Capítulo 26
—Padre ¿podemos hablar en privado?
—Jimin no es el momento. Todas estas personas están esperando para conocer a HyeJin —se negó, dejando al omega aún más molesto.
Jungkook notando el cambio en su aroma puso una mano en su cintura dejando ligeras caricias sobre la ropa para tranquilizarle. Ya que no podía usar sus feromonas eso fue lo único que se le ocurrió.
—No te enfades, está todo bien —murmuró en su oído ignorando la mirada que les daba el alfa mayor.
—Él prometió que no haría algo grande —masculló para que solo el castaño lo escuchara.
—¿Qué tal si solo disfrutamos de la fiesta?
El rubio terminó asintiendo rendido ante las caricias en su cintura. Tomaron la mano de la niña y se adentraron por completo, llamando la atención de todos, que permanecieron callados a la espera del discurso que daría el anfitrión.
HyeJin permanecía tímida detrás de sus padres, observando con sus ojitos grises bien abiertos a todas esas personas bien vestidas y llenas de joyas brillantes. El ambiente era una poco incómodo para ella, ya que no estaba acostumbrada a permanecer en un lugar así, pero mientras estuviera al lado de sus padres todo estaría bien.
—Señoras y señores —comenzó hablando el señor Park con una sonrisa en su rostro—, es un placer contar con su presencia en una celebración tan especial. Me complace informarles que finalmente, mi pequeña nieta será presentada ante la sociedad como una más de la familia Park...y como la heredera directa de mi puesto de presidente en Park Cosmetics.
Algunos jadeos sorprendidos se escucharon por todo el salón, incluso Jungkook conmocionado por aquella información miró a Jimin, que permanecía observando al viejo alfa con el ceño fruncido y los labios apretados.
—Se supone que esa es una desición de ella ¿por qué está afirmando algo así delante de todos? —espetó enojado apretando a su hija contra su cuerpo.
—Por favor no hagas un escándalo, yo lo resolveré —el omega acarició el dorso de su mano con cariño—, te lo prometo.
Algo dudoso solo asintió y se concentró en el señor Park, que continuaba hablando y hablando bajo el escrutinio de esa gente.
—Ahora sin más demoras, mi querida nieta, Jeon HyeJin —extendió su brazo hacia la niña, esperando que ella caminara hacia él.
La castañita miró a su padre omega con inseguridad, pero al ver que este asintió sonriéndole no dudó en caminar hacia su abuelo y tomar su mano. Varios aplausos se escucharon por unos minutos pero luego todo de calmó, por lo que la niña enseguida volvió hacia donde estaban sus padres, permaneciendo de pie entre ellos sujetando sus manos con fuerza.
—Que sepas que no me iré de aquí sin hablar contigo sobre esto —advirtió finalmente a su padre antes de caminar con su familia hacia la mesa de aperitivos.
Mientras la cachorra comía dulces como si no hubiera fin, una canción melodiosa y suave se coló por sus oídos. El rostro del rubio enseguida se iluminó y miró a Jungkook con una sonrisa y los ojitos brillosos.
—Amo esa canción, la he escuchado desde niño —comentó emocionado—. ¡Bailemos por favor!
Chilló dando un par de saltitos en su lugar, viendo la mueca que hizo el menor al escuchar su petición.
—Dale~ Jungkookie~
—No se bailar ese tipo de canciones Jimin —se negó viendo a unas cuantas parejas caminar hacia el centro del lujoso salón y comenzando a bailar elegantemente sincronizados.
—Solo déjate guiar ¿sí?
Al final pudo convencerlo y terminó arrastrándolo junto a los demás, bailando suavemente para que el alfa captara los pasos. Poco después ambos ya se movían al son del delicado piano que sonaba de fondo, sonriéndose mutuamente y sintiendo sus corazones saltar emocionados ante la cercanía. A pesar de que Jungkook no contaba ya con su lobo notaba la felicidad de Jimin, pues desde que comenzaron a bailar este no había dejado de sonreír tan hermosamente como solo él podía hacerlo.
