Capítulo 2
—¡Eso es! Perfecto, Jimin. —El flash de la cámara comenzaba a aturdirlo un poco, pero sin importar eso siguió posando, cambiando de posición cada que él fotógrafo lo pedía—. ¡Muy bien! Solo dos más yyyy... listo.
—¡Muchas gracias a todos!
Jung Hoseok, su mánager, comenzó a hacer varias reverencias, agradeciendo por el trabajo del staff. En cambio, él solo rodó los ojos fastidiado sintiendo su cabeza punzar, Hoseok a veces tenía demasiada energía. El chico era pelinegro y de bonitas facciones. Es más, podría pasar por modelo también; solo que debido a los estereotipos impuestos por la sociedad, el modelaje era cosa de omegas, muy pocos alfas se atrevían a dar ese paso.
Suspiró, caminando hacia su camerino con el alfa detrás de él. Se sentía exclusivamente cansado ese día. No había podido dormir bien la última semana, debido a la sobrecarga de trabajo que tenía ahora que están empezando un nuevo contrato con una famosa marca de maquillaje; y las estrictas dietas no ayudaban a que tuviera más energía. Los últimos dos días se había sentido decaído y algo débil.
—Averigüé todo lo que me pediste. —Eso lo hizo ponerse alerta, prestando atención a lo que tenía que decir su mánager y amigo—. La niña tiene 6 años, va a la primaria Yeonhui-dong, es una de las mejores de su clase.
Le mostró una carpeta con varias fotos. En unas salía solo la niña interactuando con sus compañeros en la escuela, pero en otras salía junto al alfa de cabello castaño. Al parecer siempre iba a llevarla a la escuela y la despedía con un beso en la frente.
—Bien, eres bastante eficiente cuando te lo propones —elogió, frotando ambas sienes con la punta de los dedos índice y medio— Él es médico ahora, ¿no?
—Sí, trabaja en el área de Cardiología del Hospital Universitario Myungwoo.
—Lo suponía —asintió lentamente, poniéndose de pie.
—De todas formas... ¿Quiénes son ellos? —cuestionó ladeando la cabeza con curiosidad. Le parecía extraño que Jimin lo hubiera mandado a investigar así de pronto.
—Ellos son mi hija... —dijo haciendo que el mayor abriera los ojos en demasía, sorprendido por la noticia que acababa de recibir—, y mi antiguo alfa.
Bajó el cuello de su camiseta, mostrando lo que ahora era solo un simple vestigio de lo que un día fue una marca, rosácea y reluciente. Una marca de posesión que fue hecha en contra de su voluntad. Ese alfa, no contento con haberlo violado en aquel salón, también lo marcó, arruinando su vida universitaria en el proceso.
Sin dar tiempo a que el alfa reaccionara, salió puerta afuera en camino al estacionamiento para marcharse de ese lugar. Necesitaba descansar y comer algo. Al salir, un número elevado de fans lo esperaban afuera con papeles para que les diera un autógrafo. En verdad no tenía ánimos para eso, pero no podía defraudar a sus seguidores.
Dio autógrafos por varios minutos, hasta que ya no aguantando más comenzó a caminar hacia el estacionamiento, donde su chofer personal lo esperaba. Divisó el auto a unos diez metros, pero antes de llegar siquiera a la mitad de la distancia que debía recorrer, sintió un fuerte mareo aturdirlo. Sus piernas temblaban y sentía un molesto pitido en sus oídos. Dio un par pasos bastante desequilibrados antes de perder toda la fuerza de su cuerpo y caer al piso, aún consciente de todo a su alrrededor.
—¡Jimin! —El grito de Hoseok lo hizo ladear la cabeza, pero no distinguiendo nada correctamente por su visión borrosa. Respiró hondo un par de veces sintiendo que todo daba vueltas—. ¡Oye! ¿Qué sucedió? ¿Te encuentras bien?
Un par de segundos más y puntos negros comenzaron a obstruir su visión completamente, terminando inconsciente entre los brazos del alfa.
[...]
—¿Puedes ir a emergencias un momento? — imitó la voz chillona de su jefe omega—. Necesito que le digas a la enfermera Song que venga aquí —murmuró de igual forma, haciendo muecas de disgusto.
Cuando llegó a emergencias encontró a la enfermera Song corriendo de un lado para otro, con vendas y suturas en mano. Al parecer había ocurrido un accidente y muchas personas habían salido dañadas, pues estaba repleta la sala. Negó con la cabeza, de seguro su jefe podía esperar a que la enfermera Song terminara lo que estaba haciendo, de todos modos ahora estaba ocupada y no es como si pudiera sacarla de allí en esos momentos.
Se dio la vuelta dispuesto a volver a su oficina, pero al escuchar varios gritos se volteó con curiosidad, observando a un alfa entrar con un omega desmayado en brazos. La enfermera Song pasó por su lado corriendo, pero deteniéndose un momento al ver a los recién llegados.
—¿Jungkook-ssi, podrías hacerte cargo de ellos? Todo el personal está ocupado ahora — pidió uniendo ambas manos y él no pudo negarse.
—Bien, pero luego debe hablar con el jefe Seokjin.
—Está bien, lo haré —aseguró, para luego seguir corriendo—. ¡AHORA APRESÚRATE!
