Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

0 8 | SELLO

La puerta está trabada y mi desesperación comienza a aumentar al estar todo tan encerrado.

—Tan solo debes hacer esto—se acerca y lame mi mano con el kanji de su nombre. Éste se transforma en color negro, y como brujería, la puerta se abre en un instante.

La impresión me hace ver mi mano, la puerta y a él, una y otra vez.

—El pánico no es sano para los humanos—espera a que salga y al no hacerlo, me dice: —¿O prefieres quedarte aquí? Ya que insistes.

Niego lentamente, me salgo, arrastrando mis pies y procesando este descubrimiento a mi favor.

—¿Qué fue lo que hiciste?—el kanji sigue intacto, como si fuera tinta.

Cierra la puerta y se apoya en la pared, quedando uno frente al otro en el pasillo.

—Es un sello. Después de utilizarlo, debes soplarlo para desaparecerlo—sigue sus palabras y el kanji desaparece, sin dejar ningún tipo de rastro.

—¿Es tu marca personal? Como la firma de un criminal en la escena—indago recordando lo que sé, la teoría.

Ríe y escucharlo, es pura dicha. Tiene algo magnético en su ser.

—Algo por el estilo.

La voz de Henzin se acerca y al no tener dónde correr, me alcanza, quedándose tieso al encontrarme.

La incomodidad me hace desear que me trague la tierra, cuando miro a Tsumi, lo veo tener un cigarrillo en su boca, sin encender, a punto de hacerlo. Probablemente distrayendo la tensión de tal manera.

—Te estaba buscando, ya terminó el juego. Creí que algo te había sucedido, me preocupé—lo dice con sinceridad, mirándome a los ojos.

Niego, sonriéndole.

—Está todo bien, solamente me entretuve al encontrarme a "mi amigo"—río nerviosa, agarrándome el cabello.

—¿Amigo? No quiero ser tu amigo—Tsumi se va de ahí, sin mirar atrás. Pareciendo que busca salir a fumar, con prisa. Actúa bien como un intento de humano.

—Te quedaste en buenas manos...—ataca Henzin sarcástico, mirándolo irse.

—Y muy buenas—es lo último que le responde, dando la vuelta.

Y ni siquiera pude cuestionarlo, la razón de su estancia en este lugar. Cada encuentro es más peculiar al anterior.

—Pásame tu número, así evitaremos futuros inconvenientes—saco mi celular de mi bolsa y se lo entrego, queriendo cortar la tensión del ambiente.

Nos pasamos los números y juntos regresamos a la pista, en donde la música ha cambiado, es más animada, hasta poner remixes que me hacen bailar junto a los demás, celebrando nuestra bienvenida a la universidad. Los ganadores que no reconozco, celebran con un cartel enorme con letras recortadas de revistas al estilo clásico de un asesino serial.

Henzin va por más bebidas, pidiéndole que la mía no contenga más alcohol, una resaca es lo menos que quisiera añadir a mi lista de desgracias innecesarias.

Me siento observada, miro detrás mío y ahí está Tsumi mirándome en una esquina, sentado y bebiendo un cóctel rojo. Es entonces, que decido jugar un poco y ponerlo a prueba, bailando sensualmente, quitándome mi chaqueta que me deja ver bastante piel, la cual toco, subiendo y bajando mis manos por todo mi cuerpo, recorriendo mi curvas, sin quitarle la mirada de encima.

Henzin me interrumpe y lo invito a bailar, agarrándolo del cuello y apegándome a él. Hace su mejor intento para no tirar de nuestras bebidas aunque no funciona del todo, le ayudo agarrando la mía y bebiendo de la misma la cual es color azul, casi acabándomela por la sed, tirando a propósito un poco en mi pecho. Resbalando hasta mi abdomen y manchando el encaje de mi bralette.

—Iré a limpiarme—le aviso, aunque me detiene y comienza a lamer donde me escurrí, dándome cosquillas y a la vez, gustándome el seguir siendo observada.

Siento su lengua recorrerme, su piercing en la lengua choca por un instante con el mío en el ombligo, sube hasta mi cuello y mi corazón comienza a acelerarse, tal vez de nervios y deseo, una mezcla que me hace suspirar. La música cambia a una más lenta, la iluminación se oscurece y cuando nuestros rostros estaban tan cerca, me distraigo mirando al lado, dándome cuenta que Tsumi ya no está ahí.