—Quiero besarte, pero siento que si lo hago todos estos estirados van a juzgarme —musitó Jeon observando sus esponjosos labios rosados.
—No te cortes por estos "estirados"
Y no hizo falta una palabra más, pues al segundo sus labios contactaron y un suave vaivén inicio. Era algo dulce y tranquilo, solo para mostrarse mutuamente todo el amor que había entre ambos. No importaron los susurros ni las malas miradas, Jimin descansó su cabeza en el pecho firme del alfa, sintiendo su corazón agitado y latiendo anormalmente rápido, y solo pudo sonreír al pensar que solo él era el causante de ello.
—Te amo —murmuró Jungkook en su oído con cariño.
—Yo también te amo.
El resto de la noche transcurrió con calma, ellos bailando cual pareja enamorada que eran, mientras su hija hacía enloquecer al Señor Park corriendo de un lado al otro del gran salón, o comiendo muchos de los deliciosos dulces que habían en la mesa.
Poco a poco las personas comenzaron a retirarse con el paso del tiempo, y en un momento en el que Jungkook y HyeJin estaban distraídos en algo, aprovechó para hablar con su padre en la oficina de este, y aclararle que no iba a permitir que utilizara a su pequeña de esa forma.
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—Papi, me hago pipí —avisó cruzando sus piernas con una mueca. Jungkook miró alrededor intentando encontrar a Jimin pero desde hace minutos que lo perdió de vista.
—¡Oh Diosa Luna! Espera aquí, buscaré a tu padre para que te lleve a un baño.
En realidad lo hubiera hecho el mismo si hubiera sabido donde había un baño en esa enorme mansión. Resultaba más fácil encontrar a Jimin que ponerse a buscar un baño en cada habitación, que eran demasiadas, cabe aclarar.
La niña quiso ser obediente, pero al final decidió buscar un baño por sí misma porque su papá tardaba demasiado. Caminó por un largo pasillo, abriendo un par de puertas, pero solo encontró oficinas u otras habitaciones. A punto de darse por vencida y regresar al salón principal para esperar por su padre, escuchó la voz de Jimin y el abuelo Park, se oían enojados y parecía que discutían por su causa, pues su nombre salió en uno de sus gritos.
—No pienses que vas a transformar a mi hija en una heredera solo por gusto tuyo —esa fue la voz del rubio.
—¡Jimin baja el tono de voz, te recuerdo qué soy tu padre! —la seriedad en su tono la hizo sobresaltar.
—¿HyeJin qué haces aquí? —sus ojitos se abrieron de par en par cuando la voz de su papá alfa se escuchó—. ¿Estas oyendo conversaciones ajenas? Eso no...
—Te recuerdo que hace meses atrás ni siquiera te importaba su paradero ¿o acaso olvídaste qué solo te interesaste en buscarla cuándo te amenacé con quitarte la herencia?
Las palabras del señor Park lo dejaron congelado, e inclusive, se tambaleó un poco sintiéndose muy mareado de repente.
¿En verdad Jimin solo había vuelto por interés? ¿Todo lo qué había dicho hasta ahora había sido una maldita mentira?
Joder, ese omega era un gran actor, podía jurar que sus ojos brillaban cuando le decía que lo amaba. Ahora estaba consciente de que todo había sido fingido y una vez más su hija había salido lastimada por ello.
Era muy ingenuo, no debió creer en él sabiendo cómo era. Después de todo lo que hizo...¿por qué no pudo dudar más cuando regresó diciendo qué quería a su hija de vuelta? ¿Por qué malditamente se tuvo qué enamorar de él nuevamente?
Un par de exclamaciones más se escucharon dentro de esa habitación, pero después Jimin salió con el rostro rojo del enojo y los puños apretados. Jungkook seguía en shock, siendo observado por su hija que tenía los ojos cristalizados.
