Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La verdad desnuda.


Amanecía. El alba se levantaba perezosamente, comenzando a reflejar los primeros rayos del sol sobre los oscilantes mares. Ishtar perdía su mirada celeste en la lejanía. Estaban cerca,pronto alcanzarían la isla, pronto recuperaría a su hijo. Respiró hondo y cerró los ojos por un momento. Desde que la increíble noticia del rapto de su único hijo había llegado a sus oídos, él no le había encontrado coherencia, le parecia descabellada e insólita. Ellos,los elfos blancos, eran amantes de la paz, y así vivían, o lo intentaban, recurriendo a las fuerzas bélicas, solo cuando la situación lo requería extremadamente. En ese momento no tenían pleitos de ningún tipo,y con ninguna raza(aunque los enanos aún les provocaran desconfianza)por eso este mal habido acto le parecia un sinsentido. Pero lo habian llevado a cabo,y por esto pagarían.

Ahren,su hijo y heredero al trono de Avarum, había sido criado igual que el mismo lo fue hace años,no solo para ser respetado y obedecido,sino tambien adorado,venerado por su distinguido linaje que llegaba hasta Amakul,el primer rey elfo conocido,el que reinó sobre sus dos razas ahora divididas,elfos blancos y negros, coexistiendo como uno. Por esto el haberse atrevido a ultrajarlo, llevándoselo como si de un fardo de heno se tratara, arrastrándole por el inmenso océano en sus desaseados drakkares, lanzándolo a sus peligrosas islas como si fuera uno más del montón,era un insulto que él como rey, no perdonaría. 

Las Eytalayas habian sido enviadas,sus aves mágicas e invisibles a cualquier ojo que no fuera élfico, para hacerle conocer el recorrido que llevaban,al mismo tiempo que les traían imágenes de sus movimientos y acciones. Pero eso no era su único propósito,esta última vez les había indicado ir mas cerca de los forajidos,no por una ventaja estratégica,sino para que Ahren las viera y supiera que pronto llegaría su liberación.

En esto meditaba cuando uno de los dos generales que lo habian acompañado se acercó hasta él para darle una noticia.

-Ya descendieron alteza...Estamos muy cerca,no nos llevará mas de dos horas el llegar a ellos-comenzó Radnigk,un militar ya entrado en años, reconocido por sus muchas victorias y su gran sabiduría-También nos llego una imagen de uno de ellos,quizás si usted ingresa a la nave,podré revelarle su contenido personalmente-.

-Hazlo aquí Radnigk-le ordenó él con voz queda.

Un pequeño silencio reveló el titubeo de aquel legendario militar.

-¿Dos horas dices?...es demasiado,deberíamos incrementar la velocidad...Con esa diferencia aún pueden escaparse-El que hablaba era su otro general, Laris,antónimo casi completo del primero. Joven,algo precipitado en sus estrategias,pero efectivo en todas ellas.Un guerrero de una destreza sorprendente con cualquier arma que esgrimiera. Su personalidad inquieta ya le era costumbre, igual que la multitud de sus particularidades. Usaba el rubio cabello característico de su raza,muy corto y cayéndole de lado,al contrario de todos ellos.Su armadura era ligera,obra creada por sus propias manos. Aún sabiéndolo ansioso,Ishtar notaba que cuando se trataba de Ahren,lo era asombrosamente más. El rey sabia que su sentir hacia su hijo distaba de ser solo el de un súbdito fiel,pero como esto no le había traído percance alguno,solo lo dejaba ser.

-No,la velocidad es la correcta...no forzaremos la naves...Nuestra aliada será la sigilosidad,no la afanosa imprudencia-sentenció él,y por supuesto,nadie rebatió esto.

Isthar miró a Radnigk, instándolo a que prosiguiera con el informe de las aves.

-Un Attar,el que los comanda, estuvo junto a Ahren durante la última noche...Lo...Lo baño en un lago...Majestad,osó poner sus manos en su cuerpo-le informó el general con un evidente bochorno, mezclado con un profundo desprecio.

Los elfos eran uno. Así se percibían. Por esto esta revelación anunciada en la cubierta de su colosal nave, oída por todos, ofendió a cada uno de igual manera.

-¡Es una imperdonable afrenta!- exclamo Laris airado- Una evidente provocación...deberíamos...

-Silencio-exigió Isthar-Haremos como ordené... Su ofensa recibirá el castigo apropiado,pero este no es momento de explosiones de sentimentalismo-lo dijo mirando a su joven general- Este es momento de actuar con sensatez y prudencia...Demostremos que no por ser pacientes,somos débiles-.





