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5.Taeyong

Aquel viernes preparé mi cámara, el soporte y cualquier objeto necesario para la sesión de fotos que había programado, desde ropa hasta maquillaje.

Me sorprendió mucho saber que Taeil era escritor y que había estudiado una filología para poder dedicarse a ello a plena consciencia, pero mucho más le sorprendió a él cuando le pedí que hiciera de modelo para tomarle algunas fotos e inmortalizar su belleza. Probablemente después le pediría su permiso para poder enseñárselas a Kun, estaba seguro de que él sabría apreciarlas.

Otro caso aparte fue el rostro del ahora conocido como Haechan al proponerle aquello a Taeil. La ilusión que desprendía su mirada y la admiración que dejaba entrever por el pelirrojo me impulsaron a pedirle su "ayuda", como si necesitara a alguien para sacar unas simples fotografías.

Acordamos vernos aquel día por la tarde y después de varias propuestas para escoger el sitio adecuado, nos decantamos por ir a un parque y sacar algunas fotos por allí cerca.

Me puse mis gafas y mis airpods para seguidamente poner algo de música mientras iba en camino.

Una punzada en el pecho me hizo recordar que nada era tan sencillo como quería hacerlo pretender. Había intentado alejarme de Jaehyun de la única manera posible y era pidiéndole tiempo. Sabía que él respetaría mi espacio y no insistiría en vernos hasta el día de nuestra cita. Otro tema era el dolor que sentía día a día y con cada hora más intenso de ser posible. Era consecuencia del amor que sentía Jaehyun por mí, que a pesar de todas mis predicciones, aumentaba cada vez más. Por una parte eso me hacía realmente feliz, no pensaba antes de que él llegara que podría enamorarme otra vez pero ineludiblemente él me había hechizado con su dulzura. Por otro lado, el daño que me provocaba su amor era insoportable, me sentía más débil y con menos fuerza, sabía que si esto progresaba así pronto empezarían los desmayos, vomitaría cada pequeña cosa que comiera y mi malhumor aumentaría.

No quería eso para él, merecía a alguien al cual amar sin dañar y yo no era esa persona. Por eso había estado reuniendo fuerzas y valor para poder decirle la verdad el día de nuestra cita, quizá no sea el momento oportuno, pero de no hacerlo así seguramente me echaría hacia atrás y simplemente huiría de contarle la verdad.

—Hola, Tae. — Dijo una voz conocida.

Levanté la mirada y sonreí levemente al encontrarme con Haechan, me quité los auriculares y los guardé en mi mochila.

—Hola, pequeño. ¿Ya ha llegado Taeil?— Él negó con la cabeza y sonrió.

—Todavía no... Te veías algo distraído, ni siquiera me has notado.— Murmuró como para sí mismo.— Por cierto, el pelo rubio te queda genial. ¿A qué se debe el cambio?

—Solo quería probar algo nuevo, además, el negro me hacía ver algo... Apagado.— Respondí mientras me encogía de hombros.

—Pero eso no te quitaba lo atractivo en absoluto.— Concluyó Taeil con una sonrisa en su rostro mientras se acercaba hasta donde estábamos nosotros.

Sonreí al igual que él y lo saludé, al igual que Haechan que parecía que la sonrisa no le cabía en el rostro.

Después de estar un rato conversando y observando nuestro entorno para buscar los mejores lugares y ángulos nos pusimos manos a la obra. Saqué el maquillaje de mi mochila y le pedí amablemente a Haechan que maquillara un poco a Taeil para remarcar más sus ojos y dejar sus labios un poco más acorde con el color de su pelo. Fue algo gracioso ver el nerviosismo del menor al hacer lo que le había pedido, Taeil por su parte lo miraba con ternura seguramente porque se había dado cuenta de la actitud de Haechan hacia él.

Después de unas cuantas horas entre risas y suspiros por parte de Haechan, concluimos la sesión de fotos.

—Mirad qué os parecen las fotografías, si hay alguna que os guste más que otras me lo decís y os las envío.— Dije mientras les enseñaba la cámara.

—Yo creo que se ve genial en todas.— Murmuró Haechan semi embobado.

Reí por lo bajo y corroboré su respuesta.

—Tienes razón, Taeil se ve muy bien... Quizá otro día podría hacerle una sesión con las gafas en vez de lentillas, así le da una apariencia más intelectual y si tú quieres, Haechan, también te puedo hacer una sesión de fotos a ti.— Concluí encogiéndome de hombros mientras decía aquello y guardaba el material en mi mochila.

—Eso sería fantástico, quizá podríamos posar juntos para las fotos, ¿Qué me dices?— Preguntó Taeil, sorprendiéndonos a ambos.

Haechan se lo quedó mirando sin saber que responder así que decidí hablar por él.

—Sí, es una buena idea, pero todo tiene un precio. ¿Os molestaría que enseñe vuestras fotos a mi jefe? Si le gusta puede que salgáis en la revista para la que trabajo.— Dije para después explicarles todo el proceso que eso conllevaría.

Ambos estuvieron de acuerdo con aquello, así que cuando estuve listo decidí retirarme, prometiéndoles enviarles las fotos en cuanto llegara a casa.

—Taeil, ¿Podrías acompañar a Haechan a su casa? No me gustaría que le ocurriera nada.— Comenté a sabiendas de que seguramente el pequeño me estaría dando las gracias internamente.

El mayor aceptó y los dos se despidieron de mí para tomar rumbo hacia el lado opuesto al mío.

Decidí pasarme por el supermercado ya que no me apetecía cocinar nada elaborado, con alguna comida de preparación instantánea sería suficiente. Entré al lugar, con los auriculares puestos de nuevo en mis oídos y fui en busca de lo que necesitaba. Pasar el rato con Haechan y Taeil había servido de distracción para mi soledad y todo el tema relacionado con Jaehyun pero ahora que me encontraba solo de nuevo me sentía decaído. ¿Por qué las cosas no podían ser más sencillas? ¿Qué le había hecho yo al mundo para tener que pagar de esta manera? Era devastador estar separado de la sociedad de esta manera, ya lo decía Aristóteles desde el siglo IV antes de Cristo, habíamos nacido para vivir en sociedad, no para pasarnos la vida lejos de ella.

Di un pequeño salto en mi sitio al sentir como alguien me cogía del hombro desde la espalda. Me giré automáticamente, algo asustado hasta que vi a un chico joven, seguramente de la edad de Haechan, y con rasgos muy familiares para mí.

—Perdona por haberte asustado.— Dijo este mientras me sacaba los auriculares.— Eres Taeyong ¿No? Soy Jaemin, supongo que te han hablado de mí.

Lo miré perplejo e intenté tranquilizarme antes de hablar.

—Sí, soy yo. ¿Necesitas algo?— Pregunté dubitativo, aún a la defensiva.

—De verdad que lo siento, no era mi intención asustarte. Solo quería presentarme y como la última vez que estuviste en mi casa estabas inconsciente no creí que fuera adecuado hacerlo.— Respondió con una sonrisa tímida.

Respiré más relajado y asentí.

—Cierto... Perdona mi reacción, no estoy acostumbrado a que la gente me toque y menos de forma inesperada.— Dije sonrojándome levemente.

—Verás, quería preguntarte si tú sabes lo que le pasa a mi hermano.

—¿A tu hermano? ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo?

—No, pero es que está algo ansioso, parece que cuenta las horas para que llegue el lunes y no deja de revisar el móvil.

—¿De verdad? Quizá debería escribirle... Gracias de todos modos.— Susurré mientras sonreía.

—No hay problema, tan solo...

—¿Jaemin? ¿Has cogido ya la bebida?— Dijo un chico que había aparecido por la esquina del pasillo.

Era algo más pequeño que el mencionado y de aspecto tierno y frágil, con una piel fina y pálida. Al llegar al lado de Jaemin, este lo rodeó con el brazo dando a entender el tipo de relación que tenían.

—Ya voy, Renjun, es que me había encontrado a un amigo de mi hermano.— Contestó él mientras miraba al tal Renjun con cariño.

—Encantado, soy Renjun, el novio de Jaemin.— Dijo el más bajo con una bonita sonrisa.

—Taeyong, un gusto.

—Bueno, ya nos veremos por ahí... Y Taeyong, no le rompas el corazón a mí hermano, por favor, no sé qué le has hecho pero está enamorado de ti y no quiero que se hunda por no ser correspondido.

Los menores se fueron después de despedirse con la mano y me dejaron allí, en aquel vacío pasillo, haciéndome pensar en las palabras de Jaemin.

Cogí la comida rápidamente y después de pagar me dirigí a mi casa a toda prisa. Una vez allí empecé a preparar la cena e hice algo de lo que no sabía si después me arrepentiría.

—Venga... Contesta el teléfono...— Susurré mientras el sonido de que estaba marcando se oía.

¿Tae?— Respondió una voz algo adormilada. Miré la hora en el reloj y me di cuenta de que eran las once y media de la noche pasadas. ¿Cuándo se había hecho tan tarde?

—Oh, lo siento, ¿Te he despertado? Mejor llamo mañana.

No, espera, no te preocupes. Dime, ¿Necesitabas algo?

Yo... Verás... Necesito verte, sé que es muy repentino pero no puedo ocultarte la verdad. ¿Podrías...? ¿Podrías venir a mi casa por favor? Tenemos que hablar de algo urgentemente. Si dices que no lo entiendo, puedo esperar a la cita...

Está bien, además me vendrá bien caminar un rato, ya sea de camino a tu casa... Te he extrañado.

Yo también, Jaehyun, no te imaginas cuánto...— Susurré intentando contener unas lágrimas que no sabía bien de dónde habían salido.

Después de intercambiar unas cuantas palabras más colgué y cené mientras esperaba a que viniera. Limpié los platos y me lavé los dientes antes de echar un vistazo al apartamento. Era algo obsesivo-compulsivo en cuanto a la limpieza se trataba así que realmente no tenía nada que acomodar o limpiar antes de que él llegara. Observé las flores del jarrón que tenía en el salón. Una marchita flor blanca con bordes rosados yacía entre un ramo de azaleas que empezaban a desprender sus pétalos, como las lágrimas que no dejaban de derramarse sobre mis mejillas. No sabía por qué la tristeza había vuelto tan deprisa... Quizá era por haberme ilusionado con un amor que ni siquiera llegó a florecer, tan solo habíamos plantado una pequeña semilla, con nada más que unas pocas gotas de agua y al igual que todo, si aquello no se cuidaba no llegaría ni a germinar. Lloraba porque sabía que todo había acabado antes de empezar, porque en cuanto le dijera la verdad a Jaehyun él solo tendría dos opciones: irse y dejarme morir por la falta de su amor o quedarse y morir de amor por mí.

Mi corazón latía acompasado, mi mente conectó el modo automático en cuanto oyó el timbre, mis piernas corrieron, mis manos abrieron de forma apresurada la puerta y en cuanto mis ojos visualizaron a Jaehyun mi cuerpo lo abrazó con fuerza, sin querer soltarlo nunca, sin querer desprenderse del único y dulce veneno de su amor. No fui yo, yo ya no estaba presente, fue mi cuerpo guiado por mi corazón el que hizo todo eso, porque dentro, muy en el fondo, escondidos en un rincón se hallaban mi mente y mi consciencia gritando y llorando porque sabían que todo acabaría en desastre.

No me maten. 🙃 Queda poco para el final, dadle a la ★ y puede que el lunes tenga el siguiente capítulo. 😝

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