Capítulo 114: Perdón.
— Berardi, haz estos papeles —escuchó la orden de Shun, quien le dejó una pequeña torre de papeles en la mesa donde estaba.
Suspiró, tomando parte de los papeles ‹ ¿Soy una secretaria o qué? › se cuestionó. A este punto se iba a volver un experto en el papeleo antes de que terminara el semestre...
Decidiendo que esos pensamientos no iban a hacer que su trabajo fuera más simple, decidió dejarlos de lado y seguir con sus "deberes como ayudante".
— ¿Tienes todo preparado para mañana? —le preguntó a Kendall, quien estaba a su lado, haciendo un trabajo mucho más simple: engrapar un montón de documentos. No supo como sentirse al notar que le habían dado un trabajo más complejo a él...
— ¡Claro! Tengo todo listo para tu cita con tu novia —sonrió.
— No hables tan alto...—dijo, notando como las tres chicas que había cerca de ellos, el resto de los ayudantes del consejo elegidos este semestre, los estaban viendo. Después de todo, el sonido ambiente de este lugar no pasaba de una conversación simple y el sonido de papeles y cosas por ese estilo.
— ¿Por qué? ¿No que ella esta sorda...? —tal parece que Kendall malentendió sus motivos por los que le pidió bajar la voz, pero al menos bajo la voz.
— No lo decía por ella...—declaró, mirando de reojo a Aylin, quien parecía muy metida en sus pensamientos mientras leía unos papeles. Si no estuviera dando vueltitas en la silla, hasta parecería seria— Ella escucha bien...—demasiado bien de hecho, porque pudo notar que lo miró de reojo y la vio reírse en voz baja con sus palabras.
Había investigado ya hace un tiempo del tema. Después de todo, Aylin era la primera persona sorda que conocía en su vida...
「Son implantes cocleares, no audífonos para sordosヽ(・_・;)ノ」
「Aunque los demás no lo crean, yo escucho bien. Para mí no es muy diferente a usar lentes ¯\_(ツ)_/¯ 」
Aun así, Aylin jamás le dijo que tan sorda estaba en realidad...
‹Pero si usa implantes cocleares, o está muy sorda o se los colocaron cuando era un bebé...› pensó vagamente, mientras revisaba los papeles.
「 ¿Sabes lengua de señas? 」
「Si ( •⌄• ू )✧ 」
— Valentino... Valentino...—escuchó a Kendall llamarlo— ¿Me estas escuchando?
— Ah... lo siento. Me perdí en mis pensamientos —se disculpó— ¿Qué decías...?
Era sólo un día normal, uno que no tuvo nada importante hasta la hora donde entregaban las "meriendas". Tal parece uno de los chicos que las traían había tenido un accidente y no podría ayudar en ello por un tiempo, o algo así había escuchado.
Normalmente no le importaría en lo absoluto el reemplazo, de hecho, de no ser porque el chico que lo reemplazaba lo miraba mal ni siquiera se habría dado cuenta que lo habían cambiado...
— Aylin, ¿Puedo hablar contigo...? —escuchó preguntar a ese chico rubio que estaba de reemplazo— En privado —agregó, notando que varios en el consejo estudiantil lo habían comenzado a mirar con esta petición, entre ellos, Valentino.
— Joven Bolton —habló Aylin, con un aire anormalmente frio y serio, apoyando su mentón en sus manos para mirarlo— ¿Por qué una persona tan destacada como usted querría hablar con una persona como yo a solas? Si hay algo que usted necesite decirme, podría simplemente decirlo en este lugar, ¿No lo cree...? —sonrió.
‹ ¿Aylin podía hablar de manera tan formal...? › se cuestionó al escucharla hablar de una manera que él jamás había escuchado, era un tono tan serio y formal que le chocó un poco oírla hablar así. Fue como si de pronto la completa falta de seriedad y aire despreocupado de Aylin fueran reemplazados de golpe por una etiqueta que parecía sacada de una película de la realeza medieval ¡Hasta su voz había cambiado!
El chico también pareció ponerse incómodo por esta forma de hablar de Aylin— Esto es serio, necesito hablar contigo...—pero a pesar de todo, parecía que no iba a aceptar un "no" tan vago como ese.
