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Capítulo 21: Normalidad.

Valentino suspiró, mascando con molestia un chicle de nicotina. Habían cancelado la segunda clase para hacer una charla con la directora.

— Debido a las actuales circunstancias, se ha decidido poner un bus de acercamiento a los alumnos externos que no tengan un auto, moto o bicicleta. Si así lo desean, los alumnos que no quieran participar en los clubs después de clases podrán pedir que se borre este curso.

Parecía que realmente los directivos estaban aterrados por ese maniaco homicida...No los culpaba.

— Y por favor, por ningún motivo intenten inmiscuirse en la investigación. Esto es la vida real, no un libro o serie juvenil donde buscan al asesino, la policía está haciendo todo lo que puede para encontrar al culpable.

‹ ¿Quién esta tan loco para hacer esa estupidez? › se cuestionó, dejando de mascar el chicle.

Mientras más lejos estuviera del maniaco que hizo lo que vio en esas fotos, estaría más tranquilo se sentiría. Después de todo, estábamos hablando de un psicópata que disfrutaba matar gente y torturarla, no había nadie tan idiota como para querer descubrirlo por su cuenta ¿Verdad...?

— ¡Después de clases, vamos al bosque! —dijo un chico de su clase en voz baja a sus amigos.

—...

Bueno, si la había...

— ¿Quieres venir, Valentino? —preguntó una chica, poniendo una pose coqueta y tomando su brazo.

Podía sentir sus tetas en su brazo y esa colonia con olor a chicle de frutilla en la nariz— No, gracias —se negó.

— Porfiis, ¿Si? Sera divertido —puso ojos de cachorrito.

— Lo siento, tengo novia —uso una excusa que jamás en la vida creyó usar, intentando alejarse de esa mujer con una colonia tan penetrante.

— Así que era cierto que estas con esa chica —dijo ella, soltándolo— No sé cómo puedes salir con ella, no es nada femenina y bla bla bla bla bla...

Todo el parloteó de esa chica le entró por un oído y le salió por el otro, ni siquiera se molestó en escuchar nada de lo que salía de su boca. Era realmente molesta.

Se le volvió a pegar al brazo, obligándolo a escucharla— Deberías salir con alguien más femenina y hermosa, como yo.

Valentino se forzó a sonreír. Esta chica era muy desagradable, no tenía ganas de lidiar con ella, pero si la trataba mal su reputación y popularidad caerían...

— Me gusta más ella que tú.

Vio como la chica ponía una mueca de molestia y se alejaba de él, rompiendo la fila y siendo regañada por ello.

Había estado todo el día escuchando a las personas sobre su noviazgo con Aylin y era muy desagradable escucharlos decir cosas groseras sobre ello, él podía escucharlos. Sólo tenía ganas de mandar a todos a la mierda, pero se contuvo...

La siguiente era hora de clase de deportes, donde, por alguna razón, las mujeres se le comenzaron a pegar aún más que antes, al punto de que estaba siendo incómodo y fastidioso recibir tanta atención femenina.

‹ ¿Qué les pasa? › se preguntó mientras las escuchaba hablar y preguntar sobre su noviazgo.

Finalmente aquel profesor calvo y gordo vino, alejando a las chicas de él y permitiéndole seguir con la clase...

— Debes sentirte muy afortunado por tener tanta atención de las chicas sobre ti —sonrió con esa sonrisa repulsiva que hacía que todas las chicas se alejaran de él mientras le palmeaba la espalda.

Estaba comenzando a extrañar al profesor Vogel, él era más agradable y no tenía una sonrisa tenebrosa que te daban ganas de salir corriendo lejos de él...

Estar tanto tiempo lejos de este profesor le había hecho perder parte de su inmunidad contra él. Y tal parece que no era el único que se sentía incómodo, pues cuando la clase termino todos salieron corriendo, cosa que no ocurría con el profesor Vogel...

Era hora del almuerzo y...no sabía si tenía que reunirse con Aylin o algo, no la había visto en todo el día ya que no compartían ninguna clase...

— ¡Eh, Valentino! —exclamó Aarón, llamando su atención. Estaba sentado con Jade en una mesa algo apartada.

— ¡Hey, chicos! —dijo, dirigiéndose a ellos con su bandeja de comida.

— ¡No sabes la chica con la que me acosté ayer! —Habló inusualmente animado— Era hermosa, rubia, ojos claros, piel blanca y suave, y una figura que ¡Uf! —la cara que puso Aarón les dejo en claro que la chica estaba muy buena— Por cierto, ¿Por qué me llamaste ayer? —cuestionó, recordando eso.

— Sólo quería saber porque no viniste ayer...—mintió.

— Ah, fue por culpa de la resaca y de ese bombón. Sólo un idiota querría irse a unas aburridas clases teniendo a alguien como ella al lado —Aarón era hijo del dueño de varios concesionarios de automóviles muy populares en la ciudad, incluso en uno de ellos compró su motocicleta; su familia era rica y le gustaba consentir a su hijo.

— Vas a terminar en la calle si sigues así —dijo Jade, uniéndose a la conversación. Él era hijo de un alto cargo de una mina en Australia, pero sus padres no se llevaban bien, su padre pagaba su estadía en la academia sólo porque la corte lo obligó y su madre aprovecho para deshacerse de él ahí mientras viajaba con su nuevo esposo por el mundo.

— ¡Vamos, mi padre tiene tanto dinero que podría mantener a sus nietos!

Esta charla casual fue un soplo de aire fresco en la montaña rusa que habían sido estos días, era tan normal que llegó incluso a sentirse inquietante de algún modo...

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