26. Acto final
Mariano.
Pedro.
Ramiro.
Diego.
Martina.
Florencia.
Belén.
Todos víctimas de un asesino despiadado, cauteloso y perfecto. Bueno, casi perfecto. Lo perfecto no existe.
Los planes de TAI sin dudas tuvieron imprevistos, pero nuestro amigo invisible siempre supo cómo esquivar los esfuerzos de la policía por encontrarlo.
A fin de cuentas, para el acto final los sobrevivientes de tercer año eran casi como TAI los había imaginado. Entre Darío y Gonzalo, solo uno de ellos debería estar vivo.
Gajes del oficio. Los planes fallan. Las cosas cambian. De eso se trata.
Hoy, lunes 30 de octubre, comienza el acto final. Para TAI era el día más emocionante de su vida.
-Che, ¿viste quién nos invitó a su casa? -le envió Darío a Gonzalo por WhatsApp al mediodía.
-Sí, no sé qué onda. Rarísimo además eso de que no le digamos a nadie -contestó su amigo unos minutos más tarde.
-Fue, capaz no quiere que se enteren los viejos. ¿A qué hora vas?
-A las 4, como nos dijo. Voy en bondi.
-Si, yo también. Nos vemos allá.
El acto final será en la mismísima casa de TAI, y lo que los adolescentes jamás se hubieran imaginado era que la teoría de Damián siempre fue cierta.
Uno de ellos fue TAI desde el principio.
Lo peor de todo es que nadie puede culpar a alguno de los adolescentes, ¿quién puede ser tan macabro para pensar que una de las personas con la que compartís varias horas diarias es un asesino serial? Hubiera sido una barbaridad el simple hecho de cuestionárselo.
Tarde, alumnos de tercer año. Tarde. Van directo a una trampa.
El reloj cucú del hogar de TAI cantó las cuatro de la tarde, y un sol radiante iluminaba una brillante tarde primaveral.
Las condiciones eran ideales, y para TAI que interpreta todo por señales, que el sol brillara en todo su esplendor era claramente un buen augurio.
A todo esto hay un factor que TAI tampoco pasó por alto pero que todos se deben estar preguntando: ¿dónde carajos está el comisario Damián Barrios y que mierda está haciendo?
Cautivo. Incomunicado. Lejos de los chicos. Lejos del acto final. Pero vivo.
Sin el detective de la investigación al mando, TAI no se ve amenazado.
Uno a uno, los alumnos de tercer año que quedaban con vida fueron al hogar de TAI, que esperaba impaciente.
Abrió la puerta, le echó una mirada a su entorno y luego la cerró. Agarró a su compañero por la espalda y lo durmió con la ayuda de su padre. Ya saben, cloroformo. Lo llevó al sótano y lo sentó en su silla correspondiente con la ayuda de su madre.
Así repitió el procedimiento siete veces más. La asistencia fue perfecta.
Todo estaba en su lugar, menos una cosa:
Tan pronto TAI durmió a Gonzalo, el último en llegar, Damián se libró de su custodia.
Sinónimo de librarse de una persona que te tiene prisionero: matarlo.
TAI le debería haber pagado a un sicario más caro. Eso pasa cuando sos un primerizo en la Deep Web.
Había conseguido librarse del cautiverio, ahora solo necesitaba comunicación y transporte. Estaba contrarreloj.
Con una jugada realmente inteligente de su parte, el comisario volvió al tablero de juego, dispuesto a acabar con la partida de ajedrez. A todo o nada.
Y ahora Damián estaba furioso.
¿Qué es peor que un comisario viudo, que mató también a su bebé, que tampoco tiene nada que perder y está furioso?
Acertaron. Peor es que TAI comience con su acto final.
-Hola, chicos. Disculpen las cadenas. Soy su amigo invisible -le dijo TAI a todos sus prisioneros, que no podían ver nada. Tenían tapada la cara.
De una forma u otra, los chicos identificaron esa voz al instante. Se horrorizaron.
Colorín colorado,
Soy tu amigo invisible,
Aquel que paró una cadena,
De personas con odio visible.
Colorín colorado,
Soy tu amigo invisible,
Aquel quien mató,
Y sin dudar,
Sangre derramó.
Colorín colorado,
Soy tu amigo invisible,
Aquel que en la penumbra,
Supo distinguirse.
Colorín colorado,
Soy tu amigo invisible,
Me juego todo lo que me queda,
Por vengar a quien nunca me dio pena,
Quien solo me inspiraba,
A ser quien yo quisiera.
Colorín colorado,
Este cuento todavía no ha terminado,
Me queda explicar,
Y rezar,
Para que todos entiendan,
La razón de mi accionar.
De una forma u otra no me importa,
Si te toca morir, morirás
De lo contrario,
Vos sí que eras alguien especial.
Me retiro por ahora,
Agradeciendo siempre a mi papá,
Por tener la heladera llena,
Y nunca dejarme atrás.
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QUE EXPLOTE TODO.
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