RUPTURA
Una nueva explosión se hizo presente junto con una humareda de polvo que obligó a los estudiantes a taparse la cara ante la onda expansiva.
Todos contuvieron el aliento mientras el polvo se asentaba ¿Qué había pasado?
La nube de polvo se asentó, mostrando a ambos lados del campo con todavía los Pokémon en pie.
Hydrapple e Incineroar por un lado, pertenecientes al campeón de la academia, por otro lado, Gardevoir y Meowscarada, por el lado de la conocida campeona de Paldea.
Ambos entrenadores habían mantenido una batalla encarnizada prácticamente desde el principio del combate.
Juliana entrecerró los ojos en una expresión de concentración. Las cosas no estaban yendo nada bien, y sabía que esto estaba empezando a salirse de control desde el momento en que vio la expresión de Cass pudrirse en cuando sacó a Ogerpon a pelear. Lo había hecho en un intento desesperado porque Cass recordara los buenos ratos que pasaron juntos hablando sobre la dulce ogro y ayudándola a volver a tener el afecto de los habitantes de Villa Versui, pero había tenido justo el efecto contrario, memorías amargas habían cruzado por la mente de Cass, y Juliana se había dado cuenta de lo mal que había sido su elección de usar a Ogerpon. Tal vez no haya sido la mejor de sus ideas, no luego de haber comprobado durante toda su estancia en la Academia Arándano lo mucho que Cass había cambiado hacia ella y todos los que le rodeaban.
Ver a Ogerpon en la arena de combate le había enloquecido de una manera en que a Juliana le pareció antinatural. Y a partir de ahí, cualquier atisbo de piedad o consideración que pudiera tener el chico se desvanecieron, si es que en algún momento tuvo alguna. Había atacado sin piedad, sus estrategias eran concisas pero con excesiva agresividad, Juliana apenas podía reconocer al chico que había conocido en Noroteo, este Cass parecía ser otra persona y con una sed insaciable de...venganza.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Juliana al darse cuenta de lo que estaba sintiendo; miedo. Cass le daba miedo. Y su mente no podía dejar de hacerse la gran pregunta de cómo todo había podido salir tan mal y cómo era posible lo mucho que Cass había cambiado en apenas un año ¿Dónde estaba ese tímido niño que fue su compañero en la tarea del campamento? ¿Dónde estaba aquel niño al que la seguía a todos lados como un pequeño Ducklett? ¿Cómo pudo haberse salido todo tan de control cuando parecía que ambos se entendían tan bien y ahora parecía que él quisiera destruirla?
No lo sabía, intentó por todos los medios volver a conectar con él, seguir el consejo de Levi de abrirle los ojos a Cass, hacerle entender que el camino que había elegido no era bueno para él como entrenador ni como persona. Pero por primera vez, Juliana no sabía qué hacer. Cass no la escuchaba, todo lo que parecía interesarle de ella era librar esta batalla. Juliana también había puesto sus esperanzas en este combate para que las cosas se resolvieran, porque ella siempre había resuelto los problemas de todo el mundo a través de los combates Pokémon, pero ahora parecía que conforme la batalla avanzaba todo se torcía mas, nada se estaba resolviendo, nadie se estaba divirtiendo. Cass ni siquiera estaba disfrutando de un combate épico, solo estaba luchando para vencerla sin parase a mirar el proceso.
Esa fiera y gélida mirada que le dedicaba la aterrorizaba.
Juliana se congeló en el sitio en cuanto escuchó un nuevo estruendo, y a los segundos sintió que el cuerpo de, Jabari, su Gardevoir pasaba a toda velocidad por su lado hasta estamparse contra el muro que había a su espalda.
Se giró, viendo a su pobre amigo destrozado con una expresión de dolor y emitiendo quejidos.
-Jabari...-susurró al darse cuenta de que su pobre amigo no iba a poder continuar.
