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Medias Verdades

-Cass ¡auch! Cass, por favor, para un momento ¡Cass!-exclamó Juliana intentando que Cass se detuviera porque llevaba un par de ocasiones en que casi se cae al suelo de lo mucho que estaba tirando de ella.

Ambos estaban pasando por la plaza central de Ciudad Meseta, una de las zonas mas concurridas de la ciudad por su zona de juegos para los niños y la cantidad de tiendas y cafeterías repartidas por la zona. Sin duda era la mejor zona si se quería encontrar un buen sitio para comer o ropa bonita, pero Juliana sabía que ahora mismo Cass no tenia la comida o comprar ropa en la cabeza.

-¡Cass! ¡Escúchame!-dijo Juliana clavando los talones en el suelo, consiguiendo suficiente resistencia como para que Cass se desequilibrara un poco ante el repentino parón. 

Desconcertado por un segundo, Cass se dio la vuelta para intentar volver a tirar de ella pero entonces Juliana se aproximó a su cara y al sentir que sus narices prácticamente se rozaban contuvo el aliento.

-¡Para un maldito segundo, Cass!-gruñó justo en su cara, provocando que el chico quedara tieso como un palo y no se moviera del sitio, igual que un cachorro cuya dueña acababa de darle una orden firme. Juliana suspiró.-Vale, bien...gracias, ahora ¿Qué bicho te ha picado? 

Cass dio un par de parpadeos antes de recobrar su expresión de enfado, pero al menos parecía menos ofuscado como para no seguir tirando de ella y caminando sin rumbo. Juliana no sabía qué era lo que Mencía le había dicho, pero desde luego, era algo que le había molestado mucho, incluso para sacarla arrastras de la Academia para...no estaba segura para qué, pero pensó que lo mejor sería ayudar al chico a calmarse.

-Vale...antes has dicho que querías comer algo ¿te apetece ir al Bar Baridad? Es un buen sitio si quieres probar platos típicos de Paldea.-propuso ella con un tono de voz suave, esta vez siendo ella quién tomaba los dedos de él de una manera gentil.

Cass, a pesar de todavía sentía la rabia revolverle el estómago, notar la amabilidad en ese gesto le hizo rebajar bastante la intensidad de sus emociones. Así que dando un resoplido un tanto infantil, asintió. Juliana encontró divertido aquel gesto por su parte, y esta vez ella tiró de él, guiando el camino hacia el local.

En el camino, Cass estuvo callado, solo mirando la manera en que los dedos de Juliana sostenía los suyos. Un gesto que si bien era tierno a simple vista, Cass no podía evitar verlo como una forma que tenía Juliana de ser prudente, de poder soltarse del agarre si sentía que algo fuera a ir mal en algún momento ¿Pasaría algo si Cass se atreviera a tomar su mano? Estuvo tentado hacerlo, pero aun estaba enfadado, y también se sentía inseguro por si eso pudiera incomodar a Juliana.

Llegaron al local, Juliana habló con familiaridad con el dueño, por lo que Cass pudo escuchar, Juliana iba allí a menudo con sus amigos y al negocio le beneficiaba mucho tener a una de las Campeonas de Paldea como clienta recurrente, así que encantados y al ver que estaba acompañada por una cara nueva, se apresuraron en preparar un espacio privado para que pudieran comer tranquilos libres de miradas indiscretas.

Ambos estuvieron mirando la carta por un tiempo mientras que camarero permanecía a su lado para tomarles nota. Al final, por recomendación de la propia Juliana, ambos pidieron una paella como plato principal y una escalivada como entrante. 

-Veo que ser Campeona tiene sus ventajas.-comentó Cass viendo al camarero marcharse con su pedidos, consciente de la atención con la que el personal colmaba a Juliana.

-De ahí la ventaja de alternar entre mi color natural y los tintes.-se encogió ella de hombros-Lo bueno es que ahora estoy con mi aspecto normal, será raro que alguien me reconozca.

-Entonces ¿Por qué nos han sentado aquí?

-Puedes imaginártelo...-dijo ella en tono un poco burlón señalándolos a ambos.

Cass la miró interrogante antes de caer en la cuenta de lo que quería decir y no pudo evitar que un rubor le cubrieran mas mejillas, Juliana, al ver que había entendido, se carcajeó.

Juliana lo había llevado a un local que ella frecuentaba con sus amigos, a él, que era nuevo en la región, que se notaba sus rasgos extranjeros, y que apenas había puesto un pie fuera de la Academia y que no llevaba el uniforme del mismo. 

El dueño pensaba que Juliana estaba teniendo una cita...

Aunque ahora que lo pensaba...¿no era fácil de percibir esto como una cita? Cass sintió que el rubor se intensificaba.

-No te preocupes, no eres el primero al que le pasa.-consoló ella.-Al principio pensaban lo mismo cuando empecé a quedar aquí con Damián, al menos hasta que también nos vieron venir con el grupo al completo.

Cass gruñó por lo bajo ante la mención de Damián.

-Dime una cosa ¿tú y Damián sois algo...?

-¿Por qué te importa algo como eso?-cuestionó ella, extrañada de que precisamente preguntara aquello.

