
Capítulo 15: Viaje
Joel
Nolam tardó poco en volver en sí tras su desmayo. Sin embargo, para mí, fueron los segundos más eternos en los veinticinco años de mi existencia.
―Despierta, despierta... ―suplicaba entre sollozos.
Cuando lo hizo, sentí que el mundo volvía a avanzar después de una eternidad parado.
―Has abierto los ojos... ―dije suspirando de alivio.
―Me siento muy flojo... ―susurró―. ¿Qué ha pasado?
Lo ayudé a sentarse en el sofá y yo me puse a su lado.
―Tú... te has desmayado, Nolam.
Él asintió asimilando lo que le había sucedido.
―¿Cómo estás? Tenemos que ir al médico.
―Joel, te recuerdo que eres de las pocas personas que pueden verme.
―Pues hablo con tu jefa y le digo que...
―Nada de eso se puede hacer, tranquilo. Estoy bien ya, ¿no ves? ―Intentó levantarse pero se sentó de nuevo―. Salvo un poco mareado y algo flojo, pero no estoy mal. No llores... ―me pidió esto último secándome algunas lágrimas que aún caían.
Al final acordamos que intentaría consultar con el hermano de un amigo mío que era médico. No fue fácil sin contar nada, evitando a toda costa el motivo por el que no podía acudir al médico sin que pudiera ir por otros derroteros, pero lo conseguí. Una de las cosas que primero hice tras finalizar la llamada, fue tomarle la tensión y el azúcar.
―¿En serio os regalaron estos aparatos como regalo de bodas? ―pregunté una vez comprobé que poco a poco su organismo iba cobrando estabilidad.
―Pues hoy han servido para algo, es lo importante ―me dijo acomodado en la cama, donde yo le había ayudado a llegar.
―Pues sí ―le di la razón mientras me tumbaba a su lado, poniéndome de lado―. ¿Cómo estás ahora?
―Un poquito mejor.
No voy a mentir, aquella noche y los días que siguieron dormí poco. El sábado fue el primero en que dormí un poco más, aunque tampoco lo suficiente. No sabía las consecuencias de salud que podían acarrear su situación, como era obvio, nunca había conocido a nadie con ningún tipo de poder, ni propios ni prestados como en su caso.
Acudí a la cita no oficial con Nuria solo por la pequeña María. También lo hice porque no quería alerar más a Nolam con mi preocupación por él. Su madre se dio cuenta de que aunque estuviera allí mi mente no nos acompañaba.
―¿Estás bien, Joel?
―¿Eh? Claro, sí...
―Tu mirada no dice eso. ¿Te pasa algo? ¿A algún familiar?
―¿Un familiar? Si, una persona cercana... ―fue mi única respuesta―. Pero está mejor, así que me quedo con eso.
―Lo siento... Espero que sea leve ―dijo encogiéndose de hombros―. Mira, mi peque se acaba de despertar de su mini siesta, ¿quieres que mami juegue contigo en el parque de bolas?
La niña primero me señaló y después me saludó con la mano. Se encontraba sentada en su silleta y sonreía con felicidad.
―Me da la impresión de que quieres cambiarme por mi amigo ―bromeó Nuria y la pequeña rió.
Tras un rato de juego con María y su madre, donde la niña disfrutó mucho, me despedí de ellas para que continuaran disfrutando de la tarde del domingo.
El viaje que iba a realizar con mis amigos, lo pospusimos al siguiente fin de semana, cambiando la fecha de la casa rural que habíamos alquilado. Cuando se enteraron que no podía acudir, acabaron convenciéndome de que podíamos aplazarlo. La cuestión era poder estar todo el grupo junto y disfrutar recordando los viejos tiempos y creando nuevos omentos.
―Llámame si me necesitas, por favor ―le pedí a Nolam antes de marcharme.
―Lo haré, no te preocupes.
Me despedí de él con un fuerte abrazo y varios besos en la mejilla.
―Si te ocurre algo me lo dices. Más tarde te llamo.
―No hace falta.
Lo primero que hice nada más llegar y soltar las cosas en la habitación que por sorteo me había tocado, fue hacer una videollamada con mi familia. En ella acordé pasarme por casa cuando el viaje terminase. Aquello implicaba mucho revuelo y varias horas de viaje extras, sin embargo, merecía la pena. Tenía muchas ganas de verles. No pude estar tanto rato hablando como hubiera querido, pero también era el momento de disfrutar de la compañía que tenía conmigo. Antes de bajar de nuevo a la planta principal, le escribí un mensaje a Nolam para avisarle de que ya había llegado. No le llamé porque me había escrito para avisarme de que había tenido que acudir a una cita no oficial.
Yo: No te olvides ir y volver caminando, ya sabes que es bueno para la salud
Como respuesta recibí un emoji de una cara sonriente. Borré la conversación justo después. Habíamos acordado borrar nuestras conversaciones para no dejar rastros evidentes de que entre cliente y cupido había contacto extraoficial, aunque este fuera a su teléfono personal.
La tarde se me pasó volando, disfrutando así de la cercanía de mi gente. Era evidente que ya no podíamos quedar como cuando éramos más jóvenes, cada quién estaba realizando su vida, ya fuera profesional, de formación o incluso familiar. Así que poder quedar el grupo y hacer aquel viaje era algo que quería disfrutar al máximo y que el tiempo se ralentizará.
Por la noche, antes de cenar, volví a hablar con mi familia. Después me dispuse a llamar a Nolam, sin embargo, cuando llegó al segundo tono, la llamada se cortó. Miré extrañado mi móvil, comprobando que no había sido problema de cobertura ni batería. Antes de que pudiera volver a intentar llamarle o escribirle un mensaje, recibí uno de él.
Mi cupido personal: Solo nos podemos escribir. Mi teléfono está adaptado solo para hablar con Sonia y mi familia. Lo siento
Yo: Jo, ¿ni audios?
Mi cupido personal: Déjame que pruebe
Esperanzado, puse el volumen al máximo ante al audio de diez segundos que me envió. Sin embargo, no se escuchaba nada.
Yo: nada : (
Yo: tendrá que ser por aquí. ¿Cómo estás?
Mi cupido personal: bien, y tú?
Yo: No es una pregunta de cortesía. Estás bien de verdad?
Mi cupido personal: de verdad verdadera, verdad de la buena
Yo: Tonto...
Yo: Oye, si te llegas a encontrar mal, que no te importe que esté de viaje, me escribes y me las apaño para ir en un periquete. No me lo ocultes
Mi cupido personal: no te preocupes, no estoy tan tonto como para callarme algo así
Mi cupido personal: Estoy en casita, viendo una de las pelis malas que "tenemos prestadas" y comiendo una sopa calentita de la que me dejaste hecha
Yo: vale ; )
Mi cupido personal: y tú qué haces?
Yo: charlar contigo xd, xd
Mi cupido personal: :o nunca me hubiera esperado algo así de ti
Yo: ya ves
Yo: naah, estoy aquí en el sofá, con esta gente igual, todo el mundo desconectando un poco de la vida social con el móvil en mano
Mi cupido personal: chachi
Yo: Qué peli vas a ver? Alguna de amoríos? De las que aparece tu compañero de profesión?
Mi cupido personal: no te pillo
Yo: por lo de cupido
Yo: XD XD
Mi cupido personal: muy gracioso
Mi cupido personal: no
Mi cupido personal: ni lo de la película tampoco
Mi cupido personal: iba a ver una de asesinatos, pero he pensado, nah, mejor cuando esté Joel aquí, no quiero que se la pierda
Yo: no te sacrifiques por mí, podré sobrevivir a no ver una donde la asesina sea la nueva vecina
Mi cupido personal: ya me has chafado la película que no iba a ver! Te juro que en la sinopsis ponía algo de una vecina nueva
Mi cupido personal: pero bueeeno, lo comprobaremos algún día
Continuamos hablando un rato más antes de despedirme para cenar con mis colegas, donde las risas no faltaron.
El domingo, después de almorzar, dejamos la casa rural rumbo de nuevo a nuestros destinos. Como ya había planificado, pasé la tarde en casa de mi familia aunque eso implicase llegar a casa pasada la media noche, cuando me llevó un taxista amigo de la familia.
💘🏹💘🏹
¡Hola! Ya estoy aquí, un lunes más, ¡con un nuevo capítulo!
Joel sufrió al ver lo que le pasó a Nolam, ¡normal! Menos mal que tuvo ayuda aunque fuese telefónica.
El viaje lo pudo aplazar y fue genial.
Y nuestro Nolam se ha quedado en casa viendo una película relajadamente.
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¡Quiero leer vuestros comentarios y teorías!
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro