0 6 | "ESCENA DEL CRIMEN"
Me despierto adormilada con una sensación cálida, abrumadora, asfixiante, hasta toser y toser. Estoy en una habitación de lo que parece ser la segunda planta, llenándose completamente de humo y dificultándome el respirar y sentir mis ojos arder.
¡Necesito salir de aquí de inmediato!
Recorro el lugar y extrañamente, se siente familiar a pesar de nunca haber estado aquí antes, tiene muebles viejos, paredes con papel tapiz opaco y tiene los colores suaves como decoración, por lo que, decido escapar y salir de ahí por la puerta de a un lado, no lográndolo, parece tener seguro. Intento una y otra vez, solamente aumentando mi desesperación, sino que el humo también aumenta y corro hacia la pequeña ventana que visualizo a lo lejos, queriéndome aventar por la misma en un acto de desesperación.
Al abrirla y sentir que vuelvo a respirar, observo a lo lejos esa inquietante y oscura silueta mirándome fijamente mientras sostiene un encendedor y hace la seña de silencio. La casa de en frente está en llamas y parece él ser el culpable, sin embargo, no parece tener remordimiento alguno y a su vez, parece orgulloso, con una gran sonrisa espléndida que jamás he logrado apreciar y presenciar. Como si me estuviera mostrando una obra maestra al arder en llamas esa pequeña y vieja casa.
Es cuestión de segundos hasta verlo correr y desaparecer, lo busco y al casi aventarme por la ventana, queriendo caer al techo de esta vieja casa, siento su presencia detrás mío, deteniéndome.
—Gírate—me ordena, mi corazón late rápidamente y paso saliva, antes de hacerle caso, temerosa, mirando al piso. —Cierra los ojos y da dos pasos.
Hechizada y sumisa ante sus peticiones, obedezco y levanto la cabeza con los ojos cerrados, guiándome como puedo, sintiendo que una fuerza se apodera de mis movimientos y me guía. No resistiéndome, más bien, dejándolo apoderarse de mí.
—Ahora, ábrelos—me susurra y su aliento caliente me provoca cosquillas. Al hacerle caso, me percato que estamos en un círculo de llamas, rodeándonos, y él sostiene una vela y un encendedor con una sonrisa.
Enciende la vela y sin palabras, solamente observo sus movimientos y engañosas intenciones, siendo espectadora de lo irreal e inimaginable.
—Pide un deseo—me indica y lo miro directamente, notando reflejarse el brillo en sus ojos.
Sonrío levemente.
—A ti—soplo la vela y lo beso con delicadeza, con suavidad.
Nunca dejes que sepan tu siguiente movimiento.
El fuego se apaga y la habitación se queda en una oscuridad intensa, un silencio casi ceremonioso, el olor a humo ha desaparecido y el único sentido que mantengo, es el tacto, sintiéndolo a él. Toco su piel, y cierro los ojos, lo sigo besando y me devuelve el beso, al abrirlos, estamos rodeados por velas en una habitación oscura, pareciendo infinita y siendo la única iluminación que tenemos.
Nos besamos con intensidad y nos dejamos llevar por nuestros deseos, él toma el control y me agarra del cuello con ambas manos, sometiéndome. Muerdo sus labios y su fuerza comienza a lastimarme y a la vez, gustarme hasta sentir que no puedo respirar, y estoy indefensa, sintiendo mi garganta cerrarse.
—¿No es esto lo que ansiabas con tanta desesperación?—se aleja y no puedo responder, solamente negar, intentándome librar de su agarre.
Niego intentando gritar y cerrando fuertemente los ojos queriendo despertar si es un sueño más, una pesadilla más, reaccionar, ir a mi realidad cuando todo se siente tan real.
Al abrir nuevamente mis ojos, su expresión se transforma en una tenebrosa e inquietable, está cubierto de sangre y sonríe retorcidamente.
Despierto sobresaltada, casi cayéndome de la cama y agarrándome el cuello el cual lo siento arder.
¿Qué fue todo eso?
Es todavía de madrugada y está todo oscuro, la sensación de inquietud no me abandona e incrementa al estar sola. Me quedo quieta y abrazándome fuertemente mientras cierro los ojos, intentando tranquilizarme.
Saco de mi cajón mi bote de pastillas para dormir, las cuales supuestamente son naturales, y al intentar abrirlo, caen al suelo, esparciéndose por doquier en la alfombra oscura.
Han pasado tan solo unos días y desde entonces, no he podido dormir tranquila, solamente unas cuantas horas siendo más bien siestas en las que despierto y despierto con pesadillas tan reales que me dejan inquieta. En clases suelo distraerme y en el trabajo mi cansancio vuelve, el café es lo que me mantiene al tanto y mi apetito es casi nulo.
Debo resistir, tan solo esta semana, todo mejorará.
La rutina sigue y sigo mis clases hasta tener que trabajar toda la tarde, pareciendo un poco monótono, sin embargo, prefiero tener la mente ocupada y así sigo, limpiando mi área de trabajo con los audífonos puestos y perdiéndome en mi mundo.
Las horas pasan y sigo mis pendientes y actividades en automático, hasta recibir un mensaje de Li:
"¿Nos vamos juntas al club?".
Perdiendo la noción del tiempo, casi dejo caer los materiales de limpieza. ¡Esta noche es la fiesta de bienvenida! Maldición, lo había olvidado. Mi agotamiento parece insignificante ahora y la emoción me inunda.
Me apresuro a cerrar y acomodar todo lo necesario antes de lanzarme a ir a arreglarme, mientras acepto la propuesta de Li, respondiéndole el mensaje.
Teniendo que improvisar con uno de mis conjuntos, decido ponerme un bralette negro con encaje, una falda de cuero junto a una chaqueta de cuero y unas botas con plataforma, añadiendo un chocker de perlas y en mi maquillaje y cabello incluir pequeñas perlas, combinando todo lo mejor que puedo.
Li quedó en llegar aquí para así pedir un taxi e irnos juntas. Así que, le doy los últimos toques a mi look antes de escucharla llamar a mi puerta.
La recibo y ella me abraza alegre, oliendo a un perfume frutal que queda bastante con su personalidad. Viste un vestido plateado de tirantes y se onduló el cabello, luce más corto y tiene brillos, de lo que reconozco como iluminador, en él y tiene unos tacones color piel. Su maquillaje y estilo es brilloso y el mío oscuro.
—¡Ya sé dónde visitarte!—se adelanta y recorre el pequeño lugar. Es un cuarto de estudios, un estudio, de solamente un piso que incluye todas mis necesidades, como la cocina con una barra, una pequeña sala, mi habitación a un lado y el baño, todo lo que necesito en un pequeño y accesible espacio. Los colores modernos como el blanco, negro y gris son elementos claves de la decoración y tiene una buena ubicación.
—Ponte cómoda, ya sabes, mi casa no casa es tu casa—sonrío y ella me hace caso, siguiéndome y yéndose a sentar a uno de los bancos de la cocina. —¿Quieres beber algo antes de irnos?—le ofrezco y ella asiente sonriente.
—Solo un poco de agua está bien, gracias—asiento sonriéndole y voy por dos vasos de cristal los cuales son de la propietaria, sirvo agua fría del refrigerador y le paso uno.
Bebemos y miro mi celular con los mensajes del grupo del salón, es un caos, parece que casi todos han llegado y están mandando fotos y videos del club. Las veces que he ido a un club o bar, han sido por presión social y la experiencia ha sido un poco mediocre para ser honesta, por lo que deseo que esta experiencia sea diferente, tengo expectativas al respecto.
—El taxi ya viene doblando la esquina—me sobresalta con su tono emocionado, enseñándome la aplicación de su celular.
—¿Tan rápido?—corro por una pequeña bolsa a mi habitación para meter mi celular, dinero, llaves y un gloss.
—¡Lo pedí antes de llegar!—me responde a lo lejos. —Soy eficiente.
Sonrío con gracia.
—Eres rápida—salgo de mi habitación y la encuentro de pie, esperándome tranquila. —Vámonos.
Llegamos por fin al club "Escena del crimen", la entrada es grandísima, está repleto de personas, los efectos de sonido aturden los oídos. Hay humo artificial, la pista es de colores, su decoración es algo casi indescriptible y única, combinando aspectos y temáticas de lo criminal y de la criminalística al ver elementos y personas con trajes blancos y lanzándose pintura neón roja. Así como de disfraces, máscaras, antifaces y las paredes llenas de cárteles de desaparición, periódicos con notas de casos y asesinos seriales. Hasta ver en el piso y en algunas luces, la figura de escena del crimen así como cintas de acordonamiento por doquier. Es bastante original y la atmósfera es un poco oscura, o tal vez es la combinación de todo.
Me quedo embobada admirándolo todo, cada pieza y detalle, me quedo sin palabras, amando cada vez más este lugar. La música no es la excepción, queda perfecta y te hace meterte a lo que parece este mundo del crimen y te acompaña a sentir esa emoción al respecto. Las mezclas del DJ son buenas, identifico la voz de Michael Jackson en »Smooth Criminal« y »Somebody’s Watching Me« con efectos de sonido dramáticos.
Pasa el personal ofreciendo bebidas y hay de distintos colores en las copas conteniendo un pequeño papel con el nombre de famosos asesinos seriales. Elijo uno al azar de color rojo, Li y yo reímos en conjunto y mientras bebemos de nuestra dulce bebida pareciendo que es vodka, vamos a la pista y comenzamos a movernos y bailar a nuestro ritmo.
Cierro los ojos disfrutando este momento, sintiéndome por fin viviendo el momento y olvidándome de todo lo demás que ahora parece mínimo, insignificante, mientras dejo que mi cuerpo se mueva con la música y doy pequeños brincos. Sin duda alguna, superó mis expectativas, es tan original cada detalle. Aprovechando que el personal pasa, voy por un trago y otro y otro hasta sentirme completamente ambientada.
Avientan pintura neón y logro cubrirme, viendo a los demás brillando y río aliviada. Li en cambio, no tiene tanta suerte y hasta le cae a su bebida, me susurra que irá a la barra por otra y le pregunto que si la acompaño, ella se niega, insisto y ella me contesta que quiere acercarse a un compañero con el cual ha estado hablando estos días, el cual la observa a lo lejos. Entendiendo, la dejo ir y le doy un empujoncito, animándola.
No tardo mucho hasta sentir que alguien toca dos veces suavemente mi hombro y me volteo, no reconociendo a la persona que tengo en frente. Siendo un completo desconocido usando una media máscara blanca que hace juego con su ropa del mismo color y su cabello blanco que parece tener ligeros brillos plateados, se quita la máscara siendo sorprendida por lo atractivo que es, mirándolo de arriba a abajo y al encontrarme con su mirada, me sonríe ampliamente.
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