—Ju-Jungkook...¿t-tú escuchaste t-todo? —preguntó temblorosamente, alzando una mano para posarla en la mejilla del menor.
—No me toques —la apartó de una manotazo—. ¡Mierda Jimin, no me importa que me rompas el corazón...pero HyeJin...! ¿Es qué aún la odias? ¿O es una venganza por lo qué te hice? ¡Ya incluso perdí a mi maldito lobo! ¿Qué más quieres de nosotros?
—No es así, por favor escúchame, déjame explicarte como fueron las cosas en verdad —rogó con un montón de lágrimas surcando sus mejillas.
La había cagado, lo sabía. Debió haberle dicho como fueron las cosas desde el principio. Tal vez se hubieran molestado un poco, pero estaba seguro de que terminarían perdonándolo, sin embargo era evidente que ahora Jungkook no lo dejaría acercarse a ellos nuevamente, no después de haberlo echado a perder otra vez.
—Tu padre lo dijo claramente —espetó sujetando la mano de su hija, mirando al alfa mayor y después a él—. No te acerques a nosotros, déjanos en paz de una vez, creo que ambos pagamos lo suficiente ya.
Se dio la vuelta, caminando a pasos rápidos hacia la salida, sintiendo todo su cuerpo estremecerse por el repentino dolor en su pecho. Jimin lo había lastimado como no tenía idea, amaba a ese tonto omega de cabello rubio y sonrisa hermosa como jamás lo había hecho, y lo peor era que a pesar de lo que hizo lo seguía queriendo de la misma forma.
¿Es justo seguir sintiendo lo qué siente a pesar de sus errores?
En cambio, el omega se quedó atónito en el pasillo observando como su familia se marchaba deseando no volver a verlo. Mordió su labio inferior conteniendo sus sollozos y dándose ánimos para no tirarse a llorar allí mismo.
Los había perdido. No había duda de ello.
Todo por culpa del miedo que sentía, por ser un cobarde y no haber aclarado la situación desde hace tiempo. Pero a pesar de todo no quería darse por vencida, si al final no querían verlo otra vez lo respetaría, pero al menos debía darles una explicación.
—¡Espera! —gritó corriendo para alcanzarlos—. Jungkook por favor.
—No puedo escucharte, no quiero hacerlo —se negó con los ojos acuosos, mirando al mayor con tristeza.
—Te juro que todo lo que dije es cierto, te amo, y amo a HyeJin también —habló a pesar de lo dicho por el castaño—. Es cierto que solo regresé porque papá me amenazó con la herencia, pero cuando conocí a HyeJin simplemente me deslumbró, y mientras fue pasando el tiempo comencé a amarlos a ambos. Somos una familia, Jungkook.
—No, la familia no hace lo que tú hiciste —apretó los puños mandando a la niña a esperarlo en el auto. Le enojaba tanto el cinismo del mayor.
—Jungkookie...
—¡No me llames así! —la voz de mando hizo al omega abrir los ojos de par en par y ladear la cabeza en señal de sumisión. No lo entendía, el lobo de Jungkook estaba dormido ¿cómo había podido utilizar su voz de mando?
De pronto el alfa cayó arrodillado tapando su boca con su mano mientras tosía con fuerza una y otra vez. Un fuerte dolor de cabeza lo aturdió y pequeñas gotas de sangre comenzaron a salir de su boca.
—¿J-Jungkook? —murmuró entrecortadamente agachándose a su lado.
El mencionado apretaba la ropa sobre su pecho con fuerza sin poder parar de toser, su garganta escocía y la sangre no paraba de salir. De pronto varios puntos negros comenzaron a tapar su visión y terminó cayendo desmayado en los brazos de Jimin, que aterrado terminó llamando una ambulancia para llevarlo al hospital.
¿Cómo una tarde tan linda había terminado así?
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