Esperanza
Cass miró fijamente los ojos de Juliana, un poco atontado, sin embargo, el tono de voz con el que se dirigió a él fue duro, haciéndole regresar al mundo y volver a ser consciente del estado lamentable de su situación...
A falta de respuesta, Juliana tiró de él para acercarla a ella, su diferencia de alturas no era demasiada, pero suficiente para que Juliana tuviera que alzar ligeramente la cabeza para que sus labios se acercaran a la oreja de Cass.
-No hagas una escena, niño, la mitad de la escuela nos está mirando.-le advirtió con tono severo. Cass quedó quieto, sin decir una palabra, como si se le hubieran quedado atascadas en la garganta. Entonces Juliana se separó de él y le dedicó una sonrisa.-¡Menudo susto ¿verdad?! Perdona a mi amiga, espero que esto no te haya dado una mala impresión de nosotras.
-Ah...yo...
-De nuevo, mis disculpas-intervino Noa colocándose junto a Juliana y entrelazando su brazo con el de ella e ignorando por completo a Cass añadió:-Juliana, no sabía que volveríais hoy, tenia entendido que vuestra expedición iba para cerca de tres meses.
-Oh, si, lo siento por eso. El viaje ha sido bastante movido y hemos tenido que volver antes.
-Podrías haber avisado y así nos habríamos ido a desayunar todos juntos.
-Ya, es que volvimos anoche y digamos que...llegar aquí también fue movido.-contestó dirigiendo una mirada a Cass por un breve momento.-Damián estaba bastante cansado cuando llegamos y se fue directamente a su habitación, yo apenas llegue a hacerle una llamada a Mencía antes de quedarme dormida.
Cass, que aun guardaba silencio, le llamó la atención las palabras de la chica ¿era eso lo que estaba haciendo en el techo de la Academia? ¿Simplemente hablando por teléfono con Mencía?
-¡Fue muy mala suerte!-se quejó Mencía-Justo estaba teniendo un combate muy divertido con Cass cuando llamaste ¡el pobre se había quedado muy decepcionado al saber que no estabas en la Academia! Parecía tener muchas ganas de conocerte, Juliana.
-Si, estoy segura de eso...-susurró ella con una sonrisa nerviosa.
-¡Pero mira que casualidades de la vida, al final habéis coincidido! ¡Siempre es una alegría que un fan pueda hablar con su ídolo! ¿A que si, Cass?
-Ams...
-¡Por supuesto que estarías de acuerdo!
-Oye, Juliana ¿Dónde está Damián ahora?
-No le visto, pero ayer antes de separarnos me dijo que iría a entregarle lo que encontramos al profesor Hugo a primera hora de la mañana.
-¿Encontrasteis mas de esas extrañas especias?-preguntó Mencía.-Mis Pokémon se hacen mas fuertes luego de comer cualquier cosa que prepara Damián con esas hierbas tan raras ¡me encantaría que preparara algo para ellos un día de estos!
-Ojala fuera solo las especias...-susurró por lo bajo, pero Noa fue capaz de escucharla y la miró con una ceja arqueada.-Bueno, no sé vosotras, pero yo aun no he desayunado. Mencía me tuvo atrapada en un combate nada mas verme y el estomago me está rugiendo más que un Snorlax en ayunas.
-¡Ostras, es verdad! ¡Yo tampoco he desayunado y mira la hora que es!-exclamó Mencía sorprendida mirar la hora que marcaba en su Smart Rotom.
-A mi tampoco me importaría comer algo, apenas tome una barrita de cereales esta mañana.-dijo Noa encogiéndose de hombros.
-Como siempre, tus saludables hábitos alimenticios brillan por su ausencia.-comentó divertida Juliana.
-Le mandaré un mensaje a Damián a ver si se quiere venir con nosotras.-dijo Mencía comenzando a presionar la pantalla del Smart Rotom.
En ese momento, Juliana giró la cabeza y sus ojos conectaron con los de Cass, haciéndole sobresaltar ante el nuevo contacto visual. Lo miró por unos segundos antes de entrecerrar ligeramente los ojos y esbozar una nueva sonrisa.
-Cass ¿te gustaría unirte a nosotras?-preguntó entonces, causando que tanto Noa como Cass la mirara como si acabara de salirle una segunda cabeza.
-¡¿Que...?!-exclamó Noa con indignación ¡¿pero en qué estaba pensando su amiga?!
-¿Qué? Mencía ha dicho que es mi fan y tu casi le atinas con el ataque de Galan. Creo que no sería educado dejarle solo como si nada ¡hay que ser amable!-dijo Juliana inclinando la cabeza hacia un lado, haciéndose la niña inocente.
-Eso no es lo que yo...-intentó protestar Noa, aun consternada.
-¡Es una idea genial, Juliana!-exclamó Mencía dirigiéndose entonces a Cass para rodearle los hombros con su brazo.-¡Vamos! ¡Así podrás conocernos a todos mejor y podrás charlar un rato con Juliana! ¡Seguro que será divertido!
Cass parpadeó confundido antes de dirigir su mirada hacia Juliana, quien en ese momento parecía evitar el contacto visual mientras se concentraba mejor en relajar el ceño fruncido de Noa. Bien ¿Qué estaba pasando aquí?
-Si no supone una molestia que os acompañe, estaría encantado de desayunar con vosotras.-asintió sin quitarle la vista de encima a Juliana.
Y así, el grupo emprendió la marcha a la cafetería de la Academia. Juliana y Noa iban por delante, charlando entre ellas o teniendo algún tipo de discusión a juzgar por la expresión molesta de Noa y por la sonrisa incómoda por parte de Juliana. Mientras, más atrás, Cass caminaba con Mencía aun rodeándole los hombros, atrapado en el incesante monólogo de la campeona, mientras mantenía sus ojos clavados en la espalda de Juliana con varias preguntas en su cabeza, aun perturbado por volver verla y, sobre todo, por su extraño comportamiento.
No era la reacción que esperaba de su parte con su reencuentro luego de tanto tiempo.
-¡Hey, chicas!-se escuchó una voz masculina que hizo que Cass levantara la cabeza, sorprendiéndose de ver un hombre que se les acercaba al trote ¿Quién era...?-Acabo de ver el mensaje de Mencía, en serio ¿Qué es eso de no comer la comida mas importante del día?
-Lo siento, lo siento, Damián, es que justo me he encontrado con Mencía y...
-Si, si, ya, no digas nada mas, sé cómo termina esa historia...-rió el tipo rodando los ojos mientras esbozaba una sonrisa de resignación.
-¡Pero bueno! ¡Vaya manera de retratarme tenéis!-protestó Mencía desde atrás inflando las mejillas como una niña.
Damián se inclinó de lado para mirarla, pero al hacerlo sus ojos justo se posaron sobre el chico que estaba atrapado en el abrazo de Mencía. Cass pudo ver que aquel tipo abría los ojos con sorpresa.
-¡¿Paradox...?!-exclamó de repente, sorprendiendo a Cass ¿Cómo le había llamado?
-¡EJEM!-exclamó entonces Juliana cortando a Damián que iba a decir algo mas, y haciéndole un gesto con la mano cerca del cuello, indicándole que dejara de hablar.
Damián miró alternativamente a Cass y a Juliana, totalmente confundido por la situación.
-Esto...¡Damián, éste es Cass, ha venido desde la Academia Arándano de la región de Teselia para ayudar a la profesora Brie en su investigación en el Área Cero!-presentó Mencía señalando al chico en cuestión, olvidándose del momento extraño que acababa de ocurrir.-¡Y aunque no lo creas, también tiene el rango de Campeón! Así que es super fuerte ¿a que es genial?
Damián tuvo un tic en el ojo al escuchar a Mencía y miró a Cass, que seguía confundido por toda esta interacción, luego a Juliana, que había apartado la mirada a otro lado, y Noa, que se mantenía aferrada al brazo de Juliana con una expresión molesta, y casi al instante palideció, uniendo los puntos de lo que aquello significaba. Pareció querer decir algo, pero se quedo abriendo y cerrando la boca como un Margikarp fuera del agua.
Que situación mas incómoda.
-E...Encantado de conocerte...Cass-salió casi como un susurro, inseguro y nervioso, alternando su mirada en él y en Juliana.
-Igualmente ¿Damián, verdad? ¿Eres otro amigo de Juliana?-preguntó Cass la misma inseguridad que mostraba Damián, haciendo que el ambiente fuera todavía mas incómodo.
-Su mejor amigo, de hecho.-añadió Damián cruzándose de brazos.
"Vale ¿Cuántos mejores amigos se supone que tiene Juliana?" pensó Cass para si mismo sin poder evitarlo, con la misma voz que su irritable versión adolescente.
-Damián no tiene el titulo de campeón ¡pero te aseguro que como entrenador no tiene nada que envidiarnos! De nosotros, él fue el afortunado de ser el que se fue con Juliana a esa expedición de la que te hablé.-explicó Mencía con una sonrisa.
-O mas bien yo fui la afortunada de que Damián me eligiera a mi-corrigió Juliana mirando a Mencía sonriendo con picardía.-La expedición fue idea suya.
-En realidad fue por descarte. Tuve que elegir entre la desquiciada de los combates Pokémon...
-¡Esa soy yo!-exclamó alzando el brazo, aceptando aquello como si hubiera sido un halago.
-...a la enfadica que si le da la luz del sol se convierte en cenizas...
-¡Pero serás...!-gruñó Noa enseñando los dientes.
-...o a la que es un imán para los problemas.
-Gracias, Damián, yo también te quiero.-siseó Juliana, jurando internamente matarlo cuando nadie mirara y hacerlo pasar por un accidente.
-Pues entre todas vosotras, me quedo con la que es un imán para los problemas. Al menos los problemas que atrae vienen con buenos resultados.-se encogió de hombros como si nada, ignorando deliberadamente que estaba siendo apuñalado con la mirada por Noa y Juliana.
Cass apenas consiguió reprimir una carcajada ¿Qué pasaba aquí? No lo sabía pero ahora esta interacción le estaba resultado muy entretenida. Es una de esas situaciones en las que se puede leer eso de "dime quién es tu mejor amigo sin decirme que es tu mejor amigo".
El suave sonido fue captado por los oídos de Juliana, que lo miró por el rabillo del ojo. Se quedó pensativa unos segundos antes de volver a dirigirse a Damián.
-Hemos invitado a Cass a desayunar pero me gustaría pedirte que vayas con las chicas a la cafetería y pidáis un menú local ¡seguro que a Cass le gustará probar comida típica de aquí!
-No tengo problema pero ¿a donde vas a ir tu? ¿No nos acompañas?-preguntó Damián.
-Quiero hablar a solas con Cass.
-¿Uh...?-Cass se le cortó la risa al escucharla.
-¡¿QUÉ HAS DICHO?!-exclamó Noa, en total desacuerdo con aquella horrible idea.
-Jeje, es que Mencía me ha dicho que es un gran fan mío, y me sabe mal que esté ahora rodeado de mis amigos sin tener oportunidad de hablar conmigo primero ¡creo que es un poco abrumador!-rio ella de manera nerviosa, rascándose la punta de la nariz mientras Noa negaba con la cabeza, totalmente descolocada de que precisamente Juliana haya sugerido eso.
Damián miró fijamente a Juliana, casi como si le estuviera preguntando algo solo con los ojos, recibiendo solo un pequeño asentimiento por su parte.
-Si me necesitas, ya sabes que hacer...-dijo Damián antes de tomar el otro brazo de Noa en contra de su voluntad.
-¿Que...? P...Pero...-balbuceo Noa, sin entender nada.
-Gracias, Damián, y, por favor, pídeme de postre...
