Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

No poder dejar ir

El agua caliente se deslizaba suave y cálido por cada parte de su cuerpo, llevándose consigo cada rastro del jabón que había utilizado hace unos minutos. Mantenía la cabeza alzada, dejando que el agua cayera directamente en su cara mientras pasaba sus manos por su cabello que se le pegaba a la piel del cuello, una deliciosa sensación que relajaba cada musculo de su cuerpo.

Entonces sintió dos manos que empezaron acariciarle los costados y unos labios comenzaron una seguidilla de suaves besos que recorrían su hombro y el cuello.

Cass rió, sintiendo el placer y las cosquillas que aquellas caricias le ocasionaban, y, complacido por las atenciones, se dio la vuelta para recibir los besos de su acompañante en los labios. 

El agua continuó cayendo sobre ambos cuerpos y el vapor dejaba una densa niebla que dificultaba la visión, pero lejos de molestar, aquello les daba una mayor sensación intimidad, envalentonándose para aumentar la intensidad de su juego. Cass movió a su pareja para dejarlo contra la pared, tomando control de la situación, antes de volver a juntar sus bocas, tomando el dominio. Un beso mas hambriento y demandante se hizo presente entre ellos, las caricias también comenzaron a ser mas descaradas, algunas risas se escapaban de entre beso y beso, pero cuando las cosas comenzaron a caldearse de verdad Cass fue el que terminó con un pequeño mordisco en los labios ajenos.

-Para, estamos en casa de mis abuelos.-susurró sin poder evitar que la risa se le escapara de sus labios, abriendo los ojos para contemplar los de su acompañante, cuyo color cielo le devolvían la mirada con brillo travieso.

-Lo siento, tienes razón, supongo que me dejé llevar.-rio divertido el chico en cuestión pero aprovechando el momento de darle un beso rápido a Cass en los labios antes de separarse por completo de él.

-¡Aoi!-rio Cass mientras el chico escapaba de él para tomar una toalla y sacarse su cabello blanco como la nieve.

-Vamos, Cass, estoy emocionado ¡nunca he ido a un festival de máscaras en otra región! Y además, es el sitio donde vive tu familia ¡estoy bastante nervioso!

Cass sacudió la cabeza divertido mientras también salía de la ducha, tomando su propia toalla para secar su cabello.

-Ya te dije que te quedaras tranquilo, les has gustado, si no, no te habrían dejado pasar la noche en nuestra casa, y menos dejarían que durmieras conmigo en mi habitación.

-No sabría decirte, tu hermana parece que me odia.

-Oh, Corín odia a todo el mundo de primeras, luego, con un poco de suerte, te tolerará-se encogió de hombros, aunque una parte de él sabía que eso sería una esperanza inútil por la forma en que vio como Corín miró a Aoi en cuanto lo presentó.

-¿Solo me tolerará?

-No le quedará mas remedio, no tienes que gustarle a ella, mientras me gustes a mi, no tiene nada que decir.-susurró con un tono de voz coqueto, haciendo que Aoi arqueara una ceja, devolviéndole la sonrisa.

-¿Y hasta dónde te gusto?

-Mucho.

-¿Cuánto es mucho...?

-Lo suficiente para tener una cita contigo en mi festividad favorita, en mi tierra y presentarte a mi familia.-contestó, esta vez acercándose a Aoi.

-Hmmm, me gusta como se oye eso. Suena a que te gusto un montón.-susurró Aoi en tono provocador, esperando gustoso la cercanía de Cass antes de que él volviera a reclamar sus labios.-Mmh ¿no habías dicho que no debemos hacer esto en casa de tus abuelos?

-Creo que no pasará nada por uno o dos besos a puerta cerrada...

Con una risita, Aoi volvió acercarse a para besarlo y Cass ya cerraba los ojos para recibirlo.

¡PAM! ¡PAM!

El sonido de la puerta del baño siendo golpeada con fuerza sacó por completo a los dos chicos de su ensoñación, evitando que el contacto se llevase a cabo.

-¡Cass! ¡Haz el maldito favor de terminar de una vez ahí dentro!-gritó Corín desde afuera con tono impaciente y enfadado.

-No me lo puedo creer...-gruñó Cass rodando los ojos con hastío.

-¡Y dile a esa lapa que no se despega de ti que esas cochinadas no se hace en casa de nuestros abuelos!

-¡Corín, déjame en paz!-gritó Cass enrojecido hasta las orejas mientras Aoi, muerto de vergüenza ocultaba su rostro en el hombro de Cass.

