Capítulo 14
Si alguien hace un par de horas le hubiera dicho que iba a estar rebuscando en un contenedor le hubiera soltado la risa en la cara y, de paso, lo llamaría loco por decir tal tontería, o sea, él, Park Jimin, el modelo más famoso de Seúl ¿buscando en un contenedor lleno de basura? Por favor, eso sería una completa estúpidez.
Pero...allí estaba él, buscando desesperado la mantita azul con estampado de nubes que había desechado, razón por la cual su hija le había vuelto a hacer la ley del hielo, y el alfa le había le había mirado con mala cara, diciéndole un simple "resuélvelo"
Ahora se encontraba allí, desde hace un par de minutos indagando entre las bolsas de basura aguantando el mal olor que despedía el cajón ese.
—¡Assh! ¿Dónde está esa cosa?— cuestionó para sí mismo haciendo una mueca. Soltó un pequeño grito cuando una rata comenzó a trepar por su brazo, y se alejó con rapidez sacudiendo su cuerpo con asco. —¡No puede ser! ¡Esto es tan frustrante!
Suspiró con fuerza pasando su antebrazo por su frente quitando el sudor. Ese día hacía mucho sol y el calor era insoportable. Decidió volver a la casa a darse un baño y quitarse el apestoso aroma que se le había impregnado en la ropa, hallaría otra forma de reparar lo que hizo.
Había dejado de lado su orgullo y no le importó buscar en la basura para hacer sentir bien a su hija. En cuanto llegó a la casa fue directo hacia el baño haciendo caso omiso a la mueca que había hecho el alfa debido al mal olor que traía encima.
—¿Dónde está Seokjin en este momento?— le preguntó al castaño cuando se hubo arreglado de nuevo.
—¿Eh? Supongo que en el hospital ¿por qué preguntas?
—No es tu asunto— contestó de mala forma y salió del lugar bufando y soltando maldiciones por lo bajo.
Si no podía tener la manta de vuelta entonces solo le quedaba una opción, aunque la odiara y lo pusiera de mal humor debía hacerlo, era todo por su hija. Por lo que por esta ocasión dejaría de lado su dignidad, y le pediría así fuera de rodillas a ese omega que fuera a la casa e impregnara la nueva manta de HyeJin con su aroma.
Fue cuestión de minutos llegar al hospital, la casa de Jungkook quedaba relativamente cerca por lo que el viaje no tardó demasiado. Suspiró mirando la gran edificación, y armándose de valor y paciencia se adentró en el lugar.
Los médicos y enfermeras caminaban de un lado para él otro, unos con más prisa, otros con total calma hablando con algún compañero. Se dirigió hacia la recepción y allí miró como un par de enfermeras soltaban un chillido al verlo.
—¡Oh! ¡Es Park Jimin! —el par de mujeres se llevaron la mano a la boca sorprendidas. Ambas al parecer eran betas, por lo que se acercó sin dudarlo manteniendo su rostro neutro.
—Kim Seokjin ¿dónde lo encuentro?
—P-por aquí —la beta comenzó a caminar llevándolo hasta la puerta de la oficina del doctor.
Suspiró sintiendo a su omega gruñir malhumorado. Entendía la aversión de su parte lobuna hacia él. Kim Seokjin en esos momentos para HyeJin era su figura paterna, su padre omega, un "estúpido reemplazo" a su persona, y el debía aceptarlo, y conformarse, pues si hubiera estado junto a ella desde el principio Kim Seokjin nunca hubiera entrado en sus vidas.
Un padre omega se encargaba de dar estabilidad al hogar, sus feromonas dulces daban un ambiente tranquilo y protector a los cachorros. Por eso durante los primeros años de vida el omega se encarga de impregnar el hogar con sus feromonas, y los pequeños consideran que ese es el mejor aroma que jamás habían sentido. Ahora tener que ir a pedirle que riegue sus feromonas en la manta de HyeJin era una total vergüenza para un omega. Que tu cachorro prefiera otro aroma por encima del tuyo era un gancho directo a su soberbia y orgullo como parte de esa casta.
