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Capítulo 110: Rendez-vous.

— Tengan un buen día en la escuela.

Un escalofrió recorrió la espalda de ambos gemelos al escuchar a su padre decirles eso con una sonrisa.

Su padre no sólo no había salido en la noche y no sólo estaba sobrio, sino que también los despidió a ambos cuando se fueron a la academia.

‹Esto da miedo› pensó Valentino, muy perturbado con esta situación.

‹Me pregunto cuanto tiempo va a actuar así...› pensó París, sabiendo que esto sólo era una simple actuación de su padre porque Luca estaba en casa. Sin embargo, dudaba que su padre lograra mantenerse así hasta el inicio del año escolar de Luca...

Cuando tenían trece años su padre se volvió un completo desastre, ahora tenían diecisiete y en un mes cumplirían los dieciocho. Era completamente imposible que alguien que llevaba cuatro años siendo un alcohólico se mantuviera sobrio de golpe y sin ayuda.

París notó que Valentino estaba igual de ansioso que él por esto, ¿Cómo lo supo? Pues... se había metido unos cuatro chicles a la boca y miraba impaciente la ventana.

‹Cambio una adicción por otra...› pensó, aun sin creerse que en serio Valentino hubiera dejado el cigarrillo. Lo había cambiado por chicles, pero al menos ya no olía a humo...

Tal y como París pensó, a penas el Uber llegó a la academia Valentino salió huyendo del auto como si este fuera a explotar o algo, pero ignorando esos detalles, fue un día normal para ambos...

Bueno, lo fue al menos hasta el almuerzo.

— Cómprame el almuerzo —pidió, o más bien dicho, exigió Aylin.

— No.

Valentino desvió su mirada, intentando evitar la mirada de Aylin, quien lo estaba mirando con bastante insistencia mientras estaban en la fila del almuerzo.

— Me debías una comida —se quejó ella, poniendo mala cara.

— Que no.

— Tacaño —suspiró— Bien, tú ganas, no me compres nada —aceptó de mala gana, dándose la media vuelta y alejándose a sabrá Dios donde. Entonces Valentino pudo notar que a pesar de haberse hecho un esguince bastante grave, Aylin estaba caminando como si nada...

‹ ¿Por qué quería que le comprara el almuerzo? › se cuestionó Valentino, sin entender los motivos de Aylin, tampoco entendió porque las personas que había a su alrededor lo miraron como "Eres un idiota" cuando la vieron irse.

Y si bien Valentino jamás supo el porqué Aylin le hizo una petición así de repentina, después de un rato Valentino si se arrepintió de no cumplirle el capricho cuando la vio sentada junto a Ludwig mientras hablaba animadamente con él.

Esto lo molestó.

— Aylin, ¿No quieres almorzar conmigo?

Ludwig miró con confusión la abrupta aparición de Valentino, pero Aylin ni se inmutó, sólo levantó la mirada mientras ensartaba un pierogi en su tenedor, y lo vio directamente a los ojos.

Entonces, Aylin sonrió de manera radiante— No ♡.

‹Agh...›

Por la manera que lo dijo, estaba bastante seguro que Aylin estaba molesta y simplemente no iba a ceder.

— ¿Aun no te vas...? —cuestionó, claramente molesta antes de meterse el pierogi en la boca.

— Ha...

Cuando Valentino vio a Ludwig soltar una pequeña risa ante la escena, realmente se molestó.

Entonces, Valentino se apoyó en la mesa y miró a Aylin, quien le dio una mirada llena de fastidio, pero eso no lo desanimó, en su lugar sonrió y volvió a hablar.

— Te debo una comida, ¿No? —preguntó, sin esperar una respuesta que no fuera una mirada plana por parte de Aylin— ¿Qué te parece si invito una el domingo...?

Valentino sabía que el domingo era el día en que Aylin tenía más tiempo libre, como todos los alumnos internos en la academia. Lo único que tenía que hacer era esperar que Aylin no rechazara la comida gratis por culpa de su enojo...

— Un rendez-vous ?

— ¿Ah? —soltó, sin entender que dijo ‹Ra, ¿Qué? › intentó repetir esa palabra en su mente, pero ni así la pudo entender.

Al ver que Valentino no le entendió Aylin sonrió un poco, sólo un poco, pero él no supo descifrar ese gesto debido a que ella rápidamente lo ocultó con el cuello alto de su chaqueta.

— Una cita, ¿Verdad? —habló con una expresión indiferente.

Por alguna razón, Valentino en ese momento se sintió avergonzado— C-Claro, si tú quieres...

— Está bien —se encogió de brazos.

A pesar de que Aylin no pareció muy emocionada por la idea, Valentino sólo pudo esperar que el domingo llegara pronto...

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