Volvió a dirigir su atención al campo de combate, pudo ver al Incineroar de Cass, Bishamon, todavía en posición de haber empleado lo que Juliana pudo identificar como Lariat Oscuro. Justo detrás de él podía ver a Cass, con aquella sonrisa desquiciada que parecía ensanchándose con cada golpe a que sus Pokémon propinaban a los suyos, su postura incluso era altanera y arrogante.
Juliana miró a su último Pokemon, Askari, el pobre Meowscarada había soportado cada golpe desde el inicio del combate y había llegado a ser el último que quedaba en pie. Se sostenía el brazo derecho con su pata izquierda, el cuerpo lleno de heridas y polvo por todas las veces que fue mandado al suelo y golpeado, incluso mantenía visible su aura verde por la activación de su habilidad.
La manifestación de la habilidad era un indicativo en si mismo de cómo su pobre amigo estaba a punto de colapsar. Y ahora que Jabari estaba fuera de combate, Askari se había quedado solo frente a dos Pokémon que, en comparación, aun tenían fuerzas mas que suficientes para continuar con la lucha.
¿Qué podía hacer...?
Cass, por su lado, sentía la vida no podía ser mas dulce en el momento en que pudo ver la victoria al alcance de sus dedos. Un estremecimiento le recorrió en cuanto Incineroar dejó fuera de combate al Gardevoir, y ahora solo quedaba en pie ese desastre de Meowscarada. Cass lo reconocía, ése gato había conseguido darle mas problemas durante todo el combate hasta el punto de frustrarle por no poder acabar con él. Era como una piedra dentro del zapato.
Pero ahora, estaba saboreando su victoria al verlo al fin solo, exhausto, y con todavía sus dos Pokemon en pie. Era imposible que Meowscarada pudiera seguir luchando, aun teniendo activada su habilidad, bastaba con un golpe o dos para que quedara fuera de combate. Una risa maniaca se le escapó de los labios por la excitación.
Al fin lo iba a lograr ¡por fin iba a poder vencer de una vez por todas aquella chica que se había convertido en su némesis!
Admirándola por su destreza, su fuerza y sus conocimientos, ansiando poder ser como ella y querer aprender todo de ella ¡para ser tan fuerte y digno, y así estar a la par que ella!
Aquel niño tímido e inseguro que fue deslumbrado solo por la presencia de la niña extranjera que llegó a su pueblo, y una cálida admiración se instaló en su pecho al ser testigo del combate que ella libró contra su hermana y salió victoriosa ¡La extranjera había vencido a la creída y arrogante Corín! Su agrado por ella era inevitable a partir de ese punto, sintiendo una especie de justicia que alguien hubiera puesto a Corín en su sitio.
También la emoción cuando fue emparejado con ella para la tarea de la historia del ogro ¿él, junto a esa chica mayor? Solo se llevaban dos años, pero Cass sentía esa diferencia como abismal ¿de qué podría hablar con ella? ¿siquiera le tomaría en serio o solo pensaría que estaba cuidando de un niño en ausencia de su hermana? Por fortuna, Juliana parecía genuinamente interesada en el ogro, aquella criatura que a Cass tanto le había gustado desde que era pequeño cuando el resto del mundo siempre lo había descrito como la mas infame de las criaturas, y de la cual él era todo un experto. El ogro fue clave para tener un tema de conversación que les uniría. Juliana le hacia cientos de preguntas al respecto y Cass estuvo complacido de contestar a todas y cada una de ellas. Cass no cabía en si de gozo ¡había conseguido por su cuenta una amiga genial!
Pero conforme su incipiente amistad crecía, algo también comenzaba a torcerse entre ellos.
Dentro de Cass despertó el deseo de ser tan bueno como Juliana, que ella lo mirara como a un igual, que ella lo mirara de la misma manera que él la miraba. Tener su respeto y admiración. Ser grandes entrenadores los dos juntos, eso sería algo tan perfecto, tener combates junto a Juliana parecía ser un sueño y Cass comenzó a anhelar algo así.
