Capítulo 25
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El flash de la cámara era constante, escuchaba al fotógrafo hablarle pero en verdad no le prestaba demasiada atención. Su mente solo se enfocaba en la llamada que había recibido en la mañana. Su padre le había llamado y eso solo significaba una cosa.
Quería conocer a HyeJin.
No tuvo el valor de contestarle porque era bastante evidente lo que diría. Esa era la razón por la cual no lograba concentrarse en la sesión de fotos que estaba haciendo para una marca bastante reconocida. A eso debía sumarle que finalmente la prensa había explotado al enterarse de que tenía una hija. Fue inevitable no ser descubiertos cuando los últimos días, aprovechando que Jungkook aún terminaba de recuperarse y no debía ir a trabajar, habían salido juntos a pasear muchas veces. Obviamente, teniendo cuidado de no fatigar ni estresar demasiado al alfa pues eso podía significar un retroceso en su mejoría.
—¿Jimin dónde tienes la cabeza? —la voz de Hoseok lo trajo de vuelta, sacudiendo su cabeza levemente para intentar deshacerse de sus pensamientos—. Tú padre está esperándote afuera.
—Dile que...estoy ocupado, que debo terminar con la sesión y saldré tarde de aquí —sí, sabía que era un cobarde por evitarlo pero aún así le estaba pidiendo a Hoseok que lo excusara.
—Jimin el fotógrafo acaba de decir que seguirán otro día.
—Maldición —suspiró pasando una mano por su cabello, completamente frustrado—. Dile que iré en unos minutos, voy a cambiarme primero.
Una vez cambiado, y luego de darse ánimos mentalmente, decidió ir a ver a su padre, que lo esperaba sentado tranquilamente en una de las oficinas del enorme edificio.
—Hola padre —murmuró adentrándose.
El hombre de blancos cabellos lo miró seriamente, viéndose bastante intimidante con aquel traje negro hecho a medida y los zapatos relucientes, y no hablemos del aroma fuerte y penetrante a alfa que reinaba en la oficina. Se puso de pie en cuanto el omega se acercó, dejando casto beso en su frente con las comisuras ligeramente elevadas.
—No te veo desde hace meses, al parecer has estado demasiado ocupado para visitar a tu viejo padre.
—No es así papá, yo...
—Está bien, supongo que volver a ver a tu hija te ha tenido bastante nervioso. ¿Cómo es mi nieta? ¿Se parece a ti? —preguntó con un brillo ilusionado en sus ojos.
—Es precisosa papá. Tiene el cabello castaño y ojos grises como Jungkook, pero en lo demás...es muy parecida a mí.
—Quiero conocerla Jiminie. Deseo presentarla ante la alta sociedad como mi nieta y la futura heredera de Park Cosmetics —el mayor habló ilusionado, haciendo al rubio fruncir el ceño.
—No papá, HyeJin aún es demasiado pequeña para esas cosas —se negó viendo la mueca que se formó en el rostro del alfa.
—HyeJin está destinada a vivir grandes cosas, en esa pocilga en la que vienen y llendo a esa escuela no podrá desarrollar todo su potencial, solo quiero que tenga lo mejor de lo mejor.
—Ella es una niña educada y muy inteligente. Jungkook la ha criado muy bien, no necesita dinero ni lujos de ningún tipo, es feliz viviendo así —tomó la mano de su padre queriendo hacerlo entrar en razón, pero conociéndolo como lo hacía, estaba seguro de que no lo haría cambiar de opinión.
—Ya di la noticia a las familias más influyentes de Corea, en dos días será la presentación.
—Papá por favor —rogó pero por el rostro rígido del hombre supo que no lo iba a hacer ceder—. Bien, la llevaré a esa fiesta, pero debes prometerme que luego de eso la dejarás en paz, al menos hasta que tenga la edad suficiente para decidir si quiere o no ser parte de ese mundo.
El alfa suspiró pero al final terminó accediendo. Podía parecer alguien estricto y demasiado exigente por fuera, pero él solo deseaba lo mejor para su hijo y su nieta.
—Promete que no harás nada demasiado grande.
—Está bien, lo prometo.
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Abrió la puerta, soltando un suspiro y pasando una mano por su cuello, algo adolorido. La conversación con su padre, si bien no había sido como la esperaba, lo había dejado bastante agotado.
Soltó su bolso sobre el sofá y se dejó caer en uno de los asientos, cerrando los ojos y respirando hondo. Solo pensaba en cómo decirle a Jungkook sobre esa dichosa fiesta, era consciente de que el alfa se negaría de manera renuente y no tenía idea de que hacer para convencerle.