La leve sonrisa en los labios de Aylin aumentó un poco al ver la incomodidad en él— Supongo que a pesar de todo usted sigue sin tener la habilidad para soportar ser el centro de atención, ¿No es así...? —a pesar de su clara burla, Aylin se levantó de la silla— Espero que esto no tome mucho, joven Bolton.
Tal y como dijo Aylin, ese chico pareció cohibirse aun más al ser el centro de atención del consejo estudiantil, pero aun así la siguió afuera.
‹Incluso su forma de caminar...›
Era como si fuera una persona completamente diferente...
— ¿Dónde estaba la máquina expendedora...? —se preguntó París en voz alta, sintiéndose muy cansado a este punto del día. Lo peor es todavía le quedaban el club de artes marciales y el entrenamiento de futbol americano ‹No debí quedarme despierto hasta tarde jugando videojuegos›
Su plan era comprarse una taza de café, bebérselo, volver con Christopher e intentar sobrevivir el resto del día. La palabra clave fue: "era", porque cuando estaba por llegar a la máquina, sus planes tomaron otro rumbo...
— Por favor, perdóname.
‹ ¿Esa es la voz de Jules...? › se cuestionó al escuchar esa frase cerca de las máquinas expendedoras.
Fue extraño, Jules era un chico muy orgulloso que se negaba a disculparse con nadie, de hecho no recordaba haberlo visto pedirle disculpas a nadie que no fuera su madre...
Curioso, se asomó con su lata de café en la mano al lugar donde escuchó eso, intentando que no notaran su presencia. Efectivamente, quien había hablado era Jules, pero no se esperaba que a la persona con la que se estuviera disculpando fuera a Aylin...
— ¿Por qué?
El tono de voz de Aylin fue bastante... frio. Lo sorprendió.
— Por todo lo que paso cuando éramos niños... Yo no era consciente de tus circunstancias, por eso... Yo... lo siento...
‹ ¿De que hablan? › se cuestionó, asegurándose de esta vez no caerse de manera tonta mientras observaba algo así.
Aylin sonrió, pero su sonrisa no llegó a sus ojos— Yo soy quien decide a quien le doy mi perdón, y no siento el deseo de perdonarle, Jules Bolton.
‹ ¿Aylin podía hablar de manera tan formal...? ›
Jules apretó los labios— ¡Bien! Si quieres que me ponga de rodillas y te pida perdón, ¡Lo hare! ¡Dime que quieres que haga! ¿Qué tengo que hacer para que me perdones? Dímelo y lo haré, cualquier cosa, ¡Haré lo que sea!
Jules era un tipo demasiado serio y arrogante por momentos, esto se había vuelto especialmente cierto después de ser nombrado como el representante de los de último año o eso fue lo que dijo Christopher, "por momentos actúa como si el suelo no lo mereciera". Por eso, verlo así de frustrado y levantando la voz no era normal en él.
Si Jules decía que de ser necesario se pondría de rodillas y suplicaría perdón estaba seguro que lo haría, pero... ‹Pedir perdón ¿Por qué? ›
Simplemente... no entendía.
Sin embargo, Aylin no se conmovió ni en lo más mínimo por sus palabras— No esta en mi perdonarlo a usted, Jules, ni a su hermano menor ¿Cuándo dejará de intentar obtener mi perdón y decidirá cargar con el peso de sus acciones pasadas...?
‹ ¿Hermano menor...? ›
El orden de los hijos del senador Volker Bolton era: Declan, Jonathan, Jules y Christopher. El único hermano menor de Jules era Christopher...
‹ Yo... ¿Alguna vez he visto a Christopher y a Aylin hablar...? ›
Sólo en ese momento París cayó en cuenta de que él jamás los había visto interactuar por su propia cuenta, a pesar de que ambos eran los más extrovertidos de su respectivo equipo. A pesar de que Christopher hablaba de manera constante con María él jamás hablaba con Aylin...
‹No entiendo...›
— ¿Qué esta pasando aquí? —una nueva voz apareció en escena ¿Su dueña? Rebeca Miller. Con la sola aparición de Rebeca, Jules pareció ponerse más intranquilo.
‹Ella no me vio, ¿Verdad...? › se preguntó París, sudando frio al verla llegar, pero tal parece no lo vio.
— ¿Qué haces tú aquí? Esto es una charla en privado —cuestionó Jules, con un tono abiertamente hostil hacia Rebeca.