-¡Pues date prisa, maldita sea!-exigió Corín con otro golpe en la puerta, y luego escuchando el sonido de sus pasos alejarse.

Con un suspiro, Cass miró de reojo a su pareja, que seguía ocultando su rostro.

-Oye, Aoi, siento eso...

-Pffff ¡eso es lo mas surrealista que he vivido!-reía Aoi contra su hombro ante la vergonzosa y divertida situación.-Entonces ¿sigo teniendo posibilidades de que Corín me "tolere"?

-No, siento decirte ahora te odia mas que nunca-devolvió la sonrisa, aliviado de que se tomara tan bien aquel corte de rollo.

-¡Que pena! Pero como bien es dicho, con gustarte a ti me basta...-dijo dándole un rápido beso en los labios antes de separarse de él.-Tu termina aquí, yo saldré primero y me vestiré. Te esperaré en el salón con tus abuelos para irnos juntos. Ni en broma me quedo ahora a solas con tu hermana.

Cass se despidió con la mano antes de verle abrir la puerta y desaparecer por ella. Aprovecho el hecho de volver a quedarse a solas para terminar de asearse y luego vestirse con el jinbei, se tomó su tiempo de mirarse en el espejo del baño, intentando decidirse cómo recogerse el pelo para que le favoreciera con el nuevo jinbei que su abuela había confeccionado para él. Ahora tenía el pelo un poco mas largo que el año pasado, por lo que podría jugar un poco con el tipo de recogido que podría hacerse. Empezó con lo más sencillo, una cola de caballo, pero nada mas verse en el espejo, un escalofrío recorrió su cuerpo y lo descartó enseguida, volviendo hacer que su cabello cayera por su cuello y parte de su rostro. Intentó probar otros estilos, pero al final, se hizo un recogido usando pinzas que le despejaran el rostro, pero permitieran a su cabello caer por el cuello. No quería hacer esperar demasiado a Aoi.

Una vez acabó, Cass se dispuso a salir, preparándose mentalmente para el regaño que le iba a caer por parte de su hermana una vez pusiera un pie fuera. Pero cuando salió, se sorprendió cuando a a quién encontró fue a su abuelo, que parecía estar esperándolo.

Nevesio miró de arriba abajo a su nieto, sonriendo complacido ante lo bien que le quedaba el jinbei que su bella esposa había confeccionado para él, uno de color negro con estampados rojos con forma de la máscara de Ogerpon.

-Mírate, ya eres todo un hombre, mi querido nieto.-suspiró el hombre, un poco entristecido de que su nieto menor, el mas joven de la familia, hubiera crecido tanto. 17 años, sin ir mas lejos ¡era prácticamente un adulto!

-¡Abuelo! Vas hacer que me sonroje.-rio nervioso el chico-Bueno, ahora te toca ser sincero conmigo ¿Qué te parece Aoi?

El abuelo sonrió, asintiendo.

-Es un buen chico, y mientras te haga feliz, él me parecerá bien.

Contento con la respuesta de su abuelo, Cass le dio un beso en la mejilla antes de ir hacia la sala, sin darse cuenta que al alejarse, el anciano iba borrando su sonrisa. La felicidad de sus nietos siempre era importante para él y para su mujer, sin embargo, Nevesio conocía muy bien a su nieto. Aoi le hacía disfrutar y le alegraba los días, lo hacía estar contento. Pero estar contento no era sinónimo de ser feliz.

Al llegar a al salón, Cass entró dispuesto anunciarle a su chico que podían irse, pero su paso se detuvo en seco y una sensación gélida le recorrió las venas en cuanto vio a Aoi, vestido con un bonito jinbei azul claro como el cielo, sentado frente a su abuela, Heladia, en la mesa que había en el centro de la sala, mientras él sostenía un jinbei turquesa muy familiar. Cruzó miradas con su abuela, preguntándole el motivo por el que Aoi tenía eso entre sus manos, pero la pobre anciana negó con la cabeza, respondiéndole que ella no tenia nada que ver con eso.

-¡Hey, Cass, ya estás aquí!-saludó Aoi despegando la vista del yukata que tenia entre sus manos.-Tu abuela me estaba enseñando su colección de yukatas ¡es muy talentosa! ¡Habría que verte con esto puesto cuando eras pequeño! ¡Que mono debías estar!

-Eso...es un jinbei mixto, jovencito.-corrigió Heladia, con expresión de apuro, intentando discretamente alcanzarlo para volver a guardarlo.

-Oh ¿es de Corín entonces? Cuesta pensar que ella hubiera sido tan pequeña alguna vez-se sorprendió Aoi acercando el jinbei mas a él para contemplarlo mejor, frustrando el intento de la anciana de recuperarlo.