Pero Cass aprendió a las malas la diferencia abismal que había entre ellos. Juliana tenía mas experiencia, mas conocimiento y mejores estrategias que él ¡Ella era la campeona de Paldea! ¿Cómo se le había ocurrido siquiera pensar que tendría la más mínima oportunidad contra ella? Un niño de pueblo, que solo combatía por diversión, que nunca estuvo profundamente interesado en los combates a nivel de competición, sin ambición ni propósito...
Cass intentó consolarse a si mismo al principio, intentando recordarse que Juliana llevaba siendo entrenadora mas tiempo que él, que era la campeona de su región, que era natural que hubiera tanta diferencia de poder entre ambos, que con entrenamiento y disciplina, acabaría alcanzándola tarde o temprano y podrían divertirse combatiendo uno junto al otro. Pero ese consuelo le duró poco.
Cada vez que combatía contra ella y perdía era como un nuevo golpe a su frágil ego. Como si estuvieran restregándole lo débil que era, lo mucho que estaba por debajo de aquella niña que tanto admiraba y que por más que lo intentara no iba a cambiar el resultado. Él siempre perdería contra ella, nunca estaría a su nivel, ella nunca lo miraría como un igual, siempre sería un debilucho a su lado.
Luego vinieron las mentiras, y esa extraña amistad que empezó a hacer con Corín justo cuando fueron todos juntos al festival. Una situación que provocó un dolor agudo en Cass que nunca esperó experimentar por su propia hermana ¡¿por qué ahora Corín se había interesado en hacerse amiga de Juliana cuando desde el principio había dejado claro a todo el mundo, incluso a la propia Juliana, que no la soportaba?! ¿Por qué ahora que él tenía una amiga tenía que llegar su hermana, quitársela y encima convencerla que le mintiera a la cara? Cass había sido quién había invitado a Juliana a ir al festival juntos, Corin solo les iba acompañar y luego se iría por su cuenta ¿Por qué tuvo que estar pegada a ellos? ¿Por qué quitarle la atención de Juliana si Corín sabía que quería estar con ella y conocerla?! y lo peor... ¡¿Por qué Juliana le siguió el juego a Corín? ¿No eran amigos? ¿Por qué entonces hacerle esto?
Pero definitivamente, lo que finalmente le rompió fue Ogerpon...aquello hizo que algo dentro de Cass muriera. El Pokémon que tanto le gustaba, al que siempre defendió, eligió a la chica que él admiraba. Ogerpon ni tan siquiera lo miró pero con Juliana no lo dudó ni por un segundo, una prueba más de lo mucho que era ella y lo poco y nada que era él, no era siquiera digno de la atención del Pokémon que siempre anheló tener de amigo.
Era tan poca cosa que ni los Pokémon lo elegirían, no mientras Juliana siguiera siendo superior a él.
Hasta ahora.
Ahora todo era diferente, ya no quedaba nada de ese patético y triste niño, se había esforzado mucho durante el último año para ser mas fuerte, mas inteligente, mas habilidoso en los combates; ahora era alguien, ahora era fuerte. Lo bastante como para desafiar a la campeona de Paldea en sus dominios, por fin demostrarle que estaba a la altura ¡que era incluso mejor aunque no tuviera a Ogerpon!
Sus hombros temblaron de emoción, nada se comparaba a esa sensación de júbilo, el regocijo que sintió cuando venció al alto mando de la academia y se hizo con el titulo de campeón parecía ser un recuerdo lejano ahora y lo que este combate le estaba proporcionando no se parecía en nada a lo que experimentó en aquel entonces. Era adictivo, la emoción de estar consiguiendo lo que tanto había perseguido, de al fin lograr estar un paso por delante de ella
Porque todo su camino siempre fue por ella.
"Ella siempre fue mi destino."
