[Advertencia: Este capítulo contiene temas que pueden afectar la sensibilidad de algunas personas. Se recomienda discreción.]

‹Vaya forma de empezar la navidad›

Valentino y París se miraron por un momento para luego seguir comiendo la comida que había dejado la sirvienta antes de irse, otra vez, con su hija y nieto. La televisión de fondo interrumpía el silencio que reinaba en la casa de los Berardi, un silencio bastante extraño, considerando que su padre estaba en casa.

Mientras París bebía su café y Valentino se metía una tostada en la boca, veían en su celular como todos estaban extremadamente preocupados por la presunta muerte de Giselle Hart, una famosa cantante que... no estaba muerta.

「 ¿Por qué todos me han matado hoy? 」tuiteó ella, sin entender porque de pronto todos estaban haciéndole homenajes póstumos siendo que claramente no estaba muerta aun.

Tal parece que de alguna forma hubo una confusión colectiva entre el nombre de Giselle Hart con Gissel Arellano, la chica que había muerto a manos del psicópata del bosque. Sin quererlo, la gente que había confundido a la cantante Giselle con la victima Gissel hizo que la fama del asesino estallara mientras el mundo lloraba la pérdida de la joven estrella que... no entendía nada de lo que sucedía...

‹Que idiotas› pensaron ambos viendo como la gente se alegraba porque siguiera viva, siendo que ellos fueron los que la mataron desde el principio.

El noticiario matutino, el cual había intentado evitar hablar del doble asesinato en el bosque de la ciudad por las fechas, pasó finalmente la noticia que todos esperaban, presionados por la fama repentina del caso por este error.

— Estas son las nuevas víctimas "Psicópata del bosque".

Los gemelos en ese momento, como si de un momento a otro se hubieran sincronizado, levantaron la mirada y vieron la televisión donde las fotos de las nuevas dos víctimas aparecieron en la pantalla, vestidos con el uniforme de la academia Belial, supieron esto último porque ellos también tenían una foto así. Esa era la foto que te sacaban al inicio del año para la tarjeta Gipa, la tarjeta de identificación de la academia.

Una sensación de repentina vulnerabilidad los invadió al recordar que esta vez no fue alguien anónimo de la ciudad, sino gente con quienes quizás se habían topado más de una vez en los pasillos de la academia...

‹Espera...›

— ¡Después de clases, vamos al bosque!

Ese chico era el mismo que había dicho eso ese día...

— ¿Quieres venir, Valentino? Porfiis, ¿Si? Sera divertido.

Hizo una mueca al recordar lo molesta e insistente que era esa chica, pero ahora, la foto de esa chica estaba en la televisión, informando que ella había sido asesinada de manera simplemente horrible. Ni siquiera sabía que sentir...

—...Ellos dijeron que iban a ir al bosque —habló Valentino, sin saber muy bien porque, logrando que su gemelo se le quedara mirando raro.

— ¿Hablas de los chicos que fueron asesinados? —cuestionó París, mirándolo como si estuviera viendo a un impostor; esta era la primera vez que Valentino iniciaba la conversación por voluntad propia. Él asintió— ¡Idiota! ¡Eso deberías decírselo a la policía, no a mí! —reclamó, levantándose de la mesa para tomar el teléfono de la casa.

— Espera, ¿Qué haces? —preguntó al verlo hacer esto.

— Voy a llamar a la policía, tienes que decirles esto.

— ¿Eh? —no tenía ganas de hablar con la policía.

— Nada de "¿Eh?", ¡Esto es un crimen muy serio, debes decirles!

De pronto, el silencio que momentos antes era interrumpido sólo por la televisión fue destruido por una repentina discusión entre los gemelos. París le insistía a Valentino que debía decirle lo que sabía a la policía mientras este último se negaba pues en el fondo tenía miedo de meterse en líos.

Esta discusión rápidamente escaló en magnitud al punto en que ambos estaban teniendo una pequeña "pelea" donde ambos se tironeaban a la vez que un "¡Debes hacerlo!" con un "¡No quiero!" resonaba en la cocina.

A pesar de la seriedad del asunto y que ambos tenían 17 años, en este momento parecían un par de niños peleando por quien se quedaba con un juguete...

— Mi sobrina Gissel era una joven muy alegre.

Con esas palabras pronunciadas con una voz bastante fuerte para una mujer, los gemelos, que terminaron forcejeando en el suelo por alguna razón, cambiaron su punto de atención del "oponente" a la televisión, donde una mujer identificada como tía y tutora legal de Gissel comenzaba a hablar.

— Ella era todo lo que me quedaba después de la muerte de mi hermana y cuñado en un accidente automovilístico. Sé que quizás no fui la mejor, era muy joven, simplemente no sabía muy bien qué hacer con una niña, sé que probablemente cometí muchos errores pero, yo la quería mucho... era como mi hija —sollozó la mujer entre divagaciones frente a los reporteros que en ningún momento dejaron de grabar.

Un repentino silencio se formó no sólo en la casa de los Berardi, sino también en el lugar donde estaba sucediendo la entrevista y en las casas de los demás espectadores del programa. El llanto de esa mujer era simplemente desgarrador.

— Espero que... se haga justicia para mi sobrina. Ese es mi segundo gran deseo...—dijo entre sollozos la mujer.

Esas palabras desconcertaron tanto a los reporteros como a los televidentes, pero antes de que los reporteros pudieran preguntarle a la mujer a que se refería con eso de "segundo gran deseo", esta incógnita fue respondida cuando la mujer sacó un revólver de algún punto fuera de la cámara y sin previo aviso se volara los sesos frente a cientos de espectadores que vieron todo en las noticas matutinas.

Pasaron unos segundos antes de que los gritos de los testigos del suicidio se cortaran junto a la imagen salpicada de sangre, remplazados con el característico sonido de tv sin señal y un "estamos presentando problemas técnicos"...