16- "Humillación"
Cuando Tthor abrió los ojos, supo en seguida que varias horas habían pasado. Intentó moverse pero no pudo. Lee- Won se había quedado dormido sobre su pecho y con sus brazos lo envolvía dulcemente.
Tthor miró hacia la ventana del altillo; aún había luz. La tarde estaba cayendo y el cielo aparecía límpido y claro. Lee- Won se movió un poco y abrió los ojos lentamente. Se encontró con la mirada de Tthor y su amplia sonrisa, lo que le provocó que el corazón se le acelerara en su pecho.
- ¡Otra vez…ese sueño!- suspiró el joven moreno.
- ¿Por qué no aprovechamos que la tarde está tranquila y me cuentas sobre ese sueño en el que aparezco yo…?
Lee- Won se sonrojó y antes de que Tthor pudiera notarlo, se levantó y caminó hacia la puerta.
- Tú sigue descansando. Yo iré a por unos vasos de leche tibia. Y de paso me fijo si sobró alguna empanada.
Tthor sonrió satisfecho y se tapó hasta el cuello con las mantas anaranjadas. Estaba tan cómodo y calentito que no tardó en adormilarse y empezar a soñar. Su mente lo llevó otra vez a la costa del Mar Oscuro junto a su padre. Un joven Samej lo miraba fijamente desde el tronco de un tilo. Era el mismo árbol en el que Tthor había encontrado los grilletes. Pero éstos ahora no estaban y el tilo brillaba frondoso a la luz de una luna llena.
- ¿Padre? ¿Eres tú…?- balbuceó Tthor, tratando de avanzar hacia el joven que se erguía frente a él. Samej le sonrió. Estiró su mano hacia él y pronunció:
- SATOR…
Tthor se quedó boquiabierto. Él ya había oído esa palabra antes. Pero su cerebro parecía estar envuelto en nubes de confusión y no lograba recordar dónde. Samej pareció ver algo en el semblante de Tthor. Lo miró de una forma extraña y dijo:
- AREPO…
Y tan rápido y sin lógica, como sucede a veces en los sueños, el rostro del joven Samej comenzó a retorcerse y en a cambiar, hasta transformarse en la cara del abuelo de Tthor, con sus ojos cansados y sus arrugas marcadas. Miraba al muchacho de una manera urgida. Pero Tthor no lograba mover ni un solo músculo de su cuerpo. Y tampoco era capaz de emitir sonido alguno. Hizo un esfuerzo grande y, justo cuando lograba levantar un brazo y extenderlo hacia su abuelo, éste ya no estaba. Y en su lugar aparecía la pequeña Abby, con expresión seria, llamándolo con desesperación.
Entonces Tthor logró moverse un poco más y se quedó sentado sobre el viejo colchón, con el rostro empapado en sudor, viendo a Abremelina parada en el umbral de la puerta, gesticulando nerviosamente.
- ¡¡¡Tthor!!! ¡Ven rápido! ¡Es Lee- Won!
El muchacho se despabiló en seguida al escuchar el nombre de su amigo. Se levantó de un salto y corrió detrás de la niña, bajando los escalones de dos en dos.
Llegó a la planta baja casi sin aliento, justo a tiempo para ver cómo Aleister sostenía por detrás a Lee- Won, inmovilizándolo por los brazos, mientras que Elypha mantenía la cara del joven hacia arriba y lo obligaba a mantener la boca abierta. Lo hizo tragar violentamente largos sorbos de un vaso lleno de leche.
Tthor se acercó corriendo y le tiró de un manotazo el recipiente. Éste salió volando por el aire para luego estrellarse contra el suelo. Empujó a Elypha con ambas manos, con tanta fuerza que éste trastabilló con una silla y cayó golpeándose la espalda con el borde filoso de la mesa.
Aleister soltó a Lee-Won y le lanzó un puñetazo al rostro de Tthor, el cual no logró evitar recibir. Sintió que la habitación se oscurecía y un dolor punzante comenzó a recorrerle la nariz. El golpe fue duro pero no lo suficiente como para tirarlo al suelo. Lee- Won empujó a Aleister hacia un costado, al ver que se preparaba para darle otro golpe a su amigo.
- ¿Qué sucede aquí?- la voz de la señora Sayr les llegó desde la puerta lateral.
- ¡Este imbécil me acaba de agredir!- dijo Elypha levantándose lentamente del suelo y tomándose la cintura.
- Mamá, ¡¡¡es mentira!!! Tthor sólo defendía a Lee- Won. ¡Le pusieron orina en la leche y se la hicieron beber!- gritó Abby dando un sollozo.
- ¡Mentira!- dijeron los dos hermanos al unísono.
- ¡¡¡SILENCIO!!!- gritó la señora Sayr. Su rostro estaba desencajado y le temblaba la voz- ¡Siéntense! ¡¡¡Ahora!!!
- ¡No me sentaré en la misma mesa que él!- dijo Aleister enojado, señalando a Tthor, quien estaba recuperándose aún del golpe.
- Nosotros no hicimos nada. Sólo queríamos que nuestro hermanito se hiciera hombre.- escupió Elypha con desparpajo- Y sé que le gustó, ¿verdad, Lee- Won?
Tthor esperó a que Perenela Sayr dijera algo en defensa de su hijo pero se quedó callada, mirando a uno y a otro. Y fue ese silencio lo que provocó que Tthor reaccionara cómo lo hizo.
Subió las escaleras, dejando rastros de sangre que le chorreaba a borbotones de la nariz machucada. Llegó al altillo, manoteó la espada flamígera de su mochila y bajó con el rostro desencajado.
Todos abrieron grandes los ojos cuando lo vieron venir y Elypha, al darse cuenta de que Tthor se le acercaba con violencia, quiso salir corriendo de la habitación. Pero tthor lo detuvo y lo empujó contra la pared. Le puso la punta de la espada en la garganta y presionó levemente mientras lo miraba a los ojos.
- Repite lo que has dicho.- le dijo en voz baja.
La señora Sayr se llevó las manos a la boca para ahogar un grito. Abremelina miraba a Tthor sin poder creer lo que veía. Aleister estaba pálido y sentía que era incapaz de dar un solo paso para ayudar a su hermano. Lee- Won sí se aproximó a su amigo y lo sujetó del hombro.
- Tthor, por favor, no vale la pena.
Pero el jovencito no lo escuchaba. Estaba completamente envuelto en una energía poderosa de odio e indignación. La sangre le seguía chorreando de la nariz , junto a la mancha de su rostro que parecía ahora más negra y más marcada, le daba un aspecto siniestro que hizo que Elypha perdiera el control sobre sí mismo y se orinara en sus pantalones, mientras unas gruesas lágrimas de terror le surcaban el rostro extremadamente pálido.
- Lo que le haces a Lee- Won, me lo haces a mí. Pídele disculpas, ahora.
Elypha tragó saliva y por un momento pareció desafiarlo con la mirada a lo que Tthor respondió clavando la espada flamígera un poco más en la piel. Elypha sintió entonces un dolor profundo en la garganta. Sabía que si Tthor presionaba sólo un poco más la hoja ondulada, lo terminaría cortando.
- Lo…siento…Lee- Won.- balbuceó entrecortadamente.
- No te escuchamos.- dijo Tthor disfrutando del miedo que veía en los ojos del muchacho.
- Lo siento, perdóname, Lee- Won.- la voz de Elypha sonaba ahora fuerte y clara.
- Si le vuelves a tocar un pelo, te juro que te mato.- dijo Tthor mirándolo fijamente- Y te aseguro que no será ni rápido ni placentero.
Y ante un nuevo ruego bajo de Lee- Won, quien seguía parado detrás suyo, Tthor pareció recuperar un poco el control de su ira y lo soltó, con tanta violencia como si soltara una braza caliente. Sus ojos buscaron a la señora Sayr y, al verla llorar en silencio, caminó hacia ella, bajando la espada. La miró y le dijo:
- Me iré de inmediato, señora Sayr. Sé que es grave lo que he hecho. Pero no me arrepiento así que entiendo que ya no me quiera albergar en su casa.
Lee- Won tomó a Tthor del brazo y exclamó:
- ¡Si Tthor se va , yo me voy con él!
- Aquí, nadie se irá a ningún lado.- la voz de Corson Sayr sorprendió a todos desde la puerta de la cocina, desde donde había visto la escena completa- Ustedes dos, ¡afuera!- dijo señalando a sus dos hijos mayores.- tendremos una conversación en el granero. Ustedes dos –ahora señalaba a Lee-Won y a Abby - ayuden a su madre a curarle la herida al muchacho.
Aleister y Elypha salieron sin decir palabra. El señor Sayr los siguió pero antes de cerrar la puerta tras de sí, miró a Tthor y pronunció:
- ¡Long…!
Tthor sintió un fuerte mareo y ayudado por Lee- Won se sentó cerca de la chimenea. Entre él y Abby le hicieron levantar la cabeza y le pararon la hemorragia con unos torniquetes improvisados.
Abremelina se acercó a su madre y le susurró algo, a lo que ésta asintió, dándole un vaso de agua. Lee- Won miró a Tthor fijamente. Éste le devolvió la mirada y se quedaron así largos segundos. Eran miradas intensas, lo que hizo que tthor se sintiera renovado en seguida. Y hasta el dolor que sentía desapareció casi por completo.
- ¿Estás bien?- le preguntó Lee- Won mientras le acercaba a los labios el vaso de agua que Abby le había dado. Tthor bebió un par de tragos y asintió.
- No sé qué me pasó. Casi pierdo el control.- susurró Tthor con su mirada clavada en su amigo. Éste le sonrió tan dulcemente que el joven sintió que podía quedarse allí, así, con los ojos de Lee- Won, en los suyos, toda la noche.
Lee- Won siguió su impulso y le dio a Tthor un abrazo de gratitud.
- Nadie nunca había hecho algo así por mí.- le dijo aún abrazándolo- ¡Gracias…!
Tthor le sonrió.
- Sabes cuánto te quiero…, ¿verdad?- dijo Tthor acariciando el rostro surcado de lágrimas de su moreno amigo.
- Yo también te quiero…- le dijo Lee- Won susurrando.
- ¿Qué fue lo que dijo tu padre, antes de salir?
- Long…- contestó Lee- Won aún conmovido- significa “dragón”. En el pueblo milenario de mi padre, Long es un espíritu de fuego, el dragón cuya fuerza puede crear o destruir, el generador de vida y de muerte. Que te llamen así es un gran honor.
- Bueno, - dijo Tthor quitándose el torniquete de la nariz- ahora mismo no me siento así, más bien me siento como si un “Long” me hubiera pasado por encima.
Y ante las risas divertidas de Abby y Lee- Won que lo acompañaban escalón por escalón hasta el altillo, la atmósfera de la casa de los Sayr se empezaba a distender. Y afuera, la caída del sol por detrás del Kaf provocaba que la luna se desperezara y se mostrara en todo su esplendor, en un cielo desnudo. Y un viento agitado silbaba por el valle, provocando fuertes sonidos cuando se estrellaba contra las paredes del granero, donde el señor Sayr castigaba con a dos de sus hijos quienes no emitían palabra alguna.
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