
Capítulo 10: La despedida de Begoña
Nolam
Allí estaba yo, de pie, frente a frente con el cupido de Begoña, acompañándoles en la última cita. Me preguntaba si la tercera persona que conociese Bego sería la definitiva o no encontraría el amor. Sabía que la echaría de menos, era inevitable. La chica era una caja de sorpresas, siempre estaba activa, risueña y le encantaba hablar. Delante de su cupido no podía mostrar ninguna sensación, solamente mantenerme imparcial, igual que él. Eran las normas. Si estas no hubieran existido, me hubiera encantado despedirme de ella aunque no pudiera verme.
―Es una lástima que todo acabe aquí ―dijo la chica antes de dar un largo suspiro―. Voy a echarte mucho de menos. ¿Nos veremos en otro momento? Fuera de todo esto de la aplicación de citas, quiero decir.
―Sí, ¿por qué no? Podemos quedar como amigos.
Justo en ese momento una notificación llegó en los móviles de ambos. No necesitaba mirar de reojo para saber qué ponía en la que le había llegado a Joel. Era de la aplicación y en ella explicaba que, tras concluir la cita, el contacto desaparecería. Noté como mi amigo se contuvo para no girarse hacia mí y preguntarme con la mirada que qué significaba eso.
―Dichosas normas ―bufó la chica―. Mientras estemos en la aplicación tampoco podemos darnos nuestros teléfonos ―ella se encogió de hombros―. En fin, de todas maneras ya nos veremos, no quiero que me pase como con mi anterior cita, aunque bueno, si no ha tenido interés en buscarme de alguna manera, ella se lo pierde. Hay más gente guay en el mundo.
Ante sus palabras pude concluir que ella también desconocía parte de la normativa, aunque por lo que podía haber observado durante ese mes, sí que se había informado más que Joel. Todo de lo que él era conocer, había sido gracias a mí, aunque eso significase tener información confidencial.
Observé cómo las tazas de café se habían terminado hacía rato y como el gofre compartido llegaba a su fin. Miré mi reloj, la cita estaba a punto de terminar.
―Me ha encantado conocerte ―dijo Begoña dándole un fuerte abrazo―. No habremos encontrado el amor entre nosotros, pero he conseguido un amigo genial.
La chica le dio varios efusivos besos en la mejilla haciendo que Joel se los devolviera después.
―Eso tenlo por seguro. Pero oye, nunca se sabe, quizás tu tercera cita sea el amor de tu vida.
Tras las palabras de él, ambos estallaron en risas.
―Nos volveremos a ver ―concluyó ella dándole un último abrazo.
―Seguro que sí ―fue la respuesta de mi amigo antes de que cada cual tomase un camino diferente con sus respectivos cupidos.
Por el camino de regreso al lugar donde habíamos quedado, no comentamos nada de lo sucedido. Una vez allí, fingimos despedirnos con cortesía mientras yo indicaba de qué forma que nos veríamos en su segunda cita cuando le llegase la notificación de la aplicación. Tras una despedida escueta, desaparecí con un chasquido de dedos, sin embargo, mi destino no era el piso. Habíamos quedado en que Joel compraría la cena en El Elipse. Aparecí en la puerta de lugar pero no me adentré en este. Desde fuera tenía buena pinta y no pude evitar echar un vistazo a las ofertas que aparecían en las cristaleras. Había sido gracias a mi compañero de piso que había conocido la comida de allí, y sin duda me parecía un lugar muy acertado para comer. Era una lástima que no pudiera hacerlo, salvo que quisiera que los allí presentes presenciaran a una hamburguesa desaparecer a bocados y crear un pánico innecesario.
Me encontraba con un pie apoyado en un muro cerca de la entrada cuando le vi aparecer. Al pasar por mi lado me dedicó una escueta sonrisa y rozó, por un breve instante, sus dedos con los míos. Él no sabía lo que podía producir en mí un gesto tan simple, pero me era inevitable lo que sentía. Estaba prohibido sentir algo por cualquier cliente, el cometido era cumplir el trabajo y nada más. Pero ya era demasiado tarde, aquel chico se estaba haciendo un hueco a pasos agigantados en mi corazón. Su sola presencia me reconfortaba y, a pesar de ser consciente de que era un sentimiento unilateral, era feliz por compartir buenos momentos con él y encontrarme construyendo una amistad. Aunque eso último también estaba prohibido. En un mes había incumplido tantas normas, que me faltaban dedeos de las manos y de los pies para contarlas.
Observé a través de la cristalera como Joel hablaba animadamente con uno de los trabajadores de allí mientras esperaba nuestro pedido. Intuí con facilidad que se trataba de Julio. Me había hablado muy bien de él y, sinceramente, me daba un poquito de pelusilla no poder conocerle yo también, pues por lo que mi amigo me había contado, se trataba de una de esas personas que merecen la pena conocer.
―¿En qué piensas? ―escuché la voz de Joel interrumpiéndome los pensamientos.
Por unos instantes tuve dudas de si me lo preguntaba a mí o a alguien al teléfono, pues llevaba consigo el móvil. Sin embargo, cuando me guiñó un ojo, entendí que me hablaba a mí mientras fingía ante los transeúntes de la ciudad que lo hacía por teléfono. Una gran estrategia ante el mundo para que este no creyese que hablaba solo. Gran táctica, aunque esperaba no encontrarme con ningún cupido por el camino.
―En que cuando termine mi trabajo podríamos venir a comer aquí ―dije encogiéndome de hombros―. ¿Nos vamos?
Él asintió y comenzamos nuestro regreso a casa.
―Ha pasado este mes muy rápido, ¿verdad? ¿Tú también vas a echar de menos a Bego? ―preguntó sin quitarse el teléfono de la oreja.
―La verdad es que sí, esa chica se gana a todo el mundo.
Mi amigo estaba comenzando una frase cuando de pronto su móvil le interrumpió, sobresaltándole y haciéndome estallar en risas de forma inevitable.
―Mierda, no pensé que algo así podría pasar ―masculló mirando de quién se trataba―. ¡Mami! ―exclamó al descolgar.
Observé su alegre sonrisa cuando comenzó a hablar con ella. Cualquiera diría que llevaban tiempo sin hablarse y, sin embargo, después de almorzar habían estado más de una hora haciéndolo. Eso me recordó algo: días atrás me había dicho Joel que había recibido una llamada de mi familia, pero aún no se la había devuelto. En fin, si no se me pasaba, aquella misma noche les llamaría.
💘🏹💘🏹
¡Hola, hola! Hoy es uno de esos jueves que hay capítulo. Además, aprovechando que mañana acaba el año, me parece una buena manera de terminarlo.
Sí, la relación de este amor prohibido va lenta, pero se va cociendo poquito a poco.
¡Bego se ha ido! ¿Qué os ha parecido el personaje? A mí me gustó escribirlo. ¿Creéis que encontrará al amor de su vida con su tercera cita?
Pobre Joel, fingiendo hablar por teléfono y sonándole en mitad de la calle.
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¡Espero con ganas vuestras teorías y opiniones!
¡FELIZ AÑO NUEVO CON UN DÍA DE ADELANTO!
¡NOS LEEMOS EL AÑO QUE VIENE!
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