
Capítulo 37: Celos
Joel
Dicen que reírse te da más años de vida. Desde que conocí a Belén me era inevitable no poder reírme. ¿El culpable? Nolam. Me hacía gracia cómo reaccionaba cuando hablábamos de ella. Nunca había pensado en aquellos cinco meses que se podría llegar a comportar así. Lejos de enfadarme, me hacía gracia su actitud infantil. Y, para ser sincero, a pesar de detestar los celos en la gente, en aquella ocasión me era divertido.
―He quedado con Belén para una cita no oficial ―le comenté un día tras soltar el teléfono móvil en la mesita del salón. Nos encontrábamos acomodados en él mientras de fondo teníamos puesto las noticias en la televisión aunque no les estuviéramos prestando atención.
Miré de reojo para comprobar su reacción. En realidad había aceptado quedar con ella tan solo para poder decírselo a Nolam. La chica me caía bien pero no sentía nada más por ella. Por su parte también podía notar que sentía hacia mí amistad, o al menos eso esperaba. Si notaba cualquier signo que me confirmase lo contrario, le aclararía que no era mutuo.
―Vale, entonces no hacemos planes, ¿no?
―Aún no te he dicho qué día.
―El día que hayas quedado con ella no haremos planes...
―Ni que fuera a estar todo el día fuera. Es más, hemos quedado en casa.
―¿Qué?
Un muelle invisible hizo que se levantase de pronto del sofá.
―¿Aquí?
―Claro, ¿a cuál si no me iba a referir?
― A cualquier otro sitio. A una cafetería, a un bar... A comer pipas al parque... ¡Anda que no hay opciones!
―Tranqui, puedes estar aquí pasado mañana. Total, ella no te puede ver.
―¿Y? Si es una cita no oficial sin cupidos no puedo asistir sin que ella lo sepa. ¡No voy ni a poder caminar desnudo en mi propia casa porque hay una invitada! ―exclamó enfurruñado haciendo que me contuviera la risa.
―¿Desde cuándo caminas desnudo por casa y por qué no me he enterado?
―Nunca, pero tenía intenciones de hacerlo pasado mañana.
No pude evitarlo y estallé a carcajadas ante la mirada inquisidora que me dedicaba.
―Di que estás celoso en vez ponerme excusas tontas.
―¡No estoy celoso! ―exclamó gesticulando con las manos mientras me mostraba su indignación ante mis palabras y mi risa―. Ya te dije el otro día que hay algo en esa chica que no me convence...
―Pues celos, no hay otra cosa ―concluí―. Nunca te hubiera imaginado así, ¿sabes? Y me hace gracia. Teniendo en cuenta que eso de los celos es algo que no me gusta...
―¡No estoy celoso! ―repitió bufando―. No lo entiendes...
―Sí que lo entiendo, solo que a ti te cuesta admitirlo.
―Me voy a terminar unos informes ―dijo antes de marcharse a nuestra habitación.
Negué con la cabeza y me puse a jugar con el móvil. Cuando me quedé sin vidas decidí no ver ningún vídeo para que me dieran una nueva. Ya había tenido una extraña experiencia al hacerlo y no quería que se volviera a repetir. Pronto llegaría a la segunda cita oficial con Belén y eso significaba que quedaba muy poco para la última. Tenía que volver a averiguar cómo hacer para continuar en la web para poder seguir viendo a Nolam a no ser que alguien de sus clientes encontrase por fin el amor. No era capaz de imaginar cómo sería convivir con él sin poder verle, hablarle ni besarle. Sin podernos quedar acurrucados en el sofá mirando la tele sin verla. Dejar de cocinar entre risas y abrazos. Sin poder hacer todo y nada a la vez.
Cuando me di cuenta, unas lágrimas surcaban mi rostro. Llevaba un rato evadido en mis pensamientos. Sequé las dichosas lágrimas y me soné la nariz. No podía pensar en eso, tenía que disfrutar del presente. Estaba convencido de que se me ocurriría algo para continuar siendo su cliente. No iba a quedarme de brazos cruzados, lo tenía claro.
Lo primero que hice al despertarme, dos días después, fue bromear canturreando que Nolam tenía celos. Él me miró durante un momento y negó con la cabeza, dándome así por imposible. No pude evitar reírme con fuerza antes de llenarle a besos por todo su rostro, incluida su boca.
―Ya te has dado por vencido porque sabes que llevo razón ―le dije cuando separamos nuestros labios.
―Si quieres creer eso, allá tú ―me respondió encogiéndose de brazo―. Anda, ve a ducharte que vas a llegar tarde al trabajo. ¿A qué hora viene Belén?
―A las seis. ¿Quieres que se quede a cenar también?
―Si hoy llegas tarde al trabajo no voy a ayudarte con magia y te irás andando ―fue su única respuesta la cual hizo que me fuera inevitable reírme.
Nos dimos unos cuantos besos más antes de irme a la ducha. Aprovechaba cualquier momento para picarle sobre sus celos con Belén. Pero lo que no sabía aquella mañana era que esa misma noche descubriría, demasiado tarde, que en realidad no se trataba de celos. Ojalá me hubiera dado cuenta a tiempo.
💘🏹💘🏹
¡Hola! ¡Ya estoy aquí con un nuevo capítulo! Siento no haberlo subido la semana pasada pero no lo tenía terminado.
Joel cree que Nolam está celoso, ¿será así?
Tenemos cita no oficial con Belén, ¿cómo irá?
¡No te pierdas el próximo capítulo! (Seguramente será en dos semanas). Mientras esperáis, os recomiendo releer la novela.
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
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