Interrumpo nuestro acercamiento en automático, diciéndole:

—Hoy no—le sonrío y agarro su bebida para terminarla y dejarla con la mía en la barra, ambas vacías.

Decido ir a lavarme antes de ponerme la chaqueta, mi piel comienza a sentirse pegajosa. Sigo mi camino ahora sí al baño, encontrándose vacío para mi suerte, yendo directo a echarme agua fría y retocar mi maquillaje.

Escucho unos jadeos extraños, inquietándome, me acerco a los baños y veo uno entreabierto. Escucho que dicen "ayuda", casi susurrando, por lo que acudo a auxiliar, tratándose de una chica tirada y con sangre por la nariz, casi inconsciente. Tiene su vestido manchado de sangre y hay sobres pequeños de plástico alrededor suyo.

Intento ayudarla a sostenerse, no responde, saco mi celular y llamo a emergencias, alarmada y asustada.

Ha pasado hora y media desde aquel suceso, y aquí estamos Li y yo de vuelta en el taxi de regreso a mi cuarto de estudios, dejando el lugar atrás con la policía y un escándalo que interrumpió nuestra celebración.

—¿Te preguntaron algo más?—ella sostiene mi mano que está helada y niego.

Después de que llegó la ambulancia, nos evacuaron a todos para controlar la situación, interrogándonos y revisando las cámaras de seguridad, siendo peor al tratarse de una menor de edad con una sobredosis de cocaína.

Reniega y me aprieta la mano, mostrándome su apoyo.

—Qué irresponsabilidad. Debieron manejar mejor ese caso, a pesar de los filtros del lugar, todos terminamos embarrados—escupe, bajando la ventanilla del auto con molestia.

Solamente puedo permanecer en silencio, no creyendo lo rápido que acabó todo, preocupada por la chica que ayudé. Ni siquiera era de nuestra escuela, y no había drogas en el lugar o eso parecía, resultando extraño.

Al llegar a mi hogar temporal, calentamos agua en la estufa para poder beber café, bajándonos lo último que nos quedó de la borrachera, aunque con lo sucedido, quedamos sobrias al instante de apreciar tal escenario. El escuchar las sirenas y sentir la adrenalina y miedo, me ha dejado sin fuerzas, agotada.

Li suspira, acomodando sus cosas, dispuesta a irse, lo cual impediré al ser tan tarde.

—Quédate, es tarde y me da pendiente dejarte ir sola. Si te resulta incómodo dormir en el suelo o en el sofá, puedes quedarte en mi cama.

Deja de ordenar su maquillaje y sonríe tiernamente.

—Me siento apenada de darte tal carga, apenas nos conocemos y sería abusar de tu consideración—bebe de su café, bajando la mirada a su taza.

—Tómalo como una retribución al alimentarme el primer día que me conociste—la hago escupir y nos reímos.

—Aún así es demasiado, pero te lo agradezco de corazón.

Me llama la atención un pequeño mazo de cartas de tarot que carga consigo, de bolsillo. Resultando ser el clásico, el Rider Waite.

—¿Eres tarotista?—mis ojos brillan, iluminándose por la atracción a los temas ocultistas y esotéricos.

—Sigo practicando y aprendiendo, llevo un par de años en esto y es cuestión de práctica—responde humildemente aunque siento que sabe lo que hace.

—Te intercambio una noche de hospedaje y comida por una lectura, ¿Qué te parece?—negocio con ella y sin pensarlo, acepta el trato al estrecharme su delicada mano, tiene uñas largas, naturales y bonitas.

—El pedir posada a cambio de una lectura de tarot, una única combinación—sonríe y comienza a barajar las cartas. —¿Qué te gustaría preguntar?

Me quedo pensando, tengo tanta intriga en lo que pasará ahora en adelante en mi vida.

—Quiero saber mi destino, el cómo será mi vida de ahora en adelante. Siento que están ocurriendo bastantes cambios a la vez y me intriga saber en qué tipo de persona me convertiré—le confieso, ya que muy dentro mío quiero saber si debo temer o seguir así, dejándome llevar, tener preocupación de crear mi propio peligro.