Y era ahora de cobrar su tan merecida recompensa y entonces...
-¡Me rindo!
...
¿Eh?
Cass quedó congelado en el sitio al mismo tiempo que sentía que se le hundía el estómago. Alzó la mirada hacia su contrincante, pensado que había escuchado mal, para solo encontrarse a Juliana alzando el puño en el aire, con la mirada clavada en él, haciendo la señal universal de rendición.
Los murmullos de las gradas no se hicieron esperar, alumnos y profesores se miraban entre ellos, sorprendidos de que la campeona de Paldea hubiera declarado rendición en vez de seguir el combate hasta el final, incluso los del Alto Mando comentaban entre ellos, siendo Levi el único que permanecía en silencio pero con los ojos abiertos de sorpresa al no esperarse este resultado.
Juliana bajó el brazo y dio un suspiro, intentando encajar el golpe de haber realizado su primera rendición ante un combate, nunca antes lo había hecho, pero definitivamente este combate había perdido todo sentido en este punto, no valía la pena seguir luchando solo para que le hicieran mas daño a su Pokémon. Sus ojos se cruzaron con los de Askari, que reflejaban la misma sorpresa que los demás. Juliana le dio una sonrisa de disculpa y negó con la cabeza. Askari asintió y dio un suspiro, permitiéndose derrumbarse y quedar sentado en el suelo mientras su habilidad se desactivaba ¡al fin se había terminado!
Juliana miró a su espalda, contemplando que Jabari se estaba apoyando en Koraidon, que se había ofrecido de muleta para ayudarlo a ponerse en pie. Eso la alivió, sobretodo al ver la sonrisa de aprobación que le dirigía el Gardevoir. Ninguno de sus Pokémon estaban enfadados por su decisión.
-¿Qué significa esto...?-escuchó entonces y al volver a mirar hacia delante un escalofrío la recorrió por toda la espalda cuando vio la oscura pero a la vez brillante mirada de Cass, reflejando una rabia que estaba bullendo desde lo mas profundo de su ser.
-Cass...
-¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?!-rugió, tan potente que su voz pareció retumbar por toda la arena de combate, sonando incluso por encima de las voces del público.
-Significa que ya es suficiente, Cass.-contestó Juliana con voz calmada-No hay necesidad de seguir combatiendo, he visto que no voy a poder vencerte. Has dejado fuera a Jabari y solo me queda Askari, él no tiene oportunidad contra tu Incineroar y Hydrapple, así que me rindo. Has ganado, Cass. La victoria es toda tuya.
Cass quedó rígido, con los ojos abiertos y temblorosos.
No...
No...
-¿Cass...?
NONONONONONONONONONO
¡¿Esto era una broma?! ¡¿Qué mierda era todo esto?!
Cass se revolvió el pelo con agresividad, mientras la rabia y la ira salían recorrían sus entrañas. Juliana le había quitado la victoria cuando la tenía al alcance de los dedos. Le acababa de privar de la satisfacción de poder vencerla con todas las de la ley ¡todo por lo que él tanto había trabajado había quedado en evidencia con aquella rendición! ¡Esto no era una victoria! ¡Esto era una basura!
Juliana, al ver que Cass parecía haber enloquecido, sacó su pokeball, apuntando hacia Askari para hacerle regresar, por su seguridad. Pero Cass se había dado cuenta de su movimiento.
Entonces un agudo dolor en su muñeca se hizo notar y la pokeball salió disparada hacia algún lado. Juliana sostuvo su muñeca y miró hacia Cass, viéndole con la mano alzada y Incineroar con la pata brillante por haber usado Demolición ¿Acababa de ordenarle evitar que hiciera regresar a su Meowscarada?
-Esto no se ha terminado...-siseó Cass, con un gruñido saliendo de su garganta antes de volver hacer un gesto con el brazo y entonces Hydrapple se lanzó de lleno con su Giro Bola, asestando un golpe a Askari, que estaba indefenso en el suelo y mandarlo a volar.
Seguidamente, Incineroar intervino para hacer una serie de golpes con Demolición, golpeando incesantemente al pobre Askari y a duras penas podía reaccionar ante la paliza.
-¡Askari!-gritó Juliana horrorizada.-¡¿Cass, qué estás haciendo?! ¡Para!
Una carcajada maníaca surgió de Cass, sacudiendo los hombros como si todo aquello no fuera mas que un excitante entretenimiento.
-El combate no termina hasta que uno de los contendientes pierda a todos y cada uno de sus Pokémon.-siseó.
El chillido de Askari resonó en los oídos de Juliana.
-¡Cass, por favor! ¡Detén esto! ¡Lo vas a matar!-rogó Juliana con los ojos anegados, viendo a su querido amigo sufrir.
El chico no escuchó, mandó órdenes una y otra vez, asegurándose de que Juliana sintiera la humillación mas profunda, la desesperación antes de la derrota ¡Y él no pudo evitar que la risa se le escapara de entre los dientes, con los ojos enfocados en cada golpe como un espectáculo! Ganaría, ganaría, ganaría ¡por fin ganaría! No solo estaría a la altura de Juliana, la campeona de Paldea, estaría por delante de ella ¡por una vez, podría mirarla desde lo alto! ¡Ella al fin lo miraría!
Hydrapple tomaría el golpe de gracia, preparando su Láser Veleidoso y disparándolo contra el Meowscarada que ahora yacía en el suelo.
El sonido del impacto retumbó en la arena de combate
Todo empezó a ir a cámara lenta, como si el tiempo se hubiera ralentizado, ningún ruido parecía percibirse en ese momento. Las expresiones de horror del público no se hicieron esperar. La luz del ataque iluminaba todo cuando alcanzara.
La expresión de Cass quedó congelada en cuanto vio un cuerpo humano salir disparado por los aires.
Entonces el sonido del cuerpo chocando contra el muro hizo eco, cayendo poco después al suelo como un muñeco de trapo, en una incómoda y casi retorcida posición.
Un silencio ensordecedor se hizo presente, ni una sola persona hacia el mas mínimo ruido, intentando comprender qué había pasado, o más bien cómo había pasado.
Todos parecieron regresar a la realidad en cuanto el estridente grito del Meowscarada retumbó por todos lados y todos cayeron en cuenta de lo que había pasado. Juliana se había puesto en medio y acababa de recibir el disparo de Hydrapple.
Entonces se desató el caos. La gente empezó gritar, pidiendo ayuda, la confusión y la histeria dominaron a cada uno ¡¿cómo había pasado esto?!
Cass aun estaba paralizado en la misma posición, mas débil, cuando dio su última orden. Sus ojos, temblorosos, se clavaron en el cuerpo de Juliana a lo lejos, dándole la espalda, con el cabello suelto y desparramado por el suelo mientras su Meowscarada llegaba a ella y trataba de hacer que se levantara. Pero ella no se movía ¿Por qué ella había...? ¿Por qué no se levantaba?
Toda la emoción y adrenalina que había estado sintiendo hasta entonces bajaron por su cuerpo hasta perderse por debajo de sus pies, en cambio, otras sensaciones surgieron desde su estómago, sensaciones que ahora mismo no era capaz de identificar mas que el frío recorrido que dejaban dentro de él. No podía entenderlo ¿Qué había pasado? Juliana ¿se metió en medio de un combate? Los hombros le empezaron a temblar, el frio se hizo mas punzante y la presión de su estómago le hizo querer vomitar.
El sudor recorrió su cara, la mandíbula le temblaba. Lentamente su brazo se alzó, extendió sus dedos hacia aquel cuerpo inmóvil, sin poder creerse lo que estaba pasando. Movió los labios, intentando llamarla, solo un ahogado sonido apenas pudo ser pronunciado.