Se adentró en la oficina sin molestarse en tocar la puerta para avisar de su visita, ganándose una mirada confundida de aquel omega de cabello azul.
—Kim Seokjin —profirió diciendo con lentitud cada sílaba de su nombre.
—Park Jimin —habló de igual forma poniéndose de pie y mirando con seriedad al recién llegado—. Al fin nos conocemos en persona —una pequeña sonrisa burlona se dibujó en su rostro.
—Te diría que es un placer, pero en verdad no lo es así que me lo ahorraré
La tensión se podía, prácticamente, cortar con una tijera como si de un fino hilo se tratase. Ambos despidiendo feromonas y mirándose a los ojos fijamente, sin ningún sentimiento puro o bueno cruzando por sus mentes.
—¿Qué desea el famoso Park? —la voz socarrona del mayor lo hizo apretar los puños con rabia. Seokjin lo estaba retando, su posición y la cantidad de feromonas que emitía lo evidenciaban.
—Ocurrió algo, y la manta que le regalaste a HyeJin ya no sirve, está triste, así que quería... pedirte —tragó saliva sintiendo como se le dificultaba decir las siguientes palabras—, que fueras y la llenaras de tu aroma
—¿Ah? Hablaste demasiado rápido, no te entendí —murmuró soltando una risita cuando Park le dio una mirada asesina.
—Si en verdad te importa ella lo harás
—Por supuesto que lo haré, a diferencia de ti yo si me preocupo por lo que le suceda, al final de cuentas ella es como mi hija ¿no?
Seokjin en verdad no soportaba a ese omega ricachón que ahora quería dárselas de buen padre. Jimin llegaba ahora, después de seis años a querer imponer su presencia en la vida de la niña y eso era lo que más odiaba de toda la situación, que él, nuevamente, solo pensaba en sí mismo, sin tener en cuenta los sentimientos y pensamientos de los demás.
—HyeJin es mi hija, y por más que quieran cambiarlo no se puede, la tuve nueve meses dentro de mí, es mi sangre la que corre por sus venas —se acercó hablando cada vez más alto—, al final de cuentas tú solo eres un omega cualquiera del que Jungkook se terminará hartando
—¿Oh? ¿En serio? —soltó una risita sarcástica—. No se porqué hablas de Jungkook cuando estábamos hablando sobre HyeJin
—Cuando Jungkook decida desecharte también desaparecerás de la vida de mi hija, sin embargo, yo estaré ahí siempre porque tenemos algo en común que nadie puede cambiar —en su rostro se dibujó una sonrisa maliciosa que hizo a Jin fruncir el ceño— Algo que tú con sus aventuras ocasionales nunca has podido darle
—¿Eso es lo qué significa para ti HyeJin? ¿Un seguro para permanecer en la vida de Jungkook?
—Oye no tergiverses mis palabras —lo señaló con el dedo índice—. Simplemente hice un comentario
Se encogió de hombros dándole una sonrisa ladina al peliazul, que solo se quedó callado mirándolo con la mandíbula apretada y el ceño fruncido.
—Ahora ¿puedes acompañarme a casa de una vez?
—¿Por qué hablas cómo si fuera también tu casa? —cuestionó confundido
—Porque estoy viviendo ahí ¿por qué más sería?
La puerta se abrió de golpe y un furioso Jin entró, empujándolo con fuerza para apartarlo del camino y se dirigió hacia la habitación de HyeJin.
—¿Qué le sucede?
El alfa se veía claramente desconcertado por el enojo del mayor. Lo siguió hasta la habitación de su hija, viéndolo conversar en voz baja con la niña mientras acariciaba su cabello y dejaba que su aroma a vainilla se regara por el pequeño cuarto lleno de juguetes.
Seokjin abrazó a la niña y esta restregó su rostro en su cuello inhalando gustosa el dulce aroma. Se veía muy feliz con la presencia del mayor allí. Jimin estaba tras él mirando el intercambio de ambos con el pecho encogido. ¿Cuánto no daría porque su cachorra le diera ese trato? Amaría que la niña lo abrazara e inspirara profundo queriendo llenarse de su olor a lavanda y jazmines, justo como lo hacía con el doctor en ese momento.
—Gracias por hacer esto —la voz del alfa lo hizo ladear la cabeza hacia su dirección. El castaño lo observaba con una pequeña sonrisa—. Esto que acabas de hacer vale mucho más que toda la ropa y los juguetes que le compraste
—Me equivoqué y debía arreglarlo ¿no?
Sus mejillas estaban rojas debido a la timidez que lo invadía por recibir esas palabras del menor. Jungkook rió bajo posando su mano en la cabeza del más bajo y revolviendo su cabello rubio.
—Oye no me trates así, soy tu hyung mocoso —bromeó recibiendo una carcajada por parte del alfa.
Un carraspeo se escuchó haciendo que ambos dejaran de reír. Seokjin estaba frente a ellos cruzado de brazos y mirándolos con molestia.
—Tú y yo debemos hablar —tomó del antebrazo al menor y lo llevó a rastras hacia la habitación del mencionado—. No puedo creer que lo hayas perdonado tan fácil
—Las cosas no son así como...
—¡El maldito se jactó de estar viviendo aquí cuándo fue a verme! Desde el inicio te lo advertí, pero ya veo que no me hiciste caso, sabía que iba a enredarte de nuevo ¡Y tú cómo tonto caíste en su juego a la primera!
—No es así Jin, escúchame...
—¡Eres un estúpido! Yo que pensé que...
Los labios del alfa lo hicieron callar antes de poder terminar de hablar. Lo tenía agarrado del cabello de la nuca y apegado a él por su otra mano que agarraba con fuerza su cintura. Correspondió el movimiento con la misma intensidad con la que el castaño lo besaba. Llevó una de sus manos a la mejilla del menor, y la otra a su abdomen, levantando un poco la camiseta que llevaba, acariciando los músculos marcados. Dieron un par de pasos hacia atrás, con Kim cayendo en la cama y con Jeon acomodándose entre sus piernas sin detener el beso.
—Jungkook podemos...
Jimin se quedó de piedra al ver lo que estaba sucediendo entre ellos dos. Mordió su labio inferior para evitar que notaran el temblor. De repente unas ganas enormes de llorar se apoderaron de él, pero el cinismo con el que el omega lo observaba lo hizo retener las lágrimas y apretar las manos en puños.
—¿No quieres besarme a mí pero no te importa tener sexo con él estando la niña presente?
—No íbamos a tener sexo
—Por supuesto, y yo soy idiota —soltó con sarcasmo cerrando de un portazo la habitación.
—Eso era lo que querías ¿no? ¿qué Jimin viera todo?
—Tú fuiste el que me besó —dijo ofendido por la pregunta del alfa—. ¿Por qué me besaste así de pronto? No es normal que hagamos este tipo de cosas cuando uno de los dos no está en celo
—Quería que te callaras —soltó una risita encogiéndose de hombros, viendo como el mayor lo miraba ofendido.
—Debo irme —se levantó y comenzó a acomodar su ropa—, dejé la oficina para venir a calmar a Hye pero tengo que volver
—Entiendo, nos vemos mañana en el trabajo —se despidió acompañándolo a la puerta de salida.
—Adiós
—¿Qué tiene él que no tenga yo? —en el momento en que cerró la puerta el omega lo enfrentó, viéndose molesto y decidido a sacarle una respuesta
El alfa rodó los ojos e intentó marcharse pero el rubio se lo impidió tomándolo del brazo.
—Tú y yo no somos nada, no tengo porqué darte explicaciones —¿quién se creía que era para hablarle de esa forma? ¿Park estaba loco? —Que haya aceptado que nos llevemos bien no implica nada más que eso, tener un buen ambiente en casa mientras estés aquí, por el bien de Hye
—¿No te gusto ni un poco? —preguntó con una pizca de esperanza en su voz.
—No
—Bien, lo siento mucho, no te molestaré más —se dió media vuelta y terminó encerrándose en su habitación lo que restaba del día.
Acabo de terminar el capítulo así que no lo he revisado por lo que puede que tenga uno que otro error.
Espero que les haya gustado ^^ Voten y comenten.
Gracias por leer 💜
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