—Entiendo, debes elegir cuatro cartas, siguiendo tu intuición y teniendo en mente tu pregunta—me indica al tener las cartas extendidas, volteadas y preparadas para mí.

Me concentro, sacando una a una con cuidado las cartas, dejándolas sobre la barra. Li las voltea, analizando cada una, resultando ser "El diablo", "La torre", "La muerte", y "El mago". Con la representación me creo una idea, aunque los dibujos me dan cierto temor que sea algo negativo.

—¿Debo preocuparme?—la miro y ella niega, burlona.

—Ningún resultado es puramente negativo. Las cartas muchas veces te dicen lo que necesitas saber, no lo que quieres. Como por ejemplo tu caso—apunta a la primera carta, "El diablo". —Las cartas te dicen que habrá definitivamente cambios drásticos en tu vida, que pueden generarte inestabilidad, lo que crees que parece algo, no es la verdad absoluta, hay intenciones oscuras, de bajos deseos, con peligro si no se tiene ese cuidado, muy carnales. Aunque todo esto te traerá una transformación contigo misma, una etapa queda atrás y llega otra renovada, asegurándote el nuevo comienzo de algo, puede también relacionarse a lo mágico, lo místico, lo no convencional y tradicional. 

Todo es tan acertado que me parece increíble lo que ha salido, teniendo idea de lo último, de a quién podría referirse también, lo sobrenatural. Y vienen en camino más cambios... ¿Podré convertirlos en benéficos?

Li bosteza, haciéndome regresar a la realidad.

—Muchas gracias, Li. Tiene bastante sentido, tendré cuidado de esos cambios—agradecida, recojo los vasos vacíos, ordenando la barra antes de irnos a dormir.

—También la carta de "El diablo", se refiere a las cadenas mentales de uno mismo, amarrarse, detenerse, contener tu verdadero ser y tus verdaderas intenciones—al detallar el significado, es tan cierto que me hace detenerme un instante, quedándome completamente el saco con lo que está pasando. —Déjame ayudarte—agradece a las cartas por la tirada, se levanta y comienza a limpiar la barra con un pequeño trapo que tenía en la estufa.

La interrumpo, dejando los vasos en el fregadero, corriendo a detenerla y dirigirla al sofá, diciéndole:

—Eres mi invitada, ponte cómoda. Iré a buscar una cobija en lo que busco más cosas para preparar tu cama.

Se deja caer, desparramándose.

—Si insistes, me pondré cómoda aquí—se acurruca en el sofá, cerrando los ojos.

—¿En dónde quieres dormir?—le pregunto y balbucea algo que no escucho, me acerco y está repitiendo "Aquí está bien, el sofá es más cómodo que el suelo. Nunca me acostumbré a ello". Parece que está recordando algo, así que me apresuro antes de que se quede dormida, incluso le traeré ropa cómoda para que se pueda cambiar ese vestido que parece incómodo. —No tardaré—me doy prisa y corro a mi clóset por lo necesario.

Cuando estoy de regreso con la cobija, almohada, una blusa oversize, lo suficientemente grande como para quedar de pijama para ella, y lo más decente que tengo al estar acostumbrada en dormir en ropa interior, me encuentro a Li dormida echa bolita.

Me da ternura y le acomodo la almohada en su cuello para evitar que le dé tortícolis, la cobijo y se mueve un poco, acomodándose. Regreso a mi cuarto a cambiarme y desmaquillarme, miro mi mano sin ningún rastro, recordando la marca o el "sello".

Lo intento recrear con un lápiz de ojos negro, sin embargo, no recuerdo exactamente el orden, por lo que borro y vuelvo a trazar con estrés, haciendo un desastre. Aviento el lápiz de ojos en mi pequeño tocador, me miro en el espejo, siguiendo con lo mío hasta que de pronto la luz se apaga.

¿Un apagón? Enciendo la linterna de mi celular y procedo a desvestirme, hasta estar cómoda. Me pongo una camiseta y miro por la ventana, dándome cuenta que efectivamente, no hay luz en toda la calle, deseando que no dure mucho. El viento choca por la ventana y seguramente se tratará de una tormenta, debo cerrar las ventanas.

Me dirijo a la sala, cocina y baño, asegurando todo, hasta la puerta. Al casi regresar a mi cuarto, me detengo, sintiendo una presencia detrás mío.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro