Juego Previo
Cass no sabía cómo ha podido darse esta situación, no cuando la noche había acabado en desastre, o al menos eso era lo que había pensado hasta ese momento.
Juliana irrumpiendo en su puerta y abalanzándose sobre él...
Ni en sus mas alocados sueños habría pensado que esto podría acabar pasando, al menos no ahora, a pesar de los piques de doble sentido que se habían dedicado en la biblioteca. Pensaba que necesitaría mucho mas tiempo para que Juliana se sintiera lo bastante cómoda como para que él pudiera dar un paso adelante para hacer algo, pero Cass había pensado en besos y toques, no habría imaginado que se daría algo como esto, ni mucho menos que fuera Juliana quién lo iniciara.
Pero Cass no iba a ser quién se quejara de esto, no si podía tener a Juliana, la mujer de sus sueños, y que ella lo quisiera tener a él.
Los besos de Juliana eran intensos, exigentes y rápidos, justo como lo eran los de Cass que le correspondía con la misma intensidad demandante. El solo hecho de poder tocar a Juliana, poder sentir el tacto de su piel en sus manos era intoxicante para él, y los sonidos de placer que podía escuchar de ella lo hacían estremecer. Profundizó mas en su beso, intentando sacarle mas de esos sonidos, mientras que Juliana respondía de manera instintiva, pasando sus finas manos por debajo de la camiseta de Cass, haciéndole temblar de placer por el tacto, mientras buscaba quitarle la prenda.
Cass colaboró alzando los brazos para que ella pudiera quitársela para rápidamente volver a tomarla en brazos y acercarse a besarla, sin poder soportar estar alejado en lo mas mínimo de ella. Sintió las manos de Juliana haciendo un recorrido de su pecho, pasando por su cuello y hundirse en su pelo. Cass dejó salir un sonoro jadeo cuando ella apretó varios mechones y tiró de ellos, momento que Juliana aprovechó para devorar su cuello, pasando labios y lengua por toda su longitud provocando en Cass una ola de placer que le recorrió de pies a cabeza.
Cuando tocó la cama, Cass alzó a Juliana, rompiendo el contacto de ella con su cuello y, dándose la vuelta, la arrojó sobre el colchón. Juliana rebotó sobre éste y se echó atrás, dándole el espacio necesario a Cass para que se subiera también.
Juliana ahora estaba totalmente desparramada por la cama, con la respiración agitada y los labios rojos y sensibles por los besos. Cass se tomó unos segundos para contemplarla desde arriba, sintiendo que la sola mirada escarlata que le dedicaba era capaz de estremecerlo y hacerle rogar por ella. Ella era preciosa, tan preciosa como siempre la había recordado, en sus recuerdos, en sus sueños, esa mirada y esa belleza que le hacía perder el sentido de donde estaba parado y siempre creyó inalcanzable para él, y ahora mismo, Cass se sentía privilegiado de poder ver una cara que pocos habrán visto y que bebería de esa imagen hasta donde pudiera.
Acunó el rostro femenino con las manos, contemplándola por unos segundos antes de volver a besarla con deleite, queriendo disfrutar de cada contacto.
"Julie...mi Julie...mía...mía...mía" se decía dentro de su mente con devoción desmedida mientras sus manos bajaban por el cuello, ansiando acariciarla y mimarla, pasando por encima de los senos, hasta llegar a la zona de sus caderas para así tomar la pieza superior del pijama y poder quitársela.
Se sobresaltó en cuanto sintió recibir un rápido y pequeño golpe en el dorso de ambas manos ¿ella acababa de golpearlo? Miró confundido a Juliana, como preguntándole si de verdad había hecho aquello.
-No.
Confundido y excitado, Cass no estuvo seguro de haber escuchado y volvió a intentar quitarle la pieza, pero, de nuevo, fue recibido por otro golpe en sus manos que le hizo detenerse, esta vez si se dio por enterado.
-He dicho que no.
-Quiero verte...-dijo Cass con un tono confundido.
-Y yo no quiero que me veas, puedes tocar todo lo que quieras pero no me quites la parte de arriba.-ordenó ella con un tono de voz que no admitía replica alguna.
"¿Por qué no quieres que te vea?" fue lo que Cass quiso preguntar, pero se mordió la lengua, temiendo que, si insistía, Juliana se enfadaría y se marcharía. Pero quedó preocupado ante su tajante respuesta ¿Qué es lo que ella estaba escondiendo?
La contempló por algunos segundos, intentando adivinar por su cuenta qué era lo que podía querer ocultarle ¿sería que ella se sentía acomplejada por el tamaño de sus pechos? ¿Tal vez ella pensaba que su cintura no era lo bastante fina? ¿o que su vientre tuviera alguna estría? Era difícil saberlo, sin embargo, tenía su permiso para tocarla aunque no pudiera ver debajo de la pieza. No estaba seguro de si eso era bueno o malo, pero de todos modos, intentó pasarlo por alto. Quería que ella estuviera lo más a gusto posible con él, y estaba dispuesto a respetar todos sus límites.
-Está bien...-claudicó él antes de inclinarse y volver a devorar su boca mientras sus manos se adentraban al interior de la prenda para tocar la piel de su cintura y vientre encontrándolo muy suave al mismo tiempo que la sentía estremecerse y dar un suspiro dentro del beso.
