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4.Jaehyun

En cuanto toda la clientela se hubo ido pude suspirar algo más relajado. Taeyong me había esperado pacientemente en una de las mesas conversando con Taeil, ya que al parecer se habían hecho amigos, y más tarde leyendo y bebiendo del té que le había preparado.

Lo miré enternecido por la paz que transmitía el verlo tan relajado y decidí reunir el valor suficiente para pedirle una cita. Me quité el delantal, me arreglé un poco la ropa esperando que no se viera arrugada y cogí el ramo de flores que Haechan me había traído por encargo de Mimi.

—Taeyong, sé que a penas nos conocimos ayer, pero me gustaría que me dieras la oportunidad de conocerte aun más, ¿aceptarías tener una cita conmigo?— Pregunté una vez delante de él y después de haber capturado toda su atención tendiéndole las azaleas blancas.

Una delicada y tierna risa escapó de sus labios mientras aceptaba las flores y me miró con una sonrisa sincera, una que hizo a mi corazón acelerarse desmesuradamente.

—No hace falta que me trates como a una princesa, Jae, pero sí, me encantaría tener una cita contigo, aunque tendría que ser la semana que viene, porque esta la tengo bastante ocupada por el trabajo ¿De acuerdo?— Contestó él sonriendo tímidamente.

—No hay problema.— Dije con una sonrisa en mis labios.

Él se levantó de su asiento, recogió sus cosas para llevar su taza a lavar y al pasar por mi lado se puso de puntillas y dejó un beso en mi mejilla. Abrí mis ojos sorprendido por aquel acto y toqué mi mejilla como reflejo, intentando recordar la fugaz sensación de sus labios en mi piel.

Le mandé un rápido mensaje a Doyoung diciéndole que no hacía falta que me llevara a casa ese día ya que prefería caminar un poco. Y a pesar de no ser mentira lo que más deseaba era acompañar a Taeyong hasta su casa.

Al volver Taeyong fuimos hasta la puerta y al cerrar todas las luces, comprobando que todo estuviera en orden, cerré la tienda y sonreí, girándome hacia él.

—¿Te parece bien que te acompañe hasta tu casa? Es que me comentaste que vivías cerca y no es buena idea que alguien tan bello como tú vaya solo por la calle.— Comenté metiendo mis manos en los bolsillos mientras él sujetaba las flores contra su pecho.

—¿Esa es tu manera de conquistarme, Jaehyun? Primero dices que soy tu ángel y ahora insinúas que soy lo suficientemente hermoso como para resultar peligroso que vaya solo... Pues déjame decirte que funciona, aunque más que por tus palabras, es por lo rojas que se ponen tus orejas y por lo tierno que te ves avergonzado por lo que has dicho.— Contestó él.

Me reí porque sabía que tenía razón y en mi corazón, muy en el fondo un calor agradable se expandió y un solo pensamiento cruzó mi mente. Saqué las manos de mis bolsillos y cogí el ramo de azaleas para no aplastarlas antes de brindarle un cálido abrazo. La manera en la que se tensó me asustó un poco, esperando no haber estropeado todo iba a separarme de él, pero terminó por relajarse y envolver sus brazos en mi cuerpo, llenándome de felicidad y de cierta emoción desbordante la cual no podía definir con exactitud.

Sin embargo mi felicidad tan veloz como vino se fue, convirtiéndose en preocupación al escuchar a Taeyong sollozar adolorido. Se separó un poco de mí y contemplé con horror como temblaba y colocaba las manos sobre su corazón como queriendo protegerse o como si le doliera.

—¿Taeyong? Taeyong ¿Qué pasa? ¿Quieres que vayamos al médico?— Pregunté mientras me acercaba a él de nuevo, pero el terror en su mirada al acercarme me hirió más que mil balas en el cuerpo.— No te voy a hacer daño, Tae, déjame ayudarte.

—N-no, no te acerques por favor... Solo te haré daño, me hace daño a mí...— Susurró débilmente antes de caer desmayado.

Lo cogí rápidamente en brazos para que su cabeza no se golpeara contra el suelo y miré a mi alrededor en busca de ayuda pero al ser bastante tarde ya, las calles se encontraban desiertas en su totalidad. Bufé algo frustrado al no saber qué hacer y lo cargué en brazos debido a lo poco que pesaba. Al no tener más opción decidí llevarlo a mi casa. Coloqué el ramo de flores en el pecho de Taeyong para no echar a perder el trabajo que tanto se había esforzado en hacer Miyoung. Caminé hasta mi apartamento lleno de preocupación y rogando internamente para que mi hermano no estuviera tan dormido al punto de no oír el timbre.

Por suerte para mí cuando llamé a este desde el portal la puerta se abrió y al llegar a mi apartamento Jaemin me estaba esperando con el cabello revuelto, los ojos somnolientos y su pijama a rayas rosas. Al ver mi cara de pavor y preocupación se abstuvo de decir palabra y se hizo a un lado para dejarme pasar.

Llevé a Taeyong hasta mi cama para que estuviera más cómodo y pude suspirar más tranquilo al contemplar su serenidad mientras su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración. Seguramente durante el trayecto habría recuperado la consciencia y debido al cansancio habría acabado dormido. Dejé las flores en mi mesita de noche y le saqué los zapatos, decidí no sacarle la ropa, porque a pesar de que estaría algo incómodo durmiendo así, yo no era nadie como para tocarlo de esa manera. Lo tapé con las sábanas y me lo quedé mirando unos segundos, dónde lo único que reinaba era su belleza por encima de todas las cosas. Pero no solo era eso, sino la manera en que él me hacía sentir, como si nada más importara siempre y cuando él estuviera bien. Y al parecer, él no estaba bien, no sabía qué hacer, cómo actuar, no entendía por qué quería que me alejara de él. Yo nunca le haría daño de manera intencional y me dolió en sobremanera verlo tan asustado, como un pequeño cervatillo perdido y huérfano. Un pensamiento recorrió mi mente mientras me sentaba a su lado y peinaba su sedoso cabello. ¿Y si no tenía familia ni amigos? ¿Y si realmente tenía algún problema serio? ¿Quizá una enfermedad del corazón? Por la manera en que intentaba arrancárselo como si la vida le fuera en ello. No quería que nada le ocurriera, no podía permitírmelo porque de ser así no solo lo perdería a él, me perdería a mí mismo.

Hay quien no cree en el amor a primera vista, en las almas gemelas, en la otra mitad, yo tampoco lo creía hasta que lo vi a él. Ahora nada parece tan improbable como antes, quizá hay algo que me esté perdiendo de la ecuación tan complicada en la que Taeyong se ha convertido para mí pero no pienso rendirme, no lo haré.

Dejé un pequeño beso en su frente y me retiré de mi habitación intentado evitar la tentadora imagen de sus labios carnosos. Cerré la puerta tras de mí y al levantar mi mirada me encontré a Jaemin, esperando una explicación o quizá simplemente para saber que todo estaba bien. Le dije que se fuera a dormir, que le explicaría todo al día siguiente y que no había de qué preocuparse. Después de darme un reconfortante abrazo que me serenó como solo él sabía hacer me acosté en el sofá y él se fue a su habitación.

Observé el techo como si fuera lo más interesante del mundo e intenté no pensar en todos los misterios en los que el chico que me había empezado a gustar estaba envuelto. Mis orejas ardieron al pensar en cuanto me gustaba Taeyong, al pensar en su mirada del color del café que tomaba por las tardes, en su sonrisa que hacía parecerlo un tierno cachorro, en el abrazo que nos dimos hoy haciéndome sentir la persona más afortunada del mundo. Con esto en mente terminé por caer profundamente en los brazos de Morfeo.

Por la mañana una mano en mi mejilla acariciando esta fue lo que me despertó y preso de mis sueños aún puse mi mano sobre esta y sonreí antes de abrir los ojos lentamente. Grande fue la sorpresa, como si de un balde de agua fría se tratara, cuando en vez de ver a Taeyong frente a mí me encontré con mi hermano viéndome algo risueño por mi actitud. Le sonreí algo avergonzado y él revolvió mi pelo como si él fuera el mayor y no yo.

—Este... El chico que trajiste ayer...— Me incorporé de repente al oírlo decir aquello.

—¿Qué le pasa? ¿Está bien?— Dije dispuesto a levantarme.

—De hecho... Se ha ido, cuando me he despertado la puerta de tu habitación estaba abierta y no había nadie ni allí no en ningún lugar de la casa.— Suspiré y pasé una mano por mi rostro frustrado.— Ya me contarás, hermanito, nos vemos luego.

En cuanto se hubo ido fui hasta mi habitación, en ella no había rastro de nada, ni las flores ni una nota. Encendí mi teléfono y le escribí con la esperanza de saber algo de él.

Taeyong ¿Estás bien? ¿Llegaste bien a tu casa? No sabía qué hacer anoche cuando te desmayaste por eso te traje a mi casa. Escríbeme por favor, estoy preocupado por ti ¿Has ido al médico?
07:13

Está bien, Jaehyun, gracias por ayudarme. Por ahora necesito descansar un poco, nos vemos la semana que viene.
07:31

Sus palabras no dejaban duda alguna a que no estaba realmente bien y también me dejaba en claro que no nos veríamos hasta al menos cuatro días más adelante. No quería presionarlo pero un malestar invadió mi cuerpo al saber que no podría verlo durante un periodo de tiempo demasiado largo tratándose de él. Guardé mi teléfono y me levanté para seguir con mi día a día por mucho que no estuviera con los pies, o mejor dicho la mente y el corazón, en la tierra.

Mientras Doyoung y Miyoung me llevaban en el coche de camino al trabajo, Mimi se giró para mirarme y me tiró de una de mis orejas.

—¿Me puedes decir de una vez por todas por qué estás tan callado?— Hice una pequeña mueca de dolor y ella me soltó pero se mantuvo en la misma posición por si debía volver a hacerlo.

En parte necesitaba una buena colleja para volver a la realidad porque mis pensamientos se hallaban muy lejos de esta.

—Anoche le di las flores que me preparaste a Taeyong y después iba a acompañarlo a su casa pero empezó a dolerle el pecho y terminó por desmayarse en la calle.— Terminé de contarle lo sucedido el día anterior y Miyoung me miró pensativa.

—Quizá no se quedó porque las flores no eran las adecuadas para él, ¿Crees que le gustarán los pensamientos?— Dijo haciendo referencia a mis flores favoritas pero al ver que no seguía su broma simplemente dejó de sonreír.

Doyoung aparcó el coche y se giró en el asiento.

—Creo que deberías darle su tiempo, así demostrarás que confías en él y él confiará en ti para contarte más adelante lo que le pasa. No te comas la cabeza con ello, Jaehyun, estoy seguro de que todo se arreglará, por ahora tómatelo con calma ¿Sí? Al menos no ha cancelado la cita, eso es importante.— Contesto Dodo calmando un poco mi agitado corazón. Estaba agradecido de poder tenerlos a ellos como amigos, siempre sabían cómo acallar los revueltos de mi mente intranquila.

—Muchas gracias, Dodo... Y Mimi, las flores que escogiste eran perfectas, créeme.— Sonreí levemente y bajé del coche.

En cuanto ellos lo hicieron fuimos hasta la cafetería, pero antes de que pudiera agacharme para abrir la persiana ellos me envolvieron en un abrazo enorme, lleno del profundo amor de nuestra fuerte amistad.

No falta mucho para que el verdadero drama empiece y esto se acaba en tres capítulos más. Después haré algunos extras, solo para que no os quedéis con las ganas de más. Escribidme aquí abajo de quien queréis los extras, plis y no olvidéis la 🌟.

Un extra de Miyoung y Doyoung comentad aquí:

Extra de Jaemin y ... Comentad aquí:

Extra de Haechan y Taeil comentad aquí:

Hasta pronto 😘

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