Capítulo 52: Peligro.
Con cuidado se hizo el nudo de la corbata, debatiéndose internamente si debía decir que estaba enfermo para no ir.
‹Estúpido padre adicto al alcohol› pensó, finalizando su vestuario de ese día, un smoking negro y una camisa blanca, su corbata era roja y la de Valentino era verde, pero eso no importaba, de todas formas su padre no sabría quién era quien.
Suspiró mientras internamente se preguntaba cuanto faltaba para llegar a ese estúpido hotel, acomodándose la corbata en un intento de distraerse mientras escuchaba la música de los ochenta que su padre puso a todo volumen. En momentos como estos desearían tener unos tapones para los oídos.
El Dream Palace, de la familia Meyer, era un lugar conocido por albergar las grandes fiestas de la alta sociedad en navidad, pues las vidas de estos tipos eran tan frívolas que no tenían nada que hacer en navidad.
Ignoró el parloteo de su padre, presumiendo su nuevo auto mientras esperaba pacientemente a que el ascensor abriera sus puertas. Al llegar al octavo piso, pudo ver la gran fiesta de la que los ricos adoraban presumir, había caras nuevas y varias caras habían desaparecido, sin embargo, Gustaf Meyer y su hija Helena seguían siendo el alma de la fiesta.
‹ ¿No está muy cercana a Joncker? › se preguntó, viendo a la adorada hija de la dinastía hotelera Meyer muy cercana a Jacob Joncker, el dueño de una importante empresa farmacéutica, que por alguna razón tenía el gusto de desteñirse el cabello, dejándoselo blanco ‹No es que me importe, pero... él está casado› se dijo a sí mismo, viendo a la esposa de Joncker, Sallie, hablando con algunos importantes empresarios a unos cuantos metros.
Si realmente había algo entre ellos, esto iba a estallar muy fuerte, Sallie era conocida por ser muy celosa...
A lo lejos pudo ver al ex ministro Edmond Miller y su esposa, Ann Miller, hablando con algunos políticos, muy juntos. A unos metros, Rebeca Miller bebía una copa de champagne, fingiendo escuchar a los chicos que se pegaron a ella como las moscas, junto a su primo, Romeo Miller, quien hacía de "escudo" entre esos chicos y su prima. Desvió su mirada un poco, viendo a Ágata Miller hablar con unos importantes actores de cine con una actitud coqueta y un vestido que sólo se podía describir como provocativo.
Cerca de él escuchó muchas voces que le hicieron girar. Diría que se sorprendió al ver a los abogados Forrest, pero era mentira, esos tipos siempre estaban rodeados de gente sin importar donde fueran; pero su hija, Sasha, estaba en un rincón, mirando su celular.
‹Escuché que se intentó suicidar este año› pensó, viéndola con detenimiento. No parecía nada deprimida, incluso tenía una pequeña sonrisa mientras miraba el celular ‹Un novio, quizás...› concluyó, sin darle más vueltas al asunto.
Trató de ignorar a los empresarios que se le acercaron, no tenía ni la más mínima intención de crear algún tipo de relación con este tipo de personas a las cuales su padre se acercaba.
‹Todos están en grupos› pensó, bebiendo una copa de vino, sumamente aburrido. Al menos su padre no logró convencerlo de usar su traje de la academia, de seguro todos se le hubieran acercado a intentar emparejarlo con una de sus hijas, o algo por el estilo ‹Esto sólo es un montón de presunción›
Aburrido, miró su celular, buscando memes en instagram, pero encontró algo que no se esperaba.
Karim subió una foto de él vestido con un traje navideño y una chica a su lado que se le hacía vagamente familiar, de fondo se podían ver un montón de niños riendo y jugando junto a una gran mesa. Había gente que se le hizo conocida además del propio Karim, vio a Shun, a Chloe, a Arnulf y a la propia Aylin en la escena de fondo.
Buscó más imágenes en el perfil de Karim, y este realmente subió muchas fotos de la cena de navidad que estaban teniendo...
‹Debe ser divertido tener una fiesta así...› pensó al verlos riendo y jugando, incluso había una foto que mostraba cuando la chica le tiró sin querer la copa y su contenido encima a Karim.
Suspiró, decidiendo que ver más fotos sólo empeoraría su estado de ánimo.
— Vamos, ¿Acaso eres gay? —escuchó una voz cerca de él.
— Chicas... por favor...
Giró, viendo a Romeo siendo rodeado de chicas, todas diciendo cosas raras como "No lo hace porque es gay" o "Es un miedoso" o...
— Hola Romeo —fingió una sonrisa, acercándose al tumulto. Pudo ver la cara de confusión de Romeo al verlo ahí, de seguro estaba confundiéndolo con Valentino— Tenía unas dudas sobre la tarea que dejaron en...—miró a las chicas, fingiendo confusión— ¿Estas ocupado?
— No, no, claro que no lo estoy, ¿Qué necesitas? —era claro que estaba desesperado por sacárselas de encima.
— Vámonos chicas —escuchó a una decir, para luego irse a otro lado.
— Me salvaste —pronunció Romeo, claramente agobiado— No dejaban de acosarme con que les diera un beso y no sé qué —se pasó la mano por el cabello— Que no quiera besar a una desconocida no me hace gay —se quejó.
Sólo se encogió de hombros, dándole la razón.
— De todas formas, te debo una, París —sonrió, alejándose.
¿Cómo...?
Ni siquiera tuvo tiempo para preguntarse como supo que era París, cuando notó algo en el ambiente.
‹Ay no› eso fue todo lo que paso por su mente al ver a Valentino en la mira de la familia Martins. De inmediato se apresuró a acercarse y alejarlo de inmediato— ¡¿Estás loco?! —le reclamó en voz baja, tomándolo de los hombros.
— ¿Q-Que fue eso? —preguntó Valentino, temblando levemente.
Apretó los labios, intentando pensar que decirle— Valentino, sé que tú nunca tomas en serio ni me escuchas cuando te dijo algo, pero te lo advierto —presionó su dedo contra su pecho— Nunca, jamás, te involucres con la familia Martins, ¿Entendido? —advirtió, logrando que su gemelo asintiera ‹Espero que no sea muy tarde›
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