Entonces un rugido furioso resonó cerca de él, tan fuerte que lo hizo caer al suelo. Cass alzó la cabeza y pudo contemplar al imponente Koraidon, en su forma de combate, mirándolo con tal rabia en sus ojos que lo aterrorizó, el siempre amistoso y juguetón Koraidon estaba ahora dispuesto acabar con él, vengarse de aquel que había osado hacer daño a su dueña. Cass se dio cuenta en cuanto vio a la bestia abrir su boca dispuesto a usar un Lanzallamas contra él. Por un segundo, las llamas se reflejaron en los ojos de Cass hasta que por alguna buena fortuna, el fuego desapareció en cuanto Koraidon fue derribado por una embestida combinada de un Mightyena y un Scrafty.
Cass, confundido, miró como aquellos luchaban en el suelo antes de sentir unas manos tomándolo de la ropa. Unos ojos amarillos idénticos a los suyos hicieron contacto.
-¡Cass, idiota ¿no me escuchas?!-gritó Corín en su cara-¡Tienes que salir de aquí ahora! No van a poder retener a Koraidon mucho mas tiempo ¡tienes que huir! ¡ya!
-¿Eh...? Pero...yo...-balbuceó a duras penas el chico, apenas pudiendo registrar las palabras de su hermana ¿Dónde estaban Ryujin y Bishamon? Luego, justo delante, pudo ver a su Hydrapple e Incineroar tirados en el suelo incapaces de moverse. ¿Había sido capaz Koraidon de noquearlos así de fácil y rápido? Cass ni siquiera pudo darse cuenta de que sus Pokémon habían sido derribados, pero entonces se escuchó el lastimero chillido de Mightyena, y Corín casi gritó cuando vio al Pokémon volar fuera de su costado.
Casi acto seguido, Scrafty siguió su destino, siendo aplastado por la enorme pata del monstruo paradoja, que se alzaba sobre sus patas traseras luciendo aun mas grande que de costumbre. Corín abrazó a su hermano, en un intento de protegerlo, dejado la cabeza Cass con la posición de mirar hacia donde estaba Juliana.
Justo al momento en que la vio siendo sostenida por los brazos de su Gardevoir antes de desaparecer en un teletransporte.
¿A donde se la llevaba...? ¡¿A DONDE SE LA LLEVABA?!
-¡Juli...!
Entonces una sombra se cernió sobre él y al mirar hacia arriba, vio a Koraidon alzar su garra, dispuesto a atacar a los dos con su Garra Dragón.
Koraidon se detuvo de golpe, con su enorme pata a unos centímetros de la cabeza de Corín, en cuanto escuchó un grito de Meowscarada. Koraidon le miró mientras el gato daba sus característicos maullidos, Corín y Cass no entendieron nada de lo que estaba diciéndole a Koraidon pero, fuera lo que fuera, fue suficiente como para que éste les lanzara una última mirada de muerte, deteniéndose un momento de rugirle a Cass en su cara antes de irse a toda prisa con Meowscarada corriendo a su lado para, al momento de llegar al borde del estadio de la academia, desplegar sus alas y alzar el vuelo, esta vez con Meowscarada montando sobre su lomo y desapareciendo en algún punto de la lejanía.
El chico miró a la lejanía, aun con el miedo dentro de él, la confusión y el shock de todo lo que había pasado en los últimos minutos ¿cómo...había pasado todo aquello?
-Cass...-susurró Corín, atrayendo la atención de Cass que, una vez mas, al conectar sus ojos con los de ella se sintió temblar.-¿Qué has hecho...?
Aquellas palabras fueron catalizadores para que, al fin, Cass asimilara lo que había pasado. El pánico comenzó a fluir, empezó a negar con la cabeza, intentando rechazar lo que acababa de pasar, y lágrimas salieron de sus ojos hasta caer por sus mejillas sin control.
La había jodido...
CONTINUARÁ.
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