Capítulo 107: Error.
Suspiró, cansado de tener que lidiar con el papeleo que nadie quería hacer sólo porque eran los ayudantes...
‹Vamos Valentino, hazlo por la comida y los créditos extra...› se dijo a sí mismo.
Necesitaba esos créditos para asegurarse de poder pasar el año. Si bien estaba en mejor posición en ese sentido gracias a que ahora era parte del equipo de ping pong, tal y como le explicó el maestro Aiden, no quería arriesgarse...
‹Esto está muy silencioso...› pensó, preguntándose a qué hora pasarían a darles la merienda de compensación.
Era cierto, esta vez la sala estaba en completo silencio. La ausencia de Aylin se notaba bastante...
— Kendall, pásame la engrapadora —pidió, logrando finalmente organizar las decenas de hojas en sus manos.
— Aquí tienes.
Entonces, el sonido de la puerta abriéndose dejó ver a un chico de cabellos rubios, piel blanca y ojos azules, un poco más bajo que él, de unos 18 años, con varias bandejas con comida. Detrás de él habían varios ayudantes a los cuales no les dio real importancia.
Al fin, la comida había llegado.
Sin embargo...
‹ ¿Por qué este tipo me está mirando así? › se cuestionó, sintiendo la mirada de ese chico rubio en su nuca. Ese chico no parecía muy feliz con su presencia, o su existencia en general...
— Gracias por esto, Jules —dijeron Rebeca y Shun, pero a pesar de agradecerle por traer la comida, ellos no comieron.
— Shunin, eres un trabajólico.
Por alguna razón, recordó lo que había visto la última vez en el consejo...
‹ ¿En serio son tan trabajólicos...? › se cuestionó, sin creerse que en serio no iban a comer sólo para terminar su parte...
De pronto que Aylin les estuviera dando la comida en la boca a esos dos cobró algo de sentido.
— Oye, Valentino —escuchó a Kendall llamarlo.
— ¿Sí?
— ¿Entendiste el examen de biología? Ese examen sorpresa...
— La verdad es que no mucho...—admitió, recordando con cierto miedo dicho examen ¿Por qué siempre a los profesores les gustaba hacer exámenes tan complicados sin aviso? Al menos con esto confirmaba que no era sólo él quien tenía dificultades con los exámenes sorpresa...
— Sólo conseguí 70 de 100...—suspiró.
—...
— ¿Por qué me miras así...? —preguntó Valentino, notando que Kendall lo miró raro.
— El puntaje más alto en mi clase fue 56...
— ¿Ah?
No es como si tuviera amigos con quienes hablar de esto, así que Valentino no supo hasta ese momento que, de hecho, había tenido un puntaje sobre la media.
— ¿Puedes mostrarme tu examen? —casi le suplicó Kendall— ¡Te daré mi panino!
La idea de comer otra vez un panino le hizo agua la boca a Valentino, pero...— No tengo la prueba conmigo...
— Oh, no importa. Me podrías mandar fotos de este ¿No?
Y esa es la historia de como él comió por segunda vez un panino hecho por el heredero de la cadena Mozzafiato y también el como él y Kendall terminaron intercambiando números.
‹Está mejor que el de la semana pasada› pensó, dándose su tiempo para comer el panino.
Si Kendall fuera una chica, quizás le pediría que se casara con él con tal de comer paninos así cada día...
— Berardi...
Hablando casarse, ahí estaba la chica pelirroja a la que Aylin le había pedido de broma casarse con ella, ¿Cómo se llamaba...? ¿Sasha...?
— ¿Podrías traer estos documentos de la biblioteca? —le pidió, extendiéndole un papel con algo escrito.
—...—apenas había conseguido un minuto libre y ya lo estaban mandoneando de nuevo ‹Ya que› pensó, terminando el panino mientras recibía la nota. Era un pedido bastante pequeño, unos cinco documentos, más o menos, sólo esperaba que fueran unas pocas carpetas y no una torre como la última vez que lo habían mandado a buscar algo...
La biblioteca no estaba lejos, así que no tuvo mucho problema en ir. Los documentos por otro lado...
‹Pudo ser peor...› se dijo a sí mismo, con una mini torre de carpetas en brazos. Por un momento se preguntó si simplemente podía ponérselos debajo del brazo, como si fueran una especie de libros...
Mientras estaba debatiéndose de cómo llevar las carpetas, Valentino no notó que alguien más estaba en el pasillo y fue así que ambos chocaron de manera muy tonta cuando dicha persona dobló en esa esquina.
— ¡Demonios! —exclamó, notando con cierto pánico que los papeles se le habían caído y revuelto un poco— ¡Fíjate por donde-...!
El resto de la queja de Valentino murió en su garganta al ver con quien había chocado: Largo cabello rubio, piel blanca y un par ojos ámbar...
Valentino se puso pálido al ver que había chocado con Abigail.
‹ ¿No que estaba suspendida? › pensó, sudando frio.
— ¡Idiota, quien debía fijarse por donde caminaba eras tú!
Al escuchar la forma en que le gritó esa chica, quien claramente no era Abigail, Valentino estuvo un momento en blanco hasta que recordó que esa loca tenía una gemela.
—... Si, si, cállate o ayúdame con esto —refunfuñó mientras recogía los documentos, aun nervioso ante la idea de toparse nuevamente con Abigail, sin embargo el fastidio de tener que arreglar estos papeles le ganó.
— ¡No lo haré! —y sin más, Beatriz se fue hacia donde Valentino había salido: la biblioteca.
‹Esta chica también está loca› pensó, pero, a pesar de ello, nunca se había sentido tan aliviado de que lo insultaran.
Y la verdad es que Valentino no estaba tan equivocado, después de todo, Beatriz tenía una personalidad bastante... difícil, por así decirlo, ya que ella tenía cierta ansiedad social y solía reaccionar de mala manera...
— Hey, ¡Beatriz! ¿Conoces la respuesta para esta pregunta? —escuchó a una de ese grupo de chicas que les encantaba maquillarse. Al ver como la chica se le acercaba, se sintió muy nerviosa.
— ¿Cuál pregunta...?
— La tres —dijo ella, apuntándole a dicha pregunta donde pudo ver como la chica claramente no sabía la respuesta y escribió algo sin mucho sentido.
— Esta...—sintió la garganta secarse— ¡Esta pregunta es muy s-simple, ¿Cómo es posible que no puedas responder algo así si estas en la academia?!
—...—la mirada que le dieron ese trio de chicas la hizo sentir pequeña.
— Esta bien si no quieres explicarme, ¿Pero tienes que ser tan hiriente...? —preguntó la chica, dándole una mirada que la hizo temblar— Yo sólo te pregunte educadamente si sabias la respuesta...
— Eso es correcto, Beatriz, te pasaste —negó otra con la cabeza.
— Que tengas mejores resultados no significa que puedas tratar mal a los demás —declaró otra, poniendo mala cara.
‹ ¿En serio soné tan mal...? › en ese momento, Beatriz notó que había cometido un error.
A pesar que en ese momento la bibliotecaria intervino y les ordenó guardar silencio, el daño ya había sido hecho. Beatriz había olvidado la regla más importante y, a su vez, la más sagrada que había en la academia Belial: ten cuidado con quien te relacionas y el cómo lo haces...
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