De los labios, Cass bajó por la barbilla de Juliana para dirigirse al cuello femenino, allí empezó repartiendo suaves y dulces besos, solo disfrutando de su sabor antes de que pasara a jugar con sus dientes, rozándolos con cuidado sobre la piel para tentarla. Tras escucharla gruñir de impaciencia, Cass reprimió una risita y uso sus labios para succionar la piel de su cuello, dejando pequeñas marcas rojas a lo largo de éste.
Bajo su cuerpo, Juliana se retorcía de gusto, sus manos se apretaban en los hombros de Cass con fuerza hasta el punto en que podía sentir que le clavaba las uñas, dejando salir de sus labios pequeños gruñidos de satisfacción. Cass sonrió complacido al sentir a Juliana tan adorablemente necesitada de su toque, tomando sus manos y besándolas en un gesto de adoración, antes de estamparlas contra el colchón, por encima de la cabeza de la chica, e inmovilizarla con una sola mano.
A tientas en la oscuridad, usó su mano libre para abrir el cajón que había en su mesita de noche y, tras tantear unos segundos, encontró lo que andaba buscando. Con una sonrisa, le mostró a Juliana un condón.
-Veo que estabas preparado...-susurró Juliana devolviéndole la sonrisa.
-Hombre precavido, vale por dos.-contestó dejando el condón a un lado de ellos, preparado para ser utilizado en cualquier momento.
-Sigo esperando ver a ese hombre, niño.-se burló ella con toda intención de provocarlo, sintiendo un estremecimiento por la forma en que Cass la miró.
-Tu no sabes cuando callarte ¿no, Juliana?-cuestionó Cass con un tono de voz profundo, afianzado ligeramente su agarre sobre las muñecas de ella.
-¿No me digas que he tocado un nervio? Me lo pones muy fácil, niño.-contestó ella recalcando la última palabra, con el desafió brillando en su mirada antes de que usara su pie para hacer un barrido en una de las rodillas de Cass y que él, sorprendido, cayera sobre el pecho de ella. A continuación rodó y Juliana quedó encima de él.-Ahora, te tengo...
Antes de que Cass pudiera decir algo, Juliana se abalanzó sobre el cuello, repitiendo el juego de dientes y succión que le había hecho a ella. Cass dio un sonoro jadeo y todo su cuerpo se estremeció. Sus manos, inquietas, sostuvieron las caderas de Juliana en cuando sintió que ella se acomodaba sobre él y juntaba sus pelvis ¡maldita sea, esta mujer iba a volverlo loco! Bajó las manos por la cintura y la espalda de ella, introduciéndose en sus pantalones y poder acariciar sus glúteos.
Juliana dio un respingo en cuanto las manos de Cass recorrieron su trasero y muslos mientras le retiraba la prenda, decidiendo ayudarle a quitársela del todo, quedando apenas con su ropa interior a la vista, antes de sentir que él volvía a tomarla de la cintura para mantenerla sobre él.
Por un segundo, ella volvió a mirar a Cass absorta, viendo su cabello bicolor desparramado por toda la almohada, con los ojos brillantes y una sonrisa llena de una emoción que le pellizcó el corazón. Un súbito deseo de tocarlo se hizo presente, llevando su mano para acariciar la mejilla de Cass, maravillándose de sentirlo acurrucar su cara en su mano.
-¿Todo bien?-preguntó Cass en voz baja, moviendo su cabeza para besar la palma de la mano que estaba contra su mejilla, consciente de la manera en la que ella lo miraba.
Juliana abrió la boca, como si quisiera decir algo sin embargo, se arrepintió justo antes de que ninguna palabra saliera de sus labios. Solo para acabar sonriendo e inclinándose para volver a besar los labios de Cass, recargando todo su cuerpo sobre él, quien, gustoso, le correspondió, curioso de que ahora Juliana estuviera siendo mas tierna en su acto en vez del juego rudo que parecía haber llevado hasta ahora, en especial, esa expresión que hizo hace un momento.
Cass, en respuesta, la rodeó con sus brazos y la apretó contra él sin dejar de besarla, rodando sobre si mismo para volver a recostarla en el colchón y quedar encima de ella, sorprendiéndose de lo dócil que se había vuelto al colaborar en esto.
Cass pasó sus manos por debajo de la tela de Juliana, acariciando tanta piel como fuera posible, pasando por encima de sus senos.
Pero sintió algo justo bajo ellos..
Juliana pareció darse cuenta también en cuanto sintió las manos de Cass detenerse en un punto especifico de la parte oculta de su cuerpo, su reacción fue la de tomar las manos de Cass y guiarlas a sus pechos, instándole a que la tocara ahí, actuando como si no pasara nada.
"¿Qué ocurre, Julie...?" fue lo que quiso preguntar, sin embargo, su mente se detuvo tan pronto como se le vino un pensamiento intrusivo. Esa zona era donde... entonces una descarga eléctrica le recorrió por todo el cuerpo cuando Juliana le rodeó las caderas con sus piernas, haciendo un lento vaivén que le pilló desprevenido.
-Vamos, niño, te estás quedando atrás.-susurró ella, volviendo a poner aquella voz provocativa.