-Si, si, lo sé, un helado de naranja con sirope de uva y arándanos ¡desde luego, tus gustos son rarísimos!-dijo Damián de buen humor mientras se llevaba a Noa.
-...y por favor, que le añadan manzana confitada.
-¡Y tus gustos raros van degenerando!-terminó de decir despidiéndose con el puño en alto mientras Noa refunfuñaba.
Mencía, por su lado, soltó a Cass nada mas escuchar lo del helado y, luego de guiñarle el ojo, siguió a Damián, ahora antojada de probar esa curiosa combinación de sabores.
Una vez esos tres se alejaron lo suficiente, Juliana se dio la vuelta, encarando a Cass, que se encogió en el sitio al sentir esos ojos escarlatas clavarse en él con seriedad.
-Ven conmigo, niño.-dijo Juliana tomándolo de la muñeca y arrastrándolo con ella en la dirección contraria. Cass se dejó llevar, aunque casi perdió el equilibrio ante el inesperado contacto.
Cass aun no conocía la Academia Naranja como para saber hacia dónde estaban yendo, pero por el rato que estuvieron andando intuyó que Juliana estaba buscando un lugar en donde pudieran hablar sin que las miradas del resto de alumno recayeran sobre ellos, en especial porque parecía que Juliana estaba evitando deliberadamente caminar por los lugares mas concurridos.
Aprovechó el momento para poder contemplarla mejor, aun sintiéndose fascinado por su cambio repentino de aspecto con respecto al que recordaba, casi como si fuera otra persona pero, extrañamente, al mismo tiempo es como si fuera la misma. También pudo notar que su mano era mas pequeña que la suya. Incluso tenía la impresión que Juliana era un poco mas baja que él. Este pensamiento, por alguna razón, le hizo ruborizarse.
Para cuando quiso darse cuenta, Juliana los había metido a ambos dentro de un aula del segundo piso. Enseguida, el olor alimentos, especias y productos de limpieza invadieron la nariz de Cass, una combinación de aromas que también había olido en la Academia Arándano ¡el aula de Hogar!
Cuando Juliana soltó a Cass, éste enseguida sintió su ausencia al notar que su mano quedaba repentinamente fría.
-Vale, aquí nadie nos molestará-dijo Juliana comprobando que la puerta estuviera cerrada antes de encarar a Cass.-Vale ¿en que diablos estás pensando?
-¿Eh...?
-¿Es alguna clase de broma de mal gusto, Cass? ¿Qué haces presentándote en la Academia Naranja luego de lo que pasó aquel día? ¡Todo el mundo aquí recuerda tu cara, salimos en las noticias! ¡¿Es que quieres tener problemas?! Si no llego a actuar como si nada en el Área Recreativa, la gente se te habría echado encima ¡Noa la primera, como ya has visto!-exclamaba ella con cada frase enfadándose mas, como un Litten siseando, mientras que Cass solo la miraba apenas sin parpadear.-Encima ¡¿te apuntaste a ser el asistente de la profesora Brie para ir al Área Cero?! ¿Tienes idea de lo peligroso que es ese sitio?! Esos Pokémon no son como los que hay en el Biodomo ¡son mas peligroso de lo que piensas! ¡Ni siquiera entiendo porque tuvieron que reclutar a un estudiante de la Academia Arándano teniéndonos a tres campeonas en la Academia Naranja! ¡¿En qué pensaba el director Clavel?! Y sobretodo ¡¿en qué pensabas tu?! ¡Por Arceus ¿Cuál es tu maldita excusa para exponerte así?! ¡¿Acaso te gusta meterte en problemas?!
Juliana terminó su diatriba apenas sin respirar en el proceso, mientras Cass se quedaba mirándola sin decir nada. Se hizo el silencio por unos segundos, escuchando solo los jadeos de Juliana.
Cass sacudió la cabeza, y antes de que Juliana pudiera hacer o decir nada, él ya se había acercado de dos pasos y la atrapó en un abrazo.
Juliana jadeó, sorprendida por el acto y, sobretodo confundida. Es decir...¿ella le regañaba y él la abrazaba, como si nada? Entonces lo escuchó dejar salir un suspiro tembloroso cerca de su oreja, haciendo que ella misma sintiera un escalofrío.
-Arceus, me moría de ganas de verte.
El tono cargado de emoción que tenía esa voz hizo que Juliana apenas pudiera hacer coincidir con la que recordaba, aquello la dejó abrumada, casi como si no la reconociera pero a la vez era tan familiar, como si no se hubiera dado cuenta de que ya no estaba ante un crío de catorce años. Su expresión se suavizó y sus propios brazos, apenas teniendo control sobre ellos, se alzaron y empezaron a rodear el cuerpo de Cass, buscando devolver el abrazo.
Pero entonces, escuchó los sonidos de los alumnos del Área Recreativa, teniendo una batalla Pokémon y aquello fue suficiente para devolverla a la realidad, por lo que, cambiando la trayectoria de sus brazos que ahora empujaban el pecho de Cass, intentando poner espacio entre ellos.
-Cass, te estoy hablando en serio.-reclamó ella, intentando verse mas enfadada que avergonzada.-Oye ¡deja de poner esa cara y hazme caso!
Cass, que se negó en rotundo el dejarla ir, permitió la distancia pero sus manos no la soltaron en ningún momento. Que no se alejara demasiado de él.
-Juliana, si te soy sincero, no he escuchado una sola palabra de lo me has dicho.-confesó con cara de atontado, haciendo que Juliana, molesta, le diera un fuerte pellizco en la mejilla.-¡AUCH! ¡AUCH! ¡AUCH!
-Maldito niño ¿te apareces como si nada, te regaño y para colmo no me escuchas?-dijo ella dando pequeños tirones en la mejilla de Cass.
-¿Niño? Soy solo dos años menor que tu y ya tengo veintiún años.-protestó Cass, un poco molesto de que ella le dijera eso ¡cuando incluso se podía ver que él ya la había superado en altura!
-El que le estés dando importancia a eso ya demuestra que todavía eres un niño.
No sabiendo si echarse a reír o llorar por esta ridícula conversación, optó por reír y apartó los dedos de Juliana de su mejilla.
-Muy bien, Juliana, tú ganas ¿Qué me estabas preguntando?
Juliana abrió la boca para decir algo, pero realmente se quedó en blanco. Había dicho tantas cosas en tan poco tiempo que ahora se le había olvidado la mayoría, pero al menos, la esencia de lo que quería saber si había permanecido.
-¿Que es lo que haces aquí, Cass?
-Soy el asistente de la profesora Brie. Vamos juntos a hacer la investigación del Área Cero con respecto al fenómeno de la teracristalización y...
-No, te estoy preguntando la verdadera razón por la que estás aquí.-interrumpió Juliana cruzándose de brazos, Cass, al darse cuenta de que el momento de diversión había terminado y, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, respondió:
-¿Tu qué crees que hago aquí, Juliana?
-No me respondas con otra pregunta, niño.-siseó Juliana, con la irritación marcada en su tono.
-No, te lo he preguntado porque parece que mi respuesta de antes no te ha servido, así que yo te pregunto ¿Qué crees que hago aquí?
Juliana apretó los dientes ¿en serio iban a jugar a este juego...? Sin embargo, no se atrevía a responderle sin sentir que, de alguna manera, estaba dejándole a él algún tipo de control sobre la situación, que ya de por si era incómoda.
-Yo no creo nada-fijo finalmente.-Pero es raro que de todos las personas que hay en el Academia Arándano, precisamente seas tú al que manden aquí.
-Sigo siendo el campeón de la Academia Arándano y vengo en calidad de ayudante de una profesora de esa misma academia. Si estoy aquí es porque la Liga Pokémon de Paldea, la misma Ságita, vuestra Super Campeona, me aprobó.
-¡¿La Super hizo que...?!-exclamó sorprendida Juliana ¡¿por qué diablos Ságita aprobaría precisamente a Cass...?!
-Pero a mi la impresión que me da es que si que piensas algo al respecto, Juliana, adelante, dilo-provocó él acercándose un paso al mismo tiempo que ella retrocedía.-Di lo que ambos sabemos ¿o acaso...me tienes miedo?
Aquello pareció crispar a Juliana en mas de un sentido, al punto en que instintivamente se llevó la mano a su cinturón, justo donde estaban sus poke ball. Algo que detuvo a Cass en seco.
-¿Me tienes miedo...?-preguntó apenas con un susurro, con el dolor e incredulidad en cada una de sus palabras.
Juliana, dándose cuenta de lo que estaba haciendo, intentó corregir su postura, intentando que fuera natural, aunque no engañaba a nadie, no dadas las circunstancias.
-Intenta no llamar la atención mientras estés aquí ¿de acuerdo? Y trata de ir siempre acompañado-aconsejó cambiando totalmente de tema, entonces sintió que Cass tomaba su mano, haciéndola sobresaltar.
-No, no huyas.-dijo Cass, volviendo a estar cerca de ella, reteniéndola a su lado cuando la vio intentar escapar.-Juliana, han pasado siete años, y tenemos que hablar. Lo sabes ¿verdad?
-Cass...yo...-susurró a duras penas.
-Yo tengo muchas preguntas, mucho que decirte...¿tu no tienes nada que decirme...?-preguntó dando otro paso mas, haciendo que su nariz rozara con la de ellas.
-M...mis amigos nos están esperando...-intentó excusarse, sin embargo, se sintió atrapada por aquellos ojos dorados, que parecían anclarla en el sitio sin posibilidad de escapar.
-La cafetería está llena, no van a echarnos de menos hasta dentro de un rato...vamos, Juliana, por favor...-susurró Cass, acercándola un poco mas a él, al punto de tocar sus frentes.
Su cercanía, sus ojos hipnóticos y su aroma amenazaban con derribar la cordura de Juliana, dejarse llevar por la situación y simplemente soltar todo lo que su mente tenía que decir. Sin embargo, otra parte de si misma, mas racional la obligó a volver a poner los pies sobre la tierra.
-Yo...lo siento, no puedo, esto es demasiado.-gimió ella, poniendo de nuevo distancia entre ellos.
-Juliana...-susurró Cass con tono afligido.
-Cass, acabo de volver de un viaje bastante intenso, tu estás aquí, luego de siete años desde que...bueno, desde que pasó aquello. No podemos hablar de esto ahora. No ahora...no puedo...
Cass la miró, encontrándose con que ahora ella intentaba evitar el contacto visual y tuvo que comprender que esto era demasiado para un reencuentro, Juliana solo le había llevado ahí para preguntarle por lo que ambos sabían. Él estaba allí por ella. Pero hablar profundamente de ello, tocar lo que pasó entre ellos era demasiado, por mas que Cass se muriera por cerrar ese asunto. Renuentemente, la soltó, dejándola ir, a pesar del grito que hizo su propio cuerpo en protesta.
-Vámonos, seguro que se empiezan a preguntar dónde estamos, y no es bueno hacer enfadar a Noa.-susurró a duras penas Juliana, dándose la vuelta para que Cass no pudiera ver la expresión que estaba poniendo en ese momento.
-Juliana.-la detuvo Cass, justo cuando ella estaba abriendo la puerta.-Solo quiero que sepas...que estoy muy contento de volver a verte.
Juliana hizo un amago de voltear a mirarlo, pero al final no lo hizo y se adelantó para ir a la cafetería, dejando a Cass atrás.
A pesar de la sensación de desolación al verla marchar, el corazón terco de Cass se permitió un atisbo de esperanza, ante la evidencia de aquella interacción:
Juliana no le odiaba.
Cass no pudo evitar que una sonrisa cruzara por su cara. Por el momento, esto era suficiente para él.
CONTINUARÁ.
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