-Por favor, respóndeme...

-No, Damián y yo no somos nada mas que amigos.-contestó ella aunque sabía que no tenía porque estar dándole explicaciones.-Cass si esto es por lo que ha sucedido entre nosotros la otra noche...puedes estar tranquilo, yo no hago esto con mis amigos.

"¿Entonces que soy yo para ti?" Fue la pregunta que tuvo en la punta de la lengua, sin embargo, al ver el cómo Juliana lo miraba se abstuvo. No hacía falta preguntarlo, sabía que su sola expresión hablaba por si misma.

Juliana y él no eran amigos.

Por un lado, Cass estaba bien con eso porque al fin y al cabo su amistad duró aquellas escasas dos semanas que estuvieron juntos en Noroteo, luego Cass pasó a verla como su némesis y después de eso su relación se quedó flotando en el vacío, teniendo solo el recuerdo de un corto periodo de tiempo en que se llevaban bien pero no llegaron a ser amigos íntimos. Una amistad de campamento, de esos que eran efímeros pero que dejan recuerdos para toda la vida. Por otro lado, le dolía saber que no ocupaba ningún sitio en la vida de Juliana, tenia sentido que no lo hiciera, era consciente de ello, pero le dolía de todos modos. Alguna parte de su ser, quizá ese niño tímido que aun vivía en su interior, había albergado la esperanza de haber sido al menos un poco especial para ella para guardarle un sitio en su vida a pesar de los años. Pero así no era como funcionaba la vida.

Después de todo, aunque la consideraba la persona más especial que había conocido en toda su vida, la realidad era que Cass no conocía a Juliana más allá de la superficie. La imagen que tenía de ella en sus recuerdos era mucho más poderosa que la verdadera Juliana, producto de recordarla a través de los ojos de un ingenuo e impresionable niño. Si, era exactamente eso, él era solo un niño cuando la conoció, quedó deslumbrado por ella y prácticamente la consideraba una diosa, una imagen que nada tenía que ver con la mujer normal que tenía ante él, aunque todavía la miraba de una manera especial. Pero él realmente no sabía nada sobre ella más que lo que vio durante el tiempo que estuvieron juntos en el campamento. Ella era la Campeona de Paldea, era estudiante de la Academia Naranja, vivía en Pueblo Cahíz, amaba a los Pokémon y los Pokémon la amaban a ella, y tenía en su poder un Pokémon muy guay que como montura que era un verdadero todoterreno.

Pero hasta hace poco, Cass no sabía quienes eran los amigos de Juliana, no sabía cómo fueron sus inicios como entrenadora, no sabía qué era lo que le gustaba; si le gustaba el frío o el calor, si prefería los días soleados o lluviosos, si tenía preferencia por un tipo específico de Pokémon, si tenía algún pasatiempo, si había algún programa de televisión que le gustaba, qué tipo de música escuchaba, qué tipo de libros le gustaban, cuál era su videojuego favorito. Tampoco sabía cuáles eran sus sueños, a qué aspiraba en su vida. Nada. No conocía en absoluto a la mujer que tenía delante y, sin embargo, había estado pensando en ella desde que era un niño.

Él la miró, tenía el pelo tan corto y azul y sus ojos rasgados y rojizos. Sin duda una imagen totalmente diferente a la que recordaba. Ni siquiera era consciente de que ella se escondía detrás de tintes y lentes de contacto de colores...

Y con todo lo que Mencía le había contado que hicieron en el Foso de Paldea, aún más... Eran cosas que Juliana nunca le contó ni que escuchó de nadie más hasta ahora. Y eso lo hizo temblar, pensando en todo lo que ella tuvo que pasar en ese maldito fos. ¿Para qué y por qué? Qué necesidad...?

-Oye, Cass, no sé que tendrá que ver lo que pasó entre nosotros con lo que sea que te haya dicho Mencía, pero ¿puedes explicarme por qué me has arrastrado fuera de la Academia? ¿Y por qué estabas tan enfadado?

-Mencía me lo ha contado todo...

-¿Eh...?

-Vuestra excursión a lo mas profundo del Área de Cero, lo de los Pokemon Paradox, el otro Koraidon, la muerte de la profesora Albora, la IA que la sustituyó y la máquina del tiempo.

Juliana se quedó mudó mientras poco a poco iba palideciendo conforme Cass iba mencionando todas aquellas cosas.

-Pero...¡¿Cómo Mencía ha podido contarte todo eso?!

-Digamos que no me hizo falta esforzarme para que Mencía interpretara que yo ya sabía todo de antemano para que comenzara contarme vuestro periplo.

Incrédula por aquello, Juliana se tapó la cara con las manos y ahogó un grito de rabia, maldiciendo internamente todo cuanto se le ocurría a Mencía ¡¿Cómo podía hacerles esto?!

-Esto no tenía porque saberlo nadie fuera de nosotros y el director Clavel.

-Así que Clavel también estaba al tanto de esto...-siseó Cass cruzándose de brazos.

Ofuscada porque algo tan importante hubiera sido revelado, Juliana se puso a la defensiva.

-Vale, lo sabes ¿Qué vas hacer ahora? ¿Acusarnos con la Liga Pokémon?

Cass parpadeó confundido. No se esperaba aquello.

-¿Cómo...?

-Por eso estabas así de raro...¿vienes a chantajearme? ¿O es vengarte por lo de la otra noche...?

Ofendido por aquella acusación, Cass gruñó ¿Cómo se atrevía a siquiera insinuar que él...?

-¡¿Por qué clase de monstruo me has tomado, Juliana?!

Al verlo tan libido, Juliana comprendió que había metido la pata ¡No debería haber lanzado una acusación así tan a la ligera!

-Vale, lo siento, me he pasado...-admitió ella bajando su tono de voz y tratando de calmarse a sí misma.-Pero entonces...¿Por qué...?

-¡Maldita sea! Estoy enfadado porque me acabo de enterar de la de veces han estado a punto de matarte ¡por eso!

-Oh, eso...-se sorprendió ella, como si nunca hubiera pensando en algo así.

-¡Nada de "oh, eso", Juliana! ¡Maldita sea!-se alborotó el chico frustrado de que ella parecía darle tan poca importancia.

-No sé qué quieres que te diga...-apenas articulo viendo como Cass parecía volver a enfadarse cada vez mas-En serio ¿Por qué te importa...?

-¡¿Cómo que por qué?! Juliana tu casi...casi...-La voz de Cass tembló, incapaz de terminar la frase, y la imagen de ese día desastroso vino de repente a él. El cuerpo de Juliana yacía en el suelo, sin moverse y él congelado en su lugar sin importar cuánto le gritaba su mente que corriera a su lado. Ahora descubrió que ella pasó por varias situaciones peligrosas antes de eso. ¿Cuántas veces había sido herida...?

-Cass, no todos hemos tenido una hermana mayor que nos cubría las espaldas de pequeños y mucho menos hemos tenido un Biodomo, un entorno controlado, para poder desarrollarnos como entrenadores.-explicó ella viendo como Cass parecía crisparse con las cosas que le venían a su mente.-La mayoría de entrenadores se van de viaje con solo diez años, empezando con un solo Pokémon que está en su primera etapa, que para ese momento él depende de ti mas que tú de él, dichos chicos dejan la seguridad de su casa, a su familia y acaban solos en un mundo de criaturas que luchan por sobrevivir a su día a día...yo he estado en situaciones de riesgo desde el momento en que comencé mi viaje.

Sintió estremecerse ante lo que estaba escuchando, eso era algo que sabía pero de alguna manera nunca había pensado en ello en profundidad, era algo ajeno a él porque en Noroteo el comienzo del entrenador era diferente. Los niños reciben un Pokémon propio a cualquier edad, sin embargo, cuando comienzan su carrera como entrenadores, nunca lo hacen solos ni viajan solos. En Villa Versui un niño será guiado por adultos o niños más experimentados hasta que adquiera la experiencia suficiente para empezar a hacer su camino por su cuenta, y pasarán algunos años antes de que pueda hacer un viaje por su cuenta fuera de Noroteo.

Y justo en ese momento, le vino a la mente una pequeña Juliana, de apenas diez años, sola en el mundo con sólo un pequeño Springatito para protegerla. ¿Cómo era posible que hubieran permitido que una niña estuviera sola ahí fuera? ¿Cuántas veces había estado en peligro y no había nadie que la protegiera? ¿Quién la cuidó cuando se estuvo enferma o salió herida? ¿Dónde se refugiaba cuando llovía o cuando tenía que pasar la noche al aire libre? Cass temblaba solo de imaginar a una chica sola en medio de la nada a punto de ser atacada por cualquier Pokémon salvaje. Eso... era simplemente inaceptable, ¡no podía imaginar que alguien permitiría algo así!

-Cass...¿Es que te has enfadado porque...estas preocupado?-Cass no contestó aquello, sin embargo, pareció haber dado en el clavo.-Oh Cass...

-Sé que no somos amigos.-habló entonces el chico con la mirada baja.-Sé que no puedo pedirte nada, Juliana pero...enterarme de esto de boca de Mencía y no de la tuya...no sé pero me ha sentado como una patada en el estómago. Estuviste en peligro  y yo...

-No habrías podido hacer nada, Cass, todo eso ocurrió antes de que te conociera, y tampoco hubo mucho tiempo ni confianza para que pudiera contarte las cosas que sucedieron durante mis viajes-Juliana pensó también en el tiempo que conoció a Cass, aquel tímido niño de trece años que se escondía detrás de su hermana Corín, si le hubiera contado alguna de sus aterradoras vivencias de cuando acababa de empezar su viaje habría sido demasiado para el impresionable niño, no veía sentido asustarlo contándole aquello solo para presumir-. Y este tema en concreto, es algo que no puedo ir contando por ahí.

-¿Por qué...? ¿Por qué tanto secretismo al respecto?

-Por Damián.

-¿Por Damián...?

-Su madre murió, Cass, llevaba muerta mucho tiempo antes de que nosotros llegáramos a las profundidades del Área Cero, y Damián estuvo hablando y recibiendo indicaciones de una IA que solo tenía la voz y el aspecto de su madre. Si algo como eso saliera a la luz ¿sabes lo que supondría para él? Tendría a toda la Liga Pokémon y a las autoridades encima por si estuviera escondiendo algunas de las investigaciones de la profesora Albora. Cass, estamos hablando de una IA totalmente funcional y una máquina del tiempo que ha sido capaz de traer a Pokémon ya extintos a nuestra época ¡son palabras gigantescas y demasiado pesadas para que cayeran sobre los hombros de Damián solo por ser el hijo de la Profesora Albora y más aun cuando  acababa de enterarse de su muerte!

Cass se hundió en su silla, estremeciéndose al pensar en todas las implicaciones que realmente podrían ocurrir con algo así. No, ni siquiera estaba seguro de ser capaz de imaginar el alcance de las consecuencias que todo esto podría acarrear si esto salía a la luz. Por el amor de Arceus, pobre Damián. Cass ni siquiera podía imaginar por lo que tuvo que pasar ese pobre tipo. No era de extrañar que Juliana se sintiera tan cerca de él si ella fue su principal apoyo en ese difícil momento.

-Entonces ¿Por eso me decías que no me acercara al Área Cero? ¿Por que ahí sigue la máquina del tiempo de la profesora Albora?

-La máquina del tiempo no representa una amenaza, no de momento al menos. La IA era la única que podía activarla y ella se fue.

-¿Entonces hay algo mas ahí abajo que te asusta que encuentre...? ¿Es el otro Koraidon...?

-No es asunto tuyo.

-Juliana...

-He dicho que no es asunto tuyo, Cass.

-Pues lo va a ser, Juliana, porque te recuerdo que si o si voy ir hasta lo mas profundo del Área Cero con la profesora Brie, así que si hay algo que no quieres que encontremos, lo haremos de todos modos.

-Te dije en su momento que si sabías lo que te convenía te mantendrías lejos del Área Cero.

-Estoy aquí como asistente de la maestra Brie, pero no tengo poder de decisión en esto, Juliana. Incluso si decido abandonar, la maestra seguirá haciendo su trabajo sin mí. Puedes pensar que esto te hará ganar tiempo, pero la realidad es que final Brie volverá a contactar con la Academia Arándano para que le envíen a alguien más para ayudarla en mi lugar, una persona que no hará nada por ti si eso significa ir en contra de un profesor en su escuela. ¿Y entonces qué harás?

Juliana apretó los labios dejando salir un suspiro tenso que le dio a Cass la respuesta necesaria; ella no lo sabia.

-Tienes suerte de que me conoces, y sabes que si puedo ayudarte lo voy hacer, pero para eso necesito que confíes en mi.

Juliana entrecerró los ojos, casi queriendo echarse a gruñir de no ser porque justo llegó el camarero a dejar sus pedidos delante de ellos. Ambos mantuvieron expresiones neutrales hasta que el hombre se marchó.

Finalmente, la joven de pelo azul suspiró en rendición.

-No puedo contarte mucho pero lo que si puedo decirte es que sé que lo que estáis buscando en el Área Cero es a Terapagos, y precisamente es a él a quién no quiero que encontréis.

-¿Sabes de Terapagos...?-cuestionó Cass.-Tu...¿por qué sabes de él? 

-Tengo conmigo una copia del libro Escarlata de Eriad, ahí se le habla como el "Tesoro Oculto del Área Cero"

-"Terapagos" es el nombre que la profesora Brie le ha dado al Pokémon y no se ha dicho de manera oficial a nadie fuera de la Academia Arándano ¿Por qué entonces tú sabes eso?

Juliana se encogió en el sitio, al parecer dándose cuenta de que había dado por hecho hasta dónde llegaba el conocimiento de Cass, miró hacia otro lado, buscando alguna excusa.

-¿Esto tiene algo que ver con ese viaje que hiciste a Alola con Damián?

-¿Mencía también te ha dicho eso?-siseó ella, esta vez mas enfadada.

-Si y también me dijo que lo que sea que pasó allí, desde que volvisteis, Damián y tu os habéis estado comportando de manera extraña, no les habéis contado nada de lo que os pasó allí ni a ella ni a Noa y que pasáis demasiadas horas consultando libros. Lo cual se demuestra con los síntomas de falta de sueño que incluso ahora estas mostrando.-señaló Cass directo a las bolsas que había bajo los ojos de Juliana, demostrando que no dormía todas las horas necesarias.

-Y parece que no nos equivocamos al no contarlo, mira con que rapidez va desperdigando los asuntos privados a cualquiera.

Escocido porque ella hubiera dicho que él era "cualquiera", Cass habló.

-Ella solo está preocupada por vosotros, Juliana, es vuestra amiga.

-Una amiga despreocupada que casi nos mete en un lío por haber hablado de más.-siseó ella enfadada.-Precisamente al asistente de la profesora Brie...

-¡Juliana!-llamó él tomándola de la mano en cuanto la vio apretar los puños sobre la mesa. Ella lo miró a los ojos.-¿Qué es lo que te da tanto miedo?

La expresión de Juliana permaneció tensa durante unos segundos, hasta que finalmente dio un suspiro.

-Te lo he dicho, no puedo contártelo todo.

-¿Por que no...?

-Porque me tomarías por una loca...

-¿Acaso puede ser peor que saber de la existencia de una máquina del tiempo, de la llegada de Pokémon primitivos a nuestra época o de un robot con inteligencia artificial tan avanzado que puede comportarse como un humano hasta el punto de ser capaz de sustituir a la persona real?-cuestionó un poco en broma o en serio, ya que todo aquello era difícil de superar.

Pero la mirada sería de Juliana le dijo otra cosa.

-Si, es peor que todo eso...

Cass se quedó callado, tragando saliva al escucharla mientras miles de preguntas venían a su mente que pudieran superar todas las cosas disparatadas que había escuchando de Mencía.

-Juliana...

-Tu solo tienes que saber...que si encontráis a Terapagos la profesora Brie querrá hacerse con él para su investigación, está obsesionada con todo lo que rodea a su ancestro y hará lo que sea para tener a Terapagos en su poder para averiguar todo lo que Eriad no pudo. Y Terapagos es demasiado peligroso para sacarlo del Área Cero, su poder va mas allá de lo que imaginas, Cass. No es un Pokémon que pueda estar en manos de los humanos.

Cass apretó los labios, aun con miles de preguntas en su mente ¿Cómo Juliana sabía con tanta certeza que Terapagos estaba en el Área Cero? Se supone que la información del Libro Escarlata tiene muchos años, Terapagos podría haberse escapado del Foso hace mucho igual que hizo ese Colmilargo ¿Acaso ella lo había visto? Si era así y le asustaba tanto que pudieran encontrarlo ¿Por qué no lo capturaba ella misma y lo mantenía escondido? ¿Y qué tiene eso que ver con lo que ocurrió en Alola?

-Esta bien...-claudicó Cass, pasando su mano por el pelo.-¿Y cual es tu plan entonces? La Liga Pokémon ha dado su consentimiento para poder hacer expediciones al Foso de Paldea, Mencía y Noa están en calidad de vigilantes y guardaespaldas y yo de asistente ¿Cuál es tu plan para impedir que encontremos a Terapagos?

-No lo sé...-admitió ella apoyando su frente en sus manos entrecruzadas, sintiéndose atormentada.-Ni siquiera sé dónde exactamente está Terapagos, sé que está en la parte mas profunda del Foso, pero incluso esa parte profunda es enorme y puede estar oculto en cualquier lado y bajo la forma de uno de los tantos teracristales que hay ahí. Como no sé dónde está, no sé qué haré para detener a la profesora...

Eso llamó su atención. ¿Terapagos podía adoptar la forma de un teracristal? La profesora Brie y él no tenían esa información, ni siquiera estaba seguro de que el libro de Eriad mencionara ese detalle. Pero Juliana lo sabía. Eso significa que si que vio a Terapagos, sin embargo, afirmó que no saber dónde estaba, pero ¿tenía eso sentido? Estuvo tentado de preguntar...

-¿Por qué te preocupas entonces de que vayamos a encontrarlo? Puede que quizá no lo encontremos nunca si el sitio es tan grande y Terapagos puede adoptar la forma de una piedra teracristal cualquiera-preguntó acercando su mano a ella, queriendo trasmitirle algo de paz.

-Porque he visto hasta donde puede llegar la obsesión de alguien para conseguir lo que quiere...

Aquello fue como un golpe directo a la cara de Cass quien de inmediato apartó su mano de ella como si quemara cuando aun ni siquiera la había tocado, Juliana ni siquiera se dio cuenta del cambio de expresión de Cass al estar sumida en sus pensamientos caóticos sobre la profesora y Terapagos. Puede que ni se haya dado cuenta de lo que había dicho o que ni siquiera se estuviera refiriendo a él pero...

Cass volvió a sentirlo, ese niño perpetuamente enfadado que aun vivía en su interior, que ahora se acurrucaba en un rincón a llorar lleno de dolor y pena, y sintió el impulso de disculparse, sin embargo, no lo hizo. Juliana no estaba ahí para tratar ese tema, ella había sido clara que no estaba preparada para tener esa conversación y Cass no se creía con derecho a sacarlo a colación. Sin embargo, como ese niño, también quería llorar de dolor...

-No sé cómo ayudarte...-dijo a duras penas, intentando superar el nudo que se le hizo en la garganta.-...pero haré todo lo que pueda para evitar que la profesora se haga con Terapagos.

Juliana levantó la cabeza, sorprendida de escucharle decir eso.

-¿Lo harás...?

-No soy tu enemigo, Juliana, no es por eso por lo que estoy aquí. Si puedo ayudarte, lo haré, pase lo que pase.

Juliana dio un suspiro, al parecer de alivio al escuchar eso, llegando a mostrar una diminuta sonrisa. Pareció querer decir algo pero Cass pudo darse cuenta de que cambió de opinión en el último.

-Me he dado cuenta de una cosa, Cass.-susurró ella haciendo que el chico alzara la mirada.-Nos conocimos siendo un par de críos pero la verdad es que sabemos poco el uno del otro.

-Si, lo sé-dijo con pesar.

-¿Te apetece que eso cambie...?

Cass alzó la cabeza, atento e interesado en lo que Juliana acababa de decir, viendo que ella tenía un ligero rubor en sus mejillas que se le antojaron encantador. Tuvo el deseo de tocar sus mejillas para ver si estaban tan calientes como parecían.

-P...Por supuesto...pero

-¿Pero...?

"No lo arruines, Cass, no lo arruines, no digas nada inapropiado..."

-¿No crees que es un poco tarde para eso luego de habernos acostado?

"Es oficial, soy un caso crónico de imbecilidad terminal."

Pero con un placer que no pudo evitar experimentar y sin arrepentirse en lo mas mínimo, Cass contempló como la cara de Juliana pasaba de sorpresa a todas las paletas del color rojo. 

-¡¿P-Por qué de todos los temas de conversación posible tienes que sacar a colación ÉSE?!-exclamó Juliana totalmente abochornada mientras que Cass no podía evitar carcajearse por su expresión.

-Entiéndelo, es el mas reciente y el que tengo mas fresco en mi memoria. Y debo decir que no es un mal recuerdo, sobre todo porque los dos nos lo pasamos muy bien.

-¡Eres un...! Y hablando de eso...-dijo justo antes de acercar su mano a uno de los mechones de Cass y darle un fuerte tirón.

-¡AY! ¡¿Por qué?!

-¡¿Cómo eres tan tonto como para pasearte por ahí con el cuello lleno de marcas?!

-Oh ¿eso? ¿Por qué tendría que haberlas escondido? ¿No me quedaban bien?-preguntó en tono provocativo haciendo que Juliana se diera con la frente en la mesa, aun mas avergonzada mientras que Cass sentía que se quedaba sin aire ¡Por favor! ¡¿Cómo podía ser ella tan bonita y divertida cuando se avergonzaba?!

-Eres un maldito niño...-siseó ella sin despegar la frente de la mesa, escondiéndose del mundo.

-Perdona, abuelita, pero ¿Quién fue la que me dejó esas marcas? Porque te quedaste bien a gusto.

-¡Cass!

-Hasta me sabe mal que no lucieras las que yo te dejé ¡habríamos ido conjuntados!

-¡Eso si que no!-exclamó ella revolviéndose el pelo.

-Oh, vamos, habría sido divertido, pero tuviste miedo al éxito.

-¡CASS!-exclamó a punto de lanzarle el plato a la cara mientras Cass tomaba una servilleta como único escudo.-Deja de reírte de mi...

-Tómalo como una pequeña venganza por haberme dejado solo en la habitación ¡eso estuvo muy mal!.-se burló él.

-Espera...¿es por eso que tenias esa actitud en la cafetería? ¿Te molestó que me fuera?

Un poco abochornado por haberse descubierto, Cass intentó hacerse el ofendido.

-No soy fanático de que mis parejas se vayan a hurtadillas cuando estoy dormido. Me hace sentir usado y que he hecho algo mal para espantarlas.

Entendiendo a lo que se refería, Juliana se arrepintió de aquello.

-Oh...lo siento, supongo. Solo que...no esperaba que tu...

-¿Que...?

-No, nada.-negó ella, avergonzada de lo que pasaba por tu mente.-Que no pensaba que tu...fueras de los que prefieren despertar con su...su...

-¿Ligue de una noche?-preguntó Cass un poco ofendido por el uso del término, le dejaba mal sabor de boca. Ella no era un ligue. Nunca la vio como un ligue.-Soy de un pueblo pequeño, Juliana pero llevo desde pequeño asistiendo a la Academia Arándano, sé lo que es tener ligues de una sola noche y relaciones de corta duración, y aun así prefiero despertarme con mis parejas y luego que cada uno siga con su día, pero mínimo despedirse. Pero creo que eso no lo tienes en cuenta porque aun me sigues viendo como a un niño...

-Vale, vale, lo he entendido, no me castigues mas...-rogó ella-La próxima vez lo tendré en cuenta.

-¿La próxima vez...?-cuestionó Cass moviendo las cejas de manera insinuante.

-¡YO NO HE DICHO ESO!-exclamó de repente abochornada por lo que acababa de decir.

-Oh, vamos, Juliana, no tienes nada de qué avergonzarte...- canturreó Cass, con toda la intención de molestarla.-Nos entendemos bien y nos llevamos bien, si te apetece repetirlo alguna vez solo tienes que pedirlo. Yo estaría dispuesto.

-He dicho que no dije eso, y como digas una sola palabra mas ¡te tragas el tenedor!-amenazó ella con voz demoniaca, haciendo que Cass se retractase de lo que fuera a decir.

-Bien, dejemos eso zanjado...¡de momento!-rio ante la mirada asesina que ella le echo-Entonces ¿por dónde quieres empezar a conocernos mas? Ya sabes...lo de saber mas el uno del otro.

-Oh... Primero que nada ¿Cómo está Corín y tus abuelos?

Aquella pregunta pareció gustarle a Cass, pues sus ojos se iluminaron ante la mención de su familia.

-Ellos están muy bien. Mis abuelos están detrás de mi y Corín para que les demos bisnietos lo mas pronto posible. Mi hermana está haciendo un post grado en la Academia Arándano de psiquiatría. Quiere trabajar como doctora especializada en salud mental.

Juliana sintió una gota de sudor recorrerle la frente al imaginarse a la inestable Corín que gritaba e intimidaba a su hermano menor, con una bata de médico...que peligro. Mas aun si pensaba en Corín en un rol materno.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal.

-Si, todo lo que estás pensando yo también lo pienso.-rió Cass, divertido de ver su expresión.

-Si...¿y que es lo que estás estudiando tu? ¿O estás trabajando con la profesora Brie a tiempo completo?.

-Oh, no, yo estoy estudiando una carrera; la de investigador

-¿Investigador...?

-Ya sabes que desde pequeño estuve enamorado de la historia de Ogerpon.-Juliana al escuchar ese nombre se estremeció-Pero conforme crecía me interesé también por muchos Pokémon legendarios y el papel que tienen en nuestro mundo.  

-¿Algo como hace la Campeona de Sinnoh Cintia?

-Si, exactamente, ella es mi máximo referente en el campo.-exclamó con admiración ¡Arceus, como adoraba a esa mujer! ¡Se había visto cada conferencia que ella había dado!-Pero que sepas que también estoy aprendiendo el oficio de mi abuelo.

-¿En serio? ¿Estas haciendo máscaras?

Entusiasmado, Cass asintió con orgullo y contento de que ella se acordara de ese detalle.

-Es un oficio que se está perdiendo pero aun es muy apreciado, tal vez no me gane la vida con ello pero sería una pena que este arte se perdiera luego de tantas generaciones que lleva dando de comer a mi familia. Y nunca se sabe. Quizá algún día lo de conseguir una máscara artesanal sea todo un lujo que los ricos estén dispuestos a pagar.

Conmovida por ello, Juliana le sonrió con sinceridad.

-Tu abuelo tiene que estar muy contento de que sigas sus pasos.

Cass asintió, encantado, al recordar el rostro emocionado de su querido abuelo cuando le pidió que le enseñara el oficio.

-¿Que hay de ti...? ¿Qué estas estudiando?

-Oh, tal vez te sorprendas, pero estoy estudiando para ser Criador.

-¿Criador...?-preguntó Cass incrédulo, desde luego nunca había pensado en Juliana ejerciendo aquel oficio.

-Durante mis viajes he visto todo tipo de Pokémon y aprendí que había miles de maneras de criar Pokémon específicos para combates o concursos. La manera de entrenamiento, la alimentación, los genes, las especies de los padres...todo eso juegan un papel importante para tener un Pokémon especializado en combate o exhibición. Quiero poder ser la persona que ayuda a los entrenadores a tener a su Pokémon ideal.

A partir ahí, su charla fue amena mientras disfrutaban de su comida. La comunicación de pronto se volvió fluida y ambos quedaban inmersos en ella, totalmente atrapados por lo que contaba el otro. Eso hasta que Cass le confirmó que efectivamente Mencía no había dicho ninguna exageración de que no había puesto ni un pie fuera de los muros de la Academia.

Juliana se tomó aquello como un sacrilegio y tan pronto terminaron su comida y pagaron, hizo de guía para él.

Le enseñó la zona antigua de la ciudad, zona que dejó encantado a Cass y por la que estuvieran paseando durante horas mientras hacia cientos de miles de preguntas sobre la historia de la zona y Juliana, como podía le respondía. Luego de eso, le llevó algunas tiendas en donde podía encontrar diversos objetos como el Delibazar o Botica Chansey en donde Cass aprovechó para hacer algunas compras para su equipo, también visitaron los museos y centros deportivos donde tenían lugar combates amistosos entre la gente de la ciudad, incluso Juliana llevó a Cass a ver y participar en una pequeña feria que tenía lugar en el centro de la ciudad.

Ambos se lo pasaron bien ¡al final habían tenido un día muy divertido!

-Oh, espérame aquí.-indicó Juliana antes de separarse de su lado e ir hablar con el vendedor de una pequeña tienda ambulante de dulces.

Momento que Cass aprovechó para estirarse y respirar hondo, sintiéndose pleno. Había salido con Juliana totalmente fuera de sus casillas pero al final habían pasado un buen día juntos, y Cass había conseguido saber cosas de Juliana que antes no había podido preguntarle. Sentía que ahora la conocía un poco mejor, sin embargo, tenía esa sensación amarga de que ella aun tenia cosas por ocultarle.

Y Cass se vio a si mismo queriendo saberlo todo de ella...

-¡Toma!

La voz de Juliana lo despertó de su ensimismamiento y la miró, encontrándose con que ella estaba tendiéndole una manzana caramelizada.

-Recuerdo cuando fuimos juntos al festival de máscaras, me dijiste que las manzanas caramelizadas te encantaban pero que no las comías a menudo, salvo en ocasiones especiales ¿Crees que una primera salida para nosotros es una ocasión lo bastante especial?

Con un vuelco en el corazón y los ojos brillando como dos soles, Cass aceptó la manzana, tomándola entre sus manos ¡por supuesto que la ocasión era lo bastante especial! ¡Era muy especial!