"Ella no quiere hablar" fue lo que dedujo Cass, intentando recuperar el aliento por aquel golpe de sensaciones que había recibido, pero todavía quedándose preocupado por su actitud.
-Juliana, escucha...-susurró Cass acercándose a ella, para juntar sus frentes.-¿Estás segura de que quieres esto...?
Juliana, confundida y frustrada de que precisamente tuviera que preguntarle eso en ese momento, respondió.
-¿No quedó claro lo que quería cuando me abriste la puerta y te acorralé contra tu cama?
-No me queda claro si noto que estás demasiado nerviosa cuando te toco...-susurró acercándose a ella, recargando parte de su cuerpo en ella.-Por eso, tengo que asegurarme ¿quieres hacer esto conmigo...?
Abrumada por su consideración, Juliana intentó disimular manifestando mas su impaciencia.
-Niño, o lo haces tu o lo haré yo, tú decides.-advirtió ella.
Cass no quedó conforme con aquella respuesta, sin embargo, claudicó, tampoco estaba en contra de continuar, solo quería asegurarse que ella de verdad quería, no pensaba hacer nada que no quisiera, pero se prometió hablar con ella cuando todo se calmara.
Inclinándose, la besó, moviendo los labios sobre los suyos, mientras sus manos bajaban lentamente por su figura para ir donde su ropa interior y retirarla.
Al contrario de la parsimonia del chico, Juliana bajó rápidamente sus manos hacia el pantalón de Cass, quitándoselo con su prenda interior incluida. No quería alargar mas aquello, no si eso suponía que Cass empezaría a ver a través de ella ¡no era eso lo que quería!
Cass no fue ciego al intento de Juliana de acelerar las cosas, se había puesto nerviosa y ahora quería terminas las cosas cuanto antes. Cass reprimió un quejido de descontento. No era así como quiere tener su primera vez con ella, él habría querido alargar el juego previo mas tiempo, disfrutar mas de los besos, los toques, las caricias y las provocaciones divertidas antes de llegar al punto, quería mimarla y ser mimado por ella, que ambos se tomaran su tiempo de disfrutar de esto y no hacerlo deprisa y corriendo para terminar cuanto antes, pero ahora Juliana no estaba dispuesta a ello. Un poco decepcionado, tomó el condón y lo abrió, colocándolo a lo largo de su pene.
Se acomodó entre las piernas de Juliana, quién le rodeó las caderas con ellas, invitándolo a continuar. Pero en un último intento, Cass habló:
-Si necesitas que pare, dilo.
-Cass, no soy ninguna virgen.-replicó ella.
-Lo digo en serio, Juliana, no importa lo lejos que vayamos, si algo te molesta, te duele o te incomoda lo dices y me detendré ¿entendido?
Incapaz de ir en contra de esos ojos que la miraban con severidad, Juliana no tuvo mas remedio que asentir, momento que Cass tomó para adentrarse con cuidado en su interior, lo mas lento posible. Juliana ahogó un gemido conforme él se fue adentrando, nerviosa e impaciente, abrazándose a él en un intento de mantener el control del revoltijo de sensaciones que se estaba desatando en su estomago conforme Cass se abría paso.
-Tranquila...-susurró él una vez estuvo completamente dentro, sintiendo que ella tenía su cuerpo en tensión, requiriendo de todo su autocontrol para no ceder a su propio instinto primitivo y tomarla como éste le gritaba.
¡Y con un demonio que Juliana estaba tranquila! No quería que él fuera tierno y cuidadoso con ella ¡eso solo la haría sentir aun peor después! La lujuria y desenfreno al menos le daría algo de calma a su conciencia, pero si Cass se mostraba así de dulce con ella, entonces solo la haría sentirse peor...
Gruñendo contra el hombro de Cass y los ojos rojos brillando en la oscuridad, Juliana comenzó a mover las caderas, escuchando los gruñidos de Cass con cada roce.
-Julie...
-Muévete-ordenó ella con voz de mando.-No me haces daño y quiero que sigas ¡así que muévete, niño!
Con aquella orden, Cass finalmente cedió a sus demandas, permitiéndose desatarse igual que la joven, arremetiendo contra ella con fuerza para arrancarle los gemidos.
-Agárrate de mis hombros y mírame.
Arrebatada por el momento, Juliana obedeció mientras él le acariciaba sus caderas, manteniéndola unida a él. Con un ardor desenfrenado, olvidó sus temores y se entregó a él mientras la pasión contenida de ambos se desataba e inundaba la habitación de descontrol.
-Te deseo tanto...-siseó Cass en medio de las arremetidas, deleitándose de escuchar los sonidos de Juliana contra su oído ¡Arceus, adoraba su sonido!. Entonces, en un movimiento audaz, la tomó firmemente de los muslos y la espalda, la alzó, quedando los dos erguidos estando ella sobre él, para poder mirar su rostro.-Mírame, Julie, mírame.-suplicó con un hilo de voz sin detener el movimiento de caderas, tomando la nuca de Juliana para mantener el contacto visual.
Con los ojos entrecerrados, ella mantuvo la mirada, cientos de imágenes y recuerdos golpearon con fuerza en su mente, manteniendo el movimiento, sintiéndolo entrar y salir de ella, rápido y fuerte. Enloquecido por cómo el interior de ella lo atrapaba, Cass gimió y, tras varias embestidas que le parecieron electrizantes, le sobrevino un arrebatador orgasmo que los dejaron con el cuerpo tembloroso.