-Deben irse...¡Ya!-lo apuró Ahren, mirándolo a los ojos con urgencia- Mi Padre esta cerca...No importa lo fuertes que se crean¿Has visto el ejercito de mi padre?¿Sus naves?...¿El poderío de su flota?...Los arrasara antes de que siquiera se den cuenta. Aún tienen oportunidad... Márchense-.

Caleb lo miró ceñudo un momento, luego salió de la tienda tras Ahren,que después de decir esto, se escabullo por la abertura.

-Ahren-lo llamó tomándolo de un brazo-¿Como lo sabes?¿Estas seguro?.

El príncipe observó la mano que se cerraba sobre su brazo,y él entendiendo lo soltó. 

-Lo estoy...Están perdiendo tiempo...Reúne a tus hombres y a los de Haro, aborden sus drakkares y váyanse de aquí lo mas rápido que puedan-insistió.

Caleb negó con la cabeza quedamente,y su respiración se agitó presa de la indecisión.

-Si debo irme,si Ishtar nos encontró, te iras conmigo...Te necesito. No nos convertí en enemigos de tu reino,para terminar perdiéndote y yéndome con las manos vacías...Soy la esperanza de mi gente,y no permitiré que esta muera sin hacer antes todo lo posible-.

-Explícame-le exigió Ahren acercándose a él- ¿Porque me raptaste?¿A quien me llevas ?¿Con que propósito?...Puedo serte de ayuda Caleb...Pero necesito saber-.

Caleb suspiró pesado. No sabia si era lo correcto,aunque sentía que podía confiar en el príncipe elfo.

Decidió hacerlo.

-Hay un conjuro,uno antiguo,de eras atrás, del principio de los tiempos  El Maitale,o...-decía y Ahren lo interrumpió-.

-Voz de muerte y de vida-.

-Así es-continuó él, asintiendo-Se decía perdido,destruido del gran libro por los primeros reyes...Pero no fue así,un eremita del templo de Marok, lo transcribió,ocultándolo por milenios, descifrando cada signo y cada invocación necesaria para liberarlo. También recolecto la sangre, no lo hizo a simple vista, levantándose en guerra contra los soberanos a los que tenia que sangrar para obtenerla,fue lento,sigiloso, sangró a su descendencia, solo necesitaba unas gotas, pero debía ser su mano la que las vertiera,para que así el poder del ritual recayera sobre su ser íntegramente. Fue astuto,sagaz, asertivo,y la recolecto toda,o casi,pues solo faltaba una sangre, la de la raza mas devota y pacifica-.

-La mía...Pues al residir su ventaja en ocultarse,no podía reclamar la de mi padre-completó el príncipe, entendiendo-.

- Mi aldea fue hecha cautiva. Doscientos catorce almas,mujeres y niños entre ellos. Él conocía mi pericia,o eso dijo, me obligó con ese acto a obedecerle, jurando terminar cruelmente con su vidas,sino te tomaba de tu castillo,y te llevaba el día quinto del mes tercero, día en el que con tu sangre,completará el conjuro,y se convertirá en un dios todopoderoso, en un ser supremo,invencible. No puedo permitir que ellos mueran...ni tampoco que ella perezca,es su prisionera-dijo apretando su colgante como hacia cada vez que la recordaba-Son inocentes...Por eso es que debes venir conmigo-.

Caleb vió incredulidad y enojo en el rostro de Ahren,luego una especie de entendimiento,al final,solo una expresión profundamente meditativa.

-Dices bien, tu pueblo es inocente ¿Pero cuantos mas que tambien lo son sufrirán si lo obedeces?-le expuso al fin lo que pensaba-¿Conoces el poderío de ese conjuro?¿La mortandad que va a desencadenarse?¿El resurgir de males extintos a los que puede revivir?...Te entiendo,tu pesar y el conflicto en el que estas, pero...Esta no es la solución. Zurcirás un pequeño tramo para después ver hecha jirones la prenda-.

Caleb asintió de nuevo, y suspiró antes de responder.

-Lo se,por eso convoque a Haro y a sus cambiaformas. Lo hice para hacerle frente al terminar el hechizo, para confrontarlo cuando estos pusieron a salvo a los míos....-.

-No...-lo acalló Ahren- No podrás, no con esa magia,los superará ampliamente. No puede doblegarse con fuerza bruta,aunque esta sea tan destacable como la de ustedes. Necesitan subyugarla con una habilidad similar. No entiendo porque si necesitaba mi sangre como último ingrediente, no se infiltró en la corte y la tomó a través de algún ardid...¿Porque tener tanto reparo en el trayecto,para luego con mi rapto, ponerse al descubierto?...¿Porque me necesita allí,personalmente?...No es solo una ración de mi sangre,él me requiere para algo mas,estoy seguro de eso-.