Entonces, como si su cuerpo se moviera solo y apenas sin decir nada, Cass le arrebató el jinbei de las manos. Con los ojos desconcertados de Aoi siguiéndolo, Cass volvió a doblar la prenda antes de meterlo en el armario que había al fondo del salón. Una vez hecho. y cerrando la puerta del armario con cierta brusquedad, volteó a verlo con una radiante sonrisa.

-Solo es un viejo trozo de tela ¿te parece que vayamos hacia el festival?-preguntó Cass.

-Ah...claro, vámonos.-asintió Aoi, desconcertado por aquel raro comportamiento.-Señora, siento mucho si he sido invasivo.

-Oh, querido, no tienes que preocuparte. Corín ha tenido que emocionarse tanto que quería presumir del talento de su abuela.-señaló Heladia, echando una mirada a su nieta que se encontraba cerca de la puerta de salida, apoyando la espalda en la pared mientras veía lo que estaba ocurriendo.

Cass, con una mirada feroz, clavó sus ojos afilados en su hermana que, impasible a la forma en que la miraba, soltó un bufido y rodó los ojos sin variar su postura.

¡¿Qué narices había pretendido hacer Corín con eso?!

La pareja de ancianos, queriendo darles algo de espacio a los jóvenes, decidieron ir un poco mas tarde al festival de máscaras. Aunque el viaje de ida al centro cultural fue incómodo debido al mal humor de Cass, la confusión de Aoi, y el extraño silencio de Corín, al llegar, el ambiente colorido, aromas y luces parecieron suavizar un poco los ánimos, en especial cuando Aoi, con una mirada brillante, no podía decidir qué puestos visitar primero.

-Arceus ¡todo huele tan bien! ¿Dónde ir primero? ¿Compro fideos...? ¡No! ¡Una máscara de Pipplup! No, no, no ¡mejor veo si puedo ganar un peluche de Dragonite para mi hermano menor!-exclamó Aoi totalmente fascinado por lo que veía, queriendo ir a todos los sitios a la vez, adelantándose para ver si lograba su objetivo.

Momento que Cass aprovechó para tomar a su hermana del brazo y mirarla con una expresión dura.

-¿A qué ha venido lo de antes?

-¿A que te refieres con eso, enano?

-No me llames así, Corín, y sabes bien a lo que me refiero.-gruñó Cass, furioso hasta el punto de apretar los dientes.

-Hasta donde yo sé, no es ningún crimen enseñar las obras que es capaz de crear nuestra abuela, ya sabes ¡esa es muy talentosa, como ha dicho Aoi!.-se encogió de hombros, con un tono de burla al final de la frase.

-¿Y pretendes que me crea eso cuando está mas que claro que no tragas a Aoi?-siseó

-No sé qué quieres que te diga...

-Que me digas la verdad ¡¿por qué le has tenido que enseñar el jinbei de Juliana?!

Corín lo miró fijamente durante unos segundos, antes de responder.

-Ese jinbei no es de Juliana. Como bien has dicho, es un viejo trozo de tela, un viejo trozo de tela que tanto tu como yo hemos usado en los festivales de máscaras antes de que ella llegara.

-No me vengas con esas, Corín, nosotros se lo dimos y ella se lo llevó a Paldea ¡es suyo!

-Se lo dimos pero ella también nos lo devolvió ¿recuerdas?-contraatacó, viendo como a su hermano se le descomponía la expresión.

La misma expresión que Corín recordaba haberle visto hacer cuando, hace dos años, la familia recibió por correo un paquete de Paldea que contenía el mismo jinbei que había llevado Juliana durante el festival de las máscaras pero que nunca había devuelto hasta ese momento. La expresión que tenía su hermano con aquella prenda en sus brazos no podía leerse de otra manera que la de alguien a quien le habían roto el corazón.

-¿Y pretendes arruinar la visita de Aoi con eso? ¿Tan mal te cae como para jugar así de sucio?

-¿Cómo un jinbei va a poder arruinar eso, enano? No significa nada para él-cuestionó de vuelta Corín cruzándose de brazos, dejando a Cass sin saber cómo responder a eso-Pero ambos sabemos que si significa algo para alguien, es para ti.

-¿Por qué narices me haces esto, Corín...?-preguntó entonces, con la angustia instalándose en su garganta.-Estoy aquí porque quería pasarlo bien con Aoi ¿por qué eso supone tanta molestia para ti?

-Me da igual cuantas parejas te eches, Cass, yo seré la primera en felicitarte por eso pero en lo que no voy a participar es que lo lleves tan lejos como para involucrarlos con nuestra familia.

-¿Qué quieres decir con eso...? ¿Ahora te molesta que presente a mi pareja a nuestra familia?

-Me molesta porque traes a la casa de nuestros abuelos a un chico con el que solo llevas cuatro meses saliendo y que solo ha venido a la Academia Arándano para seis meses ¿Para qué, Cass? ¿Para qué involucrarlo con nosotros cuando tu y yo sabemos que tan pronto él vuelva a su casa, vuestra relación habrá terminado?

Molesto, porque eso era verdad, se apresuró en contraatacar:

-¿Y eso te parece un motivo para hacerme esto? ¡Con Juliana no pusiste trabas cuando la trajimos a casa de nuestros abuelos!

-¡Juliana no era tu novia, idiota!-exclamó Corín, dándose cuenta pronto que aquella verdad le escoció a su hermano pero, ya incapaz de detenerse, continuó.-Tampoco era la mía. Ella solo era una chica que vino de campamento con sus compañeros y que se hizo nuestra amiga, le ofrecimos hospitalidad para que conociera nuestro festival local y nuestra tierra, una chica que solo se quedó ¿cuanto? ¿una o dos semanas? ¿De verdad pretendes que eso sea lo mismo que en este caso con Aoi, que lo has presentado formalmente como tu novio y que te lo has traído de nuestra escuela?

Ofuscado, Cass sacudió la cabeza, aguantando las ganas de golpear algo, pero no quería causar una escena delante de tanta gente y mucho menos delante de Aoi ¡se suponía que era un día para pasarlo bien! Pero su hermana, como siempre, tenía que encontrar la manera de arruinarle los planes.

Y lo peor es que no podía echarle en cara que no tenía razón. Aoi le gustaba mucho y se lo había pasado muy bien con él el tiempo que llevaban saliendo, pero una cosa es verdad y es que su relación no iba a ninguna parte y eso Cass lo sabía desde el momento en que le propuso salir. Si, presentarlo a sus abuelos como su pareja había sido un mal movimiento de su parte, sabiendo la importancia que implicaba presentar una pareja a la familia, en especial, a los mas mayores. Fue una tontería por su parte, pero le apetecía mucho volver a disfrutar del festival de máscaras de su querida Villa Versui y, al mismo tiempo, aprovechar el tiempo que le quedaba con Aoi, por ello hizo la locura de llevárselo con él a Noroteo. Sabiendo que una vez Aoi regrese a su región de origen, irían perdiendo el contacto hasta desaparecer por completo, y Cass tampoco estaba dispuesto a mantener una relación a distancia. 

-Puede que tengas razón y que haya sido un error traerlo aquí, pero ya está hecho y daré las disculpas necesarias después, pero ahora me gustaría poder pasarlo bien con la persona que está ahora conmigo ¿o eso también está mal...?

-Lo creas o no, intento ayudarte, enano, porque aunque estoy de acuerdo que no está mal que tengas a alguien con quién pasarlo bien, lo que si está mal es que los utilices a ellos, y de paso también nos uses a nosotros, para enterrar aquello que tu y yo sabemos.

Cass, sin poder evitarlo, le dio un empujón a Corín. Ella, sorprendida, casi cayó al suelo de no ser que pudo recuperar el equilibrio y miró a su hermano con incredulidad ¿en serio su hermano la acababa de empujar?

-Metete en tus asuntos, Corín, ser mi hermana no te da derecho a meterte en los míos, y si vuelves hacer algo semejante ¡tu y yo tendremos un problema!-advirtió furioso antes de darse la vuelta e irse a buscar a Aoi, dejando atrás a Corín con expresión consternada y derrotada.

Cass tuvo que tomarse unos minutos para calmarse y tratar de encontrar a Aoi entre toda aquella gente ¡la verdad es que este año el festival se había llenado mas que de costumbre! Se preguntó si el incidente con los Compatrones había sido el causante de ese resultado. Arceus ¡estaba tan enfadado con Corín! Siempre metiéndose donde no la llamaban e interponiéndose en sus asuntos, siempre sacando a colación el mismo tema como si él no pudiera vivir por si mismo. 

Había mejorado mucho desde el fatídico día. Poco a poco había conseguido que su vida en la academia volvía a ser normal, no a ser lo de antes, pero si a tener una vida normal de cualquier estudiante. Había conseguido hacer algunos amigos. Había recuperado su licencia como entrenador el año pasado. Estaba estudiando para acceder a la carrera universitaria que le gustaba. Incluso ahora estaba feliz en una relación con un buen chico que, aunque era temporal, le estaba aportado bienestar ¿Por qué entonces Corín tenía que llegar y estropearlo todo volviendo a poner el pasado sobre la mesa cuando ya había quedado atrás?