Segundos después, todo fue tranquilo.
Las respiraciones de ellos estaban entrecortadas, pero sus cuerpos se relajaron de golpe, quedando en la misma posición. Cass la abrazaba, acariciando lentamente su espalda de arriba abajo, y Juliana apoyaba su cabeza en su hombro, respirando profundamente mientras se embriagaba con el aroma que desprendía el chico, que aun permanecía dentro de ella. El sueño y la sensación de sosiego la dejaron atontada, suficiente para acurrucarse contra él, como si estuviera a punto de quedarse dormida.
Su aroma...
Su presencia...
Todo él...
-Paradox...-susurró a duras penas antes de cerrar los ojos.
Cass se espabiló ligeramente al escucharla decir algo, pero al mirarla y comprobar que se estaba quedando dormida, sonrió al recordar el cansancio que Juliana llevaba arrastrando durante un tiempo.
Con cuidado, la acostó sobre el colchón mientras salía de ella, escuchándose un pequeño gemido por su parte, asegurándose de que la cabeza quedara recostada sobre la almohada.
Se retiró el condón levantándose de la cama para tirarlo a la basura, pateando algunas de las prendas que habían quedado tiradas por el suelo. Un sonido de vibración y una luz que captó por el rabillo del ojo le llamaron la atención. Volteó a ver, encontrándose con el Smart Rotom de Juliana tirado en el suelo ¿en serio lo llevaba encima del pijama? Se acercó a recogerlo, encontrándose con que estaba recibiendo varios mensajes de Noa y Damián. Extraño ¿por qué estarían mandándole mensajes a esas horas?
Cass miró a Juliana, dudando entre si avisarla o no. No sabía era importante pero no quería que Juliana se espabilara lo suficiente como para marcharse, la idea de poder pasar la noche completa juntos, descansando y acompañándose, era tentador.
Sin estar preparado aun para separarse de ella, Cass decidió apagar el Smart Rotom, callando cualquier sonido e iluminación, y regresó a la cama, dejando el aparato en su mesita de noche para que Juliana pudiera encontrarlo fácilmente por la mañana.
Se acostó a su lado, arropándolos a ambos con las sábanas y se tomó varios minutos para mirarla. Ella tenía los ojos entrecerrados pero la visión desenfocada, mostrando que estaba a puntito de caer rendida en un sueño profundo. Cass sonrió con ternura y alzó la mano para acariciar su rostro. Juliana dejó escapar un suspiro de placer antes de que el sueño, finalmente, la venciera, y con ello, la expresión de Cass cambió y se empezó hacer preguntas.
¿Qué había sido todo esto...?
Repasó en su mente todas las interacciones que hubo entre ellos hasta ahora, y Cass podía deducir sin riesgo a equivocarse que ambos se llevaban bien, muy bien, la química entre ellos era evidente, pero la manera en que Juliana se comportaba con él le descuadraba. Él había venido por ella, con toda la intención de compensarla, de arreglar su relación, volver a ser amigos, ése había sido su objetivo y, para qué mentir, su obsesión desde el incidente. El poder haber hecho esto con ella, era una grata y placentera sorpresa.
Pero Cass no era idiota, era consciente de que esto no era un comportamiento normal. Agradecía mucho que Juliana no le odiara, agradecía a cualquier entidad que le hubiera escuchado todos estos años que la buena química que tuvieron de niños siguiera ahí. Pero definitivamente el tener este calentón y decidir abalanzarse sobre él no era algo normal. No es algo que tendría que suceder.
Juliana casi moría por su culpa y también estuvo en silla de ruedas durante al menos dos años a causa de esto, Cass había investigado lo suficiente sobre las posibles consecuencias que esto puede suponer en una persona, aunque ella lo hubiera perdonado, esto no debería pasar en su reencuentro y menos tan poco tiempo después de volver a verse.
También ella se había comportado extraño durante el acto. Cass miró su propia mano y recordó lo que había sentido cuando tocó la parte inferior de sus senos. Estaba seguro de que esa área era donde Ryujin le disparó a Juliana ese día. Pensar en ello y haber tocado la prueba de su crimen lo hizo estremecerse e incluso sintió la versión adolescente de sí mismo gemir de angustia e instándolo a abrazarla, calentarla y mantenerla a salvo para siempre.
-Esto...va a poner las cosas mas difíciles entre nosotros-suspiró Cass antes de acercarse de nuevo a ella para rodearla y hacerla acurrucarse en su pecho, frotando su rostro contra la cabeza de ella.-Pero ahora deja que yo cuide de ti, al menos hasta mañana.
Estaba preparado para la tormenta que se avecinaría, preocupado pero determinado a seguir adelante, por eso estaba ahí. Pero, mientras tanto, disfrutaría de su compañía y su calor. Mañana se enfrentaría a lo que hiciera falta, esta noche solo quería estar con ella.
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La luz del día bañó la habitación, el sonido de Pokémon aves se escucharon incluso a través de las ventanas. Dicha combinación fue suficiente para hacer que la joven de cabellos azules empezara a despertar, estremeciéndose al sentir una superficie dura en la que estaba apoyada, un aroma familiar que captaba su nariz y, sobre todo, un calor agradable que la envolvía.
Abrió los ojos, y tuvo que hacer acopio de todas su fuerzas para no gritar sobresaltada al toparse de lleno con el rostro dormido de Cass.
"No hagas un espectáculo, Juliana" se regañó así misma, obligándose a si misma a taparse la boca.
Se puso a recordar lo ocurrido durante la noche, queriéndose dar una palmada en la cara por haber sido tan estúpida. No se suponía que debería estar en esta tesitura con Cass, al menos, no aun, pero ¡maldita sea! una noche de conversación y un coqueteo provocativo después y ella ya fue corriendo a su cuarto para asaltarlo justo después de decirle que no se acostaría con él ¡parecía una maldita necesitada!
Y Cass había demostrado que no tenia un pelo de tonto, a pesar de su duda inicial, él fue el que la impidió marchar y la acorraló en la cama. No puso ninguna traba para que esto sucediera. Ambos se habían dado lo que querían.
Juliana casi quiso llorar cuando el mero recuerdo de aquello la hizo sentir acalorada.
"Damián me va a matar..."gimió para si misma, al pensar en la bronca que le iba a caer en cuanto el aspirante a chef se enterara de esto.
Escuchó que Cass hizo un ruido con la garganta que la hizo quedarse congelada, mirándolo fijamente cómo arrugaba la cara como estuviera por despertar. Contuvo la respiración. Rezando a cualquier deidad para que Cass no se despertara, porque no tenía ningún valor de enfrentarlo en esos momentos, menos aun con los dos estando desnudos.
Parece ser que sus suplicas fueron escuchadas porque Cass relajó su expresión, pero para su horror, afianzó el abrazo, haciéndola quedar con la cara pegada a su pecho, volviéndose aun mas intenso la percepción de su aroma. Oh no, si esto continuaba así le iba a estallar la cabeza.
Bien ¿ahora qué...?
Pensó en cómo iba a salir de aquello sin despertar al chico, porque desde luego como se le ocurriera moverse con él pegado como una lapa a ella lo mas seguro es que terminara despertándole. No lo tenía muy claro, pero no recordaba que Cass fuera alguien de sueño pesado.
Recordó entonces lo que siempre solía hacer con Damián cada vez que dormían juntos, el chico tenía la costumbre de moverse y atrapar a cualquiera que estuviera alrededor en un abrazo constrictor confundiéndolo con su Mabosstiff, un abrazo de Damián no abarcaba todo el cuerpo del enorme Pokémon sabueso, por lo que tendía apretar el agarre cuando podía cerrar los brazos alrededor de lo que fuera que hubiera atrapado. Juliana se había visto muchas mañanas despertado entre los brazos de Damián cuando estaban viajando, y al final con los años había desarrollado diversas técnicas para poder desembarazarse de él sin despertarlo.
Alzó la cabeza para mirar a Cass, intentando hacer un mínimo de espacio para llevar a cabo su plan. Suavemente empezó a soplar cerca de la parte de abajo nariz, intentando simular una brisa. Cass arrugó de nuevo la expresión pero no la soltó. Juliana insistió, volviendo a soplar, esta vez un poco mas arriba, pero lo máximo que consiguió fue que Cass se frotara la cara con una de sus manos ¡bien! con ello el abrazo se había aflojado. Al tercer intento, esta vez apuntando a la punta de la nariz, consiguió su objetivo, Cass, incómodo, se movió para quedar boca arriba en la cama sin despertarse, dejando a Juliana totalmente libre.
Sin confiarse, Juliana se levantó y salió de la cama lentamente, llegando a ir caminando de espaldas sin quitarle la vista de encima a Cass, vigilando por si se despertaba.
Cuando al fin estuvo a una distancia prudente del colchón, se apresuró en recoger la ropa que quedó tirada por el suelo y vestirse. Al recordar que había llegado a la habitación de Cass vestida con pijama, maldijo ¿Qué haría si alguien la veía salir de la habitación de un chico, vistiendo un pijama? Cualquiera que supiera unir los puntos podría adivinar qué era lo que había pasado y no le apetecía convertirse en el motivo de chismes dentro de la Academia otra vez y que esta vez fuera porque se había acostado con el ayudante de la profesora Brie que, por cierto ¡casi la mata hace años!
-Esto parece una telenovela...-gruñó por lo bajo introduciéndose en el baño de Cass para vestirse, que en si era ridículo ¡Él ya la había visto tal cual como vino al mundo! Bueno, casi...
Cuando entró en el baño reprimió un gemido en cuanto se miró en el espejo, su cabello era un total desastre, aun tenía esas bolsas en los ojos por las noches que llevaba desvelándose intentando encontrar respuestas en relación de los teracristales y el fenómeno de Alola, pero que encima Cass se había desvivido en dejar su cuello lleno de marcas.
-Maldito niño, yo lo mato...-siseó frustrada al tener que añadir mas cosas a la lista de cosas que podrían meterla en problemas.
Una vez se vistió, sufriendo al darse cuenta que el cuello del pijama no cubría en absoluto sus marcas, salió del baño, echando un vistazo para asegurarse que Cass siguiera dormido. Él había cambiado de posición pero parecía que no iba a despertar en un rato. Juliana entonces se dio cuenta de que su Smart Rotom, con su inconfundible funda de Springatito, estaba sobre la mesita de noche, haciendo que instintivamente se llevara la mano a su bolsillo del pijama, comprobando que efectivamente no estaba ahí ¿Lo había dejado ahí durante la noche? No lo recordaba.
De putillas, se acercó a la mesita y lo tomó, sorprendiéndose de ver que estaba apagado ¿en qué momento lo hizo? Miró a Cass, que se revolvió ligeramente buscando una posición mas cómoda. Tal vez...
Sacudió la cabeza, y se apresuró en encender el aparato, sorprendida de ver la cantidad de mensajes que había recibido de Damián y Noa. Miró la hora y se quiso morir. No era muy tarde, pero si lo suficiente como para que ya hubiera alumnos caminando por los pasillos, en especial que estuvieran saliendo de sus dormitorios.
Genial, en pijama, marcada, aspecto desastroso y saliendo de la habitación de Cass ¡Realmente nada podía mejorar su día! Ahora lamentaba no haber llevado con ella a sus Pokémon porque Jabari podría haberla sacado de ahí usando su Teletransporte.
...No ¿Sabes qué? No, mejor no pensar en ello. Si Jabari hubiera sido testigo de esto, habría creado un agujero negro en la habitación solo para eliminar a Cass de la existencia.
Entonces una idea le vino a la mente ¡Damián! Su habitación no estaba demasiado lejos de la de Cass, apenas doblando una esquina al final del pasillo, si lograba llegar a su habitación sin que nadie la viera, conseguiría un lugar seguro en donde cambiarse de ropa y asearse.
Rápidamente mandó un mensaje a su amigos disculpándose por no haber respondido y preguntándole si se encontraba en su habitación. Juliana casi dio un grito de alivio cuando, a los dos segundos, recibió la contestación afirmativa.
Decidiendo arriesgarse, tomó la decisión de ir todo lo rápido posible a la habitación de Damián.
Detuvo su paso de forma abrupta. Mirando a Cass.
Continuaba dormido, con el pecho subiendo y bajando, y el cabello, mas largo de lo que ella recordaba, desparramado por toda la almohada. Una visión que a Juliana la perturbó mientras otro pellizco en el corazón la hacía preguntarse si estaba bien dejarle solo sin tan siquiera despedirse cuando fue ella la que irrumpió en su habitación.
Dejándose llevar por esa emoción, se arrodilló a su lado y apoyó sus brazos y cabeza sobre el colchón, contemplando el rostro dormido de Cass. Él era muy guapo, y dormido le daba un aire muy tierno. Juliana llevó su mano al rostro de Cass, apartando algunos mechones de su camino antes de dejar una caricia en la mejilla, pensando en la manera en que la había tratado anoche. Tan cuidadoso y preocupado de su comodidad antes que en su propio placer.
"Él es un buen chico, siempre lo ha sido, a pesar de todo." pensó Juliana con un suspiro recordando a Cass cuando él apenas tenía trece años y ella quince, como el inocente chico se echaba a temblar solo por darle una indicación en el mapa de su Smart Rotom, justo antes de invitarle a ir con él al festival de máscaras.
Juliana era consciente que lo que surgió entre ellos cuando eran niños aun estaba vivo, a pesar de lo ocurrido y del tiempo transcurrido, ella seguía sintiendo ese aprecio por él y el sentimiento era mutuo. Sin embargo, ahora era muy mal momento para probar hasta donde podía llegar aquello siendo los dos adultos.
Juliana seguía teniendo reservas y cosas que resolver en su cabeza y, sobre todo, aun continuaba perturbada por lo ocurrido durante su último viaje con Damián.
-Te prometo que cuando esto se solucione, hablaré contigo.-juró ella en un susurró antes darle un suave beso a Cass en la mejilla, intentando prolongar el momento todo lo posible.
Entonces ella se separó de él y, dándole una última mirada, se retiró de allí.
Pero en cuanto la puerta de la habitación se cerró, los ojos de Cass se abrieron lentamente.
-¿Que es lo que te impide hablar conmigo ahora...?-susurró al aire, apretando su mano contra la almohada ante la pequeña sensación de soledad que lo embargó al momento en que ella salió de la habitación.
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Juliana tenía que tomar en serio las palabras de Cass ¡ella tenía potencial para ser espía! porque los movimientos que hacía para esquivar a los alumnos que estaban caminando por el pasillo son dignos de una película de espías ¡y sin usar ningún Pokémon en el proceso! Si eso no era ser profesional no sabía qué lo sería. Aunque quizá lo de fingir ser una lámpara era exagerado...
Llegó hasta la puerta de Damián y, suavemente, como si le diera miedo que alguien de las habitaciones adyacentes la escuchara, tocó.
Segundos después, Damián abrió la puerta con una sonrisa, que de golpe cayó en picado al ver a Juliana. Pijama, ojeras, pelo alborotado, marcas en el cuello...
-Damián...la he cagado...
No hizo falta mas para que Damián sintiera que se le hundía el estómago antes de apresar a Juliana con ambos brazos para levantarla y hacerla entrar en su habitación antes de que alguien la viera. Mabosstiff, que estaba tranquilamente tumbado en la alfombra que había en el centro de la habitación, saludó a la invitada con un ladrido y un movimiento con la cola.
-Juliana ¡¿que mierda...?!-exclamó él una vez la soltó.-¿Que has hecho? ¿Por qué no has contestado a los mensajes que te mandé? ¿Qué diablos te tomó tanto tiempo en la biblioteca? No, espera, no me lo digas-interrumpió cuando ella empezó a levantar un dedo y abrió la boca para contestar.-Ya me imagino qué fue lo que pasó...pero ¿CON QUIÉN?
-...Con Cass.
Lo siguiente fue ver a Damián pasar por todo tipo de expresiones sin decir una palabra. Poniéndose blanco, luego azul y finalmente morado.
-¡JULIANA!
-¡LO SÉ! ¡LO SÉ! ¡Es muy embarazoso! ¡No me regañes!
Damián gruñó pasando ambas manos por la cara, rogando a los Pokémon Creadores que le dieran paciencia porque como le dieran fuerza ¡la mataba! ¡Pero ¿Cómo se le había ocurrido?! Esto no era parte del plan.
-Sé que dije que teníamos que hacer cualquier cosa para impedir que la profesora Brie y él se adentraran en lo mas profundo del Área Cero pero...Juliana ¿en serio? ¿Acostarte con él?
-No fue planeado, te lo juro.-se excusó ella casi echándose a llorar por la vergüenza.
-Vale, vale, vamos a intentar ser positivos.-suspiró Damián apretándose el puente de la nariz, intentando mantener la calma.-Tal vez esto pueda ser beneficioso, si con esto Cass tiene su atención centrada en ti, menos investigará el Área Cero, eso nos ayudará a detener la investigación de la profesora y...
El gemido de Mabosstiff le hizo callar, entonces Damián miró a Juliana, dándose cuenta de lo incómoda que aquella idea suponía para ella. Se regañó mentalmente ante su insensibilidad.
-Oye, lo siento, olvida lo que dije ¿de acuerdo?-se disculpó.-¿Estás bien...?
-No lo sé.-admitió ella con un hilo de voz, dejándose caer en la cama de Damián, llevando sus manos a la cara.-Por un lado estoy bien pero por otro ¡todo es un caos! ¡No puedo creer que haya hecho esto! Encima que haya sido tan...malditamente fácil.
-Ya, puedo hacerme una idea.-susurró él acercándose a sentarse a su lado y rodear los hombros de la chica para apretarla contra él.
-Hubiera preferido que me hubiera rechazado.
-¡Pff! Ambos sabemos que Cass nunca te habría rechazado.-rió Damián encogiéndose de hombros.-Paradox ya nos advirtió de ello.
-¡Paradox!-gruñó ella alzando la cabeza al acordarse de él.-Te juro que en cuanto vuelva a verle le voy a...
-¡No le culpes! Él ya nos advirtió que tarde o temprano esto pasaría, solo te dio el empujón necesario para que, bueno, cuando volvieras a ver a Cass no tuvieras la cabeza como loca.
-Ya ¡No es que mi cabeza haya dejado de estar loca ¿sabes, Damián?!
Damián sacudió la cabeza, estando de acuerdo en que aquello no era el mejor momento. Paradox había predicho muchas cosas con respecto a Juliana y a Cass, sin embargo, Damián pensaba que quizá no era buen momento para que, precisamente, Cass tuviera que aparecer por la Academia como asistente de la profesora Brie, precisamente para ir al Área Cero, justo cuando ellos acababan de volver de su locura de viaje.
-Tendremos que lidiar con esto como podamos, de momento procura no separarte mi, intentaré cuidar de que no te vuelvas arrojar sobre Cass.-bromeó él dándole un beso en la coronilla.
-Damián...
-¿Si...?
-Necesito una ducha...
Nada mas escuchar esto, Damián de inmediato apartó su brazo de alrededor de los hombros de Juliana.
-...Y que me prestes ropa.
Damián se levantó de la cama de un salto, tomando nota mental de poner a lavar las sabanas en cuanto sea posible.
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Después de una hora, Cass no podía soportar estar más tiempo en la cama. Había estado inquieto desde que Juliana había salido de la habitación y aunque trató de consolarse pensando positivamente, finalmente no podía quedarse ahí. Se sentía triste, dolido y a la vez enfadado porque ella se hubiera ido sin siquiera despedirse pero, sobre todo, le dolía sentir que ella, de alguna manera, estaba huyendo de él. ¿Se arrepintió de haber pasado la noche juntos? Pensar en eso le hizo sentir un desagradable revuelo en el estómago.
Necesitaba tener la mente ocupada con algo, tenía demasiadas tendencias obsesivas como para abandonarse en la cama, y trató de poner su mente en el trabajo. Dentro de poco harían la primera exploración al Área Cero, y necesitaba saber a lo que se enfrentarían ahí abajo. Tenia que volver hablar con Noa, o puede que esta vez probara suerte con Mencía.
Una vez terminó de asearse y vestirse, se dio un ultimo vistazo al espejo, acariciando la zona en donde podía ver las marcas que Juliana le había dejado, igual que él dejó las suyas en ella. Por un breve momento, le vino a la mente el momento en que ella le hizo esas marcas, una pequeña sonrisa y un sonrojo aparecieron en sus mejillas. Juliana lo había marcado... ¿Estaba mal pensar que eso le gustaba?
Contempló el ocultarlas, sin embargo, una parte de si mismo, mas travieso y malicioso, decidió dejarlas a la vista de todo el mundo, preguntándose cómo reaccionaría Juliana en cuanto se diera cuenta de que no las había escondido. Sonrió ante la idea. A nadie le hace daño una pequeña venganza ¿verdad?
Dejó su habitación y se dirigió a la cafetería de la Academia mientras iba mandándole un mensaje de texto a Corín, cruzándose con algunos alumnos que se quedaron mirándolo al pasar. Cuando cruzó por la puerta de la cafetería, como una antorcha en medio de la oscuridad, su vista captó una cabellera azulada que estaba de espaldas a él, conversando con sus amigos.
Los ojos de Cass se iluminaron y sintió el impulso de ir y abrazarla, sin embargo, tuvo que obligarse a si mismo a mantener la compostura. Juliana y él no eran nada, y debía tener presente que eso era algo poco probable que ocurriera en el futuro cercano. Así que...tocaba jugar a hacerse el tonto.
Mentalizándose de ello, metió las manos en sus bolsillos y se dirigió al grupo, siendo visto primero por Mencía.
-¡Cass, buenos días!-saludó ella efusivamente con la mano, Cass no le pasó desapercibido que la espalda de Juliana se había puesto rígida.
-Buenos días, chicos.-saludó él de buen humor, situándose justo detrás de Juliana, y mostrando una sonrisa de falsa inocencia añadió.-Buenos días, Juliana ¿por qué tan estás tan abrigada?
Juliana se crispó y lo miró por el rabillo del ojos con claros deseos de asesinarlo, mientras Damián la agarraba discretamente por el antebrazo para contenerla.
-¡La pobre tuvo un accidente esa mañana!-suspiró Mencía masticando una galleta.-Se fue a hacer ejercicio con Genzaidon pero perdió el control en una curva y acabó cayendo al mar.
-Oh, vaya ¿estás bien?-preguntó con un tono de preocupación sin borrar su sonrisa, poniendo además su mano sobre el hombro de Juliana. Casi quiso reír cuando ella dio un rebote en el sitio.
-Si, perfectamente.-contestó ella entre dientes-Montar en Genzaidon es diferente a montar en Koraidon, así que...bueno...
-Cuanto lo siento ¿y estabas...sola?-preguntó con cierto tono burlón, usando su pulgar para acariciar su cuello cubierto, disimulándolo como una muestra de apoyo.
Juliana, que estaba a punto de darle un mordisco en la mano, sintió un tirón en su brazo.
-¡Ella estaba conmigo!-intervino Damián, luego de acercar a Juliana a su cuerpo y alejarla del toque de Cass antes de que allí se diera lugar una batalla.-Fui con ella para desayunar juntos y pude ayudarla tan pronto como cayó al agua.
-Vaya, menos mal ¿y cómo es que Juliana tiene puesta esta ropa?-preguntó casualmente, mirando las prendas mas grande lo normal que cubrían el cuerpo de la chica.
-Pues...siempre llevo equipaje extra porque...bueno ¡ya la conoces! Ella es la señorita que atrae todo tipo de problemas los problemas.-siseó la ultima palabra mirando a Juliana.
-Si, lo sé muy bien.-contestó Cass encogiéndose de hombros.-Que suerte has tenido Juliana, de que tu mejor amigo estuviera ahí contigo con una muda limpia para que te cambiaras. Así no te resfriarás.
Juliana rechinó los dientes, con unas ganas inmensas de clavarle el tenedor en un ojo ¡ese maldito niño se estaba divirtiendo a su costa!
-Tu también parece que has sido afortunado ¿no, Cass?-preguntó Noa de mal humor, mientras tomaba su zumo de naranja, señalando al cuello de Cass.-No es que sea de buen gusto ir paseándote por la academia con eso en tu cuello.
Juliana se puso roja hasta las raíces del cabello al ver a lo que se estaba refiriendo su amiga, totalmente alucinada de que Cass fuera tan descarado como para dejar a la vista aquellas marcas ¡¿Pero se había vuelto loco?!
Cass, como si nada, se acarició el cuello fingiendo que acababa darse cuenta de que las marcas estaban ahí.
-Oh, lo lamento por eso, no me di cuenta de que estaban ahí-dijo tomando asiento, justo al lado de Noa-Supongo que el ser nuevo aquí me da algo de popularidad.
-Y no te olvides ¡eres un campeón! Eso tiene que hacerte muy interesante para las chicas.-sonrió Mencía guiñándole el ojo, divertida por la situación.
Cass miró a Juliana por el rabillo del ojo, antes de dejar salir una sonrisa burlona, apoyando su rostro en su puño.
-Si, supongo que para algunas seré irresistible.
-No, no, no, no.-rogó por lo bajo Damián rodeando por completo a Juliana con sus brazos al verla que iba abalanzarse sobre Cass para ahorcarlo ¡a este tipo le encantaba bailar con la muerte!
Noa miró uno a otro con expresión indescifrable mientras que Mencía solo se mantenía entretenida ¡que divertido era todo!
CONTINUARÁ...tal vez...
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