-No lo había pensado,lo que dices es verdad,o quizás es solo, que creyéndose ya vencedor,esta mostrando finalmente sus cartas...Sea como sea, no tengo opción. Ahren,acompáñame,estemos allí ese día,aún faltan algunos para que lleguemos,en ese tiempo podemos profundizar en la mejor manera de contraatacarle, idear una forma,tú conoces sobre hechicería,has sido enseñado en ella...la hallaremos-.

Ahren negó con la cabeza y lo miró profundamente a los ojos.

-¿Confías en mi?¿Crees que puedas?-le preguntó con seriedad-.

Caleb lo hacia,lo hizo al revelarle la verdad,pero sabia que esto que el príncipe le pediría requería una confianza total.

-No puedes ir con mi padre,ni con los otros reyes para exponerles sobre la amenaza que se cierne¿No es verdad?...Te hechizó para que no pudieras declarárselas -dedujo Ahren, y él asintió-Es lógico,unidos podrían detenerlo, y si las revelo yo,o cualquier otro,su magia le alertara...y cumplirá su amenaza-Caleb asintió nuevamente, esta vez con mayor pesar- Se lo que haré,por eso te pedí confianza. Volveré con mi padre,tu marcharas siguiendo tu trayecto,como si aún me llevaras contigo. En Avarum esta todo el conocimiento de magia existente,buscare un conjuro de contraposición...El Maitale es potente,pero no infalible,ningún hechizo lo es...Voy a encontrarlo. Llegado el día acudiré...Me presentare para el ritual,y voy a vencerlo en su propio juego. Vuelvo a preguntártelo...¿Confiaras en mi?-.

Caleb lo miró.La seguridad en la mirada plateada de aquel joven príncipe, derribo todo argumento aprensivo.

-Lo haré-le confirmó- Pero hay algo que no entiendo. Él percibe tu presencia. Sabe que estas conmigo,puedo aparentar a los ojos de los demás que aún sigues siendo mi rehén,pero el advertirá que no es así....¿Como ocultaremos esto a su intuición?-.

Ahren sonrió,una sonrisa de picardía que desconcentró a Caleb por unos cuantos segundos.

-Nuestra magia,la  Sataylay,se despierta en nosotros imprevistamente,en un instante,sin previo aviso.Yo aún no la tengo,pero se me han enseñado hechizos,a los que no le di la suficiente importancia por considerarlos inútiles...pero hay uno,el Batiamen,o sea  la transferencia de nuestra esencia,al que se invocar muy bien. Lo utilizaba para engañar a mi maestro, haciéndole creer que estaba en mis aposentos,cuando me hallaba nadando en el lago, o montando en los bosques. Será suficiente para engañarlo por el momento,él me creerá contigo,mientras yo estaré en Avarum buscándole la solución a este peligro que nuestros reinos enfrentan-.

Caleb seguía asintiendo en silencio,repetidas veces,mirando el suelo. Le parecia arriesgado,quizás demasiado,pero podría resultar...podría hacerlo.

Levantó sus ojos y lo observó,sin saber porque lo hacia tomo su mano,e increíblemente Ahren se lo permitió.

-Haz como te dije...Huyan...Cuando estén cerca,yo provocare una distracción para darles algo mas de tiempo-le dijo él.

Caleb extrajo un pergamino que guardaba entre sus ropas,la ruta donde debían encontrarse con el hechicero estaba delineada en el. Caleb la conocía de memoria,por eso se la coloco a el príncipe en la mano,luego de darle un ultimo apretón suave,y volvió su mirada a él nuevamente.

-Es el mapa...Confió en ti...Te veré allí el quinto día del mes tercero...Por consideración a mi estado mental...no te retrases mi príncipe-.

Ahren le sonrió por última vez, y volvió a la tienda.

Caleb se acercó al campamento, comenzó a vociferar ordenes. Todos se pusieron en pie alertas. No dió explicaciones,solo se las daría a su líder, a Haro.

Prepararon los drakkares con premura,aunque en el horizonte aún no se distinguía nada. Alzaron las cuerdas,izaron las velas, todo con una asombrosa rapidez . Tal vez era la urgencia en la voz de su capitán,lo que los motivó, secundada por la del temible lobo rojo.

Ya se internaban en las aguas cristalinas cuando las vieron de lejos. Eran naves titánicas, reforzadas con materiales de excepcional resistencia. Surcaban las olas lentamente,pero con una potencia férrea,superiores,y estéticas. Naves construidas por los mas talentosos artesanos,y erigidas por estos a conciencia.

-Tenia razón...¿Esperara a que lo rescaten?-inquirió Haro a su lado,refiriéndose a Ahren. En su voz podían oírse notas de melancolía,y quizás alguna que otra de culpa.

-No lo especificó,pero si dijo que los retrasaría,pero no se como-le contestó Caleb. Luego para tener una visión mas nítida tomo su prismático. 