— Me estaba preguntando la razón por la que se estaban tardando tanto —confesó, y entonces miró a Aylin— ¿Te está molestando...?
— La verdad es que sí —admitió Aylin, sin mucha emoción.
— Presidenta, tú y yo sabemos que no es nadie para actuar como un caballero de brillante armadura para Aylin —habló Jules, claramente fastidiado con la presencia de Rebeca— Después de todo, tú-...
— Eso no tiene nada que ver —lo cortó Rebeca antes de que siguiera hablando. Se veía molesta.
— Claro que lo tiene, ¡Tú no tienes ningún derecho a-...!
— ¿En serio ambos se van a poner a discutir por quien me hizo más daño...? —cuestionó Aylin con un tono de voz plano, mirándolos con los brazos cruzados en su pecho.
—...
—...
Al ver que ninguno respondía y que de hecho evitaban su mirada, chasqueó la lengua con fastidio— Bien, pueden seguir con su discusión —declaró Aylin, aun con su tono plano— Representante, lamento dejar nuestra conversación a la mitad. Presidenta, me retiraré antes de lo esperado de la reunión —se disculpó con ambos con una etiqueta digna de un noble antiguo, haciendo una pequeña reverencia a cada uno— Si me disculpan...
Y sin más, Aylin desapareció de escena antes de que alguno de ellos pudiera decir o hacer algo. Jules seguía molesto y Rebeca parecía un tanto muy conmocionada ante el trato frio de Aylin, pero aun así...
— ¡Todo es tu culpa!
Y sin más, estalló una fuerte discusión entre esos dos. Claramente, ninguno de los dos se toleraba a pesar de que tenían puestos importantes en la academia y el hecho de que se verían la cara hasta que Jules se graduara.
‹Rebeca es más infantil de lo que pensé...› se dijo París a sí mismo, decidiendo que ya había visto suficiente. Pero, cuando estaba por retirarse con su lata de café pasó algo que no se esperaba.
— ¿Te han dicho que como espía te mueres de hambre? —escuchó la voz de Aylin cerca de su oído, haciéndolo temblar de pies a cabeza.
Desde que la presidenta y su mano izquierda habían salido, el ambiente en el consejo estudiantil se sintió... raro. Pero cuando Rebeca volvió el ambiente no mejoró, de hecho empeoró al ver que había vuelto sola y de muy mal humor.
— ¿Dónde esta Aylin? —fue Shun quien expresó la duda que todos tenían al no verla volver.
— Se sentía mal, así que se retiró antes —declaró Rebeca, sin mirar a nadie más que a los documentos en su mesa.
‹ ¿Qué pasó ahí...? › se preguntó Valentino, bastante confundido, sin saber que no era el único preguntándose algo así...
‹ ¿Qué fue eso...? › se preguntó París, sin poder tranquilizarse del todo después del susto que le dio Aylin.
— Wow, ¿Había fila para la máquina expendedora o algo así? —preguntó Chris con una sonrisa, pero al verlo tan nervioso cambió de actitud— Oh, ¿Acaso te topaste con la chica que te gusta?
Chris puso su brazo encima de los hombros de París, dispuesto a molestarlo y tratar de intentar nuevamente que le dijera quien era la chica que le gustaba, pero...
— Christopher...
La forma en que lo llamó lo tomó por sorpresa.
— ¿Sí? ¿Qué pasa...? —preguntó, poniéndose nervioso.
— ¿Qué pasó entre Aylin y tú...?
—...
Por primera vez en mucho tiempo, Christopher se quedó en silencio.
— Vete a la mierda, Christopher.
París miró a Chris, quien parecía muy metido en sus pensamientos, en un silencio absoluto que lo preocupó bastante.
— ¿Chris...? —lo llamó.
—...
— Chris... ¿Estás bien?
Sólo entonces, Chris respondió— Jajaja... Si, estoy bien...—sonrió, alejándose de París.
— Entonces...
—...—apretó los labios— Lo siento, París, es algo de familia —se disculpó, aun sonriendo, pero era una sonrisa... rara.
Esta era la primera vez que Christopher no le respondía una pregunta. Llevaban siendo amigos desde los trece años, y él nunca lo había visto actuar así.
¿Qué era lo que Chris le estaba ocultando...?
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