondo por su propia familia. Como si estuviera en un camino sin un final visible que se desmoronaba con cada paso...
Cuando abrió sus ojos, vio un panorama muy diferente a su escritorio, era una gran alfombra de flores de todos colores que llegaba a más allá de la vista. Era un hermoso paisaje con un gran cielo azul, pero lo que más sorprendió a París fue sentir que su cabeza estaba en el regazo de alguien que cantaba con una voz inquietantemente hermosa.
— ¿Qué...? —intentó levantarse, pero una mano en su hombro lo impidió.
— Shhhhh...—susurró esa persona de manera muy suave.
¿Acaso estaba teniendo un sueño lucido...?
Sin saber qué hacer, sólo se quedó ahí, escuchando la canción de cuna que esta persona, esta mujer, le cantaba. Esa nana, por alguna razón, le provocó una fuerte nostalgia, pero...
— Nunca había escuchado una canción así...—al decir eso, supo que ella sonrió, no pudo verlo, nunca pudo verla, sólo... lo supo.
No podía recordar si alguna vez había escuchado una melodía remotamente similar a esa, pero era muy tranquilizadora. Así que, sin entender que estaba pasando, sólo se dejó llevar.
Si tan sólo pudiera quedarse la eternidad así...
Abrió los ojos, notando que se había dormido en su escritorio mientras jugaba. Lentamente se enderezo, limpiando un hilo de baba que manchaba su mejilla.
— Ah... un sueño...
Ese sueño... nunca había tenido un sueño tan... relajante y reparador, sobretodo en esa fría mesa de madera.
Cuando París estaba por levantarse e irse a dormir, su celular sonó con una llamada de Christopher.
De inmediato contestó— ¿H-Hola? —su voz estaba algo aletargada, tanto que tartamudeo al intentar contestar.
— Lo siento, es muy temprano... estabas durmiendo, ¿Cierto? —la voz de Christopher sonaba bastante arrepentida.
— No, yo ya estaba despierto...—dijo, recordando su sueño.
Por la siguiente media hora, París escuchó a Christopher hablar y hablar sobre su novia, que estaba mejor pero necesitaría rehabilitación y usaría una silla de ruedas por ahora, también le contó del accidente automovilístico, que fue con su padre en su auto y...
— Bianca, ella ahora está bien —estaba seguro que al decir eso Chris sonreía, pero París...
‹ ¿Bianca? › pensó, recordando a la chica con la que su padre chocó el auto por estar borracho.
¿Cuántas eran las posibilidades que en la misma ciudad dos chicas llamadas Bianca tuvieran un accidente automovilístico la cuarta semana de diciembre...?
‹Debes estar bromeando› no tenía ninguna prueba, pero... ‹Es mucha coincidencia›
— París, ¿Sigues ahí? —preguntó Chris al notarlo muy callado.
— Ah, si —respondió, intentando no lucir sospechoso. Si tan sólo tuviera una foto de la novia de Chris...
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