—¡Mami! —abrió los ojos de par en par al sentir el pequeño cuerpo de su cachorra rodear como pudo su anatomía.
—¿Co-cómo me llamaste? —preguntó con voz temblorosa sujetando las mejillas de la castañita.
—Yo... —abrió mucho sus ojitos dándose cuenta de lo que había dicho. La palabra había salido de su boca espontáneamente sin darle tiempo a su cerebro de procesarlo—. Pe-perdón si te molesta, y-yo no...
—No me molesta, mi amor —un par de lágrimas surcaron su rostro, mientras una enorme sonrisa estiró sus comisuras—, al contrario, me encanta.
La abrazó con fuerza liberando sus dulces feromomas, sintiendo todo el cansancios y las preocupaciones desaparecer de su cuerpo. Su omega se encontraba feliz a más no poder, aullando y saltando alegre en su interior como si fuera un cachorro de nuevo.
—¿Cómo es eso de que están repartiendo abrazos y no me avisaron? —la voz del alfa los hizo separarse ligeramente, dejando ver a Jimin con ojos llorosos.
El castaño rápido se acercó, preocupado de que algo malo le hubiera sucedido al omega, pero cuando vio las sonrisas en los rostros de ambos se tranquilizó un poco.
—Hye me llamó mamá —profrió el rubio con emoción clara en sus facciones.
—¿Mamá? —ladeó la cabeza extrañado.
—Es...que ya tengo dos papás —musitó la niña jugando nerviosamente con sus deditos—. Pero mamá no tengo, así que pensé que podía llamarle así ¿hice mal?
La cachorra lo miró con un pequeño puchero que lo enterneció, alzándola en brazos y dejando un beso en su mejilla.
—Si a Jimin no le molesta...
—No lo hace —afirmó poniéndose de pie y abrazándolos a ambos, dejando un beso en la sien de la niña y otro en los labios del alfa.
Ese mismo día durante la noche, ambos acurrucados en la cama, Jimin le contó de la conversación con su padre y del deseo de este de presentar a la niña como una más de la familia Park. El de ojos grisáceos, aunque renuente al principio, terminó accediendo, confiando en el trato que habían hecho el omega y su padre en dejarle la desición a la cachorra cuando tuviera la edad suficiente para decidir por sí misma.
Y al final, esos dos días pasaron como si nada. Los tres habían ido ese día en la mañana a comprar ropa adecuada para la reunión, pues al ser solo para personas de la alta sociedad habían ciertas normas que no podían ser rotas.
Los tres se encontraban justo en ese momento frente a la gran mansión de los Park, observando como la niña abría su boquita sorprendida por tanto lujo. Jungkook frunció el ceño y aflojó un poco su corbata azul cielo, estando algo incómodo y nervioso en el lugar, no le gustaba para nada ese ambiente. Jimin lo notó al instante, entrelazando sus manos y dándole una sonrisa tranquilizadora que hizo al alfa suspirar.
¡Luna! ¡Ese omega lo tenía completamente a sus pies!
Se adentraron a la enorme instalación, topándose con el señor Park al instante de haberlo hecho. El hombre solo miró a la niña, que tomaba la mano de sus padres sin dejar de ver asombrada a su alrededor, con un brillo intenso en sus ojos. La pequeña parecía una pequeña copia de su Jiminie.
—Sean bienvenidos —saludó cordialmente acercándose a los recién llegados—. Me alegra por fin conocerte, HyeJin.
—¿Mami quién es él? —preguntó extrañada viendo al alfa mayor agacharse frente a ella.
—Es mi padre HyeJin, tu abuelo.
—¿Otro más? —preguntó curiosa sacándole unas risitas a los mayores. Jungkook asintió y ella le sonrió grande al hombre, haciendo que sus mejillitas se abultaran más de lo normal—. También me alegro de conocerte, abuelito Park.
—Venga, entremos de una vez, todos están ansiosos por concer a la pequeña HyeJin —revolvió el cabello de la cachorra con cuidado de no despeinarla demasiado.
Las enormes puertas del salón se abrieron, dejando pasar una suave música clásica que inundó sus oídos. Un montón de personas estaban reunidas allí, unas conversando, otras bailando o comiendo algunos de los aperitivos que habían sobre la gran mesa rectangular que estaba en la esquina del salón.
Todo el lugar gritaba a lujo y dinero.
El alfa dio un silbido asombrado, pero Jimin solo frunció en ceño mirando descontento a su padre por la cantidad de personas en el lugar.
—Padre ¿podemos hablar en privado?
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En el próximo cap todo se va a la m****.
Guerra avisada no mata soldado 🙃
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