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Día 58

—Gracias. Siempre estás aquí cuando más te necesito.
—¿Dónde más estaría? Tú estás donde está mi corazón. Entonces ahí es donde me quedo.
(E.Frank)

* * *

[Día 58, único]

POV ALEC

No habíamos dormido demasiado.

¿Quién diría que tener a un bebé en casa te roba el sueño?

O no, realmente no el sueño, sólo la oportunidad de dormir.

«—¿Fue así la primera vez? –le pregunté a Magnus en la madrugada, cuando él se levantó a alimentar al pequeño Rafa.

Y debería haberme importado cuando el olor a magia inundó la habitación, pero teniendo en cuenta todo...podía dejarlo pasar por una vez.

El llanto de Rafa se detuvo al instante. No pasó mucho para que volviera a quedarse dormido.

Y yo mismo ya estaba rindiéndome al cansancio, mi rostro enterrado en la almohada de Magnus, cuando sentí un beso en mi hombro desnudo.

—Con Max fue peor –me dice y tardo un poco en comprender de qué habla. Ah sí, mi pregunta–. No era un recién nacido. Tenía ya unos cuantos meses, pero igualmente nos robó horas de sueño. Afortunadamente tuvimos a toda tu familia ayudando...incluso si no lo habíamos pedido...

Magnus se ríe y quisiera poder recordarlo para acompañarlo, pero no puedo. Así que simplemente me muevo sobre mi espalda, amando la sensación del cuerpo de Magnus sobre mí. Sus labios siguen el camino de mi hombro hasta un lado de mi cuello. Muerde suavemente.

Y oh, eso sí lo recuerdo. La sensación de todo en mi interior volviéndose mantequilla y derritiéndose, electricidad viajando a cada rincón sólo por esa pequeña mordida. Mi respiración acelerada.

—Tal vez fui yo quien lo creyó más difícil. Tú no dormías, claro, pero ya amabas a Max, lo hiciste desde que lo tuviste en tus brazos y su llanto cesó. Yo, en cambio, me estaba acostumbrando a la idea, porque era obvio que tú lo querías para siempre y no sólo para unos días...

Magnus se queda en silencio un momento. ¿Culpa?

—Pero aprendiste a amarlo –busco a tientas su rostro, hasta acunarlo y girarlo hacia mí. No puedo verlo, pero siento su mirada, y él si puede verme y leer mi sinceridad– y lo has amado desde entonces. Y Max lo sabe, él te ama también. Lo has cuidado por m-mí –hay un nudo en mi garganta que me impide seguir.

"Y volverás a hacerlo cuando tenga que irme de nuevo."

Magnus no dice nada. No con palabras, él me besa como si hubiera leído mi pensamiento.

Clava su cuerpo contra el mío y yo me aferro a él con todo lo que tengo. Me abro a él no sólo para el beso, en cada sentido posible. Me entrego a él en cuerpo y alma.

Hay un rastro húmedo y salado que no sé de cuál de los dos es cuando nos separamos, de las lágrimas de quién.

—Con Rafa fue diferente. Él ya no era un bebé, pero tuvo que acostumbrarse, adaptarse, confiar en que no lo abandonaríamos... –suspira, sé que la carga de los recuerdos debe ser mucha–, pero, incluso si no dormimos y me veo horrible mañana, me alegro de tener esta oportunidad...en esta vida, contigo...

Mis dedos encuentran la piel bajo sus ojos, donde seguramente habrá ojeras mañana, acaricio suavemente. —Tú siempre serás hermoso, Magnus. Puedo no recordar todo, pero sé que eres perfecto. Y ahora –una de mis manos baja, colándose entre nosotros, hasta posarse en su pecho–, ahora que tu corazón y el mío hablan más fuerte, que tu corazón le muestra como ver además de sentir al mío, confirmo lo que antes ya sabía: no sólo físicamente, tú eres perfecto en cada sentido, Magnus Bane.

—Gracias –él voltea su rostro y besa la palma de mi mano, como hiciera yo un siglo atrás–, gracias por volver a mí, Alexander.

Esta vez lo envuelvo en un abrazo, fuerte, como si con eso pudiera hacer esto eterno.

—Siempre –y es una promesa–, mi corazón y mi alma son tuyos. Mi cuerpo puede no ser inmortal, pero mi alma sí y lleva tu nombre. Te encontraré durante cada vida, si tú me lo permites, si todavía me quieres.

—Siempre te querré y esperaré.»

Y Rafa despertó dos veces más después de eso.

Es aproximadamente medio día cuando sucede.

Yo estoy luchando con Esperanza por el pequeño Rafa.

—Puedo hacerlo –le digo, apretando al bebé en mis brazos con cuidado para no lastimarlo– y tengo que acostumbrarme y aprender a hacerlo solo. No siempre estará alguien conmigo. ¡Y no soy el primer padre ciego en el mundo, por Dios!

Esperanza emite un sonido lastimero. —Yo lo sé, guapo –hace tiempo no me llamaba así–, aprenderás pronto y serás genial, como en todo. Pero –hay un puchero en su voz– lo quiero, déjame hacerlo a mí.

Casi me rindo.

Casi.

—¿Y tú qué haces aquí? ¿A qué hora llegaste o es que dormiste aquí? –mis ojos se entrecierran, ella balbucea alguna respuesta y en algun lugar de la cocina Max se ahoga con algo que estaba bebiendo o comiendo.

La risa de Magnus se interrumpe por el sonido del timbre.

Estamos sólo nosotros, Tessa y Catarina salieron temprano con algún pretexto.

—Yo voy –Magnus y Esperanza lo dicen a la vez. Casi puedo imaginarlos, ambos mirándose.



POV MAGNUS

—¡Yo voy! –lo decimos a la vez. Esperanza me mira. Los dos sabemos quién es.

Max sale de la cocina detrás de mí y se acerca a Alexander.

Me quedo al lado de ellos y termina siendo Esperanza quien abre.

Es Isabelle Lightwood, por supuesto.

—Hola –suena entre sorprendida y alegre–, ¿qué haces aquí? ¿está Alec? Necesito hablar con él...

—Vine a visitar a Max –Esperanza responde, aunque Isabelle ya tiene su atención puesta en nosotros cuatro, la imagen que damos: una familia.

Y no creo que sea el momento para decir que la dichosa "visita" se asemeja mucho a "mudarse".

—¿De quién es ese bebé? –la voz de Isabelle es fría, igual que su mirada que va de Max a mí.

Alexander suspira y retrocede un paso, pero ahí estamos Max y yo para ser sus pilares.



POV ALEC

Esperanza y Max me habían ofrecido decir que él era el padre y a Esperanza no le importaba...

...pero no puedo. Omitir una parte de la verdad es una cosa, porque Izzy no puede saber la verdad ahora, no está lista, tal vez más adelante porque ella no saldrá de mi vida y eventualmente notará que Magnus y Max no envejecen, pero ocultar a mi hijo es algo de lo que no soy capaz.

—Déjame verlo –ella me pide, tomando al pequeño Rafa de mis brazos.

«—¿Estás seguro? –me preguntó Magnus cuando le pedí dejarme a solas con Izzy–. ¿No quieres que me quede?

—Tengo que hacer esto solo, Magnus.

—Grita si me necesitas –susurró, sus labios contra los míos en una sonrisa.»

—Parece que me mirara –puedo escuchar la confusión de Izzy–, su mirada es...no parece la de un bebé, es como si comprendiera ya el mundo...

Si supieras.

—Así que... –dice ella, cuando no respondo–, Magnus tiene un hijo y por eso te has mudado aquí, no creo que...

Alzo mi mano para detenerla, me acerco a ella para reclamar de nuevo a Rafa. Mi hijo.

—Escucha, Izzy, como te lo dije por teléfono, es una decisión tomada. Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión. Sé que no lo entiendes y no podría explicarlo. Pero... –pienso cómo explicar esto–, cuando viste a Simon la primera vez, supiste que ahí había algo, ¿cierto?

Tiene que ser así. Por lo que me han dicho, aunque no conservó su cuerpo, es su alma buscando de nuevo a mi hermana.

—Sí, pero...

—No hay peros, Izzy. No puedo explicarte todo ahora, pero eso mismo sintió mi corazón cuando el de Magnus estuvo cerca, yo no lo vi, pero mi alma y corazón lo hicieron. Lo mismo que con Rafa –y Max.

—Alec, tú apenas has decidido aceptar a Magnus, te tomó semanas y sé que yo misma te orillé a esto, yo te empujé a aceptarlo, pero...

—Nadie me empujó a nada, Izzy. Mira, sí, me tomé mi tiempo, no porque no sintiera algo por Magnus. Al contrario, fue porque sentía demasiado y no lo entendía. Tenía miedo de dar mi corazón y salir herido. Me sentía...inferior, incapaz, inmerecededor de Magnus debido a... –mi ceguera.

—Alec, cariño, tú mereces todo, hermano. Tu incapacidad para ver no te hace inferior...

—Yo lo sé –le sonrió de verdad, no es fingido–, ahora lo sé. Todavía a veces hay una vocecita que me susurra que soy muy poco para Magnus. Supongo que algún día de callara, o no, no es algo que superaré de un día para otro. Pero estoy aprendiendo que ella no tiene razón, tal vez nunca se calle, pero yo podré decirle "No" en lugar de dudar.

Siento su mirada largo rato, pero no dice nada.

—No espero que lo entiendas...

—Tienes razón. No lo hago.

—...pero ya no soy un niño, Izzy. Te agradezco todo lo que me has cuidado, y nunca dejaré de necesitarte, eres mi hermana, pero éste es mi camino, lo encontré y no voy a dejarlo ir aunque tú no lo entiendas.

—¿Los eliges sobre mí?

—No se trata de eso, Isabelle. Eres mi hermana, Magnus es el hombre que amo y Max y Rafa su y mi familia...

—¡Alec! –es todo lo que dice después de un momento, suena entre molesta y resignada, me abraza con fuerza, pero con cuidado. Juraría que deja un beso sobre Rafa antes de que la cama se mueva cuando ella sale.

Después de unos minutos, la puerta de la entrada se cierra con fuerza.

—¿Qué te dijo? –acarició el rostro de un muy quieto Rafa. La pregunta para Magnus que está en la puerta de la habitación. Siento su mirada.

Magnus suspira y entra. —Que no te dejaría, que eres su hermano y más me vale lo hacerte daño...

La duda en la voz de Magnus hace que mi ceño ae frunza. Le hago señas con mi mano para que venga hasta acá.

—Más te vale no sentir culpa, Magnus Bane. No estoy eligiendo, ya se lo dije a Izzy. No es ella o ustedes. Ambos son mi familia y ella volverá, aunque le tome algunos días calmarse. Simplemente no podía hacerle pensar que podía hacerme cambiar de opinión. Esta es mi familia, este es mi lugar. Nos falta, me falta, mucho por comprender, pero lo haremos, juntos –su mano encuentra la mía y la aferra–. Y supongo que piensas en todo lo que he sufrido estas semanas, pero Magnus antes de ti también sufrí, igual que tú. No podemos evitarlo, mi amor, incluso estando juntos el dolor no termina, pero al menos nos tenemos el uno al otro. Y es por eso que vale la pena. Hoy, Magnus, sabiendo todo lo que sé y a sabiendas de que hay mucho que no recuerdo, sin mirarte, pero con mi corazón sintiéndote, te elijo nuevamente, quiero pasar esta vida contigo.

Su respuesta tarda tanto que creía que ya no llegaría. Por primera vez él no me da un discurso y no son las dos palabras las que me lo dicen, es su voz y la devoción y sinceridad en ellas lo que me lo grita: —Te amo.

—Y yo a ti. Cada vida, cada día. Siempre serás tú, mi amor. Tú, Magnus Bane.





CONTINUARÁ...

Lo siento por tardar 🙈, lo compenso con este capítulo un poco más largo de lo normal ❤, espero que les gustara 💞

Sólo dos días más y esta historia se termina 😭😭 (no sé si dos o tres capítulos, si puedo los subo la siguiente semana) 💔

Espero que entiendan a Alec. No está dejando de lado a su hermana, simplemente no va a cambiar su decisión. No está echándola de su vida, como él dijo, sólo le da tiempo para comprender que es una decisión tomada 🙈

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