Alzó la cabeza, intentando encontrar al chico y olvidarse de la desagradable discusión que había tenido con Corín, pudiendo verlo de lejos hablando con el vendedor de las máscaras. Mas relajado por haberlo localizado, Cass empezó a caminar para ir a su encuentro, dispuesto a pasarlo bien y a enseñarle muchas cosas del festival.

Hasta que algo de color verde brillante fue captado por el rabillo de su ojo y le hizo detenerse en seco.

Volteó a mirar, y al hacerlo, el corazón le dio un vuelco cuando, a lo lejos, pudo ver una silueta familiar que caminaba despacio, vestido con una capa y capucha hechas de hojas y plantas cubriendo un cuerpo orondo, con unas largas y delgadas patas de madera...y un gran garrote que iba arrastrando por el suelo.

Cass sintió que se le resecaba la garganta.

¡¿Ogerpon?!

Sin pensarlo dos veces y olvidándose de todo lo demás, Cass echo a correr, siguiendo al Pokémon que se alejaba del bullicio del festival, al parecer, dirigiéndose hacia Villa Versui.

Cass corrió detrás de ella todo lo rápido que le permitieron las piernas, llegando incluso a perder su máscara del ogro en algún punto del camino, algo que ni siquiera le importó, intentando por todos los medios no perder de vista al Pokémon, sin embargo, a pesar de que ella iba a un paso lento, parecía que le llevaba mucha delantera, hasta el punto en que Cass la perdió de vista varias veces antes de volver a localizarla a los minutos y reanudar la persecución.

Hasta que finalmente la vio girar la esquina del Bazar Meloc.

Cass apretó el paso, intentando alcanzarla, pero una vez giró la esquina, se encontró con la soledad. La calle oscura, la tienda cerrada por el festival, el ruido a lo lejos, pero aquí solo un espacio vacío, sombrío, sin vida, como si solo los fantasmas pudieran estar ahí en ese momento.

Ogerpon había desaparecido...

"Pero ¿siquiera ha estado ahí de verdad?"

Apretó los puños ante aquel pensamiento intrusivo. 

"Ogerpon no puede estar aquí."

Cass se mordió el labio inferior.

"Por supuesto que no puede estar aquí, ella está lejos. Está en Paldea. Con ella."

De repente su cuerpo empezó a temblar, los ojos le escocieron y un nudo en la garganta le dificultaron la respiración mas que la carrera que había tenido hace unos minutos.

Juliana no está aquí y no volverá a pasar otro festival de máscaras conmigo.

Con esa realidad golpeándole, Cass bajó la cabeza, con los cabellos tapando sus ojos y dejando ver sus dientes apretados con fuerza, mientras un rió de lagrimas comenzaba a fluir por sus mejillas y se perdían en algún punto del suelo, su lamento perdiéndose en la oscuridad, mientras los gritos de alegría seguían resonando en el festival.

/*/*/*/*/*/*/*/*/

Cass estaba enfadado. Muy enfadado.

Pero, sobre todo, estaba frustrado ¡nada estaba saliendo como quería!

Ya hacía unos días que había llegado a la Academia Naranja, varios en las que, al fin, había vuelto a ver a Juliana después de siete años de no verla.

Bien, no había sido el reencuentro mas bonito de todos los tiempos, pero la verdad es que no había sido el peor escenario que Cass había llegado a recrear en su cabeza. Y lo bueno de eso es que pudo estar seguro de una cosa y es que Juliana no le odiaba como había temido pero la parte mala es que ella si que era renuente a estar en su compañía.

¡Y se lo estaba dejando claro al mantenerse alejada de él todo lo posible como si se tratara de la peste!

Apenas pudo cruzar dos palabras con ella cuando se fueron juntos a desayunar con sus amigos, y para colmo ni siquiera se sentaron a comer juntos. Juliana se había ido a sentar entre Noa y Damián, mientras que Mencía estaba sentada delante de ella, un movimiento deliberado por su parte para estar rodeada por sus amigos, por lo que a Cass le tocó tomar asiento al lado de Mencía, era lo mas que podía estar de sentarse cerca de Juliana.