Se acercó de forma rápida al par, haciendo caso al grito que le dio la enfermera. Un suave aroma a lavanda con un pequeño toque de jazmín llegó a su nariz. Conocía ese olor... y también conocía al chico frente a él.
Park Jimin estaba allí, tan hermoso como siempre, con su corto cabello rubio cayendo en marcados risos sobre su frente. Su rostro estaba pálido, pero sus abultados labios seguían igual de rojizos que siempre. Parpadeó un par de veces, aún procesando que la persona frente a él era quien una vez fue su omega y el padre de su hija.
—¡Rápido! ¡Ayúdelo! —le gritó el alfa de cabello oscuro al verlo en estado de shock.
—Ehh... sí, claro.
Lo llevaron a una habitación que estaba vacía, y Jungkook se encargó de examinarlo minuciosamente y extraerle algo de sangre para que le hicieran algunas pruebas. Durante todo ese tiempo tuvo que obligarse a no pensar en otra cosa. Ya sabía que Jimin había vuelto a Seúl, pero en verdad no se imaginaba que lo volvería a ver, mucho menos tan pronto.
Se ilusionó con la idea de que podría seguir con su vida normal, olvidándose de que él siquiera existía, pero a veces no tenía tanta buena suerte. Su interior era en ese momento un revoltijo de emociones. Desde la nostalgia hasta la ira, porque por un momento en verdad llegó a odiarlo, pero aún así su lobito tonto no dejaba de extrañarlo.
Jimin en Seúl representaba un peligro para él. ¿Qué tal si ahora quería pedir la custodia de HyeJin? ¿O si tal vez le pidiera conocer a la niña? No, de ningún modo accedería a eso.
Para cuando el omega despertó ya los resultados de los análisis habían salido, revelando lo que ya sospechaba desde que lo examinó. Se llenó de valor, respirando hondo para tener la fuerza y la calma para abrir esa puerta. Ahora necesitaba estar enfocado, porque no vería a Jimin inconsciente, ahora su mirada profunda estaría sobre él y eso lo ponía de los nervios.
Jimin siempre había tenido una mirada tan penetrante que ponía ansioso a cualquiera.
—Tienes anemia por un déficit de hierro en tu organismo —profirió seriamente, disfrazando con una máscara de austeridad su rostro—. Por suerte es muy ligera y podrás recuperarte rápido con ayuda de los medicamentos...
Jimin lo observaba como si fuera un fantasma quien se le apareció en ese momento. De seguro estaba igual de sorprendido que él por el reencuentro casual que habían tenido. El omega sabía que lo volvería a ver, pero tenerlo de frente, tan cambiado, lo había dejado boquiabierto. Ya no era el alfa que vestía ropa rosada para ir a la universidad, a pesar de que en su rostro se veía que llevaba un poco de maquillaje. Al menos ese día, con ese traje gris que llevaba se veía tan, o más apuesto que hace años atrás. Su cabello ahora era completamente castaño y su mandíbula estaba más marcada que antes. Sí, definitivamente el tiempo le había hecho bien a Jeon.
—Necesitas una alimentación balanceada en la que se combinen los cárnicos con los vegetales, frutas y legumbres para favorecer la absorción del hierro —continuó bajo la mirada escrutadora del rubio.
—¿Hoseok, puedes dejarnos a solas unos minutos? —su mánager solo asintió, saliendo rápidamente de la habitación—. Yo... ¿cómo está HyeJin?
Una carcajada sarcástica salió de la boca del alfa. ¿Era en serio? ¿De verdad estaba preguntando por su hija? Secó lágrimas falsas de sus mejillas, viendo al omega observarlo con el ceño fruncido, sin saber que le causaba tanta gracia.
—¿A estas alturas te preocupa HyeJin? —cuestionó no pudiendo creer lo que sus oídos escuchaban.
—Quiero verla —profirió con calma, mirando hacia la ventana de cristal que estaba frente a él.
El fuerte aroma a licor y café del castaño comenzó a volverse amargo, con feromonas de rabia emanando de su cuerpo e inundando el cuarto. Su lobo estando muy presente y controlando sus instintos. Se acercó al omega en dos grandes pasos y lo tomó con fuerza por las mejillas, escuchando el pequeño quejido que este soltó.
—Eres un cínico —su voz era baja y tenía un toque amenazador que heló la piel de Jimin—, no te acerques ni a mí, ni a mi hija —advirtió con sus ojos tornándose rojos lentamente—. No te quiero en su vida y ella no te necesita.
Se separó viendo de pies a cabeza al rubio, que temblaba en el lugar debido a las fuertes feromonas alfa. Se dio la vuelta para marcharse, abriendo la puerta para salir de la habitación, pero...
—¡Tengo derecho a verla! Soy su padre también —exclamó, apretando su ropa entre sus manos con fuerza.
—Estás advertido Park Jimin, no hagas que me vuelva el malo de la historia.
Finalmente salió, cerrando de un portazo el cuarto, dejando a un omega rubio temblando y perdido en sus pensamientos.
Espero que les haya gustado el capítulo. Voten y comenten.
Pronto entenderán porque Jungkook trata de esa forma a Jimin, bueno, no tan pronto, pero ya verán más adelante.
Gracias por leer ❤️
PD: Como dato curioso, el nombre del hospital donde trabaja Jungkook es el mismo de la serie Doctor Stranger, cuyo protagonista es Lee Jongsuk.
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