Capítulo 104: Castigo.
— ¡Yo no necesito venir a la escuela! ¡Ustedes son los que me necesitan!
Valentino vio con serenidad el video que se había filtrado del incidente de ayer.
‹Este tipo es más idiota de lo que esperé› pensó, viendo a Aarón haciendo ese espectáculo vergonzoso delante de la directora, quien, molesta por la falta de respeto del chico, lo suspendió incluso más de lo que hubiera hecho al inicio, además de advertirle de que si lo volvía a ver en su oficina, sin importar el motivo por el que fuera, lo iba a expulsar.
— Ya llegamos a la academia —le dijo la conductora de Uber, quien lo notó algo distraído.
— Gracias...
Ignorando lo imbécil que era Aarón y que su padre estaba en Dios sabe donde porque ayer no llegó a la casa, era un día normal. O lo era hasta que entregó su Gipa al guardia para que lo dejara entrar a la academia...
— Berardi, la directora quiere hablar contigo —le informó, devolviéndole la tarjeta de identificación.
— ¿Ah?
¿Por qué la directora quería verlo?
Por un momento Valentino se puso a rememorar todas sus acciones del mes, repasando en lo que pudo haber hecho para que la directora quisiera hablar con él. Pero, no recordaba haber hecho nada malo...
— ¿Quería verme...? —preguntó, un tanto inquieto ya que no tenía idea del porqué lo llamaban, entrando a la oficina de la directora. El hecho que tuvo que esperar a que esta llegara sólo lo hacía peor.
— Berardi, toma asiento...—la directora lo miró con severidad.
‹Creo que prefiero estar en la clase de matemáticas...› pensó, sentándose en la silla delante de la directora.
— Sabes lo que paso con Aarón Volk y Christopher Bolton ayer, ¿No es así? —le preguntó ella directamente.
— Algo así...
— Aarón te echó toda la culpa de lo ocurrido ayer —informó, impávida.
— ¡¿Qué?! —la expresión de Valentino dejaba muy en claro que sintió cuando escuchó eso. Una mezcla de confusión, indignación, molestia y enojo— ¡Yo no tengo nada que ver con lo que hizo ese idiota...!
Sin embargo... la cara de la directora dejaba en claro que no le creía...
— Se que no fuiste parte del ataque al joven Bolton, pero eso no quita que sabías de la amenaza que había planteado Volk y que no dijiste o hiciste nada para evitarlo.
Y así, un día que no se veía tan mal, se volvió malo, ya que si bien no lo suspendieron, lo castigaron. Tendría que quedarse después de clases a ayudar a limpiar parte de la academia.
‹ ¡Maldita sea! ¡¿Por qué me castigan a mí?! ¡Yo no hice nada! › pensó, muy frustrado mientras seguía tejiendo, ignorando todo a su alrededor.
Resulta que Valentino cuando estaba molesto era muchísimo más productivo en tejer, ya que canalizaba su frustración en el tejido. Y el día de hoy estaba especialmente frustrado.
— ¿Estás bien...? —preguntó Romeo, viendo con cierta sorpresa como Valentino, con una cara de pocos amigos, estaba tejiendo bastante rápido.
— Si —soltó, seco.
—...—Romeo dudó un poco, ya que era obvio que algo había pasado, pero decidió dejarlo pasar.
Entonces, su celular vibró.
「 Así que te castigaron por culpa de Aarón 」 pasó mala cara al ver el mensaje de Jade, el cual le recordó a que hoy tendría que quedarse más tarde.
「 Si 」
Detuvo sus manos, suspiró y miró el techo, tratando de controlar su frustración.
‹ ¿Por qué tengo que cargar con parte del castigo de ese tipo...? › se cuestionó.
— Si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato. Valentino, si no quieres que te confundan con un pato, no hagas como uno.
Valentino puso mala cara al recordar eso.
— ¡Maldita sea, Valentino! ¡¿Con que clase de personas te has juntado todo este tiempo?!
‹ ¿Cómo puedo hacer que dejen de pensar que soy un pato? › se cuestionó, frustrado.
Si lucir como un pato lo iba a seguir metiendo en problemas en los que él ni siquiera estaba relacionado, él ya no quería ser confundido con uno...
Él no quería meterse en más problemas, ¡Joder! Él sólo quería pasar el año y no reprobarlo, no quería salir de la escuela a los 20 años, si es que su padre no lo mataba si es que llegaba a repetir el año...
‹Maldita sea, prefiero que me comparen con París a que me comparen con Aarón› pensó, pasándose la mano por el cabello.
Que lo compararan con su gemelo era un fastidio, pero por lo menos no lo metía en problemas...
‹No voy a dejar que me vuelvan a castigar por un motivo así› si lo iban a castigar, que por lo menos fuera porque él hizo algo mal, que él fue quien lo arruinó y porque tenía que intentar compensarlo, no por relacionarse con idiotas.
Mientras Valentino estaba metido en sus pensamientos, de reojo notó algo en las manos de Romeo.
‹ ¿Tiene las uñas pintadas...? ›
A pesar de que Romeo lucía como un chico malo, si le prestabas un poco de atención podías notar que en realidad tenía algunos gustos muy... femeninos. Pero eso no fue lo que le llamó la atención a Valentino, eso ya lo había notado hace tiempo, no, lo que le llamó la atención fue el diseño de sus uñas...
「 ¿Qué haces? 」
「 Me pintó las uñas 」 y le envió una foto.
Era el mismo patrón que Aylin tenía en las uñas ayer.
‹ ¿Por qué me está mirando así? › se cuestionó Romeo, muy incómodo al sentir la mirada de Valentino sobre él. Lucía molesto...
— ¡Ya casi terminan! —escuchó al profesor encargado de supervisar la limpieza de la cafetería. Parecía un militar.
‹Tengo hambre...›
No había podido almorzar porque uno de los maestros les avisó que el maestro de física iba a hacerles un examen sorpresa, justo después del almuerzo y del club manualidades, por lo que no pudo comer apropiadamente y eso finalmente le estaba pasando la cuenta. Lo peor es que sabía que si hubiera prestado atención a las clases desde el principio no hubiera tenido que estudiar todo el almuerzo...
‹Al menos logré hacer el examen...› fue su pobre consuelo.
*Grrrrr*
— ¿Quieres una galleta...? —escuchó la voz de Arnulf, con quien lo habían emparejado para la limpieza de hoy.
Normalmente no aceptaría nada de alguien que le rompió un diente, pero tenía hambre y gracias a la clase de cocina sabía que este tipo cocinaba bien, así que de muy mala gana aceptó las galletas que le ofreció.
— ¿A ti porque te castigaron? —se atrevió a preguntar, comiendo las galletas que, probablemente por el hambre, le supieron a gloria.
Arnulf le dio una mirada que no supo descifrar— Yo no estoy... castigado...
— ¿Ah?
Ese día Valentino descubrió que el verdadero castigo no era limpiar, no, era que no te pagaran por hacerlo...
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