Siendo Cass de naturaleza tímida, se dedicó mas a escuchar que ha participar en las conversaciones que el grupo de amigos estaban teniendo, no podía negar que esa parte de si mismo le daba mas trabajo estar en ambientes sociales. Juliana era la única a la que conocía, no se habían visto en mucho tiempo y la última vez que se vieron fue una auténtica tragedia. Pero era una buena oportunidad de simplemente observar la situación y analizar cuales eran sus posibilidades de volver a ser cercano a Juliana.

Mencía acaparó gran parte de la conversación, haciendo todo tipo de preguntas con respecto a la expedición que habían hecho Damián y Juliana, que, siendo honestos, apenas pudieron contestar o fueron interrumpidos a mitad de frase. Damián era el que mas batalla intentaba presentar ante Mencía que, como ya había aprendido Cass para este punto, era una loca de los combates, no solo de Pokémon, de batallas en general...así que el que Damián intentara llevarle el ritmo, pues se lo tomó muy personal.

Durante el desayuno, Cass aprovechó que estaba en un segundo plano para observar a Juliana, y esperaba que ella también le devolviera la mirada, buscando de nuevo aquella conexión que habían tenido en el aula de Hogar. Juliana, por su parte, parecía esforzarse en no hacer contacto visual, intentando concentrarse en compartir su helado con Noa o Damián, y regañando a Mencía cuando le robaba un bocado. Pero Cass pudo ver que, en ocasiones, ella le devolvía la mirada por un segundo antes de volver apartarla. Eso le gustaba, la sensación de no serle indiferente era mas placentera de lo que habría esperado.

Pero todo acabó luego de ese desayuno, Juliana le dedicó algunas palabras mas, consejos sobre cómo moverse por la academia o sitios de interés que podría visitar, quedándose en el papel de tratarle como si solo fuera uno de sus fans, incluso se tomaron una foto juntos, pero en cuanto se separaron ya fue misión imposible volver a  juntarse y Cass rabiaba con eso.

Él estaba metido en la organización de la expedición al Área Cero, mientras que Juliana parecía tener su propia agenda aparte, una que al parecer era incompatible para hacerlos coincidir incluso en la cafetería. Cass había intentado provocar los encuentros ¡pero la Academia era enorme! Y una vez se separó de Juliana la primera vez, ya no fue capaz de saber dónde buscarla mas allá de esperarla en la cafetería o en el Área Recreativa cuando estaba teniendo alguna batalla (la mayoría de ellas con Mencía, por cierto ¿en serio esa mujer nunca se cansaba?). Si al menos supiera dónde quedaba su habitación...

-¿Hasta cuando piensas seguir poniendo esa desagradable expresión de Poochyena rabioso?-preguntó alguien a su lado que le hizo tener un sobresalto y, al mirar, se encontró con la dura expresión de Noa, que sostenía algunos papeles entre sus manos.

-Lo siento, estaba pensando en algunas cosas...-se excusó.

-¿Alguno de ellos tienen que ver con el Área Cero?

-Tal vez...-contestó mirándola de reojo pero encontrando aquello como una buena oportunidad para preguntar.-De hecho, hay algunas preguntas que me gustaría hacerte.

Noa arqueó una ceja, con una expresión de intriga y desconfianza, no es que le hiciera mucha ilusión compartir demasiado tiempo con aquel tipo, pero viendo que aquello parecía tener que ver con el trabajo, dejó escapar un suspiro antes de tomar asiento enfrente de Cass.

-Muy bien, tú dirás...

-Bien, según lo que me dijo la profesora Brie, Mencía y tu estuvisteis en el Área Cero hace algunos años.

Ante esta mención, Noa entrecerró los ojos, casi como si se hubiera puesto alerta y preparando para soltar algo desagradable si lo próximo que fuera a escuchar no fuera de su agrado.

-Si, eso es correcto.-contestó lentamente, con un tono de advertencia.

-Mencía y tu eráis todavía solo unas adolescentes cuando os adentrasteis ahí abajo, y mientras que Mencía ya tenía su titulo de campeona, tu en ese momento solo eras una estudiante más de la Academia Naranja, y ninguna de las dos contaba con el permiso de la Liga Pokémon para ir, así que ¿Qué es lo que os picó para ir allí abajo? 

Noa soltó una pequeña risa sarcástica.

-¿Nunca has hecho tonterías cuando eras un adolescente?-preguntó ella encogiéndose de hombros, como si se sorprendiera que no Cass no pudiera deducir algo tan obvio.-No llevas mucho tiempo aquí, pero creo que ya te has dado cuenta de cómo es Mencía y hasta donde llega su obsesión por los combates Pokémon.

-Si, ya me he podido hacer una idea...-susurró Cass entrelazando los dedos y apoyando los codos en la mesa, mirando fijamente a Noa, como si la retara con la mirada.-¿Me dirás que eso tiene que ver con vuestra...tontería de adolescente?

-El cuento es corto; Mencía se obsesionó con ir al fondo del Foso de Paldea luego de llevar tanto tiempo escuchando que ahí abajo se encontraban Pokémon salvajes excepcionalmente raros y, sobretodo fuertes, tal y como a ella le gustan ¿No la crees capaz de hacer la locura de ir allí solo porque le apetecía luchar contra Pokémon fuertes?

-¿Y qué hay de ti entonces, Noa?-preguntó Cass, clavando sus ojos dorados en ella.

-¿Yo...? Solo fui la tonta que se dejó arrastrar por la loca de su amiga.-se rió, volviendo a encogerse de hombros.-Mencía estaba convencida que una experiencia así nos uniría mas, y cuando quise darme cuenta ya me encontraba atrapada con ella en lo mas profundo del Área Cero.

-Que interesante.-susurró Cass, sin embargo, su comentario sonaba mas bien a que no se creía nada de lo que le estaba contando, sobre todo porque Cass contaba con cierta información-Y dime ¿Qué fue lo que encontrasteis ahí abajo?

-Los famosos Pokémon Paradox que tanto se han escuchado, Pokémon de aspecto primitivo que no se parecen en nada a lo que nunca he conocido. Y también algunas unidades de observación que los investigadores del equipo que la Profesora Albora dirigía.

Bingo...

-Curioso que menciones a la profesora Albora ¿no era ella la madre de tu amigo Damián?

Ante la mención de su amigo, Noa se puso tensa y sus ojos volvieron a tornar una expresión desconfiada.

-Veo que has hecho los deberes, Cass, pero si has hablado con el director Clavel entonces tienes que saber la respuesta.

Él asintió.

-La Profesora Albora era una gran eminencia en su campo, el director Clavel tenía mucho aprecio por su persona, y en su tiempo fue una de las alumnas mas brillantes de la Academia Naranja-comentó Cass, tomando una hoja de papel y ondearlo con pereza en el aire.-Teniendo a alguien así como madre, es posible que la vida de Damián no podía ser muy fácil.

-Eso no tiene nada que ver con lo que has preguntado.

-Tiene todo que ver...porque Mencía y tu fuisteis al Área Cero, donde estaba el centro de investigación donde investigaba la profesora Albora ¿De verdad no puedo pensar que quizá a Damián no le hiciera mucha gracia que fuerais al lugar donde trabajaba su madre sin él?

-Damián no sabía que estábamos en el Área Cero, todo fue una decisión precipitada de Mencía en el que me vi arrastrada. Te habrás dado cuenta pero Damián no es un hombre dado a la aventura mas allá de la búsqueda de los ingredientes perfectos para cualquier receta que se le ocurra.

-Ni tu tampoco lo eres, Noa, que por lo que sé, ya tenías a la gente de la Liga Pokémon encima de ti por haber hackeado sus puntos de liga para...¿una especie de operación secreta?

Esta vez Noa si se tensó los hombros ¿Cuánto sabía este idiota? Miró aquellos ojos dorados, intensos como los de un Pokémon reptil a punto de abalanzarse sobre su presa y, enseguida, se sintió intimidada por ellos. Este tipo era un peligro, y si le dejaba hondar demasiado, les metería en problemas.

-Las preguntas se han terminado.

-Noa...

-He dicho que se han terminado, ya es tarde y he perdido el interés en esta conversación. Si me disculpas, volveré a mi dormitorio, seguiremos con esto otro día.

Sin esperarse a que dijera nada, Noa recogió todas sus pertenencias antes de salir prácticamente corriendo de allí, como si estuviera huyendo de un depredador, dejando a Cass en aquella solitaria biblioteca, con el sonido chisporroteante de la chimenea como ruido de fondo.

Cass suspiró agotado una vez Noa desapareció de su vista, y tuvo que regañarse así mismo por presionarla demasiado, como sospechaba, si bien Noa era una estratega competente, no se le daba bien la confrontación directa, ella tenía pinta de ser mas del tipo que daba las órdenes en las sombras, y no estar en primera línea de batalla. Pero al menos, esta conversación con ella le había empezado a esclarecer algunas cosas, y es que era obvio que Mencía y Noa no habían ido solas al Área Cero.

Miró la hora, era tarde pero todavía no tenía sueño, quizá aun podría aprovechar para adelantar algo de trabajo. Se levantó de la silla con sus papeles, y fue a acomodarse a los sillones de terciopelo naranja que se encontraban cerca de la chimenea y siguió revisando los apuntes que tenía mientras repasaba mentalmente su reciente conversación con Noa.

La posibilidad de que Damián también hubiera ido simplemente porque el laboratorio de su madre se encontraba en las profundidades del Foso, era algo que Cass había dejado sobre la mesa solo para ver la reacción de Noa, y parecía dar resultado. No era en absoluto una confirmación, pero era fácil acertar si decía que Damián había ido con ellas al Área Cero.

Lo que no encontraba era el motivo por el que los tres tenían que ir allí abajo. Damián podía tener motivos personales, pero las otras dos no veía sentido que lo hicieran por mas que fuera convincente la supuesta motivación de Mencía de enfrentarse a Pokémon fuertes, porque si bien Mencía era una completa fanática de los combates, Cass había podido darse cuenta de que tenía una fuerte predilección por las batallas contra otros entrenadores, con Pokémon criados y entrenados por personas, y no tanto por los Pokémon salvajes. A Mencía no se le habría ocurrido por si misma de ir al Área Cero, y mucho menos arrastrar a alguien como Noa con ella, solo para luchar contra Pokémon salvajes, no cuando había muchos entrenadores fuertes en la superficie mucho mas a su alcance.

-Entonces ¿por qué esos tres querrían ir allí...?-se cuestionó a si mismo.

Los tres entrenadores eran muy diferente entre ellos, con diferentes tendencias, comportamientos y personalidades ¿Qué era lo que uniría a esos tres para acabar yendo juntos a un sitio tan peligroso sin el permiso de la Liga Pokémon?

-Juliana...

Su nombre salió como por inercia entre sus labios, casi sorprendiéndose a si mismo de haber hecho relación. Por un segundo quiso sacudir la cabeza, negando esa posibilidad, aunque Juliana tuviera la tendencia de meterse en todos los problemas del mundo y salir ilesa, meterse en el Foso de Paldea era demasiado incluso para ella. Es más ¿por qué siquiera ella iría...?

Entonces la imagen del enorme Koraidon vino a su cabeza.

Con cierta premura al pensar que estaba cerca de una pista, rebuscó entre los papeles que tenía ahora repartidos por el sofá, encontrando el documento en donde aparecía el informe de las investigaciones de la profesora Albora. Una lista de los Pokémon Paradox que habían pasado por sus investigaciones, incluyendo uno que destacaba entre los demás; Reyalado.

El mayor éxito de la profesora Albora de traer a nuestro mundo esos Pokémon Paradox, su gran orgullo y alegría. Un Pokémon que contaba con todos los requisitos para ser un excelente combatiente que habría gobernado al resto de criaturas en su tiempo con un cuerpo que estaba perfectamente adaptado a cualquier medio, sea mar, aire, caminos rocosos, el rey de los Pokémon Paradox. Un ancestro de Cyclizar...

Aquello le hizo recordar que Juliana tenía un Cyclizar, al cual ella le puso de nombre Genzaidon...

Koraidon y Genzaidon...

El pasado y el presente.

Cass quiso reír de incredulidad por no haber podido darse cuenta de ese detalle. Cuando conoció a Juliana, ella ya tenía a Koraidon consigo, para él fue sorprendente conocer a un Pokémon tan genial que nunca antes había visto pero después jamás se preguntó porqué nunca se había vuelto a encontrar a otro Koraidon con otra persona o en estado salvaje.

Porque Koraidon, o Reyalado como sería en realidad, había desaparecido hacía mucho tiempo y, en su lugar, los sitios dónde había gobernado como el rey estaba ahora ocupado por sus descendientes, los Cyclizar.

Koraidon era uno de esos Pokémon Paradox, vinculado al Foso de Paldea, a la profesora Albora. Eso hacía que Juliana tuviera un motivo para ir ahí abajo si sentía un mínimo de curiosidad por la procedencia del Pokémon que la acompañaba. Puede que tuvieras mas de un motivo que relacionasen a Koraidon con el Área Cero...¿puede que los teracristales?

Sin embargo ¿Cómo Koraidon, con lo valioso que era para Albora, había acabado en las manos de Juliana?

Entonces el sonido de pasos captó la atención de Cass, que despegó la vista de los papeles, desconcertado de que hubiera alguien a esas horas rondando por la biblioteca.

Casi se atragantó con su propio oxigeno cuando vio que de las escaleras aparecía una cabeza azulada que conocía tan bien.

¡¿Juliana?!

CONTINUARÁ.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro