Capítulo 54: Fotos.
[Advertencia: Este capítulo contiene temas que pueden afectar la sensibilidad de algunas personas. Se recomienda discreción.]
Bostezó, mirando el libro en sus manos. Su mente, de manera desesperada, evitaba recordar lo sucedido la noche anterior, no quería pensar en ello, y resulto ser muy bueno ignorando las cosas desagradables...
‹Que aburrimiento› pensó, pasando de página de aquel libro de manualidades.
Mentiría si dijera que estaba realmente interesado en ese libro, pero no tenía nada mejor que hacer. Si tan sólo tuviera una raqueta de ping pong y una pelota...
Como si cambiara de canal paso de página hasta que encontró algo que le llamó la atención.
"¡Como tejer tu propia manta!"
—...—ciertamente hacia frio y todas sus mantas estaban viejas.
Miró en su mochila y vio el par de palillos que le entregaron en el club de manualidades, también tenía unos... 100 gramos de lana.
— A ver, tengo que hacer esto y...—leyó atentamente las instrucciones, intentando no arruinarlo. Las instrucciones traían fotos también, así que, con mucho esfuerzo, Valentino logró hacer la primera hilera—...Necesitare más lana —murmuró, viendo que con esta cantidad de lana no podría hacer absolutamente nada de su manta.
Pensó y pensó, no como ir a comprar la lana, ya que había una tienda donde la vendían a unos diez minutos a pie desde su casa, sino cuándo podría ir a comprar. Hoy era navidad, era un hecho que la anciana que atendía esa tienda había cerrado, y no tenía ni la más mínima intención de bajar y encontrar a su padre cogiéndose a esa prostituta.
Al recordar lo ocurrido un mal sabor le llenó la boca, así que extendió la mano y sacó de debajo la cama, su escondrijo, una botella de Coca Cola y la bebió, felicitándose a sí mismo de haberla llevado a su cuarto el otro día.
‹Quiero fumar› pensó, dándose cuenta que la gaseosa no logró frenar su impulso de fumar.
Buscó en su cajón y sacó un paquete de chicles, tanto normales como de nicotina, y se metió uno de estos últimos a la boca mientras seguía intentando hacer correctamente una hilera. Tenía todas las vacaciones, así que no tenía prisa alguna.
Cuando la lana se acabó, suspiró, recostándose y miró al techo ‹Quiero que sea azul, azul brillante› concluyó, pensando que el borde blanco se vería bien con azul.
Había visto trabajos hechos en lana muy complejos, de seguro él podría hacer alguno con patrones de azul, sólo tenía que tener paciencia...
Sacó un cuaderno de su cajón y en una hoja en blanco comenzó a dibujar la manta que había en su imaginación, no tenía ningún lápiz de color, pero se las arregló con su lápiz negro, haciendo menos presión en las zonas que serían blancas o azules.
Cuando estaba a punto de terminar su dibujo, su celular vibró. Pensó que Aylin le habría contestado su último mensaje de ayer, pero no, era un correo electrónico, específicamente al correo que le había dado la academia.
‹Son vacaciones ¿Qué quieren ahora? › se preguntó fastidiado, mientras daba otro trago de Coca Cola y la dejaba.
Eran vacaciones, ¿No podían dejarlo en paz por hoy al menos? O quizás sólo le querían enviar un "les deseamos una feliz navidad" o algo por el estilo, pero eso era lo que menor quería leer hoy.
Lo que no se esperaba al abrir el correo enviado a su correo privado, ese que no había entregado a nadie y sólo lo usaba para cosas de la academia, no fuera un habitual "celebración de navidad" o algo, sino fuera...
— Ma che cazzo?! —exclamó, viendo en su correo unas diez imágenes de la escena del crimen, una que él mismo pudo reconocer, un crimen del psicópata del bosque.
Un hombre sin cabeza estaba en la primera imagen, pero no era porque se la habían cortado como salían en algunos videos snuff, no, la cabeza del hombre había sido aplastada, literalmente. Podía ver pedazos de cerebro en el suelo, sangre y... ¿Esos eran sus ojos?
— ...
La siguiente foto era de una mujer en un estado simplemente lamentable, estaba desnuda, con una expresión que lo abrumó, era horrible. Sus extremidades estaban torcidas en posiciones innaturales, claramente rotas, en sus piernas incluso se podía ver el hueso asomándose entre la piel, su cuello estaba lleno de sangre, roja oscura, pero incluso así, lo peor es que, escrito con sangre en la tierra, se podía distinguir un "feliz navidad".
Soltó el celular, sintiendo unas repentinas náuseas con las fotos. En el suelo, su celular vibró de nuevo, mostrando el icono de "nuevo correo", pudo ver que era de la academia y un "no vean el correo anterior".
Valentino en ese momento estaba pálido, temblando y sintiendo ganas de vomitar ante esa horrible escena. Sintió como su respiración comenzaba a acelerarse, estaba hiperventilándose sin saberlo.
Si pudieran ver la mente de Valentino en ese momento podrían verse una habitación llena de sangre y en medio una mujer, mirándolo con sus ojos vacíos, los mismos que la mujer de la fotografía.
‹Tranquilízate, Valentino, tranquilízate› pensó, con las manos en el suelo, intentando en vano tranquilizarse ‹Eso ya pasó, eso ya pasó, relájate, ya no puede hacerte daño› se decía a sí mismo, pero las lágrimas que sentía caer por sus mejillas no querían detenerse.
Estuvo en ese estado unos diez minutos, intentando recuperarse del ataque de pánico repentino que tuvo. Poco a poco su respiración se regularizo, pero sus piernas simplemente no respondían, tuvo que aferrarse a la cama para poder levantarse.
— È già successo... è già successo, Valentino —se dijo a sí mismo, conteniendo las náuseas que aun perduraban.
Miró una vez más su celular, viendo un mensaje de Aylin. Respiró una vez más y tomó el celular, respondiendo el mensaje, intentando desesperadamente olvidar lo que había visto minutos antes.
Más tarde ese día se descubriría que los muertos, simplemente irreconocibles a simple vista, también eran estudiantes de la academia Belial...
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