-Tu no tienes una...-apreció Cass al ver que sus manos estaban vacías.

-Si te soy sincera, Cass, me gustan las manzanas de caramelo pero no soy capaz de comerme una entera desde que tenia 16 años así que...si te parece bien...

-¿...Quieres que compartamos?-ofreció Cass, tendiéndole ahora él la manzana, dándole a ella el honor de ser la que dé el primer mordisco.

Ella, encantada, se acercó y le dio un pequeño mordisco, saboreando y lamiendo sus labios ahora manchados de caramelo. Cass sintió que la boca se le resecaba ante aquella imagen tan tentadora.

-Muy buena, pero sé que si como mas de tres bocados me dará un ataque de diabetes. Gracias, niño-bromeó ella guiñándole el ojo al chico antes de volver a ponerse en marcha, ajena al furioso rubor que ahora se había instalando en las mejillas del chico.

Eso...había sido adrede ¿verdad?

El retorno a la academia fue silencioso, simplemente disfrutando de la caída de la noche mientras la manzana de caramelo iba desapareciendo poco a poco de sus manos. Al ingresar de nuevo a los recintos de la escuela, todos los estudiantes estaban de camino hacia la cafetería para cenar pero a ninguno de los dos les apetecía meterse en la bulliciosa cafetería, tenían aun el estómago lleno por todo lo que comieron a lo largo del día, así que decidieron irse a sus respectivas habitaciones.

-No tienes que acompañarme.-dijo Cass.

-Por favor ¿Qué clase de caballero sería si no me asegurara de que vuelves a tu habitación sano y salvo?-dijo con un tono melodramático.

-¿Tú...? ¿Un caballero?-preguntó con guasa.

-Bueno, vale, olvida lo de caballero, pero aun sigo siendo mayor que tu, niño, y es mi responsabilidad asegurarme de que estés seguro.

-¿Tengo que recordarte que solo tenemos una diferencia de dos años?

-Y me aseguro de que nunca lo olvides.-dijo ella con una sonrisa traviesa pretendiendo sonar malvada, Cass rodó los ojos divertido.-Bueno, la princesa llegó a su castillo.

Cass se paró al darse cuenta que, efectivamente estaban justo frente a su habitación ¿Cuándo habían llegado? Ni se dio cuenta. Entonces se sobresaltó cuando notó que ella tomó sus dedos entre su pulgar y el dedo índice.

-Me lo he pasado muy bien, Cass, ha sido un comienzo raro e incómodo pero al final he estado muy a gusto contigo.-admitió ella con voz suave y una sonrisa sincera, haciendo que Cass sintiera un pellizco en el corazón.-Vamos a repetirlo otro día, aun hay cosas de la ciudad que no te he mostrado y creo que te gustarán.

-S...si...

Cass sintió entonces un frío punzante en cuanto ella soltó sus dedos y se encontró con todo su cuerpo reclamando por su calor. 

-Buenas noches, Cass.

-Buenas...noches...

Juliana se dio la vuelta y comenzó a caminar rumbo al área de los dormitorios femeninos, mientras Cass sentía su cabeza darle vueltas conforme la veía alejarse mas y mas y una voz gritando con fiereza que no la dejara ir. Sus brazos temblaron y sintió una gota de sudor resbalarse por su cuello.

"¡¿Por qué estás dejando que se vaya?! ¡No quiero que se vaya!" gritó desesperado aquel niño dentro de su ser, sintiéndolo como si estuviera arañando las paredes de su cuerpo para ir tras ella él mismo.

No quería separarse de ella, no todavía. Aun quería tener su compañía mas tiempo, aquella salida había sido genial y quería prolongar mas su tiempo juntos. Todo su ser lo gritaba. Aun tenía mas preguntas, aun había muchas cosas que quería saber de ella, no había suficiente tiempo para que pudiera sentirse satisfecho ¡Quería estar con ella!

"No te vayas..."

Cuando quiso darse cuenta, sus piernas se movieron solas y al segundo tenía atrapada a Juliana entre sus brazos, con la espalda de ella pegándola a su pecho, reteniéndola e impidiendo que se fuera a ningún lado.

-¡¿Cass...?!

El chico solo intensificó el abrazo cuando la escuchó decir su nombre, en una súplica silenciosa, notando que la mujer permanecía quieta en ese momento. Sintiéndose audaz, Cass le dio un beso prolongado en la parte superior de la cabeza y acurrucó su rostro en el cuello de Juliana, sin decir nada, esperando que eso fuera suficiente para que ella entendiera que quería que se quedara con él.

Entonces, Juliana llevó su mano derecha para acariciar la mejilla y algunos mechones de cabello de Cass, momento que aprovechó para tomar la mano ajena y besar su palma.

Sus ojos conectaron y en ellos se decían todo.

Lentamente, Cass deslizó su mano a lo largo del brazo izquierdo de Juliana hasta entrelazar sus dedos con los de ella y, con la misma suavidad, tiró de ella, guiándola al interior de su habitación.

Juliana, obnubilada por sus preciosos ojos dorados, lo siguió obedientemente y, en cuanto ingresaron en la habitación, cerró la puerta.

CONTINUARÁ...tal vez.




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