Por unos cuantos minutos, solo pudo ver a las naves acercándose a la costa.No cambiaron su rumbo aún al notar que sus drakkares se habian  fugado. Seguramente sabrían que su príncipe seguia ahí.

Caleb ya bajaba la vista cuando algo capturó su atención. Era Ahren. Estaba arrodillado en  la orilla, enrollado en una manta, con su largo cabello negro cayéndole de lado.

Eso le causo extrañeza.

Aún faltaba para que sus rescatistas llegaran hasta él,cuando de pronto lo vio deslizando por sus hombros su cobertura de piel, para después erguirse... Desnudo.

A Caleb casi se le cae el prismático de las manos. No esperaba encontrarse con tal imagen. El príncipe ya en pie, avanzaba lentamente, mientras las olas golpeaban con suavidad su esbelta figura. Era aún mas hermoso de lo que lo evocó en sus sueños,admirable,soberbio. Su espalda evocaba la inmaculada languidez de la espuma de mar, sus piernas largas la magnificencia tempestuosa del oleaje, la redondez de sus nalgas escondían la perfección de un secreto que quiere ser revelado,un pecaminoso cifrado,un enigma carnal,tan mortal como divino.

Y eso que lo veía de espaldas.

Caleb tragó saliva y se mostró ansioso. Haro pareció notarlo pues casi le arrancó el artefacto de las manos para comprobar a cuenta propia que lo tenia tan turbado.

-¡Demonios!-exclamó este,mirando la escena que a él antes lo había embobado-¿Cuanto crees que me tarde si vuelvo nadando?-.

Caleb gruño un improperio y lo miró mal.

-Nos esta ganando tiempo...un par de minutos mas-le explicó quitándole el prismático para seguir viendo.

-¡Vaya manera de hacerlo!...Imagínate si quisiera regalarnos un par de horas...¿Bailaría desnudo subido a las rocas?...Adoraría ver eso-declaro Haro ,con una expresión algo lasciva-.

-¡Que pervertido eres!-masculló Caleb sin mirarlo.

-¿Yo?-inquirió el Lobo rojo- No soy yo el que no puede apartar la vista de su trasero-.

Caleb se sonrojo brevemente y bajó el prismático. Ordenó un par de maniobras, incluyendo en estas a Haro,solo para que dejara de incordiarlo con su mirada cómplice. 

Pensó en Ahren y en lo que habian pactado. Deseo que aquel plan pudiera salvarlos, a todos, pues si el eremita lograba su objetivo, su nuevo poder afectaría a todas las regiones.

Pero sobre toda ansia,una se erigió ansiosa en su ser. Era un anhelo grande,el anhelo de volverlo a ver.



Ahren transpiraba y estaba ruborizado. Nunca había hecho nada que se acercara a esto. Los suyos no habian visto de el mas que sus manos en toda su vida,y ahora se presentaba a ellos desnudo,completamente desnudo.

Estaba avergonzado y la vez asombrado de su propio atrevimiento, pero los conocía bien,y por eso lo había hecho.

Era una ultraje mayor verlo así de expuesto,era una infamia, una injuria que no se permitirían.

Y así fue. Cuando su silueta despojada de toda vestidura llego a los ojos de los elfos que venían avanzando,todos quitaron la vista apenados. Con su exposición detuvo a toda la flota,que no osaban mirarlo por temor, pudor y decencia.

Su padre ,aún turbado, dió dos ordenes al vilo. La primera a uno de los ancianos capitanes de su más intima confianza, Antalón,de que bajara en un bote y le llevara una tunica al principe,pues seguro con la contrariedad y temor del rapto,y quien sabe que vejaciones, no atinaba a a salir de su estado atónito,ni a cubrirse. El anciano elfo,se puso en marcha el oírlo. La otra fue casi gritada a su general,a Laris,la de voltearse inmediatamente,pues al verlo en su desnudez total solo se habia quedado mirándolo con los ojos muy grandes,y con la boca muy abierta

Ahren sabia lo que Laris sentía por él.

Pensó sonriente que le había hecho el día al joven general.

Antalón bajó de la nave real, con las seriedad y prestancia que lo caracterizaban. 

Mientras este venia a él, Ahren cavilaba. 

Podría revelarle a su padre sobre aquel mal que se avecinaba,sobre el plan de aquel hechicero,para que se pusiera en contacto con los otros reyes y lo detuvieran en el acto. 

Bien podría. Morirían inevitablemente los rehenes que este tenia presos. Pero serian doscientos, y no miles y miles.

Podría,pero no. Había dado su palabra,pero más que eso...Caleb,aquel enorme rubio empecinado en tocarlo y en protegerlo...había depositado en él su confianza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro